Hechos 5

1. Pero cierto hombre llamado Ananías, vendió una posesión con Safira su esposa.
2. Y guardó -parte- del precio, su esposa también- lo- hizo oculto, trajo cierta parte y -la- puso a los pies de los apóstoles.
3. Pero Pedro -le- dijo, Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo, y guardaras -parte- del precio de la tierra?
4. Mientras esta permaneciera, ¿no era tuya? Y después de que se vendió, no estaba en tu poder? ¿Por qué has concebido esto en tu corazón? A los hombres no les has mentido, sino a Dios.
5. Y Ananías al oír estas palabras cayó. y entregó el espíritu, y un gran temor llegó sobre todos los que oyeron estas cosas.
6. Y los jóvenes se levantaron, lo envolvieron, -lo- cargaron y -lo- enterraron.
7. Y después hubo alrededor de un espacio de tres horas, cuando su esposa sin saber lo que había ocurrido, llegó.
8. Y Pedro le respondió, ¿Cuéntame si vendiste la tierra por tanto? Y ella dijo, Sí, por tanto.
9. Le dijo entonces Pedro, ¿Cómo es que se han puesto de acuerdo juntos para tentar al Espíritu del Señor? Mira que los pies de los que han enterrado a tu esposo -están- a la puerta, y cargada te sacarán.
10. De inmediato entonces ella se cayó a sus pies, y entregó el espíritu; y los jóvenes entraron, la encontraron muerta, y cargándo-la- -la- enterraron al lado de su esposo.
11. Y un gran temor vino sobre toda la congregación, y sobre cuantos oyeron estas cosas.
12. + y por las manos de los apóstoles muchas señales y maravillas se producían entre el pueblo; (y todos ellos se unían en el pórtico de Salomón.
13. Y del resto, ningún hombre se atrevía a unírseles, sin embargo la gente los magnificaba.
14. Y más creyentes se le añadían al Señor, multitudes, tanto de hombres como mujeres.)
15. Tanto así que sacaban a los enfermos a las calles, y -los-colocaban en camas y sofás, para que al menos la sombra de Pedro pasando al lado pudiera cubrir a algunos de ellos.
16. Salió también una multitud de las ciudades de alrededor de Jerusalén, trayendo gente enferma, y a aquellos atfligidos por espíritus inmundos, y se sanaba cada uno de ellos..
17. + Entonces se levantó el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él, (la cual es la secta de los Saduceos,) y se llenaron de indignación,
18. Pusieron sus manos en los apóstoles, y los colocaron en la prisión común.
19. Pero el ángel del Señor por la noche abrió las puertas de la prisión, los sacó y dijo,
20. Id, paraos y hablad al pueblo en el templo todas las palabras de esta vida.
21. Y habiéndolo oído, -siendo- temprano en la mañana entraron en el templo, y enseñaron. Sin embargo el sumo sacerdote vino, -junto- con los que estaban con él, y convocaron al consejo y a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron a la prisión para hacerlos traer.
22. Pero los oficiales al llegar y no encontrarlos en la prisión, retornaron, y dijeron,
23. Así, En verdad que encontramos la prisión cerrada con toda la seguridad, y a los guardias parados afuera delante de las puertas, pero cuando abrimos, a ningún hombre hallamos dentro.
24. Ahora bien cuando el sumo sacerdote, el capitán del templo y los principales sacerdotes oyeron estas cosas, pensaban hasta dónde iría a crecer esto.
25. Vino entonces uno y les dijo así, Mirad que los hombres que pusísteis en prisión están parados en el templo, enseñándole a la gente.
26. Fueron entonces el capitán con los oficiales, y los trajeron sin violencia, pues temían ser apedreados por el pueblo.
27. Y habiéndolos traído, -los- pusieron delante del consejo, y el sumo sacerdote les preguntó,
28. De esta manera, ¿No os mandamos estrictamente que no debíais enseñar en este nombre? Y mirad que habéis llenado a Jerusalén con vuestra doctrina, e intentáis traer la sangre de este hombre sobre nosotros.
29. + Entonces respondieron Pedro y los apóstoles así, Debemos obedecer a Dios más que a los hombres.
30. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús. a quien vosotros matásteis y en un árbol colgásteis.
31. A él Dios con su mano derecha lo ha exaltado -para que sea- Príncipe y Salvador, para darle arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados.
32. Y nosotros somos sus testigos acerca de estas cosas, al igual que el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
33. + Cuando oyeron -esto-, fueron heridos e hicieron consejo para matarlos.
34. Alguien entonces se paró en el consejo, un Fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, -quien- tenía -buena- reputación entre todo el pueblo, y mandó que sacaran a los apóstoles por un momento,
35. Y les dijo, Vosotros hombres de Israel, cuidaos con lo que intentáis hacer en cuanto a tocar a estos hombres.
36. Porque previo a estos días se levantó Teudas, jactándose de ser alguien, a quien cierto número de hombres, alrededor de cuatrocientos, se le unieron, quien fue muerto, y todos cuantos le obedecían fueron esparcidos, y convertidos en nada.
37. Tras este hombre se levantó Judas de Galilea en los días del tributo, y arrastró a mucha gente con él; también él pereció, y se dispersaron todos cuantos le obedecieron.
38. Y ahora os digo, Refrenaos con estos hombres, y dejadlos solos, porque si este consejo o esta obra es de los hombres, abajo se vendrá,
39. Pero si es de Dios, no la podéis derrumbar no sea que de pronto os halléis incluso peleando contra Dios.
40. Y con él estuvieron de acuerdo, y cuando hubieron llamado y golpeado a los apóstoles, les mandaron que no debían hablar en el nombre de Jesús, y los dejaron ir.
41. + Y partieron de la presencia del consejo, regocijándose de haber -sido- contados dignos de sufrir vergüenza por su nombre.
42. Y diariamente en el templo, y en toda casa no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Hechos 4

1. Y mientras le hablaban a la gente, los sacerdotes, los capitanes del templo, y los Saduceos vinieron a ellos,
2. Cntrariados por que enseñaran a la gente, y predicaran por medio de Jesús la resurrección de los muertos.
3. Pusieron las manos en ellos y -los- retuvieron hasta el día siguiente, puesto que ya estaba anocheciendo.
4. Sin embargo muchos de los que oyeron la palabra creyeron, y el número de hombres era alrededor de cinco mil.
5. + Y vino a acontecer en la mañana que sus gobernantes, mayores, y escribas,
6. Anás el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alexander y cuantos eran de los parientes de los sumos sacerdotes, se reunieron en Jerusalén.
7. Y cuando los hubieron puesto en el medio, -les- preguntaron, ¿Por qué poder o por qué nombre habéis hecho esto?
8. Pedro entonces, lleno del Espíritu Santo, les dijo, Vosotros gobernantes del pueblo, y mayores de Israel,
9. Si en este día somos examinados por la buena obra hecha al hombre impotente, -buscando- por qué medio se alivió,
10. Sea conocido por todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificásteis, a quien Dios levantó de los muertos, -sí,- por él este hombre se para aquí delante de vosotros aliviado.
11. Esta es la piedra que fue tenida en nada por vosotros constructores, la cual se ha convertido en la cabeza del ángulo.
12. Ni en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado entre los hombres por el que debamos ser salvos.
13. Ahora pues, cuando vieron el arrojo de Pedro y de Juan, y percibiendo que eran ignorantes e iletrados, se maravillaron, y se dieron cuenta que habían estado con Jesús.
14. Y mirando al hombre que fue curado parado con ellos, nada podían decir en contra de ello.
15. Pero cuando les hubieron mandado que salieran del consejo -mientras- conferenciaban entre ellos,
16. Diciendo, ¿Qué haremos con estos hombres? Porque aquel verdadero y notable milagro -que-ha sido hecho por ellos manifiesto -es- a todos los que moran en Jerusalén, y no -lo- podemos negar.
17. Pero para que no se esparza más lejos entre el pueblo, amenacémoslos estrictamente, que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18. Y los llamaron, y les mandaron no hablar en absoluto ni enseñar en el nombre de Jesús.
19. Pero Pedro y Juan respondieron y les dijeron, Juzgad vosotros si es correcto a la vista de Dios escucharos a vosotros más que a Dios,
20. Porque no podemos sino hablar de las cosas que hemos visto y oído.
21. Así que habiéndolos amenazado más, los dejaron ir, sin encontrar cómo poder castigarlos, a causa del pueblo, porque todos los hombres glorificaban a Dios por aquello que -se- había hecho.
22. Ya que el hombre sobre quien este milagro de curación -se- había manifestado estaba por encima de los cuarenta años de edad.
23. + Y habiendo -sido- dejados -libres-, fueron a su compañía, y reportaron todo lo que los sumos sacerdotes y los mayores les habían dicho.
24. Y cuando ellos oyeron de aquello, levantaron a una su voz a Dios, y dijeron, Señor, tú -eres- Dios, el cual has hecho el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay;
25. Quien por la boca de tu siervo David has dicho, ¿Por qué rabían los paganos, y las gentes imaginan cosas vanas?
26. Los reyes de la tierra se pararon, y los gobernantes se reunieron en contra del Señor, y en contra de su Cristo.
27. Pues en realidad en contra de tu santo hijo Jesús, a quien tú has ungido, tanto Herodes como Poncio Pilatos, con los Gentiles y el pueblo de Israel, se reunieron,
28. Para hacer aquello que tu mano y tu consejo determinaron que se hiciera con anterioridad.
29. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos, que con todo arrojo puedan hablar tu palabra,
30. Extendiendo tu mano para sanar; y que señales y maravillas sean hechas por el nombre de tu santo hijo Jesús.
31. Y cuando hubieron orado, el lugar donde estaban reunidos se estremeció, y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban la palabra de Dios con arrojo.
32. Y la multitud de los que creían era de un alma y de un corazón; tampoco nadie decía que alguna de las cosas que poseyera fuera suya, sino que tenían todas las cosas en común.
33. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y -una- gracia admirable había sobre todos ellos.
34. Tampoco había entre ellos alguno que careciera, pues cuantos eran poseedores de tierras o casas las vendían, y traían el precio de las cosas que se vendían,
35. Y -lo- colocaban a los pies de los apóstoles, haciéndose distribución a cada hombre de acuerdo a su necesidad.
36. Y Josés, a quien los apóstoles habían apodado Barnabás, ( lo cual interpretado es, Hijo de consolación,) un Levita del país de Chipre,
37. Teniendo tierra, -la- vendió, trajo las monedas y -las- puso a los pies de los apóstoles.

Hechos 3

1. Ahora pues Pedro y Juan subieron juntos al templo a la hora de la oración, la novena -hora-.
2. Y cierto hombre cojo desde el vientre de su madre era llevado, a quien colocaban diariamente en el portal del templo el cual se llama La Hermosa, para pedirle limosna a los que entraban al templo.
3. Quien viendo a Pedro y a Juan entrar al templo -les- pidió -una- limosna.
4. Pedro, fijando con Juan sus ojos en él, dijo, Míranos.
5. Y él les hizo caso, esperando recibir algo de ellos.
6. Entonces Pedro, -le- dijo, Oro y plata no tengo, mas cuanto tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret levántate y anda.
7. Y lo tomó levantándo-lo- de la mano derecha, e inmediatamente recibieron fuerza sus pies y -los- huesos del tobillo.
8. Y él de un salto se paró, caminó, y entró con ellos al templo, andando, saltando y alabando a Dios.
9. Y toda la gente lo vio andando y alabando a Dios;
10. Y sabían que era el que se sentaba -pidiendo- limosna en el portal La Hermosa del templo, y se llenaron de asombro ante lo que le había pasado a él.
11. Y mientras el hombre cojo que fue curado agarraba a Pedro y a Juan, toda la gente corrió a unírseles en el pórtico que se llama de Salomón, maravillándose grandemente.
12. +Y cuando Pedro vio -esto-, le respondió a la gente, Vosotros hombres de Israel, ¿por qué os maravilláis ante esto? ¿o por qué nos miráis con tanto asombro, como si por nuestro poder o santidad hubiéramos hecho caminar a este hombre?
13. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros Padres ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregásteis, y lo negásteis en la presencia de Pilato, cuando él estaba determinado a dejar-lo- ir.
14. Pero vosotros negásteis al Santo al Justo, y deseásteis que se os concediera un asesino.
15. Y matásteis al Príncipe de la vida, a quien Dios ha levantado de los muertos, de lo cual sois testigos.
16. Y su nombre por medio de la fe en su nombre, ha hecho fuerte a este hombre, a quien veis y conocéis; sí, la fe que es por él le ha dado perfecta sanidad en la presencia de todos vosotros.
17. Y ahora, hermanos, sé que por ignorancia -lo- hicísteis, al igual también que vuestros gobernantes.
18. Pero aquellas cosas que Dios antes había indicado por la boca de todos sus profetas, que Cristo debía sufrir, de igual forma -las- ha cumplido.
19. + Arrepentíos por tanto y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, cuando vengan los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,
20. Y a Jesucristo enviará, el cual antes se os predicó.
21. A quien el cielo debe recibir hasta los tiempos de la restitución de todas las cosas, de los que Dios ha hablado por boca de todos sus santos profetas desde que comenzó el mundo.
22. Porque Moisés de veras le dijo a los padres, Un profeta el Señor vuestro Dios os levantará de vuestros hermanos, como yo; a él lo oiréis en todas las cosas lo que sea que os diga.
23. Y vendrá acontecer -que- toda alma que no oiga a aquel profeta, de entre la gente será destruida.
24. Sí, y todos los profetas desde Samuel y aquellos que siguen después, cuantos han hablado han predicho de igual manera estos días.
25. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del convenio que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham, Y en tu simiente todas las familias de la tierra serán benditas.
26. A vosotros primero, Dios habiendo levantado a su Hijo Jesús, lo envió a bendeciros, al alejaros cada uno de vosotros de sus iniquidades.

Hechos 2

1. Y cuando el día de Pentecostés llegó en su totalidad, todos ellos estaban de común acuerdo en un lugar.
2. Y de repente llegó un sonido del cielo como de una fuerte ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban sentados.
3. Y se les aparecieron como -unas- lenguas divididas de fuego que se posaron sobre cada -uno- de ellos.
4. Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otros idiomas, tal como el Espíritu les daba palabras.
5. Y habían morando en Jerusalén Judíos, hombres devotos de toda nación debajo del cielo.
6. Ahora pues, cuando este ruido se escuchó por todos lados, se reunió una multitud que estaba confundida, porque cada hombre los oía hablar en su propio idioma.
7. Y todos estaban asombrados y maravillados, diciéndose, Fíjate, ¿No son todos estos que -están- hablan-do- Galileos?
8. ¿Y cómo todos nosotros –los- oímos -hablar- en nuestro propio idioma nativo?
9. Partos, Medos, Elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, de Ponto, de Asia,
10. De Frigia, de Panfilia, de Egipto, de las partes de Libia alrededor de Cirene, extrangeros de Roma, Judíos y prosélitos,
11. Cretensess y Árabes los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillosas obras de Dios.
12. Y todos estaban asombrados y con dudas, diciendo entre sí, ¿Qué significa esto?
13. Otros en broma decían, Estos hombres están llenos de vino nuevo.
14. + Pero Pedro, parándose con los once, levantó su voz, y les dijo, Vosotros hombres de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, que esto se conozca por vosotoros, y escuchad mis palabras:
15. Porque estos no están borrachos, como suponéis, viendo que -no- es -sino- la tercera hora del día.
16. Sino que esto es aquello que fue hablado por el profeta Joel,
17. Y vendrá a suceder en los últimos días, dice Dios, -que- derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, vuestros viejos tendrán sueños,
18. Y sobre mis criados y criadas derramaré en aquellos días de mi Espíritu, y profetizarán;
19. Y daré a conocer maravillas arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra; sangre, fuego y vapor de humo;
20. El sol se tornará en oscuridad, y la luna en sangre, antes de aquel grande y notable día en el que el Señor venga;
21. Y vendrá a acontecer -que- quienquiera que invoque el nombre del Señor será salvado.
22. Vosotros hombres de Israel, oíd estas palabras, Jesús de Nazaret, un hombre aprobado por Dios con milagros, maravillas y señales, los cuales Dios realizó por él en medio de vosotros, como vosotros mismos también sabéis;
23. A él, habiendo sido entregado por el consejo determinado y el conocimiento previo de Dios, vosotros -lo- tomasteis, y por -medio de- manos malvadas -lo- crucificasteis y matasteis;
24. A quien Dios ha levantado, habiéndolo liberado de los dolores de la muerte, porque no fue posible que ella lo pudiera retener.
25. Porque David habla concerniente a él, Delante de mi rostro preví siempre al Señor, pues a mi mano derecha está, para que yo no sea movido;
26. Por tanto mi corazón se regocija, y se alegró mi lengua; más aín mi carne con esperanza descansará;
27. Porque en el infierno no dejarás mi alma, ni dejarás que tu Santo vea corrupción.
28. Los caminos de la vida me has hecho saber; me saciarás de gozo con tu semblante.
29. Hombres -y- hermanos, dejadme hablaros libremente del patriarca David, que está tanto muerto como enterrado, y su sepulcro con nosotros hasta este mismo día está.
30. Por tanto siendo profeta, y conociendo que Dios, con juramento le había asegurado que del fruto de sus lomos, de acuerdo a la carne, levantaría a Cristo para sentarse en su trono;
31. Al ver esto con anterioridad habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción.
32. Dios ha levantado a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos.

33. Por consiguiente siendo exaltado a la mano derecha de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, él ha derramado esto, que ahora véis y oís.
34. Porque David no ha ascendido a los cielos, sino que él mismo dice, Le dijo el SEÑOR a mi Señor, Siéntate a mi mano derecha,
35. Hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.
36. Por tanto que toda la casa de Israel sepa con certeza, que Dios ha hecho a ese mismo Jesús, a quien habéis crucificado, tanto Señor como Cristo.
37. Ahora pues, cuando oyeron -esto-, fueron punzados en sus corazones, y le dijeron a Pedro y al resto de los apóstoles, Hombres -y- hermanos, ¿Qué haremos?
38. Entonces Pedro les dijo, Arrepentíos, y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo por la remisión de -vuestros- pecados, y recibiréis el regalo del Espíritu Santo.
39. Pues la promesa es para vosotros, para vuestros hijos, y para todos los que estén lejos de cuantos el Señor nuestro Dios vaya a llamar.
40. Y con muchas otras palabras -les- testificaba y exhortaba, diciendo, Preservaos de esta adversa generación.
41. Entonces los que recibieron con alegría esta palabra fueron sumergidos. Y ese mismo día se -les- añadieron alrededor de tres mil almas.
42. Y continuaban con constancia en la doctrina de los apóstoles, en el compañerismo, en el partimiento del pan, y en las oraciones.
43. Y a todas las almas -les- llegó temor, y muchas maravillas y señales fueron hechas por los apóstoles.
44. Y todos Los que creyeron se juntaron, y en común tuvieron todas Las cosas.
45. Y vendieron sus bienes y posesiones, y los repartieron a todos, conforme a la necesidad de cada hombre.
46. Y continuamente cada día, de común acuerdo en el templo, y partiendo el pan de casa en casa, consumían su comida con alegría y sencillez de corazón,
47. Alabando a Dios, y obteniendo el favor de todo el pueblo. Y diariamente el Señor añadía a la congregación aquellos que se iban a salvar.

Hechos 1

1. Hice el tratado anterior, Oh Teófilo, de todo lo que Jesús comenzó tanto a hacer como a enseñar,
2. Hasta el día en el cual él fue llevado arriba, después de que por medio del Espíritu Santo le hubiera dado mandamientos a los apóstoles que había escogido,
3. A quienes también se dio a conocer vivo después de su pasión con muchas pruebas fehacientes, -y- fue visto por ellos -durante- cuarenta días, hablándoles de los asuntos pertenecientes al reino de Dios;
4. Y estando reunido con -ellos- les mandó que no se alejaran de Jerusalén, sino que aguardaran la promesa del Padre, la cual, -él dice – habéis oído de mí.
5. Porque Juan en verdad bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo de aquí a no muchos días.
6. Por tanto cuando vinieron -y- se juntaron, le preguntaron, diciendo, Señor, ¿restaurarás de nuevo en este tiempo el reino a Israel?
7. Y él les dijo, No es para vosotros conocer los tiempos ni las ocasiones, los cuales el Padre ha puesto en su poder.
8. Pero recibiréis poder después de que el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y seréis mis testigos tanto en Jerusalén, como en Judea, en Samaria, y hasta la parte más extrema de la tierra.
9. Y cuando hubo hablado estas cosas, -y- mientras ellos observaban, él fue llevado hacia arriba, y una nube lo recibió sacándolo de la vista de ellos.
10. Y mientras miraban atentamente hacia el cielo -viéndo-lo subir, he aquí que dos hombres ataviados de blanco se pararon a su lado,
11. Los cuales además dijeron, Hombres de Galilea, ¿Porqué estáis parados observando arriba al cielo? Este mismo Jesús, que fue tomado de vosotros y subido hasta el cielo, de la misma manera vendrá como lo habéis visto entrar al cielo.
12. Retornaron entonces a Jerusalén del monte llamado los Olivos, el cual está de Jerusalén a un día sabat de viaje.
13. Y cuando hubieron entrado -a Jerusalén-, subieron a una habitación alta, donde posaban Pedro, Santiago, Juan y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago -el hijo- de Alfeo y Simón Zelote, y Judas -el hermano- de Santiago.
14. Todos estos continuaban de -común- acuerdo en la oración y -en- la súplica con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos -de Jesús-.
15. + Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los discípulos, y dijo, (la cantidad de nombres reunidos era alrededor de ciento veinte,)
16. Hombres -y- hermanos, esta escritura por cierto debe haberse cumplido, en la que el Espíritu Santo por la boca de David habló antes concerniente a Judas, el cual fue el guía de los que se llevaron a Jesús.
17. Porque él se contaba con nosotros, y había obtenido parte en este ministerio.
18. Ahora bien este hombre compró un campo con el pago de la iniquidad, y cayendo de cabeza estalló en pedazos en medio -de él-, saliendo todas sus entrañas.
19. Y fue conocido por todos los moradores de Jerusalén de manera tal que ese campo se llamó en su propio idioma Acéldama, que es para decir, El campo de sangre.
20. Pues está escrito en el libro de los Salmos, Que su habitación quede desolada, y que ningún hombre more allí, y que su obispado otro lo tome.
21. Por tanto de estos hombres que nos han acompañado todo el tiempo -desde- que Jesús entró hasta -que- salió de entre nosotros,
22. Comenzando desde el bautismo de Juan hasta el mismo día en el que fue tomado de nosotros hacia arriba, se debe ordenar uno, para que sea testigo de su resurrección -junto- con nosotros.
23. Y asignaron a dos, a José llamado Barsabás, a quien apodaban Justo, y a Matías.
24. Y oraron, y dijeron, Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, indica a quién de estos dos hombres has escogido.
25. Para que haga parte de este ministerio y apostolado. el cual Judas por -su- transgresión perdió, para poder ir a su lugar.
26. Y entregaron sus suertes, y la suerte cayó en Matías. y fue contado con los doce apóstoles.

Juan 21

1. Después de estas cosas Jesús se manifestó de nuevo a su discípulos en el mar de Tiberías; y de esta manera se manifestó:
2. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo, Natanael de Caná de Galilea, los -hijos- de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
3. Simón Pedro les dice, Voy a pescar. Ellos le dicen, Vamos también contigo. Salieron y entraron de inmediato a una barca; y esa noche no cogieron nada.
4. Pero cuando hubo venido la mañana, Jesús se paró en la playa; aunque los discípulos no sabían que era Jesús.
5. Entonces Jesús les dice, Hijos, ¿Tenéis algo de comida? Ellos le respondieron, No.
6. Y él les dijo, Lanzad la red al otro lado del barco, y encontraréis. Ellos por tanto -la- lanzaron, y ya no fueron capaces de recogerla por la multitud de peces -en ella-.
7. Por tanto aquel discípulo a quien Jesús amó -le- dice a Pedro, Es el Señor. Ahora bien cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ajustó -su- manto de pescador, (porque estaba desnudo,) y se lanzó al mar,
8. Y los otros discípulos llegaron en una pequeña barca, (porque no estaban lejos de tierra, sino a unos doscientos codos,) arrastrando la red con peces.
9. Tan pronto hubieron llegado a tierra, vieron brasas allí, peces puestos en ellas, y pan.
10. Jesús les dice, Traed de los peces que habéis ya cogido.
11. Simón Pedro subió, y acercó la red a tierra llena de grandes peces, y por todos eran ciento cincuenta y tres, así de tantos, sin embargo la red no se rompió.
12. Jesús les dice, Venid -y- comed. Y ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle, ¿Quién eres? sabiendo que era el Señor.
13. Jesús viene entonces, toma -el- pan, se los da, e igualmente -los- peces.
14. Esta es ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos, después de haberse levantado de los muertos.
15. + Asi que cuando hubieron comido, Jesús -le- dice a Simón Pedro, Simón. -hijo- de Jonás, ¿Me amas más que estos? Él le dice, Sí, Señor tú sabes que te amo. Él le dice, Alimenta mis corderos.
16. De nuevo le dice la segunda vez, Simón, -hijo- de Jonás, ¿me amas? Él le dice, Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dice, Alimenta mis ovejas.
17. Le dice la tercera vez, Simón, -hijo- de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció porque le dijo la tercera vez, ¿me amas? Y le dijo, Señor, tú sabes todas las cosas; sabes que te amo. Jesús le dice, Alimenta mis ovejas.
18. En verdad y de veras te digo, Cuando eras joven, te ajustabas sólo y caminabas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás tus manos, y otro te ajustará, y te llevará a donde no quieras.
19. Esto hablaba significando con qué muerte él iba a glorificar a Dios. Y cuando hubo hablado esto, le dice, Sígueme.
20. Entonces Pedro, volteándose, ve al discípulo a quien Jesús amaba siguiéndo-le-, quien se recostó también en su pecho en la cena, y -le- dijo, Señor, ¿cuál es el que te traiciona?
21. Pedro viéndolo -le- dice a Jesús, Señor, ¿y este hombre qué?
22. Jesús le dice, Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a tí qué? tú sígueme.
23. Este dicho entonces salió entre los hermanos, que aquel discípulo no iba a morir; sin embargo Jesús no le dijo, Él no va a morir; sino que Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a tí qué?
24. Este es el discípulo que atestigua de estas cosas, y -que- escribió estas cosas, y sabemos que su testimonio es veraz.
25. Y hay también muchas cosas que Jesús hizo, las cuales, si cada una -de ellas- se escribiera, supongo que aún el mismo mundo no podría contener los libros que se fueran a escribir. Amén.

Tomado de la SANTA BIBLIA King James
Vertida al Español (KJVE)
Por Héctor Darío Medina

Isaías


Diciembre 2024

Juan 20

1. El primer día de la semana llega María Magdalena temprano, siendo aún oscuro, al sepulcro, y ve la piedra retirada del sepulcro.
2. Entonces ella corre, y llega a donde Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dice, Han quitado al Señor del sepulcro, y no sabemos donde lo han colocado.
3. Pedro por tanto salió, y el otro discípulo, y llegaron al sepulcro.
4, Así que corrieron juntos; y el otro discípulo corrió más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5. Y se agachó, vio las telas de lino dejadas; sin embargo no entró.
6. Viene entonces Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y ve las telas de lino dejadas,
7. Y el paño pequeño, que envolvía su cabeza, no yacía con las telas de lino, sino doblado sólo en un lugar.
8. Entonces entró también aquel otro discípulo, que llegó primero al sepulcro, y vio y creyó.
9. Porque todavía no conocían la escritura de que de nuevo él se debía levantar de los muertos.
10. Entonces los discípulos se fueron de nuevo a su casa.
11. + Pero María se paró afuera del sepulcro llorando; y mientras lloraba, se agachaba, -y miraba- en el sepulcro,
12. Y ve a dos ángeles con -vestidos- blancos sentados, el uno a la cabeza, y el otro a los pies de donde el cuerpo de Jesús había yacido.
13. Y ellos le dicen, Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dice, Porque han quitado a mi Señor, y no sé dónde lo han colocado.
14. Y cuando hubo dicho esto, se volvió a sus espaldas, y vio a Jesús parado, y no sabía que era Jesús.
15. Jesús le dice, Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella, suponiendo que era el jardinero, le dice, Señor, si tú te lo has llevado de acá, dime dónde lo has colocado, y yo lo tomaré.
16. Jesús le dice, María. Ella se volvió, y le dice, Raboni, lo cual es para decir, Maestro.
17. Jesús le dice, No me toques, porque aún no he ascendido hasta mi Padre; pero ve a donde mis hermanos, y diles, Yo asciendo a donde mi Padre, y a vuestro Padre, y a mi DIos, y a vuestro Dios.
18. María Magdalena llegó y le contó a los discípulos que había visto al Señor, y -que- él le había hablado estas cosas a ella.
19. + Entonces ese mismo día al atardecer, siendo el primero de la semana, cuando estaban cerradas las puertas donde los discípulos estaban juntos por temor a los Judíos, llegó Jesús y se paró en el medio, y les dice, Paz para vosotros.
20. Y cuando hubo dicho esto, les dio a conocer -sus- manos y su costado. Los discípulos entonces se alegraron, cuando vieron al Señor.
21. Jesús entonces les dijo de nuevo, Paz para vosotros, como -mi- Padre me envió, así también yo os envío.
22. Y cuando hubo dicho esto, sopló sobre -ellos-, y les dijo, Recibid el Espíritu Santo;
23. A quienes les absolváis -sus- pecados, absueltos les serán; -y- a quienes les retengáis -sus pecados-, retenidos les serán.
24. + Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no se encontraba con ellos cuando llegó Jesús.
25. Los otros discípulos por tanto le dijeron, Hemos visto al Señor. Pero él les decía, A no ser que yo vea en sus manos la marca de los clavos, y dentro de la marca de los clavos ponga mi dedo, y en su costado meta mi mano, no creeré.
26. + Y después de ocho días estaban sus discípulos de nuevo adentro, y Tomás con ellos; -entonces- vino Jesús, las puertas estando cerradas, y se paró en el medio, y dijo, Paz para vosotros.
27. Le dijo entonces a Tomás, Alcanza acá tu dedo, y mira mis manos; y alcanza acá tu mano, y méte-la- aquí en el costado, y no seas falto de fe, sino crédulo.
28. Y Tomás respondió y le dijo, Mi Señor y mi Dios.
29. Jesús le dice, Tomás, por haberme visto has creído; benditos los que sin haber visto han creído.
30. + Y muchas otras señales en verdad hizo Jesús en la presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro;
31. Pero estas están escritas para que podáis creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, podáis tener vida a través de su nombre.

Juan 19

1. Pilato por tanto entonces tomó a Jesús, y -lo- azotó.
2, Y los soldados trenzaron una corona de espinas, -la- pusieron sobre su cabeza, y le colocaron una túnica púrpura,
3. Le decían, ¡Salve, rey de los Judíos! Y lo golpeaban con sus manos.
4. Pilato por tanto salió de nuevo, y les dice, Mirad, os lo traigo, para que sepáis que no hallo falta en él.
5. Vino entonces Jesús, llevando la corona de espinas, y con la túnica púrpura. Y -Pilato- les dice, ¡Mirad al hombre!
6. Cuando los sumos sacerdotes por tanto y los oficiales lo vieron, gritaron -y- dijeron, Crucifíca-lo-, crucifícal-lo-. Pilato les dice, Tomadlo vosotros, y crucificad-lo-, porque yo no encuentro falta en él.
7. Los Judíos le respondieron, Tenemos una ley, y por nuestra ley debe morir, porque se hizo el Hijo de Dios.
8. +Cuando Pilato por tanto oyó esas palabras, tuvo más miedo;
9. Y de nuevo entró a la sala del juicio, y le dice a Jesús, ¿De dónde eres? Pero Jesús no le dio respuesta.
10. Pilato entonces le dice, ¿No me hablas a mí? ¿no sabes que tengo poder para crucificarte, y -que- tengo poder para liberarte?
11. Jesús respondió, No podrías tener -ningún- poder en mi contra, a no ser que te hubiera sido dado de arriba. Por ello el que te entregó a mí tiene mayor pecado.
12. Y desde allí en adelante Pilato buscaba liberarlo, pero los Judíos gritaban diciendo, Si dejas ir a este hombre, no eres amigo del César; quienquiera que se haga a sí mismo rey, habla en contra del César.
13. Al escuchar por tanto Pilato esas palabras, trajo a Jesús, se sentó en la silla del juicio en un lugar que llaman El Pavimento, pero en Hebreo, Gábata.
14. Y era la preparación de la Pascua, alrededor de la sexta hora, y le dice a los Judíos, ¡Mirad a vuestro Rey!
15. Pero ellos gritaban, Fuera, fuera, crucifícale. Pilato les dice, ¿Voy a crucificar a vuestro Rey? Los sumos sacerdotes respondieron, Ningún rey tenemos, sólo al César.
16. Entonces se los entregó por tanto a ellos para que fuera crucificado. Y ellos lo tomaron, y se lo llevaron.
17. Y él, cargando su cruz se adentró a un lugar llamado, El Cráneo, el cual se llama en Hebreo Gólgota,
18. En donde lo crucificaron, y a otros dos con él, uno a cada lado, y Jesús en el medio.
19. + Y Pilato escribió un título, y -lo- puso en la cruz. Y el escrito era, JESÚS DE NAZARET EL REY DE LOS JUDÍOS.
20. Muchos de los Judíos entonces leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado se encontraba cerca a la ciudad, y estaba escrito en Hebreo, -en- Griego y -en- Latín.
21. Los sumos sacerdotes de los Judíos -le- dijeron entonces a Pilato, No escribas, El Rey de los Judíos. sino que Él dijo, Yo soy el Rey de los Judíos.
22. Pilato respondió, Lo que escribí, escribí.
23. + Entonces los soldados, cuando hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras, e hicieron cuatro repartos, a cada soldado un reparto; y también -su- manto; ahora bien, el manto estaba sin costura, tejido todo desde arriba.
24. Ellos por tanto dijeron entre sí, No lo rasguemos, sino que echemos suertes sobre él, -a ver- de quién será; para que se pudiera cumplir la escritura que dice, Repartieron mis vestiduras entre ellos, y por mi manto echaron suertes. Estas cosas por tanto hicieron los soldados.
25. + Ahora bien, -se hallaban- allí parados al lado de la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María la -esposa- de Cleofás, y María Magdalena.
26. Cuando Jesús por tanto vio a su madre, y al disípulo parado al lado, a quien él amaba, dice a su madre, ¡Mujer, mira a tu hijo!
27. Le dice entonces al discípulo, ¡Mira a tu madre! Y desde aquella hora aquel discípulo la llevó a su -hogar-.
28. + Después de esto, Jesús sabiendo que todas las cosas ya estaban cumplidas, y- para que la escritura se pudiera cumplir, dice, Tengo sed.
29. Ahora bien, se había arreglado una vasija llena de vinagre; llenaron una esponja de vinagre. -la- colocaron sobre hisopo -y- la pusieron en su boca.
30. Cuando Jesús por tanto hubo recibido el vinagre, dijo, Se teminó. inclinó su cabeza, y entregó el espíritu,
31. Los Judíos por tanto, debido a que era la preparación, para que los cuerpos no permanecieran en la cruz el día sabat, (ya que ese día sabat era un día solemne,) le rogaron a Pilato que sus piernas se pudieran quebrar, y los pudieran retirar.
32. Vinieron entonces los soldados, y quebraron las piernas del primero, y del otro que fue crucificado con él.
33. Pero cuando llegaron a Jesús, y vieron que ya estaba muerto, no quebraron sus piernas;
34. Mas uno de los soldados perforó su costado, y en el acto salió agua y sangre.
35. Y el que -lo- vio dio testimonio, y su testimonio es veraz; y él sabe que lo que dice es veraz, para que podáis creer.
36. Porque estas cosas fueron hechas, para que la escritura se cumpliera, Hueso -alguno- no se -le- quebrará.
37. + Y de nuevo otra escritura dice, mirarán al que perforaron.
38. + Después de esto José de Arimatea, siendo un discípulo de Jesús, pero en secreto por temor a los Judíos, le rogó a Pilato poder retirar el cuerpo de Jesús; y Pilato -le- dio permiso. Vino por tanto, y tomó el cuerpo de Jesús.
39. Vino también Nicodemo, el cual al comienzo llegó por la noche a donde Jesús, y trajo una mezcla de mirra y áloes, de alrededor de cien libras de -peso-.
40. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús, y lo envolvió en telas de lino con especias, a la manera como los Judíos entierran.
41. Ahora bien, en el lugar donde fue crucificado había un jardín; y en el jardín un sepulcro nuevo en donde nunca yació hombre -alguno-.
42. Por tanto allí colocaron a Jesús a causa del -día de- la preparación; ya que el sepulcro se encontraba cerca -y- a la mano.

Juan 18

1. Cuando Jesús hubo hablado estas palabras, se fue con sus discípulos más allá del arroyo de Cedrón, donde había un jardín al cual él entraba junto con sus discípulos.
2. Y Judas, el cual lo traicionó, también conocía el lugar, porque Jesús con frecuencia recurría allá con sus discípulos.
3. Judas entonces, habiendo recibido una banda -de hombres- y oficiales de los sumos sacerdotes y Fariseos, llega allí con linternas, antorchas y armas.
4. Jesús por tanto, conociendo todas las cosas que debían sobrevenirle, se adelantó, y les dijo, ¿A quién buscáis?
5. Ellos le respondieron, A Jesús de Nazaret. Jesús les dice, Yo soy. Y Judas también, el cual lo traicionó, se paraba con ellos.
6. Tan pronto él les hubo dicho, Yo soy, se fueron para atrás. y cayeron al suelo.
7. De nuevo entonces les preguntó, ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron, A Jesús de Nazaret.
8, Jesús respondió, Os he dicho que yo soy; si por tanto me buscáis, dejad marchar a estos;
9. Para que las palabras se pudieran cumplir, las cuales habló, De aquellos que tú me diste ninguno he perdido.
10. Entonces Simón Pedro teniendo una espada la sacó, hirió al sirviente del sumo sacerdote, y cortó su oreja derecha. El nombre del sirviente era Malco.
11. Entonces Jesús le dijo a Pedro, Pon tu espada en la vaina; ¿la copa que mi Padre me ha dado, no la beberé?
12. Entonces la banda, el capitán y los oficiales de los Judíos cogieron a Jesús, y lo ataron,
13. Y primero lo dirigieron a Anás porque era el suegro de Caifás, quien era el sumo sacerdote para ese año.
14. Ahora bien Caifás fue aquel que dio el consejo a los Judíos, de que era conveniente que un hombre muriera por el pueblo.
15. + Y Simón Pedro seguía a Jesús, e -igualmente- otro discípulo; aquel discípulo era conocido por el sumo sacerdote, y entró con Jesús al palacio del sumo sacerdote.
16. Pero Pedro se paró a la puerta de afuera. Salió entonces aquel otro discípulo, el cual era conocido por el sumo sacerdote, le habló a la que guardaba la puerta, y entró a Pedro.
17. Entonces la damisela que guardaba la puerta -le- dice a Pedro. ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Él dice, No -lo- soy.
18. Y los criados y oficiales, los cuales habían hecho una fogata con brasas, porque hacía frío se pararon allí, y se calentaron; Pedro se paró con ellos a calentarse.
19. + El sumo sacerdote entonces le preguntó a Jesús -acerca- de sus discípulos y de su doctrina.
20. Jesús le respondió, Abiertamente hablé al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, a donde los Judíos siempre recurrían, y nada he dicho en lo secreto.
21. ¿Por qué me preguntas? Pregúntale a los que me oyeron lo que les he dicho; mira que ellos saben lo que yo dije.
22. Y cuando hubo hablado así, uno de los oficiales que se paraba al lado golpeó a Jesús con la palma de su mano, diciendo, ¿Así respondes al sumo sacerdote?
23. Jesús le respondió, Si he hablado mal, da testimonio del mal, ¿pero si -ha sido- bien, por qué me golpeas?
24. Ahora -emtonces- Anás lo había enviado atado a Caifás el sumo sacerdote.
25. Y Simón Pedro se paraba y se calentaba. Ellos por tanto le dijeron, ¿No eres tú también de sus discípulos?
26. Él -lo- negó, y dijo, No -lo- soy.
26. Uno de los sirvientes del sumo sacerdote, siendo pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, dice, ¿No te vi yo en el jardín con él?
27. Pedro entonces de nuevo -lo- negó, e inmediatamente el gallo cantó.
28. + Ellos entonces dirigieron a Jesús de Caifás a la sala del juicio; y era temprano; y no entraron a la sala del juicio, no fuera ser que se contaminaran; -y- más bien poder comer la pascua.
29. Pilato entonces salió donde ellos, y dijo, ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
30. Ellos respondieron y le dijeron, Si no fuera un malefactor, no te lo hubiéramos entregado.
31. Pilato entonces les dijo, Tomadlo y juzgadlo de acuerdo a vuestra ley. Los Judíos por tanto le dijeron, No nos es legal llevar un hombre a la muerte.
32. Para que el dicho de Jesús se pudiera cumplir, el cual él habló, significando de qué muerte iba a morir.
33. Pilato entonces entró de nuevo a la sala del juicio, y llamó a Jesús, y le dijo, ¿Eres tú el Rey de los Judíos?
34. Jesús le respondió, ¿Dices esta idea de ti mismo. u otros ta la dicen de mí?
35. Pilato respondió, ¿Soy yo Judío? Tu propia nación y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
36. Jesús respondió, Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis siervos entonces pelearían para que no fuera entregado a los Judíos; pero mi reino ahora no es de acá.
37. Pilato entonces le dijo, ¿Eres rey entonces? Jesús respondió, Tú dices que soy rey. Para este fin nací, y por esta causa vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye mi voz.
38. Pilato le dice, ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió de nuevo donde los Judíos, y les dice, No encuentro falta en él.
39. Mas vosotros tenéis una costumbre, que os debo liberar uno en la pascua. ¿Queréis por tanto que os libere al Rey de los Judíos?
40. Entonces gritaron todos de nuevo, diciendo, No a este hombre, sino a Barrabás. Ahora bien, Barrabás era un ladrón.

Juan 17

1. Estas cosas habló Jesús, y levantó sus ojos al cielo, y dijo, Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te pueda glorificar;
2. -Así- como le has dado poder sobre toda carne, para que dé vida eterna a cuantos le has dado.
3. Y esta es la vida eterna, que ellos puedan conocerte, al único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado.
4. Yo te he glorificado en la tierra, he terminado la obra que para hacer me diste.
5. Y ahora, Oh Padre, glorifícame con tu mismo ser, con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuera.
6. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste, eran tuyos, y me los diste, y han guardado tu palabra.
7. Ahora han conocido que todas y cada una de las cosas que me has dado hacen parte de tí.
8. Pues les he dado las palabras que tú me diste, y -las- han recibido, y han conocido ciertamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9. Oro por ellos, no por el mundo, sino por aquellos que tú me has dado, porque son tuyos.
10. Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y yo en ellos me glorifico.
11. Y ya no estoy más en el mundo, pero estos están en el mundo, y llego a ti. Padre Santo, mantén por medio de tu mismo nombre a aquellos que me has dado, para que puedan ser uno como -lo somos- nosotros.
12. Mientras estuve en el mundo con ellos, los guardé en tu nombre; he guardado a aquellos que me diste, y ninguno de ellos se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se pudiera la escritura cumplir.
13. Y ahora vengo a ti, y estas cosas hablo en el mundo, para que puedan tener mi gozo completo en ellos mismos.
14. Les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
15. No oro para que los quites del mundo, sino para que los guardes del mal.
16. No son del mundo, así como yo no soy del mundo.
17. Santifícalos por medio de tu verdad; tu palabra es verdad.
18. Como me enviaste al mundo, así también los he enviado al mundo.
19. Y por su causa me santifico, para que por medio de la verdad ellos también se puedan santificar.
20. Tampoco oro sólo por estos, sino además por aquellos que creerán en mí a través de la palabra de ellos,
21. Para que todos puedan ser uno, como tú Padre -lo eres- en mí, y yo en ti, que ellos también puedan ser uno en nosotros, para que el mundo pueda creer que tú me has enviado
22. Y la gloria que me tú diste les he dado, para que puedan ser uno, así como nosotros somos uno.
23. Yo en ellos, y tú en mí, para que puedan hacerse perfectamente uno, y que el mundo pueda saber que tú me has enviado, y los has amado como tú me has amado.
24. Padre, quiero que ellos también, aquellos que me has dado, estén conmigo donde yo esté, para que puedan contemplar mi gloria, la cual me has dado, pues antes de la fundación del mundo tú me amaste.
25. Oh Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han sabido que tú me enviaste.
26. Y a ellos les he declarado tu nombre, y -lo- declararé, para que el amor con el que me tú has amado pueda estar en ellos, y yo en ellos.