Hechos 15

1. Y ciertos hombres que llegaron de Judea -le- enseñaban a los hermanos, y decían, A menos que os circuncidéis según la manera de Moisés, no podéis ser salvos.
2. Por tanto cuando Pablo y Bernabé tuvieron una disensión y disputa no pequeña con ellos, determinaron que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos, subieran a Jerusalén donde los apóstoles y -hernanos -mayores para -dirimir- esta cuestión.
3. Y siendo encaminados por la congregación, pasaron por Fenicia y Samaria, declarando la conversión de los Gentiles; y causaron un gran gozo a todos los hermanos.
4. Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la congregación, los apóstoles y -hermanos- mayores, y declararon todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
5. Pero algunos de la secta de los Fariseos que creían se levantaron, diciendo que Era necesario circuncidarlos, y mandar-les- que guardaran la ley de Moisés.
6. + Y los apóstoles y -hermanos- mayores vinieron -y- se reunieron para considerar el asunto.
7. Y habiendo habido mucha disputa, Pedro se levantó, y les dijo, Hombres -y- hermanos, sabéis cómo hace un buen tiempo Dios hizo una elecció0n entre nosotros, que los Gentiles por mi boca, oyeran la palabran del evangekio y creyeran.
8. Y Dios, el cual conoce los corazones les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo, así como -lo hizo- con nosotros.
9. Y no puso diferencia entre ellos y nosotros, purificando sus corazones por la fe.
10. Por tanto ahora ¿por qué tentáis a Dios -queriendo- poner un yugo sobre el cuello de los discípulos, el cual ni nuestras padres ni nosotros fuimos capaces de cargar?
11. Pero nosotros creemos que por medio de la gracia del Señor Jesúcristo seremos salvos, como también ellos.
12. Entonces toda la multitud guardó silencio, y le prestó oído a Bernabé y a Pablo, que declararon los milagros y maravillas que Dios había producido entre los Gentiles por ellos.
13. + Y después de que guardaran silencio, Santiago respondió diciendo, Hombres -y- hermanos, escuchadme,
4. Simón ha declarado cómo Dios al principio visitó a los Gentiles, para sacar de ellos un pueblo para su nombre.
15. Y con esto las palabras de los profetas están de acuerdo; tal como está escrito,
16. Después retornaré, y construiré de nuevo el tabernáculo de David, el cual está caído, y construiré de nuevo sus ruinas, y lo estableceré;
17. Para que el remanente de hombres pueda buscar al Señor, y todos los Gentiles, sobre quienes mi nombre es llamado, dice el Señor quien hace todas estas cosas.
18. Todas las obras de Dios conocidas son por él desde el comienzo del mundo.
19. Por tanto mi sentencia es que no atribulemos a los que de entre los Gentiles se vuelvan a Dios;
20. Sino que les escribamos, para que se abstengan de las poluciones de los ídolos, -de- la fornicación, -de- cosas estranguladas, y -de- sangre.
21. Porque Moisés de tiempo antaño tiene en cada ciudad a los que lo predican, siendo leído en las sinagogas todos los días sabat.
22. Entonces le complació a los apóstoles y a los -hermanos- mayores, junto con toda la congregación, enviar a hombres escogidos de su propia compañía a Antioquía con Pablo y Bernabé; -tales como- Judas de sobrenombre Barsabás, y a Silas, hombres principales entre los hermanos.
23. Y escribieron por su cuenta de esta manera, Los apóstoles. -hermanos- mayores y hermanos -envían- saludos a los hermanos de los Gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia.
24. Debido a que hemos oído que algunos que salieron de nosotros os han atribulado con palabras, perturbando vuestras almas, diciendo, -Debéis- ser circuncidados y guardar la ley; a quienes no dimos tal mandamiento;
25. Nos pareció bien reunirnos -y- en común acuerdo enviar a vosotros hombres elegidos, -junto- con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26. Hombres que han arriesgado sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
27. Hemos enviado por tanto a Judas y a Silas, quienes también -os- contarán de -su- boca estas mismas cosas.
28. Porque al Espíritu Santo y a nosotros nos pareció bien no colocar sobre vosotros mayor carga que estas cosas necesarioas -cuales son-,
29. Que os abstengáis de comidas ofrendadas a los ídolos, de sangre, de cosas estranguladas, y de la fornicación, de las que si os guardáis de ellas, haréis bien. Que os vaya bien.
30. Así que cuando fueron enviados, llegaron a Antioquía, y cuando hubieron convocado a la multitud, entregaron la epístola;
31. Cuando -la- hubieron leído, se regocijaron por la consolación.
32. Y Judas y Silas, siendo ellos también profetas, exhortaron a los hermanos con muchas palabras, y -los- confirmaron.
33. Y tras haberse quedado -allí- por un tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos -en su viaje- hasta donde los apóstoles.
34. Mas sin embargo a Silas le plació permanecer aún allí.
35. También Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando y predicando la palabra del Señor, también con muchos otros.
36. + Y algunos días después Pablo le dijo a Bernabé, Vayamos de nuevo y visitiemos a nuestros hermanos en cada ciudad en donde hemos predicado la palabra del Señor, -para ver- cómo andan.
37. Y Bernabé -estaba- determinado a llevar a Juan, cuyo sobrenombre era Marcos, con ellos.
38. Pero Pablo no pensaba -que fuera- bueno llevarlo con ellos, a quien se había apartado de ellos desde Panfilia, y no se había ido a la obra con ellos.
39. Y la contienda entre ellos era tan aguda, que se separaron el uno del otro; de esta manera Bernabé tomó a Marcos y navegaron a Chipre;
40. Y Pablo tomó a Silas, y partieron, habiendo sido recomendados por los hermanos a la gracia de Dios.
41. Y atravesó Siria y Cilicia, confirmando a las congregaciones.

Hechos 14

1. Y vino a acontecer que en Iconio, entraron juntos a la sinagoga de los Judíos, y hablaron de tal forma que una gran multitud tanto de los Judíos -como- de los Griegos creyeron.
2. Pero los Judíos incrédulos azusaron a los Gentiles, e hicieron que sus mentes se afectaran de mala -manera- contra los hermanos.
3. Por tanto por mucho tiempo posaron -allí, hablando atrevidamente del Señor, el cual dio testimonio de la palabra de su gracia, y concedió que se hicieran señales y maravillas por -medio de- sus manos.
4. Mas la multitud de la ciudad estaba dividida, parte se aferraba a los Judíos, y parte a los apóstoles.
5. Y al ocurrir un asalto tanto de los Gentiles como de los Judíos -junto- con sus gobernantes, para tratar-los- con desprecio y apedrearlos,
6. Fueron avisados de -ello-, y huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a la región que yace a -su- alrededor.
7. Y allí predicaron el evangelio.
8. + Y -estaba- sentado allí en Listra cierto hombre impotente de sus pies, siendo inválido desde el vientre de su madre, -y- que nunca había caminado.
9. Este mismo oyó hablar a Pablo, quien mirándolo fijamente, y percibiendo que tenía la fe para curarse,
10. Dijo a plena voz, Párate recto en tus pies. Y él saltó y caminó.
11. Y cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, levantaron sus voces diciendo en el lenguaje de Licaonia, Los dioses han bajado a nosotros con apariencia de hombres.
12. Y llamaron a Bernabé, Júpiter, y a Pablo, Mercurio, ya que él era el orador principal.
13. Entonces el sacerdote de Júpiter que estaba antes -de llegar- a su ciudad, trajo bueyes y guirnaldas -de flores- hasta los portones, y quería hacer-les- sacrificios con el pueblo.
15. Cuando los apóstoles Bernabé y Pablo, oyeron -de ello-, se rasgaron sus ropas, y entraron corriendo entre la gente, gritando,
16. Y diciendo, Señores, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de pasiones iguales a vosotros, y os predicamos que debéis volveros de estas vanidades al Dios vivo, el cual hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que en -ellos- hay;
16. Quien en tiempos pasados permitió que las naciones andaran en sus propios caminos.
17. Sin embargo no se quedó sin testimonio, en cuanto a hacer el bien, darnos lluvia del cielo y fructiferas estaciones, llenando nuestros corazones con comida y alegría.
18. Y con estos dichos escasamente impidieron ellos al pueblo, que no les hicieran sacrificios.
19. + Y llegaron allí Judíos de Antioquía e Iconio, quienes persuadieron al pueblo, y, habiendo apedreado a Pablo, -lo- retiraron de la ciudad, suponiendo que había sido muerto.
20. Sin embargo, mientras los discípulos se quedaban de pie rodeándolo, él se levantó, y entró a la ciudad, y al día siguiente partió con Bernabé a Derbe.
21. Y cuando -le- hubieron predicado el Evangelio a esa ciudad, y enseñado a muchos, de nuevo retornaron a Listra, Iconio, y Antioquía,
22. Confirmando a las almas de los discípulos, -y- exhortándoles a continuar en la fe, y -recordándoles- que a través de muchas tribulaciones debemos entrar en el reino de Dios
23. Y habiendo ordenado a los mayores de cada congregación, y habiendo orado con ayuno, los encomendaron al Señor en quien creían.
24. Y después de haber pasado por Pisidia, llegaron a Panfilia.
25. Y habiendo predicado la palabra en Perga, bajaron a Atalia;
26. Y de allí navegaron a Antioquía, desde donde ellos habían sido recomendados a la gracia de Dios para el trabajo que ellos -habían- cumplido.
27. Y cuando hubieron llegado y convocado a la iglesia, contaron con detalle todo lo que Dios había hecho con ellos, y cómo él había abierto la puerta de la fe a los Gentiles.
28. Y allí posaron por mucho tiempo con los discípulos.

Hechos 13

1. Ahora bien, había en la congregación que estaba en Antioquía ciertos profetas y profesores, tales como Bernabé, Simeón que era llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, el cual había sido criado con Herodes el tetrarca y Saulo.
2. Y mientras servían al Señor, y ayunaban, el Espíritu Santo dijo, Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra que los he llamado.
3. Y cuando hubieron ayunado y orado, y puesto -sus- manos sobre ellos, los despidieron.
4. + De manera que ellos, siendo enviados por el Espíritu Santo partieron a Seleucia, y de allí navegaron hasta Chipre.
5. Y cuando estuvieron en Salamina, predicaron la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos; también tenían a Juan como -su- ministro.
6. Y habiendo atravesado la isla de Pafos, encontraron a cierto hechicero, a un falso profeta, un Judío, cuyo nombre era Bar-Jesús;
7. El cual estaba con el diputado del país, Sergio Paulo, un hombre prudente, quien llamó a Bernabé y a Saulo, y deseaba oír la palabra de Dios.
8. Pero Elimas el hechicero (pues así se interpretaba su nombre) los resistía, buscando desviar al diputado de la fe.
9. Entonces Saulo, (quien también –es llamado- Pablo,) lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en él,
10. Y dijo, Oh lleno de toda sutileza y desgracia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no vas a cesar de pervertir los caminos correctos del Señor?
11. Y ahora, mira que la mano del Señor -está- sobre ti, y quedarás ciego, sin ver el sol por una temporada. E inmediatamente cayó sobre él una neblina y oscuridad; y anduvo por ahí buscando a alguien que lo guiara de la mano.
12. El diputado entonces, al ver lo sucedido, creyó, quedando atónito ante la doctrina del Señor.
13. Ahora bien, cuando Pablo y su compañía zarparon de Pafos, llegaron a Perga en Panfilia, y Juan apartándose de ellos retornó a Jerusalén.
14. + Pero cuando partieron de Perga, llegaron a Antioquía en Pisidia, entraron a la sinagoga el día sabat, y se sentaron.
15. Y después de la lectura de la ley y los profetas, los regentes de la sinagoga enviaron por ellos, diciendo, Hombres hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, decidla.
16. Pablo entonces se paró, y señalando con -su- mano dijo, Hombres de Israel, y vosotros los que teméis a Dios, prestad oído.
17. El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y exaltó al pueblo cuando moraban como extranjeros en la tierra de Egipto, y con un alto brazo los sacó de ella.
18. Y por un tiempo de cuarenta años soportó sus modales en el yermo.
19. Cuando hubo destruído a siete naciones en la tierra de Canaán, les dividió su tierra a suertes.
20. Y después de aquello, les dio jueces por un espacio de cuatrocientos cincuenta años, hasta Samuel el profeta.
21. Después desearon un rey, y Dios les dio a Saúl, el hijo de Cis, un hombre de la tribu de Benjamín, por un espacio de cuarent años.
22. Y cuando lo hubo removido, les levantó a David para que fuera su rey, de quien también dio testimonio y dijo, He encontrado a David, -el hijo- de Isaí, un hombre de acuerdo a mi propio corazón, el cual cumplirá toda mi voluntad.
23. De la simiente de este hombre, Dios de acuerdo con -su- promesa, le ha levantado a Israel un Salvador, a Jesús;
24. Cuando Juan, habiéndole primero predicado antes de su venida el bautismo del arrepentimiento a todo el pueblo de Israel,
25. Y mientras Juan cumplía su curso, dijo, ¿Quién pensáis vosotros que soy? Yo no soy -él-. Pero, mirad que viene uno después de mí, cuyo calzado de -sus- pies no soy digno de desatar.
26. Hombres -y- hermanos, hijos de la estirpe de Abraham, y quienquiera entre vosotros que tema a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.
27. Para los que moran en Jerusalén, y sus gobernantes, porque no lo conocían, ni tampoco las voces de los profetas que leemos cada día sabat, ellos han cumplido -estas mismas- al condenar-lo-.
28. Y así no encontraran causa de muerte -en él-, sin embargo le rogaron a Pilato que fuera muerto.
29. Y cuando hubieron cumplido todo lo que estaba escrito de él, -lo- bajaron del árbol, y -lo- colocaron en un sepulcro.
30. Pero Dios lo levantó de los muertos;
31. Y -por- muchos días fue visto por aquellos que subieron con él desde Galilea a Jerusalén, los cuales son sus testigos ante la gente.
32. Y a vosotros os declaramos las buenas nuevas, de cómo la promesa que se había hecho a los padres,
13. Esta misma Dios nos ha cumplido a sus hijos, de que de nuevo ha levantado a Jesús; como también está escrito en el segundo salmo, Tú eres mi Hijo, este día te he engendrado.
14. Y en lo concerniente a que lo levantó de los muertos, -ya- no más para retornar a la corrupción, sobre este asunto él dijo, Os daré las misericordias aseguradas a David.
15. Por tanto él también dice en otro -salmo-, No dejarás que tu Santo vea corrupción.
36. Porque David, después de haber servido a su propia generación por la voluntad de Dios, cayó dormido, fue colocado con sus padres y vio corrupción.
38. + Por tanto sea sabido por vosotros, hombres -y- hermanos, que por medio de este hombre se os predica el perdón de los pecados;
39. Y por él todo los que crean, de todas las cosas sean justificados, -sí-, de las cuales no pudisteis ser justificdos por la ley de Moisés.
40. Por tanto cuidaos, no sea que venga sobre vosotros aquello que está hablado por los profetas;
41. Vosotros despreciadores, mirad, maravillaos y pereced; porque yo realizo una obra en vuestros días, una obra, en la cual vosotros de ninguna manera creéis, así un hombre os la declare.
42. Y al salir los Judíos de la sinagoga, los Gentiles rogaban que se les pudiera predicar estas palabras el siguiente sabat.
43. Ahora bien, cuando la congregación finalizó, muchos de los Judíos y prosélitos religiosos siguieron a Pablo y a Bernabé, los cuales al hablarles, los persuadieron para que continuaran en la gracia de Dios.
44. + Y al siguiente día sabat, vino unida casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.
45. Pero al ver los Judíos las multitudes, se llenaron de envidia, y hablaron en contra de aquellas cosas que eran habladas por Pablo, contradiciéndo-las- y blasfemando.
46. Entonces Pablo y Bernabé, llenos de atrevimiento dijeron, Era necesario que la palabra de Dios primero hubiera sido hablada a vosotros, pero viendo que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí que a los Gentiles nos volvemos.
47. Pues así nos ha mandado el Señor, -diciendo,-Te he fijado para que seas luz de los Gentiles, -y- para que seas salvación hasta los confines de la tierra.
48. Y cuando los Gentiles oyeron esto, se alegraron, y glorificaron la palabra del Señor, y cuantos eran ordenados para la vida eterna creyeron.
49. Y la palabra del Señor se publicaba por toda la región.
50. Pero los Judíos incitaron a las mujeres devotas y honorables, y a los gobernantes de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus costas.
51. Pero ellos sacudieron el polvo de sus pies en contra de aquellos, y llegaron a Iconio.
52. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Hechos 12

1. Ahora bien, por ese tiempo Herodes el rey extendió -sus- manos para maltratar a algunos de la iglesia.
2. Y mató a Santiago el hermano de Juan a espada.
3. Y como vio que esto le complacía a los Judíos, procedió más adelante a coger también a Pedro. (Eran entonces los días del pan sin levadura.)
4. Cuando lo hubo aprehendido, -lo- puso en prisión, y -lo- entregó a cuatro cuaternios de soldados para que lo guardaran, con el fin de llevarlo al pueblo después de la Pascua.
5. Pedro entonces era mantenido en la prisión, pero se hacía oración sin cesar por él a Dios por parte de la iglesia.
6. Y cuando Herodes quería llevarlo, esa misma noche Pedro estaba durmiendo en medio de dos soldados, atado con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta resguardaban la prisión.
7. Y mirad que el ángel del Señor llegó hasta donde -él-, y una luz alumbró la prisión; él golpeó a Pedro por el costado, y lo levantó diciendo, Levántate rápido. Y sus cadenas se le cayeron de las manos.
8. Y el ángel le dijo, Ajústate y amarra tus sandalias. Y él así hizo. Le dijo, Échate el manto, y sígueme.
9. Y salió, y lo siguió, y no sabía que era verdad lo que pasaba con el ángel, sino que pensaba que tenía una visión.
10. Cuando hubieron pasado la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que guiaba a la ciudad, el cual por cuenta propia se abrió ante ellos, salieron, pasaron por una calle, y en el acto el ángel se apartó de él.
11. Y cuando Pedro vino en sí, dijo, Ahora sé con certeza, que el Señor ha enviado su ángel, me ha librado de la mano de Herodes, y -de- toda la expectativa del pueblo de los Judíos.
12. Y cuando hubo observado, llegó a la casa de María la madre de Juan, cuyo sobrenombre era Marcos, en donde muchos estaban congregados orando.
13. Y al tocar Pedro a la puerta del portón, una doncella llamada Roda vino para escuchar.
14. Y al saber que era la voz de Pedro, no abrió la puerta de la alegría, sino que corrió adentro, y contó cómo Pedro -estaba- parado ante el portón.
15. y ellos le dijeron, Estás loca. Pero ella afirmaba sin cesar que era así. Ellos dijeron entonces, Es su ángel.
16. Pero Pedro continuaba tocando, y cuando abrieron -la puerta- y lo vieron, quedaron atónitos.
17. Pero él, señalándoles con la mano que guardaran silencio, les declaró cómo lo había sacado el Señor de la prisión. Y dijo, Id y hacedle saber estas cosas a Santiago y a los hermanos. Y partió -de allí-, y se fue a otro lugar.
18. Ahora bien, tan pronto como se hizo de día, no fue una pequeña conmoción la que hubo entre los soldados por lo que había acontecido con Pedro.
19. Y cuando Herodes lo hubo buscado sin encontrarlo, examinó a los guardas, y mandó que fueran llevados a la muerte. Y bajó de Judea a Cesarea, y -allí- habitó.
20. + Y Herodes se desagradó en extremo con los de Tiro y Sidón, ; pero ellos llegaron unánimes hasta donde él, y habiendo hecho de Blasto el chamberlán del rey, su amigo, desearon paz, porque su país era nutrido por el del rey.
21. Y un día determinado Herodes se arregló con atuendos reales, se sentó en su trono y les hizo una oratoria.
22. Y la gente daba gritos -diciendo-, La voz de un dios, y no la de un hombre.
23. E inmediatamente el ángel del Señor lo golpeó, por no darle la gloria a Dios, fue comido por gusanos y entregó el espíritu.
24. + Pero la palabra de Dios crecía y se multiplicaba.
25. Y Bernabé y Saulo retornaron de Jerusalén, habiendo cumplido -su- ministerio, y tomaron con ellos a Juan, cuyo sobrenombre era Marcos.

Hechos 11

1. Y los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea oyeron que los Gentiles también habían recibido la palabra de Dios.
2. Y cuando Pedro hubo subido -y- llegado a Jerusalén, los que eran de la circuncisión contendieron con él,
3. Diciendo, Tú entraste a donde los hombres incircuncisos, y comiste con ellos.
4. Pero Pedro contó con detalle desde el comienzo, y les expuso en orden, diciendo,
5. Yo estaba en la ciudad de Jopa orando, y en trance tuve una visión, Cierto recipiente descendió, como si fuera una gran sábana bajar del cielo por las cuatro esquinas, y llegó incluso hasta mí;
6. -Y- al fijar mi vista, observé y vi en ella bestias -y- cuadrúpedos de la tierra, bestias salvajes. Seres rastreros y aves del aire.
7. Y oí una voz diciéndome, Levántate Pedro, mata y come.
8. Pero yo dije, Así no, Señor, porque nada común o impuro ha entrado en ningún momento a mi boca.
9. Pero la voz me respondió de nuevo desde el cielo, Lo que Dios ha limpiado, no -lo- llames común.
10. Y esto ocurrió en tres ocasiones; -mientras que- todo era de nuevo subido al cielo.
11.Y mirad que inmediatamente ya habían llegado tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados desde Cesarea hasta mi.
12. Y el Espíritu me pidió que fuera con ellos, sin dudar en absoluto. Más aún, estos seis hermanos me acompañaron, y entramos a la casa del hombre;
13. Y él nos dio a conocer cómo había visto un ángel en su casa, el cual se paró y le dijo, Envía -unos- hombres a Jopa, y pregunta por Simón, de sobrenombre Pedro;
14. El cual te dirá palabras por las cuales tú y toda tu casa serán salvados.
15. Y mientras comenzaba a hablar, el Espíritu Santo cayó sobre ellos, como -lo hizo- sobre nosotros al comienzo.
16. Luego recordé la palabra del Señor, cómo dijo, Juan en realidad bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
17. Y así entonces como Dios les dio el mismo regalo que a nosotros, los que creímos en el Señor Jesúcristo, ¿quién era yo para poder retener a Dios?
18. Al oír estas palabras guardaron silencio, y glorificaron a Dios, diciendo, Entonces Dios también le ha concedido a los Gentiles arrepentimiento para la vida.
19. + Ahora bien, los que fueron esparcidos por la persecución que se levantó por Esteban viajaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar a -hombre- alguno la palabra, salvo sólo a los Judíos.
20. Y algunos de ellos eran hombres de Chipre y Cirene, los cuales cuando hubieron llegado a Antioquía, -le- hablaron a los Griegos, predicando -acerca de- el Señor Jesús.
21. Y la mano del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se tornó al Señor.
22. + Las buenas nuevas entonces de estas cosas llegaron a oídos de la congregación que estaba en Jerusalén, y entonces enviaron a Bernabé, para que fuera hasta Antioquía.
23. Quien al llegar, y haber visto la gracia de Dios, se alegró, y los exhortó a todos, para que con determinación de corazón se adhirieran al Señor.
24. Pues era un buen hombre, lleno del Espíritu Santo y de fe; y mucha gente fue añadida al Señor.
25. Luego Bernabé partió a Tarso, en busca de Saulo,
26. Y cuando lo hubo encontrado, lo trajo a Antioquía. Y sucedió, que se reunieron durante todo un año con la congregación, y enseñaron a mucha gente. Y los discípulos fueron llamados Cristianos primero en Antioquía.
27. + Y en esos días vinieron profetas desde Jerusalén a Antioquía,
28. Y se levantó uno de ellos llamado Agabo, y dio a entender por el espíritu que iba a haber una gran escasez por todo el mundo, la cual vino a suceder en los días de Claudio César.
29. Entonces los discípulos, cada hombre de acuerdo a su habilidad, determinaron enviar auxilios a los hermanos que moraban en Judea.
30. Lo cual también hicieron, y los enviaron a los hermanos mayores en manos de Bernabé y Saulo.

Hechos 10

1. Había cierto hombre en Cesarea llamado Cornelio, un centurión de la banda llamada la Italiana.
2. Un -hombre- devoto, y que temía a DIos con toda su casa, el cual daba muchas limosnas a la gente, y siempre le oraba a Dios.
3. Él en una visión vio de forma evidente alrededor de la novena hora a un ángel de Dios llegar a él, y decirle, Cornelio.
4. Y al mirarlo, tuvo miedo, y dijo, ¿Qué es esto, Señor? Y él le dijo, Tus oraciones y tus limosnas han ascendido como un recordatorio delante de Dios.
5. Envía ahora hombres a Jopa, y pregunta por Simón, cuyo sobrenombre es Pedro;
6. Él se aloja donde Simón, un curtidor, cuya casa está al lado del mar; él te dirá -lo- que debes hacer.
7. Y cuando el ángel que -le- habló a Cornelio hubo partido, llamó a dos de los criados de su casa, y a un soldado devoto de los que continuamente le servían;
8. Y cuando les hubo declarado todas -estas- cosas, los envió a Jopa.
9. + Por la mañana, mientras iban en camino, y se acercaban a la ciudaad, Pedro subió a la azotea a orar alrededor de la hora sexta;
10. Y le dio mucha hambre, deseó comer; pero mientras alistaban -la comida- cayó en trance,
11. Y vio el cielo abierto, y cierto recipiente descender hacia él, como si fuera una gran sábana cocida en las cuatro esquinas, y bajar a la tierra;
12. En donde había toda clase de bestias -y- cuadrúpedos de la tierra, bestias salvajes, seres rastreros y aves del aire.
13. Y le llegó una voz, Levántate Pedro, mata y come.
14. Pero Pedro dijo, Así no, Señor, porque nunca he comido cosa común ni inmunda.
15. Y la voz le -habló- de nuevo una segunda vez, No llames común lo que Dios ha limpiado.
16. Esto sucedió tres veces, y el recipiente de nuevo era recibido en el cielo.
17. Ahora bien, mientras Pedro dudaba dentro de sí, lo que esta visión que había tenido podía significar, mirad que los hombres enviados por Cornelio habían indagado por la casa de Simón, y se pararon ante el portón,
18. Llamaron, y preguntaron si Simón, al que llamaban Pedro, se alojaba allí.
19. + Mientras Pedro pensaba en la visión, el Espíritu le dijo, Mira que tres hombres te buscan.
20. Levántate por tanto, baja, y vete con ellos sin dudar nada, porque yo los he enviado.
21. Pedro entonces bajó hasta -donde- los hombres que habían -sido- enviados a él por Cornelio, y dijo, Mirad, soy el que buscáis; ¿-por- qué causa habéis venido?
22. Y ellos dijeron, Cornelio el centurión, un hombre justo, que teme a Dios, y de buen reporte entre toda la nación de los Judíos, fue advertido de Dios por un santo ángel que enviara por ti a esta casa para oír palabras de ti.
23. Él entonces los llamó a entrar, y -los- alojó. Y en la mañana Pedro salió con ellos, y algunos hermanos de Jopa lo acompañaron.
24. Una mañana después entraron a Cesarea. Y Cornelio los aguardaba, y había convocado a sus familiares y amigos cercanos.
25. Y mientras Pedro se acercaba, Cornelio lo encontró, cayó a sus pies, y -lo- adoró.
26. Pero Pedro lo levantó, diciendo, Párate, -que- yo también soy un hombre.
27. Y mientras hablaba con él, entró, y encontró a muchos que se habían congregado.
28. Y les dijo, Vosotros sabéis que es ilegal para un hombre Judío el hacerle compañía, o entrar a donde alguien de otra nación, pero Dios me ha indicado que a ningún hombre debo llamar común, o inmundo.
29. Por ello vine -a vosotros- sin contradecir, tan pronto como fui enviado; os pregunto por tanto, ¿con qué intención habéis enviado por mi?
30. Y Cornelio dijo, Hace cuatro días estaba en ayuno hasta esta hora; y a la novena hora oraba en mi casa, y, mirad que un hombre se paró delante mío con ropa resplandeciente,
31. Y dijom Cornelio, tu oración se ha oído, y tus limosnas son traídas al recuerdo y a la vista de Dios.
32. Envía por tanto a Jopa, y llama hasta acá a Simón, cuyo apodo es Pedro; él está alojado en la casa de Simón, un curtidor al lado de la costa del mar, quien cuando venga, te hablará.
32. Por tanto inmediatamente envié por ti. Y has hecho bien en venir. Ahora por tanto todos estamos presentes delante de Dios, para oír todas las cosas que de Dios te sean mandadas.
34. + Entonces Pedro abrió -su- boca, y dijo, De verdad percibo que Dios no hace distinción de personas;
35. Sino que en toda nación el que lo teme, y obra justicia, por él es aceptado.
36. La palabra que -Dios le- envió a los hijos de Israel, predicando paz por Jesúcristo, (quien es Señor de todo;)
37. Aquella palabra, -digo-, vosotros conocéis, la cual se publicó por toda Jueas, y comenzó desde Galilea, después del bautismo que Juan predicó;
38. Cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, quien iba por ahí haciendo el bien, y curando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
39. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que él hizo tanto en la tierra de los Judíos, como en Jerusalén; a quien ellos mataron y colgaron an un árbol;
40. A él Dios lo levantó al tercer día, y abiertamente lo dio a conocer,
41. No a toda la gente, sino a testigos escogidos antes por Dios, -sí,- a nosotros, que comimos y bebimos con él después de que se levantó de los muertos.
42. Y nos mandó que le predicáramos a la gente, y que atestiguáramos que él es aquel que fue ordenado por Dios para -que sea- el Juez de los vivos y de los muertos.
43. De él dan testimonio todos los profetas, de que a través de su nombre quienquiera que crea en él recibirá la remisión de -sus- pecados.
44. + Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos aquellos que oían la palabra.
45. Y los de la circuncisión que creían, cuantos vinieron con Pedro, se quedaron atónitos, porque sobre los Gentiles también se derramaba el regalo del Espíritu Santo.
46. Ya que los oían hablar en lenguas, y magnificar a Dios. Pedro entonces respondió,
47. ¿Puede algún hombre impedir el agua, que estos no sean bautizados, los cuales han recibido el Espíritu Santo así como nosotros?
48. Y les mandó que se bautizaran en el nombre del Señor. Ellos entonces le rogaron que se demorara algunos días.

Hechos 9

1. Y Saulo, aún respirando amenazas y matanzas en contra de los discípulos del Señor, fue hasta donde el sumo sacerdote,
2. Y le solicitó cartas para las sinagogas de Damasco, de que si él hallaba a alguien de este camino, ya fueran hombres o mujeres, los pudiera traer presos a Jerusalén.
3. Y mientras viajaba ya cerca a Damasco, de repente una luz del cielo resplandeció a su alrededor,
4. Y él cayó a tierra, y oyó una voz que le decía, Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?
5. Y él dijo, ¿Quién eres Señor? Y el Señor -le- dijo, Soy Jesús a quien persigues; Duro te -es- patear contra el punzón.
6. Y él temblando y atónito dijo, Señor, ¿Qué quieres que haga? Y el Señor le -dijo-, Levántate, entra a la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
7. Y los hombres que viajaban con él se quedaron sin habla, escuchando una voz, pero sin ver hombre -alguno-.
8. Y Saulo se levantó de la tierra, y al abrir sus ojos, no veía a -ningún- hombre, sino que lo guiaron de la mano, trayendo-lo- hasta Damasco.
9. Y estuvo sin vista tres días, y tampoco comió ni bebió.
10. Y había un discípulo en Damasco, llamado Ananías, a quien el Señor le dijo en una visión, Ananías. Y él dijo, Mira que -aquí estoy- Señor.
11. Y el Señor le -dijo-, Levántate, y ve hasta la calle llamada Recta, y pregunta en la casa de Judas por -el que- llaman Saulo, de Tarso; porque, mira que él ora,
12. Y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías que entra, y pone -su- mano sobre él para que pueda recibir la vista.
13. Entonces Ananías respondió, Señor he oído de muchos sobre este hombre, de cuánto mal le ha hecho a tus santos en Jerusalén;
14. Y aquí tiene autoridad del jefe de los sacerdotes para apresar a todos los que acuden a tu nombre.
15. Pero el Señor le dijo, Ve allá, porque él es una vasija escogida por mí, para llevar mi nombre ante los Gentiles, -ante los- reyes, y -ante los- hijos de Israel;
16. Pues yo le daré a conocer cuan grandes cosas debe sufrir por amor a mi nombre.
17. Y Ananías fue hasta allá, entró a la casa, y poniendo sus manos sobre él -le- dijo, Hermano Saulo, el Señor, el mismo Jesús, que se te apareció en el camino hacia aquí, me ha enviado para que puedas recibir la vista, y seas lleno del Espíritu Santo,
18. Y de inmediato se le cayeron de los ojos como unas escamas, recibiendo la vista en el acto, -entonces- se levantó y fue bautizado.
19. Y tras recibir comida tomó fuerzas. Luego Saulo estuvo unos días con los discípulos que estaban en Damasco.
20. E inmediatamente -después- predicó a Cristo en las sinagogas, que él -es- el Hijo de Dios.
21. Mas todos los que -lo- oían se asombraban, y decían, ¿No es este el que destruía los que invocaban este nombre en Jerusalén, y venía acá con ese intento, de poder llevarlos atados hasta los jefes de los sacerdotes?
22. Pero la fuerza -de- Saulo se incrementaba más, y confundía a los Judíos que moraban en Damasco, probando que este es el mismo Cristo.
23. + Y después de cumplirsen muchos días, los Judíos hicieron consejo para matarlo;
24. Mas su espera al acecho fue conocida por Saulo. Y vigilaban los portones día y noche para matarlo.
25. Entonces los discípulos lo llevaron por la noche, y -lo- bajaron por el muro en una canasta.
26. Y cuando Saulo hubo venido a Jerusalén, intentó unirse a los discípulos, mas todos le tenían miedo, y no creían que fuera discípulo.
27. Pero Bernabé lo llevó y -lo- trajo a los apóstoles, y les declaró cómo él había visto al Señoor en el camino, cómo le había hablado, y cómo había predicado audazmente en Damasco en el nombre de Jesús.
28. Y estuvo con ellos entrando y saliendo de Jerusalén.
29. Y denodadamente hablaba en el nombre del Señor Jesús, y disputaba con los Griegos; mas ellos andaban por ahí para matarlo.
30. -Cosa que- cuando los hermanos supieron, lo bajaron a Cesarea, enviándolo a Tarso.
31. Las congregaciones entonces tuvieron descanso en toda Judea, en Galilea y en Samaria, y eran edificadas, y se multiplicaban andando en el temor del Señor y en el consuelo del Espíritu Santo.
32. + Y vino a suceder que cuando Pedro pasaba por todas -las regiones-, bajó también hasta los santos que moraban en Lida.
33. Y allí halló a cierto hombre llamado Eneas, el cual había guardado cama ocho años, y estaba enfermo con parálisis.
34. Y Pedro le dijo, Eneas, Jesucristo te alivia; levántate y arregla tu cama. Y de inmediato él se levantó.
35. Y todos los que moraban en Lida y en Sarón lo vieron, y se volvieron al Señor.
36. + Ahora bien, en Jopa había cierta discípula llamada Tabita, que interpretado era Dorcas; esta mujer era llena de buenas obras y limosnas que entregaba.
37. Y vino a acontecer en esos días, que ella ese enfermó y murió; a quien cuando hubieron lavado, -la- colocaron en una cámara alta.
38. Y como también Lida estaba cerca a Jopa, y los discípulos habían oído que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres a él, rogándole que no tardara en venir a ellos.
39. Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando hubo llegado, lo llevaron a la cámara alta; y todas las viudas -estaban- paradas a su lado llorando, y e indicando los abrigos y vestidos que Dorcas hacía mientras estaba con ellas.
40. Pero Pedro los sacó a todos, se arrodilló, oró, y volviéndose al cuerpo dijo, Tabita, levántate. Y ella abrió sus ojos, y al ver a Pedro se sentó.
41. Él le dio -su- ,mano, la levantó, y cuando hubo llamado a los santos y a las viudas, la presentó viva.
42. Y esto fue sabido en toda Jopa, y muchos creyeron en el Señor.
43. Y vino a suceder que él se quedó muchos días en Jopa, con Simón, un curtidor.

Hechos 8

1. Y Saúl fue de los que consintieron su muerte. Y en ese tiempo hubo una gran persecucuón contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y fueron todos esparcidos grandemente por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles.
2. Y hombres devotos cargaron a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.
3. Y en cuanto a Saulo, hacía estragos a la iglesia, entrando a toda casa, y jalando a hombres y mujeres llevándolos a prisión.
4. Por tanto los que fueron esparcidos grandemente, iban por todas partes predicando la palabra.
5. Felipe entonces bajó a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.
6. Y el pueblo a una prestaba atención a aquellas cosas que Felipe hablaba, oyendo y viendo los milagros que él hacía.
7. Porque los espíritus inmundos, gritando a viva voz, salían de muchos de los que estaban poseídos -por ellos-; y muchos llevados por parálisis, y que eran cojos, fueron sanados.
8. Y hubo gran gozo en esa ciudad.
9. Pero había cierto hombre, llamado Simón, el cual anteriormente en la misma ciudad hacía brujería, y hechizaba a la gente de Samaria, dando – entender- que él era alguien grande;
10. A quien todos prestaban atención, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo, Este hombre es el gran poder de Dios.
11. Y a él lo tenían en cuenta, porque desde hacía mucho tiempo los había hechizado con encantos.
12. Pero cuando creyeron a Felipe que predicaba las cosas concernientes al reino de Dios, y al nombre de Jesúcristo, se bautizaban tanto hombres como mujeres.
13. Entonces el mismo Simón también creyó, y al ser bautizado, continuó con Felipe, y se maravillaba mirando los milagros y las señales que se hacían.
14. Ahora bien, cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
15. Quienes al llegar, oraron por ellos para que pudieran rercibir el Espíritu Santo;
16. (Porque aún no había caído sobre ninguno de ellos,; sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús.)
17. Impusieron entonces -sus- manos sobre ellos, y recibieron el Espíritu Santo.
18. Y cuando Simón vio que por medio de la imposición de manos de los apóstoles, se entregaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
19. Diciendo, Dadme también este poder, para que sobre quienquiera que yo imponga manos, pueda recibir el Espíritu Santo.
20. Mas Pedro le dijo, Que tu dinero contigo perezca, por pensar que el don de Dios se puede comprar con monedas.
21. No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es correcto a la vista de Dios.
22. Arrepiéntete por tanto de esta maldad, y ora a Dios, por si quizás el piense que el pensamiento de tu corazón se te puede perdonar.
23. Pues percibo que te encuentras en amarga hiel, y en ataduras de iniquidad.
24. Simón entonces respondió, y dijo, Orad al Señor por mi, para que ninguna de estas cosas que habéis hablado vengan sobre mí.
25. Y ellos, cuando hubieron atestiguado y predicado la palabra del Señor, retornaron a Jerusalén, y predicaron el evangelio en muchos pueblos de los Samaritanos.
26. Y el ángel del Señor le habló a Felipe, diciendo, Levántate, y ve al sur al camino que baja de Jerusalén a Gaza, que es desierto.
27. Y se levantó y fue, y mirad que un hombre de Etiopía, un eunuco de gran autoridad bajo la reina Candace de los Etíopes, quien estaba a cargo de todo su tesoro y había venido a adorar a Jerusalén,
28. Estaba de retorno, y sentado en su carruaje leía a Isaías el profeta.
29. Entonces el Espíritu le dijo a Felipe, Acércate, y únete al carruaje.
30. Y Felipe corrió hasta donde -él-, y lo oyó leer al profeta Isaías, y dijo, ¿Entiendes lo que lees?
31. Y él dijo, ¿Cómo -voy a- poder, a menos que algún hombre me guíe? Y le rogó a Felipe que subiera y -se- sentara con él.
32. El lugar de la escritura que leía era este, Fue dirigido cual oveja al matadero, y ante su trasquilador como mudo cordero no abrió así su boca;
33. En su humillación su juicio fue retirado, y quién declarará su generación? porque de la tierra su vida fue tomada.
34. Y el eunuco respondió a Felipe y dijo, Te suplico, ¿de quién habla el profeta esto? ¿de él mismo, o de algún otro hombre?
35. Entonces Felipe abrió su boca, y comenzó con la misma escritura, y le predicó a Jesús.
36. Y mientras proseguían -su- camino, llegaron a ciertas aguas, y el eunuco dijo, Mira, -aquí hay- agua, ¿qué me impide ser bautizado?
37. Y Felipe dijo, Si crees con todo tu corazón, puedes -hacerlo-. Y él respondió y dijo, Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38. Y mandó al carruaje que se detuviera; entraron ambos al agua, tanto Felipe como el eunuco, y él lo bautizó.
39. Y cuando hubieron salido del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe, -de forma- que el eunucio no lo vio más; y él prosigió con regocijo su camino.
40. Pero Felipe se encontró en Azoto, y atravesándolo, predicó en todas las ciudades, hasta llegar a Cesarea.

Hechos 7

1. Entonces dijo el sumo sacerdote, ¿Así son estas cosas?
2. Y él dijo, Hombres, hermanos y padres, Escuchad; El Dios de gloria -se le- apareció a nuestro padre Abraham, cuando estaba en Mesopotamia, antes de que morara en Harán,
3. Y le dijo, Sal de tu país, y de tu familia, y ven a la tierra que yo te indique.
4. Salió entonces de la tierra de los Caldeos, y moró en Harán, y de allí, al morir su padre, se mudó a esta tierra, en la cual ahora moráis.
5. Y ninguna herencia en ella le dio, no, no -como- para poner en -ella- su pie; sin embargo -le- prometió que se le daría como posesión, y a su simiente después de él, cuando no tenía -siquiera- hijos.
6. Y acerca de este punto Dios habló que su simiente peregrinaría en una tierra extraña, y que ellos los llevarían a cautiverio y -los- tratarían mal por cuatrocientos años.
7. Y a la nanción en la que estén cautivos yo la juzgaré, dijo Dios, y después de eso saldrán y en este lugar me servirán.
8. Y le dio el convenio de la circuncisión; de manera que engendró a Isaac, y lo circuncidó -en- el octavo día, e Isaac -engendró- a Jacob, y Jacob -engendró- a los doce patriarcas.
9. Y los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José a Egipto, pero Dios estaba con él,
10. Y lo libró de todas sus aflicciones, y le dio favor y sabiduría a la vista del Faraón rey de Egipto, haciéndolo gobernador de Egipto y de toda su casa.
11. Ahora bien vino una ausencia de comida en toda la tierra de Egipto y Canaán, junto con una gran aflicción; y nuestros padres no encontraban sustento.
12. Pero cuando Jacob oyó que había grano en Egipto, envió a nuestros padres primero.
13. Y la segunda -vez- José se hizo conocer por sus hermanos, y la familia de José se hizo conocer por el Faraón.
14. Entonces envió José, y llamó a su padre Jacob y a todos sus parientes hasta -donde él-. Sesenta más quince almas.
15. De forma que Jacob bajó a Egipto; y murieron él y nuestros padres,
16. Y fue cargado hasta Siquem, y colocado en el sepulcro que Abraham le compró por una suma de monedas a los hijos de Hamor -el padre- de Siquem.
17. Mas al acercarse el tiempo de la promesa, el cual Dios le había jurado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto,
18. Hasta que otro rey se levantó, el cual no conoció a José.
19. Este mismo trató sutilmente con nuestros parientes, y maltrató a nuestros padres, de forma que echaron -al Nilo- a sus hijos jóvenes, con el fin de suspenderles la vida.
20. En cuyo tiempo nació Moisés, -quien- era extremadamente bello, y fue alimentado en la casa de su padre por tres meses,
21. Y al ser echado -al Nilo-, la hija del Fararón lo cogió, y lo alimentó como su hijo.
22. Y Moisés fué enseñado en toda la sabiduría de los Egipcios, y era valiente en palabras y obras.
23. Y en plenos cuarenta años, le llegó a su corazón visitar a sus hermanos los hijos de Israel.
24. Y viendo a uno ser agredido, defendió y vengó al que estaba oprimido, y mató al Egipcio;
25. Porque supuso que sus hermanos entenderían cómo Dios por su mano los iba a librar, pero ellos no entendieron.
26. Al día siguiente se les manifestó mientras peleaban, y quería unirlos de nuevo, diciendo, Señores, vosotros sois hermanos, ¿por qué os hacéis daño entre vosotros?
27. Pero el que le hacía daño a su vecino lo echó fuera diciendo, ‹Quién te hizo gobernante y juez nuestro?
28. ¿Me matarás, como ayer le hiciste al Egipcio?
29. Entonces Moisés huyó ante lo dicho, y se volvió un extranjero en la tierra de Madián, en donde engendró dos hijos.
30. Y cuando expiraron cuarenta años, se le apareció en el yermo del monte Sinaí, un ángel del Señor en una llama de fuego en un arbusto.
31. Cuando Moisés -lo- vio, se maravilló ante la vista, y al acercarse a contemplar, la voz del Señor le llegó,
32. Diciendo, Yo -soy- el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés temblaba y no se atrevía a mirar.
33. Luego le dijo el Señor, Retira el calzado de tus pies, porque el lugar en el que te paras es suelo santo.
34. He visto la aflicción de mi gente que está en Egipto, he oído su gemir, y he bajado a librarlos. Y ahora ven, -que- te enviaré a Egipto.
35. Este Moisés a quien ellos rehusaron, diciendo, ¿Quién te hizo gobernante y juez? A este mismo, Dios envió como gobernante y liberador por la mano de un ángel que -se- le apareció en el arbusto.
36. Él los sacó, después de haber dado a conocer maravillas y señales en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el yermo -durante- cuarenta años.
37. + Este es aquel Moisés, que le dijo a los hijos de Israel, Un profeta os levantará el Señor vuestro Dios, de vuestros hermanos, como a mí lo oiréis.
38. Este es él, quien estuvo en la congregación en el yermo con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y -con- nuestros padres, quien recibió los oráculos vivientes para dárnoslos a nosotros.
39. A quien nuestros padres no quisieron obedecer, sino que -lo- hicieron a un lado, y en sus corazones se volvieron de nuevo a Egipto,
40. Diciéndole a Aaron, Haznos dioses que vayan delante nuestro, porque -en cuanto a- este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué ha pasado con él.
41. E hicieron un ternero en aquellos días, -le- ofrecieron sacrificios al ídolo y se regocijaron en las obras de sus manos.
42. Entonces Dios se volvió y los entregó para que adoraran a la hueste del cielo, como está escrito en el libro de los profetas, Oh vosotros casa de Israel, ¿me habéis ofrecido sacrificios y bestias matadas durante cuarenta años en el yermo?
43. Sí, tomásteis el tabernáculo de Moloc y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que hicisteis para adorar; y lejos os cargaré más allá de Babilonia.
44. Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el yermo, como él -lo- había señalado, hablándole a Moisés que debía hacerlo de acuerdo al modelo que había visto.
45. El cual también nuestros padres que vinieron después, lo trajeron con Josué al entrar en la posesión de los Gentiles, a quienes Dios echó delante del rostro de nuestros padres, hasta los días de David,
46. Quien halló favor ante Dios, y deseó encontrar un tabernáculo para el Dios de Jacob.
47. Pero Salomón le construyó una casa.
48. Sin embargo el Altísimo no mora en templos hechos a mano, como el profeta dice,
49. El cielo -es- mi trono, y la tierra -es- el banquillo de mis pies, ¿Qué casa me iréis a construir? Dice el Señor, ¿O cuál -es- el lugar de mi descanso?
50. ¿No han hecho mis manos todas estas cosas?
51. + Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y oídos, siempre resistís al Espíritu Santo; como vuestros padres, así vosotros.
52. ¿A cuál de los profetas no han perseguido vuestros padres? Y han matado a los que se manifestaron antes de la venida del Justo, de quien vosotos ahora habéis sido traidores y asesinos;
53. -Vosotros-, quienes habéis recibido la ley por diposición de ángeles, y no -la- habéis guardado.
54. + Al oír estas cosas, se hirieron profundamente, rechinando por él sus dientes.
55. Pero él, siendo lleno del Espíritu Santo, miró fijo al cielo, y vio la gloria de Dios, y a Jesús parado a la mano derecha de Dios,
56. Y dijo, Mirad que veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre parado a la mano derecha de Dios.
57. Ellos entonces gritaron a viva voz, se taparon los oídos, a una se le abalanzaron,
58. -Lo- echaron de la ciudad y -lo- apedrearon; y los testigos colocaron sus ropas a los pies de un hombre joven, cuyo nombre era Saulo.
59. Y apedrearon a Esteban -que- invocaba a -Dios- y decía, Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60. Se arrodilló, y gritó a viva voz, Señor, no lo pongas a su cargo. Y habiendo dicho esto, cayó dormido.

Hechos 6

1. Y en aquellos días, al multiplicarse el número de discípulos, se levantó una murmuración de los Griegos contra los Hebreos, porque sus viudas eran descuidadas en la atención diaria.
2. Entonces los doce llamaron -a ellos- a la multitud de los discípulos, y dijeron, No hay razón para que dejemos la palabra de Dios por servir a las mesas.
3. Por tanto hermanos, buscad entre vosotros a siete hombres de reporte honesto, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podáis asignar a este negocio.
4. Mas nosotros nos entregaremos de continuo a la oración, y al ministerio de la palabra.
5. + Y lo dicho e complació a la multitud entera, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía;
6. A quienes colocaron delante de los apóstoles, y cuando hubieron orado, les impusieron las manos.
7. Y la palabra de Dios se incrementó, y en Jerusalén el número de discípulos grandemente se multiplicó, y una gran compañía de sacerdotes se hicieron obedientes a la fe.
8. Y Esteban, lleno de fe y de poder, hizo grandes maravillas y milagros entre la gente.
9. + Entonces se levantaron algunos de la sinagoga que se llama de los Libertinos, junto con -algunos- Cirenios, Alejandrinos, de Cilicia y de Asia a disputar con Esteban.
10. Y no podían resistir la sabiduría y el espíritu con el que él hablaba.
11. Entonces sobornaron a hombres que decían, Lo hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y -contra- Dios.
12. E incitaron al pueblo, a los mayores y a los escribas, y se -le- abalanzaron, lo cogieron y -lo- llevaron al consejo,
13. Y levantaron falsos testigos, los cuales dijeron, Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este santo lugar, y -contra- la ley;
14. Porque lo hemos oído decir, que este Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que Moisés nos entregó.
15. Y todos los que se sentaban en el consejo, mirándolo fijamente, veían su rostro como si fuera el rostro de un ángel.