1. Y después de estas cosas vi a cuatro ángeles parados en las cuatro esquinas de la tierra, reteniendo a los cuatro vientos de la tierra, para que no soplaran sobre ella, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno.
2. Y vi a otro ángel ascendiendo del oriente, portando el sello del Dios vivo, y gritó a viva voz a los cuatro ángeles, a quienes les fue dado hacerle daño a la tierra y al mar,
3. Diciendo, No le hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.
4. Y oí el número de los que fueron sellados, -y habían- ciento cuarenta -y- cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.
5. De la tribu de Judá -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Rubén -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Gad -fueron- sellados doce mil.
6. De la tribu de Aser -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Neftalí -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Manasés -fueron- sellados doce mil.
7. De la tribu de Simeón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Leví -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Isacar -fueron- sellados doce mil.
8. De la tribu de Zabulón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de José -fueron- sellados doce mil. -Y- de la tribu de Benjamín -fueron- sellados doce mil.
9. Después de esto observé, y, he aquí, una gran multitud, la cual ningún hombre podía contar, de todas las naciones, y familias, y pueblos, y lenguas, parados delante del trono y delante el Cordero, vestidos con túnicas blancas, y -con- palmas en sus manos,
10. Y gritaron a toda voz, diciendo, La salvación -le pertenece- a nuestro Dios que se sienta en el trono, y al Cordero.
11. Y todos los ángeles se pararon alrededor del trono, -de- los hermanos mayores, y -de- las cuatro bestias, y se postraron ante el trono sobre sus rostros, y adoraron Dios,
12. Diciendo, Amén; La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la grandeza -son- para nuestro Dios por siempre jamás. Amén.
13. Y uno de los hermanos mayores respondió, diciéndome, ¿Quienes son estos ataviados con túnicas blancas? ¿Y de dónde vinieron?
14. Y le dije, Señor, tú sabes. Y él me dijo, Estos son los que salieron de -la- gran tribulación, que han lavado sus túnicas, y las han vuelto blancas en la sangre del Cordero.
15. Por eso están ante el trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que se sienta en el trono morará entre ellos .
16. No van a padecer -ya- más hambre ni sed, ni el sol ni calor alguno se posarán en ellos.
17. Pues el Cordero que está en medio del trono los alimentará, y los conducirá a fuentes vivas de aguas, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Apocalipsis 6
1. Y vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí, como si fuera el ruido de -un- trueno, a una de las cuatro bestias decir, Ven a ver.
2. Y vi, y he aquí un caballo blanco, y el que se sentaba en él tenía un arco, y una corona le fue dada, y salió conquistando, a conquistar.
3. Y cuando hubo abierto el segundo sello, oí a la segunda bestia decir, Ven a ver.
4. Y salió otro caballo rojo, a quien le fue dado -poder- para quitar la paz de la tierra, y para poderse matar los unos a los otros, y le fue dada una gran espada.
5. Y cuando hubo abierto el tercer sello, oí a la tercera bestia decir, Ven a ver. Y observé, y he aquí un caballo negro, y el que se sentaba en él tenía un par de balanzas en su mano.
6. Y oí a una voz en medio de las cuatro bestias decir, Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de centeno por un denario, y no dañes el aceite ni el vino.
7. Y cuando hubo abierto el cuarto sello, oí a la voz de la cuarta bestia decir, Ven a ver.
8. Y miré, y he aquí un caballo -amarillo- pálido, y el nombre del que se sentaba en él era La Muerte, y el Infierno proseguía detrás de él. Y a ellos les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para que mataran con espada, con hambre, con -cosas- mortíferas, y con las bestias de la tierra.
9. Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar a las almas de los que fueron muertos por -causa- de la palabra de Dios, y del testimonio que dieron,
10. Y clamaban a viva voz, diciendo, ¿Hasta cuándo más, Oh Señor, santo y verdadero, dejas de juzgar y de vengar nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?
11. Y a cada uno de ellos les fueron dadas túnicas blancas, y se les dijo, que aún debían esperar un rato, hasta que también -el número de- sus siervos compañeros y hermanos que debían ser muertos tal como ellos, pudiera completarse.
12. Y cuando hubo abierto el sexto sello miré, y he aquí que ocurrió un gran terremoto, y el sol se puso negro así como cilicio de pelo -de cabra-, y la luna se volvió así como sangre;
13. Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, así como un higuera lanza sus higos prematuros, cuando es sacudida por un fuerte viento.
14. Y el cielo se retiró como un rollo que a una se enrolla, y todas -las- montañas y -las- islas fueron movidas de sus sitios.
15. Y los reyes de la tierra, los hombres importantes, los hombres ricos, los capitanes principales, los hombres fuertes, todos los esclavos y todos los hombres libres, se escondieron en las madrigueras y en las rocas de las montañas,
16. Y les dijeron a las montañas y a las rocas, Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro del que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero,
17. Porque el gran día de su ira está por venir, ¿Y quién será capaz de sostenerse?
Apocalipsis 5
1. Y vi en la mano derecha del que se sentó en el trono un libro escrito por dentro y en su espaldar, sellado con siete sellos.
2. Y vi a un angel fuerte proclamando en alta voz, ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar los sellos en él?
3. Y ningún hombre -ni- en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, era capaz de abrir el libro, ni de mirar en él.
4. Y lloré mucho, porque ningún hombre fué encontrado digno de abrir el libro, ni de mirar en él.
5. Y uno de los hermanos mayores me dice, No llores; mira que el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha prevalecido para -poder- abrir el libro, y desatar los siete sellos en él.
6. Y observé, y he aquí, en medio del trono y de las cuatro bestias, y en medio de los hermanos mayores, se irguió un cordero, como si hubiera sido muerto, teniendo siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7. Y vino y tomó el libro de la mano derecha del que se sentaba en el trono.
8. Y cuando hubo tomado el libro, las cuatro bestias -y los- venticuatro hermanos mayores se postraron delante del Cordero, cada uno de ellos teniendo arpas, y copas de oro llenas de fragancias, las cuales son las oraciones de los santos.
9. Y cantaron una nueva canción, diciendo, Eres digno de tomar el libro, y de abrir los sellos en él, porque fuiste muerto, y nos has redimido para Dios por tu sangre de toda familia, lengua, pueblo, y nación;
10. Y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y vamos a reinar en la tierra.
11. Y observé, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de las bestias y de los hermanos mayores, y el número de ellos era diez mil veces diez mil millares de millares;
12. Diciendo en voz alta, Digno es el Cordero que fue muerto de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la bendición.
13. Y a todas las criaturas que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, como las que están en el mar, y a todas las que están en ellos, les oí decir, La bendición, el honor, la gloria, y el poder, -son- para el que se sienta en el trono y para el Cordero por siempre jamás.
14. Y las cuatro bestias dijeron, Amén. Y los venticuatro hermanos mayores se postraron y adoraron al que vive por siempre jamás.
Apocalipsis 4
1. Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí como si fuera una trompeta hablándome, dijo, Sube acá, y te daré a conocer las cosas que deben aparecer de aquí en adelante.
2. E inmediatamente me encontré en el espíritu, y, he aquí, un trono estaba establecido en el cielo, y -uno- sentado en el trono.
3. Y el que se sentaba se parecía a una piedra de jaspe y de cornalina, y -había- un aco iris alrededor del trono, -que- se veía como una esmeralda.
4. Y alrededor del trono -había- venticuatro asientos, y en los asientos ví sentados venticuatro hermanos mayores vestidos con atavíos blancos, y tenían en sus cabezas coronas de oro.
5. Y del trono procedían rayos, truenos y voces, y -había- siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios.
6. Y delante del trono -había también- un mar de vidrio como el cristal; y alrededor del trono, -había- cuatro bestias atestadas de ojos por delante y por detrás.
7. Y la primera bestia se parecía a un león, la segunda a un ternero, la tercera tenía un rostro como de hombre, y la cuarta se parecía a un águila volando.
8. Y las cuatro bestias tenían cada una de ellas seis alas alrededor -de sus cuerpos-, y -estaban- atestadas de ojos por dentro. Y no descansan ni de día ni de noche, diciendo, Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, quien fuiste, -quien- eres, y -quien- vas a llegar.
9. Y cuando esas bestias le dan la gloria el honor y las gracias al que se sentó en el trono, quien vivee por siempre jamás,
10. Los venticuatro hermano mayores se postran delante del que se sentó en el trono, adoran al que vive por siempre jamás, y arrojan sus coronas delante del trono, diciendo,
11. Tú eres digno, Oh Señor, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque has creado todas las cosas, y por tu agrado existen y fueron creadas.
Apocalipsis 3
1. Y al ángel de la congregación de Sardis escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
2. Estad alerta, y fortalece las cosas que quedan, -y- que están prestas a morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de Dios.
3. Recuerda por tanto cómo recibiste y oíste, y aférrate firmemente arrepintiéndote. Si no vigilas por tanto, llegaré a tí como un ladrón, y no sabrás a qué horas vendré sobre tí.
4. Sin embargo tienes unos cuantos nombres en Sardis que no han contaminado sus prendas, y van a andar conmigo de blanco, porque son dignos.
5. Al mismo que venza, lo vestirán con atavíos blancos, y su nombre no lo borraré del libro de la vida, sino que lo confesaré delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6. El que preste oído que oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
7. Y al ángel de la congregación de Filadelfia escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice aquel que es santo, que es verdadero, que tiene la llave de David, que abre y ningún hombre cierra, y que cierra y ningún hombre abre:
8. Yo conozco tus obras, mira que he colocado delante tuyo una puerta abierta, y ningún hombre la puede cerrar, pues tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
9. Mira que haré de los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser Judíos, y no lo son, sino que mienten, mira que haré que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado.
10. Debido a que has guardado la palabra de mi paciencia, también te guardaré de la hora de la tentación, que vendrá sobre todo el mundo, para probar a los que moran sobre la tierra.
11. Fíjate que yo vengo de repente; agarra aquello que tienes con firmeza, para que ningún hombre atrape tu corona.
12. Al que venza -lo- haré un pilar en el templo de mi Dios, y no saldrá más, y en él escribiré el nombre de mi Dios, y de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que llega del cielo de mi Dios, y -también escribiré en él- mi nuevo nombre.
13. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
14. Y al ángel de la congregación de los Laodiceanos escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el comienzo de la creación de Dios:
15. Yo conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente; quisiera que fueras frío o caliente.
16. Por eso entonces como eres tibio, y ni frío ni caliente, de mi boca te vomitaré.
17. Debido a que dices, Soy rico, y -estoy- lleno de bienes, y no tengo necesidad de nada, sin saber que eres un desdichado, un pobre, un miserable, un ciego y un desarropado.
18. Te aconsejo que me compres oro tratado en el fuego, para poder hacerte rico, y un atavío blanco, para que te puedas vestir, y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y unjas tus ojos con colirio, para que puedas ver.
19. A cuantos amo, reprendo y castigo; sé por ello cuidadoso y arrepiéntete.
20. Mira que estoy de pie a la puerta, y toco, si algún hombre oye mi voz, y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo.
21. Al que venza le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como también yo vencí, y me he establecido con mi Padre en su trono.
22. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
Apocalipsis 2
1. Al ángel de la congregación de Éfeso escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el que sostiene las siete estrellas en su mano derecha, quien anda en medio de los siete candelabros de oro,
2. Yo conozco tus obras, tu labor, y tu paciencia, cómo no puedes soportar a los que son malos; has probado a los que dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has encontrado mentirosos,
3. Y has soportado -dificultades-, y tienes paciencia, laborando por amor a mi nombre, y sin desfallecer.
4. Sin embargo tengo contra tí, que has dejado tu primer amor.
5. Acuérdate por tanto en dónde caiste, y arrepiéntete, -volviendo a- hacer las primeras obras, no sea que de pronto llegue a tí, y remueva tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas.
6. Pero tú tienes lo siguiente, que odias las obras de los Nicolaítas, cosa que yo también hago.
7. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones: A aquel que venza -le- daré a comer del árbol de la vida, el cual está en la mitad del paraíso de Dios.
8. Y al ángel de la congregación de Esmirna escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el primero y el último, el cual estuvo muerto, y está vivo:
9. Yo conozco tus obras, y -tu- tribulación, y pobreza, (aunque eres rico) y la blasfemia de los que dicen ser Judíos, y no lo son, más bien -son- la sinagoga de Satanás.
10. No temas ninguna de aquellas cosas que vas a sufrir: mira que el diablo echará a -algunos- de vosotros a la prisión, para que podáis ser probados, y tendréis tribulación por diez días; sé fiel hasta la muerte, y una corona de vida te daré.
11. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice las congregaciones: El que venza no será dañado por la segunda muerte.
12. Y al ángel de la congregación de Pérgamo escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice aquel que tiene la filuda espada de doble filo:
13. Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde -está- el -mismo- asiento de Satanás; y tú te aferras con firmeza a mi nombre, sin haber negado mi fe, aún en aquellos días en los que Antipas -fue- mi fiel mártir, muerto entre vosotros, en donde mora Satanás.
14. Pero tengo unas cuantas cosas en tu contra, ya que tienes allí a los que sostienen la doctrina de Balaam, quien le enseñó a Balac a arrojar una piedra de tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas para los ídolos, y a cometer fornicación.
15. Así también tienes a los que sostienen la doctrina de los Nicolaítas, cosa que yo odio.
16. Arrepiéntete, o de otra forma llegaré a tí de repente, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17. El que presste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones: Al que venza le daré a comer del maná escondido, y le otorgaré una piedra blanca, y en la piedra escrito un nuevo nombre, el cual ningún hombre conoce, salvo el que -lo- recibe.
18. Y al ángel de la congregación de Tiatira escríbe-le- -lo siguiente-: estas cosas dice el Hijo de Dios, quien tiene ojos como llamas de fuego, y sus pies -son- como bronce fino:
19. Yo conozco tus obras, tu amor verdadero, servicio, fe y paciencia, también tus acciones; y las últimas -que son- más -numerosas- que las primeras.
20. No obstante lo anterior tengo unas cuantas cosas en contra tuya, y es que dejas que esa mujer Jezabel, la cual se llama a sí misma profetiza, enseñe y seduzca a mis siervos a cometer fornicación, y a comer cosas sacrificadas para los ídolos.
21. Y le dí lugar a arrepentirse de su fornicación, y no se arrepintió.
22. Mira que la arrojaré a la cama, y a los que cometen adulterio con ella a una tribulación grande, a no ser que se arrepientan de sus hechos.
23. Y heriré de muerte a sus hijos, y todas las congregaciones sabrán que yo soy quien indaga los motivos y los corazones, y a cada uno le daré de acuerdo a sus obras.
24. Pero a vosotros os digo y al resto en Tiatira, de cuantos no tengan esta doctrina, ni hayan conocido las profundidades de Satanás, como dicen ellos, No pondré sobre vosotros ninguna otra carga.
25. Pero aferraos con firmeza a aquello que -ya- tenéis hasta que yo llegue.
26. Y al que venza, y guarde mis obras hasta el fin, a él le daré poder sobre las naciones,
27. Y las gobernará con vara de hierro, como vasijas de barro se quebrarán en pedacitos, así como -lo- recibí de mi Padre.
28. Y le daré la estrella matutina.
29. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
Apocalipsis 1
1. La Revelación de Jesucristo, que Dios le dió, para darle a conocer a sus siervos las cosas que deben acontecer en corto tiempo, y -la- envió y -la- dió a entender por su ángel a su siervo Juan;
2. Quien deja registro de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que vió.
3. Bendito el que lea y los que oigan las palabras de esta profecía, y guarden aquellas cosas que están escritas acá, porque el tiempo se acerca.
4. Juan a las siete congregaciones que están en Asia; -Que- la Gracia -llegue- a vosotros, junto con la paz, de aquel que es, que era, y que está por venir, de los siete Espíritus que están delante de su trono;
5. Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primer engendrado de los muertos, y el príncipe de los reyes de la tierra. A aquel que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados en su misma sangre,
6. Y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él -sea- la gloria y el dominio por siempre jamás. Amén.
7. Mirad que viene con las nubes, y lo verá todo ojo, y -también- los que lo traspasaron, y todas las familias de la tierra se lamentarán a causa de él. Así será, Amén.
8. Yo soy el Alfa y la Omega, el comienzo y el fin, dice el Señor, el cual es, el cual era. Y el cual está por venir, el Todopoderoso.
9. Yo Juan, quien también soy vuestro hermano, y compañero en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por la palabra de Dios, y por el testimonio de Jesucristo.
10. Estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás mío una voz fuerte, como de trompeta,
11. Diciendo, Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último; y Lo que veas, escríbe-lo- en un libro, y envía-lo- a las siete congregaciones las cuales están en Asia; a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia, y a Laodicea.
12. Y me volví para ver la voz que me hablaba, Y al voltearme, ví siete candelabros de oro;
13. Y en el medio de los siete candelabros -uno- como el Hijo del hombre, vestido con una prenda que bajaba hasta los pies, y ajustada a su pecho con un ceñidor dorado.
14. Su cabeza y -sus- cabellos blancos como la lana, -y- la nieve, sus ojos como llamas de fuego,
15. Sus pies parecidos a bronce fino, como quemados en horno, y su voz como -si fuera- el sonido de muchas aguas.
16. Y tenía en su mano derecha siete estrellas, de su boca salía una espada con doble filo, y su semblante como el sol -cuando- brilla en su fuerza.
17. Y cuando lo ví, caí como muerto a sus pies. Y él puso su mano derecha sobre mí, diciéndome, No temas, Yo soy el primero y el último;
18. Yo -Soy- el que vive, y estuvo muerto y mira que estoy vivo por la eternidad, Amén; y tengo las llaves del infierno y de la muerte.
19. Escribe las cosas que has visto, las cosas que son, y las cosas que serán de aquí en adelante;
20. El misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y de los siete candeleros de oro -es éste-, Las siete estrellas son los ángeles de las siete congregaciones, y los siete candelabros que viste son las siete congregaciones.
Isaías 66
Así dice el SEÑOR, el cielo -es- mi trono, y la tierra es el banquillo de mis pies, ¿Dónde -es- la casa que me construís? ¿Y dónde mi palacio de descanso?
2. Porque todas esas -cosas- las hicieron mis manos, y fueron -creadas-, dice el SEÑOR, más bien a éste miraré, al pobre y contrito de espíritu, y -que- tiemble ante mi palabra.
3. El que mata a un buey -es como si- matara a un hombre, el que sacrifica un cordero, -como si- le cortara el cuello a un perro; el que ofrece una oblación, -como si ofreciera- sangre de puerco; el que quema incienso, -como si- bendijera a un ídolo. Sí, escogieron sus propios caminos, y su alma se deleita en sus abominaciones.
4. Yo también escogeré sus engaños, y sus temores traeré sobre ellos, porque cuando llamé, nadie respondió, cuando hablé, no oyeron, sino que hicieron el mal ante mis ojos, y escogieron lo que no me deleitaba.
5. + Oíd la palabra del SEÑOR, vosotros los que tembláis ante su palabra: Vuestros hermanos que os odiaban, que os expulsaron por causa de mi nombre, dicen, Que el SEÑOR se glorifique, pero para vuestro gozo él aparecerá, y ellos serán avergonzados.
6. Una voz desde la ciudad, una voz desde el templo, una voz del SEÑOR entregándoles lo merecido a sus enemigos.
7. Antes de trabajar en parto ella dio a luz, antes de que le llegara el dolor, tuvo un niño hombre.
8. ¿Quién ha oído tal cosa? ¿Y quién ha visto semejantes cosas? Será hecha la tierra para dar a luz en un día? ¿Nacerá en un instante una nación? Porque tan pronto como Sión laboró en parto dio a luz sus hijos.
9. ¿Llevaré al nacimiento, y no haré dar a luz? Dice el SEÑOR, ¿Haré dar a luz, cerrando -el vientre-? Dice tu Dios.
10. Regocijaos con Jerusalén, y alegraos con ella, todos vosotros los que la amáis, regocijaos con júbilo con ella, todos vosotros los que os lamentáis por ella,
11. Para que podáis chupar y satisfaceros con los pechos de sus consolaciones, para que podáis tomar leche y deleitaros con su abundante gloria.
12. Porque esto dice el SEÑOR, He aquí que le extenderé a ella paz como un río, y la gloria de los Gentiles como un continuo arroyo, y entonces chuparéis, seréis cargados sobre -sus- costados, y jugueteados sobre -sus- rodillas.
13. Como a quien su madre conforta, así os confortaré, y en Jerusalén seréis consolados.
14. Y cuando veáis -esto- vuestro corazón se regocijará, y vuestros huesos como la hierba florecerán, y la mano del SEÑOR para con sus siervos se hará conocida, junto con -su- indignación para con sus enemigos.
15. Pues he aquí que el SEÑOR vendrá con fuego, y con sus carruajes como remolino, para entregar su enojo con furia, y su reprensión con llamas de fuego.
16. Ya que con fuego y con su espada e SEÑOR pleiteará con todos -los seres- de carne, y muchos serán los muertos por el SEÑOR.
17. Los que se santifican y se purifican en medio los jardines detrás de un -árbol-, comiendo carne de puerco, y la abominación y el ratón, serán consumidos juntos, dice el SEÑOR.
18. Pues -conozco- sus obras y sus pensamientos; va a suceder que voy a reunir a todas las naciones y lenguas, y se acercarán a ver mi gloria.
19. Y colocaré una insignia entre ellos, y enviaré a sus escapados hasta las naciones, -a- Tarsis, Pul y Lud que manejan el arco, a Tubal y a Javán, -hasta- las islas de muy lejos que no han oído de mi fama, ni han visto mi gloria, y declararán mi gloria entre los Gentiles.
20. Y traeré a todos vuestros hermanos -como- una ofrenda de todas las naciones para el SEÑOR en caballos, y en carrozas, en literas, en mulas y en bestias veloces, hasta mi montaña santa Jerusalén, dice el SEÑOR, como -cuando- los hijos de Israel traen una ofrenda en una vasija limpia para la casa del SEÑOR.
21. Y además tomaré de -entre- ellos para -que sean- sacerdotes -y- levitas, dice el SEÑOR.
22. Porque como los nuevos cielos y la nueva tierra que haré van a permanecer delante mío, dice el SEÑOR, de igual manera vuestra simiente y vuestro nombre permanecerán.
23. Y sucederá -que- desde una luna nueva a la siguiente, y desde un día de descanso hasta el otro, todo -ser de- carne vendrá a adorar ante mí, dice el SEÑOR.
24. Y saldrán y mirarán los cadáveres de los hombres que transgredieron contra mí, pues su gusano no va a morir, ni su fuego se va a calmar, y serán -considerados- una -cosa- aborrecible para todo -ser de- carne.
Isaías 65
Me buscan -los que- no -me- preguntaban, -y- me encuentran -los que- no me buscaban; le dije, Miradme, miradme, a una nación -que- no se llamaba por mi nombre.
2. Le extendí mis manos todo el día a un pueblo rebelde, el cual anda por un camino no bueno, tras sus propios pensamientos;
3. -Es- un pueblo que de continuo -y- de frente me provoca a ira, que hace sacrificios en jardines, y quema incienso en altares de ladrillo;
4. Que permanece entre los sepulcros, y se aloja en los monumentos, que come carne de cerdo, y -llenan- sus vasijas -con- caldos de -cosas- abominables.
5. Que dicen, Quédate ahí, -y- no te me acerques, porque soy más santo que tú. Éstos -son- humo para mis narices, -con- fuego ardiendo todo el día.
6. Mirad que -está- escrito delante mío, -que- no guardaré silencio, sino que daré su merecido, en su mismo seno -se lo- daré,
7. Vuestras -mismas- iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntas, dice el SEÑOR, los cuales quemaron incienso en las montañas, y blasfemaron contra mí en las colinas, por eso les devolveré en su seno su trabajo antiguo.
8. + Ésto dice el SEÑOR, Como el vino nuevo se encuentra en el racimo, y -alguien- dice, No lo destruyas, porque -hay- una bendición en él, por amor a mis siervos, así haré, para no destruirlos a todos.
9. Y sacaré una simiente de Jacob, y de Judá un heredero de mis montañas, y mis elegidos la heredarán, y mis siervos allí habitarán.
10. Y Sarón será un redil para rebaños, y el valle de Acor un un lugar para que las manadas se echen, -y- para mi pueblo que me ha buscado.
11. + Pero vosotros -sois- los que abandonan al SEÑOR, que se olvidan de mi montaña santa, que alistan una cena para esa tropa, y arreglan la ofrenda de bebidas para ese número -de gente-.
12. Por eso os enumeraré para -que paséis por- la espada, y todos os postraréis para la matanza, pues cuando llamé, no respondisteis, cuando hablé no oisteis, mas bien hicísteis el mal delante de mis ojos, y escogísteis -lo- que no me deleitaba.
13. Por eso así dice el Señor DIOS, Mirad que mis siervos van a comer, pero vosotros estaréis con hambre, que mis siervos van a beber, pero vosotros estaréis con sed, que mis siervos se van a regocijar, pero vosotros os vais a avergonzar.
14. Mirad que mis siervos cantarán del gozo en su corazón, pero vosotros lloraréis de la pena en el vuestro, y aullaréis del fastidio en -vuestro- espíritu.
15. Y dejaréis vuestro nombre como una maldición para mis escogidos, pues el Señor DIOS te matará, y a sus siervos llamarás por otro nombre;
16. Y así, el que se bendiga a sí mismo en la tierra se bendecirá en el Dios de la verdad, y el que jure en la tierra jurará por el Dios de la verdad, porque los anteriores problemas están olvidados y escondidos de mis ojos.
17. + Pues he aquí que yo creo nuevos cielos y una nueva tierra, y lo anterior no se recordará, ni a la mente vendrá -más-.
18. Pero alegraos y regocijaos para siempre -en- aquello que creo, porque he aquí que creo a Jerusalén -como- regocijo, y a su gente -como- alegría.
19. Y me regocijaré en Jerusalén, y me gozaré en mi pueblo, y en ella -ni- el sonido de llantos, ni el sonido de sollozos se oirán más.
20. No habrán allí más bebés, ni viejos que no hayan cumplido sus días, pues el niño morirá de cien años, aunque el pecador de cien años de edad maldecido será.
21. Y construirán casas, y -las- habitarán, plantarán viñedos, y de su fruto comerán.
22. No construirán, y otro habitará, no plantarán y otro comerá, porque como los días de un árbol -serán- los días de mi pueblo, y por largo -rato- mis electos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23. Su labor no va a ser en vano, ni van a dar a luz para -ver- problemas, porque -son- la simiente de los bendecidos del SEÑOR, y sus renuevos con ellos.
24. Y sucederá que antes de que llamen voy a responder, y mientras aún estén hablando voy a oír.
25. El lobo y el cordero juntos pastarán, y el león como el buey paja comerá, y la comida de la serpiente polvo -será-. En toda mi montaña santa no van a destruir, ni daño -alguno- harán, dice el SEÑOR.
Isaías 64
¡Oh que rasgaras los cielos, que bajaras, -y- que las montañas se derritieran ante tu presencia,
2. Como -cuando- el ardiente fuego consumidor hace hervir las aguas, para que tu nombre sea conocido por tus adversarios, -y- las naciones puedan temblar ante tu presencia!
3. Cuando hiciste cosas temibles -que- no esperábamos, bajaste, -y- las montañas se fundieron ante tu presencia.
4. Porque desde el comienzo del mundo no se ha escuchado, ni oído -ha- percibido, ni ojos han visto, además de ti, Oh Dios, -las cosas que- él ha preparado para aquel que lo aguarda.
5. Sales al encuentro de aquel que se regocija obrando justicia, de -aquellos que- se acuerdan de ti en tus caminos; -mas- he aquí, que estás airado, porque hemos pecado, en esos -pecados- continuamos, y -un día- seremos salvados.
6. Pero todos somos como una suciedad, y todas nuestras justicias como trapos asquerosos, todos nosotros como hojas nos marchitamos, y nuestras iniquidades nos han llevado como el viento.
7. Y nadie -hay- que invoque tu nombre, que se conmueva para aferrarse a ti, pues escondiste tu rostro de nosotros, y nos consumiste a causa de nuestras iniquidades.
8. Pero ahora pues, Oh SEÑOR, tú -eres- nuestro padre, nosotros barro, y tú nuestro alfarero, y todos -somos- la obra de tus manos.
9. + No te aíres sobremanera, Oh SEÑOR, ni te acuerdes por siempre de las iniquidades, observa -y- mira, te imploramos todo tu pueblo.
10. Tus santas ciudades son un yermo, Sion lo es, -y- Jerusalén una desolación.
11. Nuestra santa y hermosa casa, en donde nuestros padres te alababan, ha sido quemada con fuego, y todas nuestras cosas preciosas yacen en ruina.
12. ¿Vas a refrenarte ante estas -cosas-, Oh SEÑOR? ¿ a guardar silencio, y a afligirnos sobremanera?