1. Estas cosas os he hablado para que no os ofendáis.
2. Os sacarán de las sinagogas, sí, el tiempo viene, en el que cualquiera que os mate pensará que está haciéndole un servicio a Dios.
3. Y estas cosas os harán, porque no han conocido al Padre, ni tampoco a mí.
4. Pero os he dicho estas cosas, para que cuando venga el momento, podáis recordar que os las dije. Y al comienzo no os dije estas cosas porque con vosotros estaba.
5. Pero ahora me marcho al que me envió, y ninguno me pregunta, ¿A dónde vas?
6. Sino que por haberos dicho estas cosas, la pena ha llenado vuestro corazón.
7. Sin embargo os digo la verdad, Os conviene que me vaya, pues si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros, pero si parto, os lo enviaré.
8. Y cuando él venga, reprenderá al mundo por el pecado, con justicia, y con juicio;
9. Por el pecado, por no creer en mí;
10. Con justicia, porque a mi Padre voy, y no me veréis más.
11. -Y- con juicio, porque -ya- está juzgado el príncipe de este mundo.
12. Aún tengo que deciros muchas cosas, pero ahora no las podéis sobrellevar.
13. Sin embargo cuando él, el Espíritu de verdad venga, os guiará a toda verdad, pues no hablará por su cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os dará a conocer cosas por venir.
14. Él me glorificará, pues de lo mío recibirá, y os -lo- dará a conocer.
15. Todas las cosas que el Padre tiene son mías, por eso dije que él tomará de lo mío y os -lo- dará a conocer.
16. Un poquito más, y no me veréis, y de nuevo un poquito más, y me veréis, porque al Padre voy.
17. -Algunos- de sus discípulos dijeron entonces entre ellos, ¿Qué es esto que nos dice, Un poquito más, y no me veréis, y de nuevo un poquito más, y me veréis; y, Porque al Padre voy?
18. Se decían por tanto, ¿Qué es esto que dice, Un poquito más? No podemos entender lo que dice.
19. Ahora bien, Jesús sabía que estaban deseosos de preguntarle, y les dijo, ¿Inquirís entre vosotros acerca de que dije, Un poquito más, y no me veréis, y de nuevo un poquito más, y me veréis?
20. De verdad -y- de veras os digo, que vosotros lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se regocijará, y os entristeceréis, pero vuestra pena se convertirá en gozo.
21. Cuando una mujer está en parto, tiene pesar porque ha llegado su hora, mas tan pronto da a luz al niño, no recuerda más la angustia, por el gozo de que un hombre haya nacido en el mundo.
22. Y por tanto vosotros ahora tenéis pesar, pero de nuevo os veré, y vuestro corazón se regocijará, y ningún hombre vuestro gozo os quita-rá-.
23. Y en ese día nada pediréis. De verdad, – y- de veras os digo, Lo que sea que pidáis al Padre en mi nombre, él os dará.
24. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre, pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo pueda ser total.
25. Estas cosas en proverbios os he hablado, mas llega el tiempo en el que en proverbios no os hablaré más, sino que claramente del Padre os daré a conocer.
26. En aquel día en mi nombre pediréis, y no os digo que por vosotros oraré al Padre,
27. Pues el mismo Padre a vosotros os ama, por vosotros haberme amado, y haber creído que yo salí de Dios.
28. Llegué del Padre, y al mundo he venido; de nuevo dejo el mundo, y al Padre voy.
29. Sus discípulos le dijeron, He aquí que ahora claramente hablas, y no hablas proverbios.
30. Ahora estamos seguros que tú conoces todas las cosas, y -que- no necesitas que ningún hombre te pregunte; por esto creemos que viniste de Dios.
31. Jesús les respondió, ¿Ahora creéis?
32. Mirad que viene la hora, sí, ha venido ya, en la que esparcidos seréis cada hombre por su cuenta, y me dejaréis sólo; aunque sólo no estoy, porque el Padre conmigo está.
33. Estas cosas os he hablado, para que podáis en mí tener paz. En el mundo tendréis tribulación, pero ánimo, -que- yo he vencido al mundo.
Juan 15
1. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
2. Toda rama que en mí no dé fruto, él -la- quita, y toda -rama- que dé fruto, la purga, para que más fruto pueda entregar.
3. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede dar fruto por su cuenta, a no ser que permanezca en la vid, tampoco podéis -hacerlo- vosotros, a no ser que permanezcáis en mí.
5. Yo soy la vid, vosotros las ramas; el que permanece en mí, y yo en él, este mismo produce mucho fruto, pues nada podéis hacer sin mí.
6. Si algún hombre no permanece en mí, es echado como una rama, y se seca; y los hombres las recogen, -las- arrojan al fuego y se queman.
7. Si vosotros permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que queráis, y se os hará.
8. En esto se glorifica mi Padre, en que deis mucho fruto, -y- así seréis mis discípulos.
9. Como el Padre me ha amado, también os he amado, continuad en mi amor.
10. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo pueda en vosotros permanecer, y vuestro gozo total pueda ser.
12. Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros, como yo os he amado.
13. Mayor amor que este no tiene hombre -alguno-: que por sus amigos un hombre su vida ponga.
14. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que sea que os mande.
15. De ahora en adelante sirvientes no os llamaré, porque el sirviente no sabe lo que su señor hace, sino que os llamo amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre os las he hecho saber.
16. Vosotros no me elegísteis a mí, sino que yo a vosotros os elegí, y -os he- ordenado para que vayáis y produzcáis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que lo que sea que pidáis al Padre en mi nombre, os lo pueda dar él.
17. Esto os mando, que os améis unos a otros.
18. Si el mundo os odia, sabed que antes de -odiar-os, me odió a mí.
19. Si fuerais del mundo, el mundo amaría a los suyos, pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí sacándoos del mundo, por tanto el mundo os odia.
20. Recordad la palabra que os dije, El sirviente no es más importante que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si guardaron mis dichos, también guardarán los vuestros.
21. Pero todas estas cosas os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
22. Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no hubieran tenido pecado, pero ahora no tienen pretexto por su pecado.
23. El que me odia, odia también a mi Padre.
24. Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro hombre hizo, no hubieran tenido pecado, pero ahora han visto, y también odiado tanto a mí como a mi Padre.
25. Pero -esto sucede- para que se pueda cumplir la palabra que está escrita en su ley, Sin causa me odiaron.
26. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, sí, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él testificará de mí.
27. Y vosotros también atestiguaréis, pues desde el comienzo habéis estado conmigo.
Juan 14
1. Que no se atribule vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí.
2. En la casa de mi Padre muchas mansiones hay, si no -fuera así-, -ya- os lo hubiera dicho.
3. Y como voy a preparar un lugar para vosotros, vendré otra vez y hacia mí os recibiré, para que donde yo esté, podáis estar allí también.
4. Ya vosotros sabéis a dónde voy, y el camino conocéis.
5. Tomás le dice, Señor, no sabemos a dónde vas, ¿y cómo podemos saber el camino?
6. Jesús le dice, Yo soy el camino, la verdad, y la vida; ningún hombre llega al Padre, sino por mí.
7. Si me hubierais conocido, habríais conocido también a mi Padre; y de aquí en adelante lo conocéis, y lo habéis visto.
8. Felipe le dice, Señor, Danos a conocer al Padre, y nos es suficiente.
9. Jesús le dice, ¿Por tanto tiempo he estado con vosotros, y aún no me has conocido, Felipe? El que me ha visto ha visto al Padre; ¿y cómo dices entonces, Danos a conocer al Padre?
10. ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que os hablo, yo no hablo por mi cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
11. Créeme que yo -estoy- en el Padre, y él en mí; o si no créeme por causa de las mismas obras.
12. De verdad, -y- de veras os digo, El que cree en mí las obras que yo hago también hará, y hará mayores -obras- que estas, porque voy a donde el Padre.
13. Y lo que sea que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre en el Hijo se pueda glorificar.
14. Si pedís alguna cosa en mi nombre, yo -la- haré.
15. Si me amáis, guardad mis mandamientos.
16. Y voy a orar al Padre, para que os dé otro Consolador, que pueda permanecer para siempre con vosotros.
17. Sí, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve, ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18. Desconsolados no os dejaré, hasta donde vosotros vendré.
19. Aún un ratico, y el mundo no me ve más; pero vosotros me véis: porque yo vivo, vosotros también viviréis.
20. Ese día conoceréis que yo -estoy- en mi Padre, vosotros en mí, y yo en vosotros.
21. El que tiene mis mandamientos y los guarda es el que me ama, y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré, y me manifestaré a él.
22. Judas le dice, no el Iscariote, Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?
23. Jesús respondió y le dijo, Si un hombre me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará, y vendremos a donde él, y nuestra morada haremos con él.
24. El que no me ama no guarda mis dichos, y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió.
25. Estas cosas os he hablado estando -aún- presente con vosotros.
26. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y todas las cosas traerá a vuestra memoria, lo que sea que yo haya dicho.
27. La paz os dejo, mi paz os doy; como el mundo da no os doy. Que no se atribule vuestro corazón, que no tenga miedo.
28. Escuchasteis cómo os dije, me voy lejos, y a vosotros vengo -de nuevo-. Si me amarais os regocijaríais, ya que dije, A donde el Padre me voy, porque mi Padre es mayor que yo.
29. Y os lo he dicho ahora, antes de que acontezca, para que cuando haya acontecido podáis creer.
30. De aquí en adelante no voy a hablar mucho con vosotros, porque llega el príncipe de este mundo, y nada tiene en mí.
31. Pero para que el mundo pueda saber que amo al Padre y tal como el Padre me dió mandamiento, así también hago. Levantaos, -y- vámonos de acá.
Juan 13
1. Ahora bien, antes de la fiesta de la pascua, cuando Jesús supo que su hora había venido en la que debía partir de este mundo hacia donde el Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2. Y habiendo finalizado la cena, el diablo habiendo ahora puesto en el corazón de Judas Iscariote, -el hijo- de Simón, que lo traicionara,
3. Jesús sabiendo que el Padre le había entregado todas las cosas en sus manos, y que había venido de Dios y a Dios iba,
4. Se levantó de la cena, puso a un lado sus vestiduras, tomó una toalla, y se ajustó.
5. Después de derramar agua en una vasija, comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a secar-los- con la toalla con la que estaba ceñido.
6. Entonces llega él a Simón Pedro, y Pedro le dice, ¿Señor, lavas tú mis pies?
7. Jesús respondió y le dijo, Tú no sabes lo que ahora hago, pero más adelante lo sabrás.
8. Pedro le dice, Nunca lavarás mis pies. Jesús le respondió, Si no te lavo, no tienes parte conmigo.
9. Simón Pedro le dice, Señor, no sólo mis pies, sino también -mis- manos y -mi- cabeza.
10. Jesús le dice, El que se ha lavado, no necesita sino lavarse -los- pies, sin embargo está limpio por completo, y vosotros estáis limpios, pero no todos.
11. Porque él sabía quién lo iba a traicionar; por tanto dijo, No todos estáis limpios.
12. Así que después de haber lavado los pies de ellos, y haberse puesto sus vestiduras, de nuevo se acomodó, -y- les dijo, ¿Sabéis lo que he hecho con vosotros?
13. Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque -lo- soy.
14. Si yo entonces, -vuestro- Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, también debéis lavaros entre vosotros los piés.
15. Pues os he dado ejemplo, para que hagáis como yo os he hecho.
16. De verdad y de veras os digo, El sirviente no es mayor que su señor, ni el que es enviado mayor que el que lo envió.
17. Si sabéis estas cosas, felices sois si las hacéis.
18. + De todos vosotros no hablo; yo sé a quien he escogido; pero para que la escritura se pueda cumplir, El que come pan conmigo, ha levantado su talón contra mí.
19. Ahora os digo antes de que llegue, para que cuando llegue a acontecer, podáis cree que yo soy -él-.
20. De verdad, -y- de veras os digo, El que recibe a quien yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
21. Cuando Jesús hubo dicho esto, se atribuló en espíritu, y atestiguó y dijo, De verdad y de veras os digo, que uno de vosotros me traicionará.
22. Entonces los discípulos se miraron el uno al otro, dudando de quién hablaba.
23. Ahora bien, en el seno de Jesús se estaba reclinando uno de sus discípulos a quien Jesús amaba.
24. Simón Pedro por tanto le hizo señas, para que le preguntara quién era de quien hablaba.
25. Él entonces, reclinándose en el pecho de Jesús le dice, ¿Señor, quién es?
26. Jesús respondió, Es él a quien le de un remojo, cuando haya mojado -el pan-. Y cuando hubo mojado -el pan-, -se lo- dio a Judas Iscariote, -el hijo- de Simón.
27. Y después del remojo, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces, Lo que hagas, hazlo rápido.
28. Ahora bien, ningún hombre en la mesa supo para qué propósito le hablaba esto a él.
29. Ya que algunos -de ellos- pensaron, como Judas tenía la bolsa, que Jesús le había dicho, Compra -aquellas cosas- de las que tenemos necesidad para cuando venga la fiesta; o, que le debía dar algo a los pobres.
30. El entonces habiendo recibido el remojo salió inmediatamente; y era de noche.
31. + Por tanto, cuando hubo salido, Jesús dijo, Ahora el Hijo del hombre se glorifica, y Dios es glorificado en él.
32. Si Dios es glorificado en él, también Dios en él mismo lo glorificará, y lo glorificará de inmediato.
33. Hijitos, Un poquito más estoy con vosotros. Me buscaréis, y como dije a los Judíos, A donde voy no podéis venir; así que ahora os digo,
34. Un nuevo mandamiento os doy, Que os améis unos a otros. Tal como os he amado, que también unos a otros os améis.
35. Por esto todos -los hombres- sabrán que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos con los otros.
36. Simón Pedro le dijo, Señor, ¿A dónde vas? Jesús le respondió, A donde voy no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después.
37. Pedro le dijo, ¿Señor, por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por tu causa.
38. Jesús le respondió, ¿Tu vida pondrás por mi causa? De verdad y de veras te digo, El gallo no cantará hasta que me hayas negado tres veces.
Juan 12
1. Jesús entonces seis días antes de la pascua llegó a Betania, donde Lázaro estaba, el cual había estado muerto, a quien él levantó de los muertos.
2. Allí le hicieron una cena; y Marta servía, aunque Lázaro era uno de los que se sentaban a la mesa con él.
3. María entonces tomó una libra de ungüento de nardo, muy costoso, ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con su cabello; y la casa se llenó del olor del ungüento.
4. Dijo entonces uno de sus discípulos, Judas Iscariote, -hijo- de Simón, el cual lo traicionó,
5. ¿Por qué no se vendió este ungüento por trescientos peniques y -se le- dio a los pobres?
6. Esto dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y cargaba lo que en ella se ponía.
7. Jesús dijo entonces, Dejadla sola; para cuando venga el día de mi entierro ella ha guardado esto.
8. Porque vosotros tenéis siempre a los pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.
9. Por esto mucha gente de los Judíos supo que él estaba allí, y no solamente vinieron por causa de Jesús, sino también para poder ver a Lázaro, a quien él había levantado de los muertos.
10- + Mas los sumos sacerdotes consultaban para poder también llevar a Lázaro a la muerte.
11. Porque a causa de él muchos de los Judíos se alejaron y creyeron en Jesús.
12. + Al día siguiente mucha gente que había venido a la fiesta, cuando oyeron que Jesús estaba viniendo a Jerusalén,
13. Cogieron ramas de palmeras, y bajaron a encontrarlo, y gritaban, Hosana, Bendito es el Rey de Israel que viene en el nombre del Señor.
14. Y Jesús, cuando hubo encontrado un joven asno, se sentó en él, como está escrito,
15. No temas, hija de Sión, mirad que vuestro Rey viene, sentado en un borrico.
16. Sus discípulos no entendieron estas cosas al principio, mas cuando Jesús fue glorificado, recordaron entonces que estas cosas se habían escrito de él, y -que- estas cosas a él le habían hecho.
17. Por tanto la gente que estaba con él daba testimonio de cuando él llamó -y- sacó a Lázaro de su sepulcro, y lo levantó de los muertos.
18. Por causa de esto la gente también -salió a- su encuentro, por lo que -habían- oído de este milagro que él había hecho.
19. Por eso los Fariseos se decían entre sí, ¿Percibís cómo en nada prevalecéis? mirad que el mundo se ha ido en pos de él.
20. + Y había ciertos Griegos de entre ellos que -habían- subido a adorar en la fiesta.
21. Estos mismos vinieron por ello donde Felipe. el cual estaba en Betsaida de Galilea, y le solicitaron, diciéndo, Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22. Felipe viene y le cuenta a Andrés, y Andrés y Felipe de nuevo le cuentan a Jesús.
23. + Y Jesús les respondió, diciendo, La hora ha venido en la que el Hijo del hombre debe ser glorificado.
24. De verdad y de veras os digo, A menos que el grano de trigo caiga dentro del suelo y muera, solo se queda; pero si muere, mucho fruto lleva.
25. El que ame su vida la perderá, y el que aborrezca su vida en este mundo, para la vida eterna la guardará.
26. Si algún hombre me sirve, que me siga, y donde yo estoy, allí también mi siervo estará; si algún hombre me sirve, a él -mi- Padre lo honrará.
27. Ya mi alma se atribula, ¿y qué diré? Padre sálvame de esta hora; pero por esta causa vine yo a esta hora.
28. Padre, glorifica tu nombre. Llegó entonces una voz del cielo, -diciendo-, -Lo- he glorificado, e igualmente de nuevo -lo- glorificaré.
29. Por tanto la gente que -estaba- paraba al lado, y oyó, decía que -había- tronado; otras decían, Un ángel le habló a él.
30. Jesús respondió y dijo, Esta voz no vino a causa de mí, sino a causa de vosotros.
31. Ya es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será expulsado.
32. Y yo, si de la tierra soy levantado, a todos atraeré hacia mí.
33. Esto dijo, significando de qué muerte iba a morir.
34. La gente le respondió, Hemos oído de la ley que Cristo permanece para siempre, ¿y cómo dices tú, El Hijo del hombre debe ser levantdo? ¿quién es este Hijo del hombre?
35. Jesús entonces les dice, Aún un poquito más la luz está con vosotros. Andad mientras tenéis la luz, no sea que la oscuridad venga sobre vosotros; porque el que anda en la oscuridad no sabe a dónde va.
36. Creed en la luz en tanto tengáis la luz, para que podáis ser los hijos de la luz. Estas cosas habló Jesús y se apartó y se escondió de ellos.
37. + Pero a pesar de haber hecho tantos milagros delante de ellos, aún no creían en él.
38. Para que el dicho de Isaías el profeta se pudiera cumplir, el cual habló, ¿Señor, quién ha creído a nuestro reporte? ¿y a quién el brazo del Señor se -le- ha revelado?
39. Por tanto no pudieron creer, porque Isaías dijo eso de nuevo,
40. Él ha cegado sus ojos, y endurecido su corazón, para que no vean con -sus- ojos, ni entiendan con -su- corazón, se conviertan, y yo los sane.
41. Estas cosas dijo Isaías, cuando vio su gloria, y habló de Él.
42. + No obstante entre los principales gobernantes muchos también creyeron en él; pero a causa de los Fariseos, no -lo- confesaron, no fuera que fueran sacados de la sinagoga.
43. Porque amaban la alabanza de los hombres más que la alabanza de Dios.
44. + Jesús clamó y dijo, El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió.
45. Y el que me ve, ve al que me envió.
46. -Como- una luz he venido al mundo, para que cualquiera que crea en mí no permanezca en la oscuridad.
47. Y si algún hombre oye mis palabras, y no las cree, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
48. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene a alguien que lo juzga; la palabra que he hablado, esta misma lo juzgará en el último día.
49. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me envió, él me dio el mandamiento, -acerca de- qué debo decir, y qué debo hablar.
50. Y yo se que su mandamiento es vida eterna; por tanto lo que sea que hable, tal como el Padre me dijo, así -lo- hablo.
Juan 11
1. Ahora bien. cierto hombre se encontraba enfermo, Lázaro, de Betania, el pueblo de María y su hermana Marta.
2. (Fue -aquella- María, la cual ungió al Señor con ungüento, y secó sus pies con su cabello, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.)
3. Por tanto sus hermanas enviaron por él, diciendo, Señor, mia que aquel a quien amas está enfermo.
4. Cuando Jesús oyó -aquello-, dijo, Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios, para que el hijo de Dios pueda de esta forma ser glorificado.
5. Ahora bien, Jesús amaba a Marta, a su hermana, y a Lázaro.
6. Cuando hubo oído por tanto que él estaba enfermo, se quedó dos días más en el mismo lugar donde estaba.
7. Luego después de eso -le- dice a -sus- discípulos, Vayamos de nuevo a Judea.
8. -Sus- discípulos le dicen, Maestro, los Judíos ahora último buscaban apedrearte, ¿y de nuevo vas allá?
9. Jesús respondió, ¿-Acaso- no hay doce horas el día? Si algún hombre anda en el día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.
10. Pero si un hombre anda en la noche, tropieza, porque no hay luz en él.
11. Estas cosa dijo; y después de eso les dice, Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy, para poder despertarlo del sueño.
12. Dijeron entonces sus discípulos, Señor, si duerme, -le- hará bien.
13. Sin embargo Jesús hablaba de su muerte, peron ellos pensaron que había hablado de tomar descanso en el sueño.
14. Jesús entonces les dijo claramente, Lázaro está muerto.
15. Y estoy alegre por causa vuestra de no haber -estado- allí, con el propósito de que podáis creer; sin embargo vayamos donde él.
16. Dijo entonces Tomás, el que se llama Dídimo, a sus compañeros discípulos, Vayamos también para que podamos morir con él.
17. Entonces cuando Jesús llegó, encontró que lo habían -puesto- en el sepulcro -hacía- ya cuatro días.
18. Ahora bien, Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos quince estadios de distancia;
19. Y muchos de los Judíos vinieron donde Marta y María, para consolarlas acerca de su hermano.
20. Entonces Marta, tan pronto como oyó que Jesús estaba llegando, fue a encontrarlo; pero María se sentó -aún- en la casa.
21. Marta entonces le dijo a Jesús, Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.
22. Pero yo sé, que aún ahora, lo que sea que tú pidas de Dios, Dios te -lo- dará.
23. Jesús le dice, Tu hermano de nuevo se levantará.
24. Marta le dice, Sé que de nuevo se levantará en la resurrección en el último día.
25. Jesús le dijo, Yo soy la resurrección, y la vida; el que cree en mí, así esté muerto, aún así vivirá;
26. Y cualquiera que vive y cree en mí nunca va a morir. ¿Crees esto?
27. Ella le dijo, Sí, Señor; yo creo que eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha de venir al mundo.
28. Y cuando hubo dicho así, se marchó, y llamó a María su hermana en secreto, diciendo, Llegó el Maestro, y te llama.
29. Tan pronto oyó ella -esto-, rápidamente se levantó, y vino a él.
30. Ahora bien, Jesús todavía no había llegado al pueblo, sino que se hallaba en ese lugar donde Marta lo -había- encontrado.
31. Entonces los Judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, al ver a María levantarse apurada y salir, la siguieron, diciendo, Va a la tumba a llorar allí.
32. María entonces, cuando hubo llegado donde estaba Jesús, y lo vio, cayó a sus pies, diciéndole, Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.
33. Al ver Jesús por tanto a María llorar, y a los Judíos que llegaron con ella también llorando, gimió en el espíritu, y se atribuló,
34. Y dijo, ¿Dónde lo habéis puesto? Ellos le dijeron, Señor, ven y ves.
35. Jesús lloró.
36. Los Judíos entonces dijeon, ¡Mirad cómo lo amaba!
37. Y algunos de ellos decían, ¿No podía este hombre, que abrió los ojos de los ciegos, haber hecho que aún este hombre no hubiera muerto?
38. Jesús por ello, gimiendo de nuevo en sus adentros llega al sepulcro. Era una cueva, y una piedra yacía sobre ella.
39. Jesús dijo, Quitad la piedra. Marta, la hermana del que estaba muerto, le dice, Señor, para este momento él hiede, pues ha estado -muerto- cuatro días.
40. Jesús le dice a ella, ¿No te dije, que si creías, ibas a ver la gloria de Dios?
41. Ellos entonces quitaron la piedra -del lugar- donde el muerto yacía. Y Jesús levantó -sus- ojos, y dijo, Padre, Te agradezco por haberme oído.
42. Y yo sabía que siempre me oyes, pero a causa de las personas que están de pie a mi lado -lo- dije, para que crean que tú me has enviado.
43. Y cuando hubo hablado esto, clamó en alta voz, Lázaro, ven.
44. Y el que estaba muerto vino, con sus manos y pies atados, -y- con los atavíos del sepulcro; su rostro estaba envuelto con un paño. Jesús les dice, Soltadlo, y dejadlo ir.
45. Entonces, muchos de los Judíos que habían llegado donde María, y visto las cosas que Jesús había hecho, creyeron en él.
46. Pero algunos de ellos marcharon hasta donde los Fariseos, y les contaron las cosas que Jesús había hecho.
47. + Entonces reunieron los sumos sacerdotes y los Fariseos un concilio, y dijeron, ¿Qué hacemos? porque este hombre hace muchos milagros.
48. Si lo dejamos así solo, todos creerán en él, y los Romanos vendrán y quitarán tanto nuestro lugar como la nación.
49. Y uno de ellos, -llamado- Caifás, siendo el sumo sacerdote ese mismo año, les dijo, No sabéis nada en absoluto,
50. Ni consideráis que es conveniente que un hombre deba morir por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
51. Y esto -lo- habló no por su cuenta, sino que siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús debía morir por esa nación;
52. Y no sólo por esa nación, sino que también debía reunir -y- aunar a los hijos de Dios que estaban esparcidos afuera.
53. Desde ese día en adelante entonces se juntaron en consejo para llevarlo a la muerte.
54. Jesús por ello no anduvo más abiertamente entre los Judíos; sino que se fue de allí a un país cercano al yermo, a una ciudad llamda Efraín, y allí continuó con sus discípulos.
55. + Y la pascua de los Judíos se encontraba muy cerca; y muchos subían del campo hasta Jerusalén, para purificarse antes de la pascua.
56. Ellos entonces buscaban a Jesús, y hablaban entre ellos, mientras se paraban en el templo, ¿Qué pensáis, que no vendrá a la fiesta?
57. Ahora bien, los sumos sacerdotes y los Fariseos habían dado mandamiento de que si algún hombre sabía dónde estaba él, debía dar-lo- a conocer para poder cogerlo.
Juan 10
1. De verdad, -y- de veras os digo, El que no entra por la puerta al redil de ovejas, sino que de alguna otra manera -lo- trepa, este mismo es un ratero y un ladrón.
2. Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas.
3. El portero le abre, las ovejas oyen su voz. A sus mismas ovejas llama por nombre, las saca y las guía.
4. Cuando saca a sus ovejas, va delante de ellas, y ellas lo siguen, pues conocen su voz.
5. No seguirán a un extraño, sino que de él huirán, pues no conocen la voz de los ajenos.
6. Esta parábola les habló Jesús, pero no entendían de qué asunto les hablaba.
7. De nuevo entonces Jesús les dijo, De verdad, -y- de veras os digo, Yo soy la puerta de las ovejas.
8. Todos los que alguna vez vinieron antes de mí son rateros y ladrones, pero las ovejas no los oyeron.
9. Yo soy la puerta, si algún hombre entra por mí, se salvará, y entrará y saldrá y encontrará pastos.
10. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir; yo he venido para que puedan tener vida, y más abundantemente -la- puedan tener.
11. Yo soy el buen pastor, -y- el pastor bueno da su vida por las ovejas.
12. Pero el que es jornalero, y no pastor, ni dueño de las ovejas, ve al lobo venir, y deja las ovejas y huye, y el lobo las agarra y esparce las ovejas.
13. El jornalero huye por ser un jornalero al que no le importan las ovejas.
14. Yo soy el buen pastor, y conozco a mis -ovejas- y las mías me conocen.
15. Como el Padre me conoce, de igual manera conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas.
16. Y tengo otras ovejas las cuales no son de este redil; a ellas también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un redil, -y- un pastor.
17. Por eso mi Padre me ama, porque pongo mi vida, para poderla de nuevo tomar.
18. Ningún hombre me la quita, sino que por mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para tomarla de nuevo. He recibido este mandamiento de mi Padre.
19. + Hubo de nuevo división entre los Judíos por estas palabras.
20. Y muchos de ellos decían, Tiene un diablo, y está loco; ¿por qué lo escucháis?
21. Otros decían, Estas no son las obras del que tiene un diablo. ¿Puede abrir un diablo los ojos del ciego?
22. + Y era la fiesta de la dedicación en Jerusalén, era invierno.
23. Y Jesús andaba en el templo en el pórtico de Salomón.
24. Entonces llegaron los Judíos -a- rodearlo, y le dijeron, ¿Por cuánto -tiempo- más nos haces dudar? Si tú eres el Cristo, dilo claramente.
25. Jesús les respondió, Os -lo- dije, y no -lo- creísteis; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, atestiguan de mí.
26. Pero no creéis porque no sois de mis ovejas, como os lo dije.
27. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen.
28. Y les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni ninguno las arrancará de mi mano.
29. Mi Padre, el cual me -las- dio, es más grande que todos, y nadie es capaz de arrancar-las- de la mano de mi Padre.
30. Yo y -mi- Padre uno somos.
31. Los Judíos entonces tomaron piedras para apedrearlo.
32. Jesús les respondió, Muchas buenas obras de mi Padre os he manifestado, ¿por cuál de aquellas obras me apedreáis?
33. Los Judíos le respondieron, diciendo, Por una buena obra no te apedreamos, sino por blasfemia, y porque tú, siendo hombre, te haces a tí mismo Dios.
34. Jesús les respondió, ¿No está escrito en vuestra ley, Yo dije, ¿Vosotros sois dioses?
35. Si él llamó dioses a quienes llegó la palabra de Dios, y la escritura no se puede quebrantar,
36. Vosoros decís de aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, Blasfemas; porque dije, Yo soy el Hijo de Dios?
37. Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
38. Pero si las hago, así no me creáis, creed en las obras, para que podáis saber y creer que el Padre -está- en mí y yo en él.
39. Buscaron por tanto de nuevo cogerlo, mas él se escapó de la mano de ellos,
40. Y se alejó otra vez más allá del Jordán al lugar donde Juan primero -había- bautizado, y allí habitó.
41. Y muchos recurrían a él, y decían, Juan no hizo milagros, mas todas las cosas que Juan habló de este hombre fueron verdad.
42. Y muchos allí creyeron en él.
Juan 9
1. Y mientras -Jesús- pasaba por un lado, vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
2. Y sus discípulos le preguntaron diciendo, Maestro, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, para que naciera ciego?
3. Jesús respondió, Ni este hombre ni sus padres pecaron, sino para que las obras de Dios pudieran hacerse manifiestas en él.
4. Mientras es -de- día debo realizar las obras del que me envió. Se acerca la noche cuando ningún hombre puede trabajar.
5. En tanto esté en el mundo, soy la luz del mundo.
6. Cuando hubo hablado esto, escupió en el suelo, hizo barro de la saliva, ungió los ojos del hombre ciego con el barro,
7. Y le dijo, Ve, láva-te- en el estanque de Siloé, (que interpretado es, Enviado.) Se marchó por tanto, se lavó, y llegó viendo.
8. + Por ello los vecinos y los que lo habían visto antes ciego, dijeron, ¿no es este el que se sentaba y mendigaba?
9. Algunos decían, Este es él; otros, Es como él; pero él -les- dijo, -Soy- él.
10. Por eso le decían, ¿Cómo se abrieron tus ojos?
11. Él respondió y dijo, Un hombre que se llama Jesús hizo barro, ungió mis ojos y me dijo, Ve al estanque de Siloé, y láva-te-; fui, -me- lavé y la vista recibí.
12. Le dijeron entonces, ¿Dónde está él? Él dijo, No sé.
13. + Ellos llevaron a los Fariseos al que anteriormente había -sido- ciego.
14. Y era el día sabat cuando Jesús hizo el barro, y abrió sus ojos.
15. De nuevo entonces los Fariseos también le preguntaron cómo había recibido la vista. Él les dijo, Él puso barro en mis ojos, -me- lavé y veo.
16. Por tanto algunos de los Fariseos decían, Este hombre no es de Dios, porque no guarda el día sabat. Otros decían, ¿Cómo puede un hombre que es pecador, hacer tales milagros? Y había división entre ellos.
17. Le dicen de nuevo al hombre ciego, ¿Qué dicesd tú del que te ha abierto los ojos? Él dijo, Es un profeta.
18. Pero los Judíos no creían acerca de él, que había sido ciego y recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista.
19. Y les preguntaron, diciendo, Es este vuestro hijo, de quien decís que nació ciego? ¿cómo entonces ahora ve?
20. Sus padres les respondieron y dijeron, Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego;
21. Pero por qué medio ahora ve, no -lo- sabemos, o quién ha abierto sus ojos, no sabemos; es mayor de edad, preguntadle, él por su cuenta hablará.
22. Estas -palabras- hablaron sus padres, porque temían a los Judíos, pues los Judíos ya habían acordado, que si algún hombre confesaba que él era Cristo, debía ser expulsado de la sinagoga.
23. Por eso dijeron sus padres, Es mayor de edad, preguntadle.
24. Llamaron de nuevo al hombre que fue ciego, y le dijeron, Dale la alabanza a Dios, sabemos que este hombre es un pecador.
25. Él respondió y dijo, Si es un pecador, no -lo- sé; sé una cosa, que, habiendo sido ciego, ahora veo.
26. Le dijeron de nuevo entonces, ¿Qué te hizo? ¿Cómo abrió tus ojos?
27. Él les respondió, Ya os he dicho, y no oísteis; ¿por qué deseáis oir otra vez? ¿queréis también ser sus discípulos?
28. Ellos entonces lo insultaron, y dijeron, Tú eres su discípulo, pero nosotros somos los discípulos de Moisés.
29. Sabemos que Dios le habló a Moisés; -en cuanto a- este -compañero-, no sabemos de dónde es.
30. El hombre respondió y les dijo, Por qué, aquí hay algo maravilloso, que no sabéis de dónde es él, y -aún así- el me abrió los ojos.
31. Ahora bien, sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero si algún hombre es un adorador de Dios, y hace su voluntad, a él el oye.
32. Desde que el mundo comenzó no se ha oído que ningún hombre abriera los ojos de alguien nacido ciego.
33. Si este hombre no fuera de Dios, no podría hacer nada.
34. Ellos respondieron y le dijeron, ¿Tú naciste todo en pecado, y nos enseñas? Y lo echaron fuera.
35. Jesús oyó que lo habían echado fuera, y cuando lo hubo encontrado, le dijo, ¿Crees en el Hijo de Dios?
36. Él respondió y dijo, ¿Quién es él, Señor, para poder creer en él?
37. Y Jesús le dijo, Lo has visto, y también es el que habla contigo.
38. Y él dijo, Señor, creo. Y lo adoró.
39. + Y Jesús dijo, Para juicio he venido a este mundo, para que los que no ven, puedan ver, y para que los que ven puedan volverse ciegos.
40. Y -algunos- de los Fariseos que estaban con él oyeron estas palabras, y le dijeron, ¿También somos ciegos?
41. Jesús les dijo, Si fuérais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora que decís, Vemos, vuestro pecado por lo tanto permanece.
Juan 8
1. Jesús se fue al monte de los Olivos.
2. Y temprano en la mañana llegó de nuevo -y- entró al templo, y toda la gente vino a él; y el se sentó, y les enseñó.
3. Y los escribas y Fariseos le trajeron una mujer cogida en adulterio; y cuando la hubieron puesto en el medio,
4. Le dicen, Maestro, esta mujer fue cogida en adulterio, en el mismo acto.
5. Ya Moisés en la ley nos mandó, que tales deben ser apedreadas; ¿pero tú qué dices?
6. Esto decían tentándolo, para poder tener -razones- para acusarlo. Pero Jesús se agachó, y con -su- dedo escribió en el suelo.
7. Así que cuando continuaron preguntándole, él se levantó, y les dijo, El que esté sin pecado entre vosotros, que primero le lance una piedra.
8. Y de nuevo se agachó, y escribía en el suelo.
9. Y los que -lo- oyeron, siendo convencidos por -sus- conciencias, salieron uno a uno, comenzando con los mayores, hasta el último; y Jesús se quedó solo, y la mujer parada en la mitad.
10. Cuando Jesús se hubo levantado, y a nadie vio sino a la mujer, a ella le dijo, ¿Mujer, dónde están esos tus acusadores? ¿no te ha condenado ningún hombre?
11. Ella dijo, Ningún hombre, Señor. Y Jesús le dijo, Tampoco te condeno yo; ve, y no peques más.
12. + Jesús entonces les habló de nuevo diciendo, Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.
13. Por tanto los Fariseos le dijeron, Das testimonio de ti; tu testimonio no es veraz.
14. Jesús respondió y les dijo, Así yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es veraz, porque yo sé de dónde vine, y a dónde voy; pero vosotros no podéis decir de dónde vengo, ni a dónde voy.
15. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a hombre -alguno-.
16. Y si aún juzgara, mi juicio es veraz, porque no soy yo sólo, sino el Padre que me envió y yo.
17. En vuestra ley también está escrito, que el testimonio de dos hombres es veraz.
18. Yo soy uno de los que da testimonio de mí, y el Padre que me envió -también- da testimonio de mí.
19. Le dijeron ellos entonces, ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió, Ni a mí me conocéis, tampoco a mi Padre; si me hubiérais conocido, hubiérais también conocido a mi Padre.
20. Estas palabras habló Jesús en el tesoro, mientras enseñaba en el templo, y ningún hombre le puso la mano, porque su hora aún no había llegado.
21. Jesús de nuevo entonces les dijo, Yo me marcho, y me buscaréis, y en vuestros pecados moriréis; a donde voy no podéis llegar.
22. Dijeron entonces los Judíos, ¿Se matará? porque dice, A donde voy no podéis llegar.
23. Y les dijo, Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros de este mundo sois; yo no soy de este mundo.
24. Por eso os dije, que en vuestros pecados moriréis. Porque si no creéis que yo soy -él-, en vuestros pecados moriréis.
25. le dijeron ellos entonces, ¿Quién eres tú? Y Jesús les dice, -Lo mismo- aún que os -he- dicho desde el principio.
26. Muchas cosas tengo que decir y que juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz, y le hablo al mundo aquellas cosas que he oído de él.
27. Ellos no entendían que les hablaba del Padre.
28. Les dijo entonces Jesús a ellos, Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que yo soy -él-, y -que- por mí cuenta nada hago, sino que estas cosas -las- hablo tal como mi Padre me -las- ha enseñado.
29. Y el que me envió conmigo está; sólo no me ha dejado el Padre, porque siempre aquello que le complace -eso- hago.
30. Mientras hablaba estas palabras muchos creyeron en él.
31. Dijo entonces Jesús a aquellos Judíos que creyeron en él, Si continuáis en mi palabra, sois de verdad -entonces- mis discípulos;
32. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
33. + Ellos le respondieron, Somos simiente de Abraham, y nunca fuimos esclavos de ningún hombre; ¿cómo -es que- dices, Vosotros seréis libres?
34. Jesús les respondió, De verdad, -y- de veras os digo, Cualquiera que cometa pecado se hace sirviente del pecado.
35. Y el sirviente no permanece en la casa para siempre; el Hijo para siempre sí.
36. Por eso si el Hijo os hace libres, libres seréis de verdad.
37. Sé que sois simiente de Abraham, pero vosotros buscáis matarme porque mi palabra no tiene lugar en vosotros.
38. Yo hablo aquello que he visto con mi Padre, y vosotros hacéis aquello que habéis visto con vuestro Padre.
39. Respondieron ellos y le dijeron, Nuestro padre es Abraham. Jesús les dice, Si fuérais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
40. Mas ahora buscáis matarme, a un hombre que os ha dicho la verdad, la cual he oído de Dios; esto no hizo Abraham.
41. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces, De fornicación no hemos nacido; a un Padre tenemos, a Dios.
42. Jesús les dijo, Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo procedí y llegué de Dios; tampoco por mi cuenta vine, sino que él me envió.
43. ¿Por qué no entendéis mis palabras? porque no podéis oír mis dichos.
44. De -vuestro- padre el diablo vosotros sois, y los desenfrenos de vuestro padre queréis hacer. Desde el comienzo él ha sido un asesino, y en la verdad no ha permanecido, porque no hay verdad en él. Cuando él habla una mentira, lo suyo habla, porque un mentiroso es, y el padre de ella -es-.
45. Y por decir-os- la verdad no me creéis.
46. ¿Cuál de vosotros me convence de pecado? ¿Y si digo la verdad, por qué no me creéis?
47. El que es de Dios oye las palabras de Dios; por ello vosotros no -las- oís, porque no sois de Dios.
48. Los Judíos entonces respondieron, y le dijeron, ¿No decimos bien que eres un Samaritano, y que tienes un diablo?
49. Jesús respondió, Un diablo no tengo, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis.
50. Y no busco mi propia gloria; hay ono que busca y juzga.
51. De verdad, -y- de veras os digo, Si un hombre guarda mis dichos, nunca verá la muerte.
52. Los Judíos entonces le dijeron, Ahora sabemos que tú tienes un diablo. Abraham está muerto, junto con los profetas, y tú dices, Si un hombre guarda mis dichos, nunca gustará la muerte.
53. ¿Eres mayor que nuestro padre Abraham, que está muerto? y los profetas están muertos; ¿a quién te haces tú?
54. Jesús respondió, Si yo me honro a mí mismo, mi honra no es nada; es mi Padre el que me honra, de quien decís que es vuestro Dios;
55. Aunque no lo habéis conocido, pero yo lo conozco, y si dijera, No lo conozco,, sería un mentiroso tal como vosotros; pero lo conozco y guardo sus dichos.
56. Vuestro padre Abraham se regocijó al ver mi día, -lo- vio y se alegró.
57. Los Judíos entonces le dijeron, ¿Ni siquiera tienes cincuenta años, y has visto a Abraham?
58. Jesús les dijo, En verdad y de veras os digo Antes de que Abraham fuera, Yo soy.
59. Cogieron ellos entonces piedras para lanzárselas, pero Jesús se escondió, y salió del templo, yendo por entre el medio de ellos, y de esta manera pasó por el lado.
Juan 7
1. Después de estas cosas Jesús anduvo en Galilea; porque no quería andar en la Judería, ya que los Judíos buscaban matarlo.
2. Ya la fiesta de los Judíos de los tabernáculos estaba cerca.
3. Por tanto sus hermanos le dijeron, Parte de acá y ve a Judea, para que tus discípulos también puedan ver las obras que haces.
4. Porque ningún hombre hace nada en secreto, y busca que lo conozcan abiertamente. Si tú haces estas cosas, manifiéstate al mundo.
5. Pues tampoco sus hermanos creían en él.
6. Jesús entonces les dijo, Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
7. No puede el mundo odiaros a vosotros, pero a mí -me- odia, porque atestiguo de él, que sus obras son malignas.
8. Subid a la fiesta; no subo aún a esta fiesta, porque mi tiempo aún no ha llegado por completo.
9. Cuando les hubo dicho estas cosas, permaneció -aún- en Galilea.
10. + Mas cuando sus hermanos hubieron subido, subió él entonces también a la fiesta, no abiertamente, sino como si fuera en secreto.
11. Los Judíos entonces lo buscaban en la fiesta, y decían, ¿Dónde está?
12. Y había mucho murmullo entre la gente acerca de él, ya que algunos decían, Es un buen hombre; otros decían, No, sino que engaña a la gente.
13. No obstante ningún hombre hablaba abiertamente de él por temor a los Judíos.
14. + Ahora bien, alrededor de la mitad de la fiesta Jesús subió al templo, y enseñó.
15. Y los Judíos se maravillaban, diciendo, ¿Cómo sabe letras este hombre, sin haber nunca aprendido?
16. Jesús les respondió, y dijo, Mi doctrina no es mía, sino del que me envió.
17. Si algún hombre quiere hacer la voluntad de -Dios-, va a saber si la doctrina es de Dios, o -si- yo hablo por cuenta propia.
18. El que habla por cuenta propia, su propia gloria busca, pero el que busca la gloria del que le envió, él mismo es veraz, y en él no hay injusticia.
19. ¿No os dio Moisés la ley, y -sin embargo- ninguno de vosotros la guarda? ¿Por qué os ocupáis en matarme?
20. La gente respondió y dijo, Tienes un diablo, ¿quién anda por ahí para matarte?
21. Jesús respondió y les dijo, He hecho una obra, y todos vosotros os maravilláis.
22. Moisés por tanto os dio la circuncisión; (no porque sea de Moisés, sino de los padres;) y vosotros en el día sabat circuncidáis a un hombre.
23. Si un hombre en el día sabat recibe la circuncisión, para que la ley de Moisés no se quebrante, ¿os enojáis conmigo porque alivié por completo a un hombre en el día sabat?
24. No juzguéis por la apariencia, sino haced un justo juicio.
25. Dijeron entonces algunos de los de Jerusalén, ¿No es esta aquel a quien buscan para matar?
26. Pero mirad que habla con autoridad, y no le dicen nada. ¿Saben en realidad los gobernantes que este es el mismo Cristo?
27. Sin embargo nosotros sabemos de dónde es este hombre, pero cuando venga Cristo ningún hombre sabrá de donde es.
28. Jesús entonces al enseñar, gritó en el templo diciendo, Vosotros me conocéis, al igual que sabéis de dónde soy; y yo no vengo de parte mía, sin embargo el que me envió es veraz, a quien vosotros no conocéis.
29. Mas yo lo conozco, porque soy de él, y me ha enviado él.
30. Buscaron entonces ellos cogerlo, pero ningún hombre le puso sus manos, porque su hora no había aún llegado.
31. Y muchos del pueblo creyeron en él, y dijeron, ¿Cuando venga Cristo hará más milagros de los que este -hombre- ha hecho?
32. + Los Fariseos oyeron a la gente murmurar tales cosas acerca a él, y los Fariseos y los sumos sacerdotes enviaron oficiales para cogerlo.
33. Entonces Jesús les dijo, Con vosotros estoy aún un rato, y -luego- me voy al que me envió.
34. Me buscaréis y no -me- encontraréis; y a donde voy, no podéis llegar.
35. Se dijeron en tonces los Judíos entre ellos, ¿A dónde irá, que no lo vamos a encontrar? ¿se irá a los dispersados entre los Gentiles, y le enseñará a los Gentiles?
36. ¿Qué dicho es este que dijo, Me buscaréis y no -me- encontraréis; y donde yo esté, no podéis llegar?
37. En aquel último gran -día- de la fiesta, Jesús se paró y clamó, diciendo, Si algún hombre tiene sed, que venga a mí y beba.
38. El que cree en mí, como ha dicho la escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva.
39. (Pero él hablaba esto del Espíritu, el cual los que creen en él iban a de recibir, pues el Espíritu Santo aún no se había -dado-, ya que Jesús aún no había sido glorificado.)
40. + Por ello muchas de las personas al oír estas palabras, dijeron, De verdad que este es el Profeta.
41. Otras dijeron, Este es el Cristo. Pero algunos decían, ¿Saldrá Cristo de Galilea?
42. ¿No ha dicho la escritura, Que Cristo proviene de la simiente de David, y del pueblo de Belén, donde estuvo David?
43. Así hubo división entre la gente a causa de él.
44. Y algunos de ellos quisieron haberlo cogido, mas ningún hombre le puso las manos.
45. + Llegaron los oficiales donde los sumos sacerdotes y los Fariseos. y ellos les dijeron, ¿Por qué no lo habéis traído?
46. Los oficiales respondieron, Nunca hombre -alguno ha- hablado como este.
47. Los Fariseos entonces respondieron, ¿También vosotros habéis -sido- engañados?
48. ¿Ha creído alguno de los gobernantes o de los Fariseos en él?
49. Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.
50. Nicodemo les dice, (el que llegó a Jesús por la noche, -y- era uno de ellos,)
51. ¿-Acaso- nuestra ley juzga -algún- hombre, antes de oírlo, y saber lo que hace?
52. Ellos respondieron y le dijeron, ¡También eres de Galilea? Averigua y mira, porque de Galilea no se levantan profetas.
53. Y cada hombre se fue a su casa.