Judas 1

1. Judas, el siervo de Jesucristo, y hermano de Santiago, a los que están santificados por Dios el Padre, preservados en Jesucristo, -y- llamados;
2. Misericordia para vosotros, y paz y amor -os- sean multiplicados..
3. Amados, cuando puse toda diligencia en escribiros acerca de la salvación común, me fue menester escribiros, y exhortar-os- para que fervorosamente contendiérais por la fe que fue una vez entregada a los santos.
4. Pues hay ciertos hombres entrados a econdidas, quienes antes de antaño estaban ordenados para esta condenación, hombres impíos, que convierten la gracia de Dios en lascivia, y niegan al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo.
5. Por tanto os pondré en remembranza, aunque una vez supisteis esto, de cómo el Señor, habiendo salvado al pueblo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no creían.
6. Y a los ángeles que no guardaron su primer estado, sino que dejaron su propia habitación, él -los- ha reservado en cadenas eternas bajo oscuridad para el juicio del gran día.
7. Así como Sodoma y Gomorra, y de igual manera las ciudades de alrededor, entregándose a la fornicación, y andando en pos de carne extraña, son puestos como ejemplo, sufriendo la venganza del fuego eterno,
8. Igualmente también estos -inmundos- soñadores contaminan la carne, desprecian los dominios, y hablan mal de los dignatarios.
9. Aún Miguel el arcángel, cuando contendiendo con el diablo disputaba por el cuerpo de Moisés, no se atrevió en contra de él a traer una acusación injuriadora, sino que dijo, El Señor te reprenda.
10. Pero estos hablan mal de aquellas cosas que no conocen, -sino lo que conocen naturalmente, como bestias brutas, en esas cosas ellos mismos se corrompen.
11. ¡Ay de ellos! Pues se han ido por el camino de Cain, y corrido codiciosamente tras el error de Balaam por una paga, pereciendo en la contradicción de Coré.
12. Estos son manchas en vuestras fiestas de caridad, cuando festejan con vosotros, alimentándose sin temor, -son- nubes sin agua, llevados por los vientos por doquier, árboles cuyo fruto se marchita, sin producción, doblemente muertos, arrancados de raiz;
13. Olas furiosas del mar, dando la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes, para quienes está reservada para siempre la negrura de la oscuridad.
14. Y Enoc también, el séptimo desde Adán, profetizó de estos, diciendo, Mirad que el Señor viene con diez millares de sus santos,
15. Para ejecutar juicio sobre todos, y para convencer a todos los que son impíos de entre ellos, de sus obras sin Dios, las cuales impíamente han cometido, y de todas sus duras -palabras- las cuales los pecadores descreídos han hablado en contra de él.
16. Estos son murmuradores, quejumbrosos, andando tras sus propias ambiciones, y su boca habla -palabras- grandes y henchidas, teniendo a las personas de los hombres en admiración para su ventaja.
17. Pero, amados, recordad vosotros las palabras que fueron habladas antes por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo,
18. Cómo os contaron que deben haber mofadores en el último tiempo que anden en pos de sus propias e impías ambiciones.
19. Estos son los que se apartan, sensuales, sin tener el Espíritu.
20. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra más santa fe, orando en el Espíritu Santo,
21. Guardaos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
22. Y de algunos tened compasión, marcando una diferencia;
23. A otros salvad con temor, arrebatándo-los- del fuego, odiando incluso la vestidura contaminada por la carne.
24. Ahora pues, a aquel que es capaz de guardaros de caer, y de presentar-os- impecables ante la presencia de su gloria con extremo gozo,
25. Al único Dios sabio -y- Salvador nuestro, -sea- la gloria y la majestad, el dominio y el poder, tanto ahora como siempre. Amén.

3 Juan 1

1. El -hermano- mayor al bien amado Gayo, a quien amo en la verdad.
2. Amado, deseo por encima de todas las cosas que puedas prosperar y estés con salud, así como prospera tu alma.
3. Porque grandemente me regocijé, cuando los hermanos vinieron y atestiguaron de la verdad que está en tí, aún de cómo andas en la verdad.
4. No tengo mayor gozo que oír que mis hijos anden en la verdad.
5. Amado, haces fielmente lo que sea que hagas por los hermanos y por los extraños;
6. Lo cual ha testificado de tu caridad delante la iglesia, a quienes si los haces avanzar en su viaje por una causa piadosa, vas a hacer bien;
7. Debido a eso por amor a su nombre ellos salieron, sin tomar nada de los Gentiles.
8. Nosotros por tanto a tales debemos recibir, para que podamos ser colaboradores de la verdad.
9. Le escribí a la congregación, pero Diótrefes, a quien le encanta tener preeminencia entre ellos, no nos recibe.
10. Por lo cual, si llego, recordaré las obras que ha hecho, hablando neciamente en contra nuestra con palabras maliciosas, y no contento con ello, tampoco recibe a los hermanos, y les prohíbe a los que quieran -hacerlo-, y -los- expulsa de la iglesia.
11. Amados, no sigáis aquello que es malo, sino lo que sea bueno. El que hace el bien es de Dios, pero el que hace el mal no ha visto a Dios.
12. Demetrio tiene un buen reporte de todos, y de la misma verdad, sí, y nosotros también damos testimonio, y sabéis que nuestro registro es veraz.
13. Tenia muchas cosas que escribir, pero con pluma y tinta no te escribiré;
14. Pero confío verte prontamente, y rostro a rostro hablaremos. Paz para ti. Nuestros amigos te saludan. Saluda por nombre a los amigos.

2 Juan 1

1. El -hermano- mayor a la dama electa y a sus hijos, a quienes amo en la verdad, y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,
2. Por amor a la verdad, que mora en nosotros, y estará con nosotros para siempre.
3. -Que- la Gracia esté con vosotros, la misericordia -y- la paz, de Dios el Padre, y del Señor Jesucristo, el Hijo del Padre, en verdad y amor.
4. Grandemente me regocijé al encontrar a tus hijos andando en la verdad, como recibimos el mandamiento del Padre.
5. Y ahora te imploro, -oh- dama, no como si te escribiera un nuevo mandamiento, sino aquel que tuvimos desde el comienzo, que nos amemos unos a otros.
6. Y esto es el amor, que andemos en pos de sus mandamientos. Este es el mandamiento, Que, como oísteis desde el comienzo, en este debéis andar.
7. Porque muchos timadores han entrado al mundo, quienes no confiesan que Jesucristo ha venido en la carne. Este es un timador y un anticristo.
8. Mirad por vosotros, que no perdamos aquellas cosas que hemos forjado, sino que recibamos una plena recompensa.
9. Quienquiera que trangrede, y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina de Cristo, tiene tanto al Padre como al Hijo.
10. Si llega alguien a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis, Éxitos;
11. Porque el que le diga, exitos se hace partícipe de sus malas obras.
12. Teniendo muchas cosas que escribiros, no quisiera -escribirl con papel y tinta, sino que confío en venir a vosotros, y hablar rostro a rostro, para que nuestro gozo sea pleno.
13. Los hijos de tu hermana electa te saludan. Amén.

1 Juan 5

1. Quienquiera que crea que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ame al que engendró, también ama al que es engendrado por él.
2. Por esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son penosos.
4. Pues lo que es nacido de Dios vence al mundo, y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra -misma- fe.
5. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
6. Este es el que vino por agua y sangre, -el mismo- Jesucristo; no sólo por agua, sino por agua y sangre. Y es el Espíritu el que da testimonio, porque el Espíritu es -la- verdad.
7. Ya que hay tres que dan testimonio en el cielo, el Padre, la Palabra, y el Espíritu Santo, y estos tres son uno.
8. Y hay tres que atestiguan en la tierra, el espíritu, el agua, y la sangre, y estos tres acuerdan en uno.
9. Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor, porque este es el testimonio de Dios, que él ha dado fe de su Hijo.
10. El que cree en el Hijo de Dios tiene en él mismo el testimonio, el que no le cree a Dios lo ha hecho un mentiroso, por no creer en el registro que Dios dió de su Hijo.
11. Y este es el registro, que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.
12. El que tiene al Hijo tiene vida, -y- el que no tiene al Hijo de Dios no tiene vida.
13. Estas cosas os he escrito a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que podáis saber que tenéis vida eterna, y para que podáis creer en el nombre del Hijo de Dios.
14. Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa de acuerdo a su voluntad, él nos oye;
15. Y si sabemos que él nos oye, en lo que sea que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que de él deseábamos.
16. Si algún hombre ve a su hermano cometer un pecado -que- no -sea- para muerte, pedirá, y él le dará vida, por los que no pecan para muerte. Hay un pecado para muerte, no digo que ore por este.
17. Toda injusticia es pecado, y hay un pecado no para muerte.
18. Sabemos que quien hay nacido de Dios no peca, pero el que es engendrado de Dios se guarda a sí mismo, y ese maligno no lo toca.
19. -Y- sabemos que somos de Dios, y el mundo entero yace en la maldad.
20. Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimimento, para poder conocer al que es verdadero, y estamos en el que es verdadero, en su -mismo- Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
21. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

1 Juan 4

1. Amados, no le creáis a cualquier espíritu, sino probad los espíritus, si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido -y- llegado al mundo.
2. En esto conocéis al Espíritu de Dios, Todo espíritu que confiese que Jesucristo ha venido en la carne es de Dios;
3. Y todo espíritu que no confiese que Jesucristo ha venido en la carne, no es de Dios, y este es aquel -espíritu- del anticristo, del que habéis oído que ha de venir, e incluso ahora ya está en el mundo.
4. Vosotros sois de Dios, hijitos, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
5. Ellos son del mundo, por tanto hablan del mundo, y el mundo los oye.
6. Nosotros somos de Dios, el que conoce a Dios nos oye, el que no es de Dios no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad, y el espíritu de error.
7. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios.
8. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
9. En esto se hizo manifiesto el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió al mundo a su único Hijo engendrado, para que pudiéramos vivir por medio de él.
10. En esto hay amor, no en que amáramos a Dios, sino en que él nos amó, y envió a su Hijo -a ser- la propiciación por nuestros pecados.
11. Amados, si Dios nos amó tanto, nosotros también debemos amarnos unos a otros.
12. Ningún hombre en ningún momento ha visto a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros, y su amor -se- ha perfeccionado en nosotros.
13. Por esto sabemos que moramos en él, y él en nosotros, porque nos ha dado de su Espíritu.
14. Y hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo -a ser- el Salvador del mundo.
15. Quienquiera que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mora en él, y él en Dios.
16. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que mora en el amor mora en Dios, y Dios en él.
17. Nuestro amor en esto se hace perfecto, para que podamos tener confianza en el día del juicio, porque tal como él es, así somos nosotros en este mundo.
18. No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor tiene tormento. El que teme no se hace perfecto en el amor.
19. A él lo amamos, porque primero nos amó.
20. Si un hombre dice, Amo a Dios, y odia a su hermano, es un mentiroso, porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
21. Y tenemos este mandamiento de él, Que el que ame a Dios ame también a su hermano.

1 Juan 3

1. Mirad la clase de amor que el Padre nos ha otorgado, para ser llamados los hijos de Dios; por tanto el mundo no nos conoce, porque a él no lo conoció.
2. Amados, ya somos los hijos de Dios, y lo que seremos todavía no se ve, pero sabemos que cuando él aparezca, seremos como él, pues lo veremos tal como es.
3. Y todo hombre que tenga en él esta esperanza, tal como él es puro, se purifica en él.
4. Cualquiera que cometa pecado transgrede también la ley, porque el pecado es la transgresión de la ley.
5. Y sabéis que él se manifestó para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado.
6. Quien permanece en él no peca; quien peca no lo ha visto, ni lo -ha- conocido.
7. Hijitos, que ningún hombre os engañe, el que hace justicia es justo, tal como él es justo.
8. El que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el comienzo. Para este propósito se manifestó el Hijo de Dios, para poder destruir las obras del diablo.
9. Quien es nacido de Dios no comete pecado, pues su simiente permanece en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
10. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo, quienquiera que no haga justicia no es de Dios, tampoco el que no ame a su hermano.
11. Pues este es el mensaje que oísteis desde el comienzo, que nos amemos unos a otros.
12. No como Caín, -quien- era de aquel maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas y las de su hermano justas.
13. No os maravilléis, hermanos míos, si el mundo os odia.
14. Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a -su- hermano permanece en la muerte.
15. Quien odia a su hermano es un asesino, y sabéis que ningún asesino tiene a la vida eterna permaneciendo en él.
16. Por esto percibimos el amor -de Dios-, porque él puso su vida por nosotros, y nosotros debemos poner -nuestras- vidas por los hermanos.
17. Pero quien tenga bienes de este mundo, y vea a su hermano tener necesidad, y le cierre sus entrañas -de compasión- ¿Cómo mora el amor de Dios en él?
18. Mis hijitos, no amemos de palabra, ni de lengua, sino con obras y en verdad.
19. Y por esto sabemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él.
20. Porque si nuestro corazón nos condena, mayor que nuestro corazón es Dios, y -él- conoce todas las cosas.
21. Amados, si nuestro corazón no nos condena, -entonces- tenemos confianza para con Dios.
22. Y lo que sea que pidamos, de él -lo- recibimos, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos aquellas cosas agradables a su vista.
23. Y este es su mandamiento, Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros, tal como nos dio mandamiento.
24. Y el que guarda sus mandamientos mora en él, y él en él. Y por esto sabemos que él habita en nosotros, por el Espíritu que él nos ha dado.

1 Juan 2

1. Mis hijitos, estas cosas os escribo, para que no pequéis. Y si algún hombre peca, tenemos un abogado junto al Padre, a Jesucristo el justo;
2. Él es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por -los- del mundo entero.
3. Y por tanto sabemos que lo conocemos, si guardamos sus mandamientos.
4. El que dice, Lo conozco, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y en él no está la verdad.
5. Pero quien guarda su palabra, verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado en él, de esta manera sabemos que estamos en él.
6. El que dice que permanece en él, debe andar así también como él anduvo.
7. Hermanos, no os escribo un nuevo mandamiento, sino el antiguo el cual desde el comienzo tuvisteis. El antiguo mandamiento es la palabra que desde el comienzo habéis oído.
8. De nuevo, un nuevo mandamiento os escribo, cuyo asunto es verdad en vosotros y en él, porque la oscuridad ha pasado, y ahora brilla la verdadera luz.
9. El que dice que está en la luz, y odia a su hermano, está en la oscuridad incluso hasta ahora.
10. El que ama a su hermano permanece en la luz, y ninguna ocasión de tropiezo hay en él.
11. Pero el que odia a su hermano, en la oscuridad está, anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque sus ojos han -sido- cegados -por- esa oscuridad.
12. Os escribo hijitos, porque vuestros pecados por causa de su nombre os están perdonados.
13. Os escribo, padres, porque habéis conocido al -que- desde el comienzo -es-. Os escribo jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo, hijitos, porque al Padre habéis conocido.
14. Os he escrito, padres, porque habéis conocido al -que- desde el comienzo -es-. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
15. No améis al mundo, ni a las cosas -que están- en el mundo. Si algún hombre ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
16. Porque todo lo que -está- en el mundo, los anhelos de la carne, las ambiciones de los ojos, y el orgullo de la vida, no son del Padre, sino del mundo.
17. Y el mundo se desvanece con sus caprichos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
18. Hijitos, este es el último tiempo, y como habéis oído que el anticristo viene, ahora mismo hay muchos anticristos, por lo cual sabemos que este es el último tiempo.
19. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, -sin duda- hubieran continuado con nosotros, pero -salieron- para que ellos pudieran hacer manifiesto que no todos ellos eran de nosotros.
20. Auque vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las coas.
21. No os he escrito porque no conocierais la verdad, sino porque la sabéis, que ninguna mentira -proviene- de la verdad.
22. ¿Quién es un mentiroso sino el que niegue que Jesús es el Cristo? Anticristo es el que niega al Padre y al Hijo.
23. Quienquiera que niegue al Hijo, -este- mismo no tiene al Padre, -pero el que reconoce al Hijo, tiene también al Padre-.
24. Dejad por tanto que aquello permanezca en vosotros, lo cual habéis oído desde el comienzo. Si aquello que habéis oído desde el comienzo permanece en vosotros, continuaréis también en el Hijo y en el Padre.
25. Y esta es la promesa que nos ha hecho, -sí-, la vida eterna.
26. Estas -cosas- os he escrito concernientes a los que os seducen.
27. Pero el ungimiento que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que ningún hombre os enseñe, pero como el mismo ungimiento os enseña todas las cosas, y es verdad, y no es mentira, y así como se os ha enseñado, permaneceréis en él.
28. Y ahora hijitos, permaneced en él, para que cuando aparezca, podamos tener confianza, y no estar avergonzados delante de él en su venida.
31. Si sabéis que él es justo, sabéis que todo el que obra justicia es nacido de él.

1 Juan 1

1. Aquello que fue desde el comienzo, al que hemos oído, que con nuestros ojos hemos visto, al que hemos mirado, y nuestras manos han tocado, de la Palabra de vida;
2. (Porque la vida se manifestó, y nosotros -la- hemos visto, damos testimonio, y os damos a conocer esa vida eterna, que con el Padre estaba, y a nosotros -nos- fue manifestada;)
3. Aquello que hemos visto y oído os -lo- declaramos, para que también podáis hacer parte de nosotros; y verdaderamente nuestra amistad -está- con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
4. Y estas cosas os escribimos para que os podáis llenar de gozo.
5. Este es entonces el mensaje que de él hemos oído, y os -lo- declaramos, que Dios es luz, y ninguna oscuridad hay en él..
6. Si decimos que tenemos amistad con él, y andamos en oscuridad, mentimos, y no obramos con la verdad.
7. Pero si andamos en la luz, tal como él está en la luz, hacemos parte los unos de los otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8. Si decimos que no tenemos pecado, a nosotros nos engañamos, y en nosotros no está la verdad.
9. Si confesamos nuestros pecados, fiel es él y justo para perdonarnos los pecados, y de toda injusticia limpiarnos.
10. Si decimos que no hemos pecado, a él lo hacemos mentiroso, y su palabra en nosotros no está.

2 Pedro 3

1. Esta segunda epístola, amados, os escribo ahora; en -ambas- de las cuales avivo vuestras mentes puras por el camino de la remembranza,
2. Para que podáis ser conscientes de las palabras que fueron antes habladas por los santos profetas, y del mandamiento de nosotros los apóstoles del Señor y Salvador,
3. Conociendo esto prinmero, que vendrán burladores en los últimos días, andando en pos de sus ambiciones,
4. Y diciendo, ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todas las cosas continúan como -lo eran- desde el comienzo de la creación.
5. Porque de esto ellos a propósito son ignorantes de lo siguiente, de que por la palabra de Dios los cielos de antaño fueron, y la tierra levantándose del agua y en el agua,
6. Por lo cual el mundo que entonces era, siendo arrasado por el agua pereció;
7. Pero los cielos y la tierra, que ahora son, almacenados están por la misma palabra, y reservados para el fuego para cuando venga el día del juicio y -de- la perdición de lo hombres impíos.
8. Pero, amados, no seáis ignorantes en este asunto, que un día con el Señor -es- como mil años, y mil años como un día.
9. El Señor no es flojo en lo concerniente a su promesa, como algunos hombres -lo- consideran flojedad, sino que es benigno para con nosotros, no quiere que ninguno perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento.
10. Pero el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche, en el cual lo cielos con gran ruido pasarán, y los elementos con ardiente calor se derretirán, la tierra también, y las obras que hay en ella quemadas serán.
11. -Viendo- entonces -que- todas estas cosas disueltas serán, ¿qué clase -de personas- debéis vosotros ser, en -toda- piedad y santo proceder,
12. Aguardando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el que los cielos incendiados se disolverán, y los elementos con ardiente calor se derretirán?
13. No obstante nosotros, de acuerdo a su promesa, aguardamos nuevos cielos y una nueva tierra, en donde mora la justicia.
14. Por lo cual, amados, viendo que aguardáis tales cosas, sed diligentes para que podáis ser hallados por él en paz, sin mancha y sin culpa.
15. Y contad con que la benignidad de nuestro Señor -es para- salvación, así como nuestro amado hermano Pablo también de acuerdo a la sabiduría dada a él os ha escrito,
16. Como también en todas -sus- epístolas, hablando en ellas de estas cosas, en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales, los indoctos e inestables tuercen, como también las otras escrituras, para su propia destrucción.
17. Vosotros por tanto, amados, que sabéis de antemano -estas cosas-, tened cuidado, no sea que también vovotros al ser desviados por el error de los malvados, caigáis de vuestra firmeza.
18. Más bien creced en la gracia, y -en- el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él -sea- gloria tanto ahora como siempre. Amén.

2 Pedro 2

1. Aunque hubo falsos profetas entre el pueblo, así como habrá falsos maestros entre vosotros, quienes entrarán a escondidas condenables herejías, incluso negando al Señor que los compró, y traerán sobre ellos rápida destrucción.
2. Y muchos seguirán sus perniciosos caminos, por causa de quienes el camino de la verdad será difamado.
3. Y a través de la codicia con palabras fingidas de vosotros harán mercancía, cuyo juicio ahora largo tiempo -en venir- no demora, y su condenación no se amodorra.
4. Porque si Dios no preservó a los ángeles que pecaron, sino que -los- arrojó al infierno, y -los- entregó a las cadenas de oscuridad, para ser reservados hasta el juicio,
5. Y no preservó al mundo de antaño, sino que salvó a Noé, el octavo -del arca,- un predicador de la justicia, trayendo la inundación sobre el mundo de los impíos,
6. Y volviendo ceniza las ciudades de Sodoma y Gomorra -las- condenó con un derribamiento, haciendo -de ellas- un ejemplo para aquellos que impíamente vivan después;
7. Y libró al justo Lot, fastidiado por el inmundo proceder de los malignos;
8. (Porque ese hombre justo morando entre ellos, su alma justa viendo y oyendo -sus- ilícitos hechos, se fastidiaba día tras día;)
9. El Señor sabe cómo librar de las tentaciones a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados el día del juicio;
10. Pero principalmente a los que andan en pos de la carne en el anhelo de impurezas, y desprecian la autoridad. -Son- presuntuosos, voluntariosos, no tienen miedo de hablar mal de los dignatarios.
11. Aún cuando los ángeles, que son mayores en poder y capacidad, no traen con injurias acusación contra ellos delante del Señor.
12. Pero estos, cual bestias brutas naturales, hechas para ser atrapadas y destruídas, hablan mal de cosas que no entienden, y en su propia corrupción perecerán por completo.
13. Y recibirán el pago de la injusticia, -como- los que consideran un placer hacer alborotos en pleno día. -Son-manchas y defectos, divirtiéndose con sus propios engaños mientras a costa vuestra festejan.
14. Tienen -sus- ojos llenos de adulterio, y no pueden cesar de pecar; almas seductoras e inestables, tienen un corazón ejercitado en prácticas codiciosas, hijos malditos,
15. Los cuales han abandonado el camino correcto, y se han descarriado, siguiendo el camino de Balaam -el hijo- de Beor, quien amaba los salarios de injusticia,
16. Pero por su iniquidad fue reprendido; el lerdo asno hablando con voz de hombre no permitió la locura del profeta.
17. Estos son pozos sin agua, nubes que son llevadas por una tempestad, para quienes la niebla de la oscuridad para siempre está reservada.
18. Pues cuando hablan -palabras- muy hinchadas de vanidad, atraen por medio de los anhelos de la carne, -con- desenfreno a aquellos que han acabado de escapar de los que viven en el error.
19. Mientras les prometen libertad, ellos mismos son criados de la corrupción, pues por quien un hombre es vencido, por él mismo es traído al cautiverio.
20. Porque si después de haber escapado de las poluciones del mundo por medio del conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, son de nuevo enredados en ellas, y vencidos, en ellos el último fin es peor que el comienzo.
21. Ya que les hubiera sido mejor no haber conocido el camino de la justicia, que, después de haber-lo- conocido, devolverse del santo mandamiento entregado a ellos.
22. Pero les ha ocurrido de acuerdo al verdadero proverbio, El perro -ha- vuelto a su vómito de nuevo, y la marrana que fue lavada, en el fango a revolcarse.