Juan 6

1. Después de estas cosas Jesús se fue por el mar de Galilea, el cual es el de Tiberias.
2. Y una gran multitud lo seguía , porque veía los milagros que hacía con los que estaban enfermos.
3. Y Jesús subió a una montaña, y se sentó allí con sus discípulos.
4. Y la pascua, una fiesta de los Judíos, se acercaba.
5. + Cuando Jesús entonces levantó los ojos, y vio a una gran compañía venir hasta él, le dice a Felipe, ¿Dónde vamos a comprar pan para que estos puedan comer?
6. Y esto decía para probarlo, porque él mismo sabía lo que haría.
7. Felipe le respondió, Doscientos peniques de pan no es suficiente para ellos, para que cada uno de ellos pueda tomar un poco.
8. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice,
9. Hay un muchacho acá que tiene cinco panes de cebada, y dos peces pequeños. ¿pero qué son estos entre tantos?
10. Y Jesús dijo, Haced sentar a los hombres. Ahora bien, había mucho pasto en el lugar. Así que los hombres se sentaron, en un número de alrededor de cinco mil.
11. Y Jesús tomó los panes, y cuando hubo dado gracias, distribuyó a los discípulos, y los discípulos a los que se habían acomodado; y de igual forma de los peces tanto como quisieron.
12. Cuando se saciaron, le dijo a sus discípulos, Reunid los pedazos que quedan, que nada se pierda.
13. Por tanto -los- reunieron y juntaron, y llenaron doce canastas de los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobró por doquier a los que habían comido.
14. Entonces aquellos hombres, al ver el milagro que Jesús hizo, dijeron, Este es de verdad el profeta que debía venir al mundo.
15. Por tanto, cuando Jesús percibió que iban a venir a tomarlo a la fuerza, para hacerlo rey, de nuevo se apartó por su cuenta sólo a una montaña.
16. Y cuando el atardecer -ya- vino, sus discípulos bajaron al mar.
17. Y entraron a una barca, y se fueron por mar hasta Capernaúm. Era ya oscuro, y Jesús no había llegado a ellos.
18. Y se levantó el mar en razón al gran viento que soplaba.
19. De manera que cuando habían remado alrededor de veinte a treinta y cinco estadios, ven a Jesús andando en el mar, y acercándose a la barca, y tuvieron miedo.
20. Pero él les dice, Soy yo; no tengáis miedo.
21. Entonces de buena gana lo recibieron en la barca, e inmediatamente la barca se encontró en tierra a donde iban.
22. + Al día siguiente, cuando la gente que se paró al otro lado del mar vio que no había ningún otro bote allí, salvo aquel en el que sus discípulos entraron, y que Jesús no se -había- montado con sus discípulos al bote, sino -que- sus discípulos se habían ido solos;
23. (No obstante se -habían- acercado otros botes de Tiberías al lugar en donde comieron pan, después de que el Señor hubo dado gracias;)
24. Cuando la gente por tanto vio que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, también tomaron barco, y llegaron a Capernaúm, buscando a Jesús.
25. Y habiéndolo encontrado al otro lado del mar, le dijeron, Rabbi, ¿cuándo llegaste acá?
26. Jesús les respondió y dijo, En verdad y de veras os digo, me buscáis, no por -haber- visto los milagros, sino porque comísteis de los panes y os saciásteis.
27. No laboréis por la comida que perece, sino por aquella que hasta la vida eterna ha de perdurar, la cual el Hijo del hombre os dará, porque él por Dios el Padre sellado está.
28. Entonces ellos le dicen, ¿Qué haremos para poder obrar las obras de Dios?
29. Jesús respondió y les dijo, Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel a quien él envió.
30. Ellos por tanto le dijeron, ¿Qué señal entonces das a conocer, para que podamos ver, y creerte? ¿Qué obras?
31. Nuestros padres comieron maná en el desierto; como está escrito, Les dio a comer pan del cielo.
32. Entonces Jesús les dijo, En verdad y de veras os digo, Moisés no os dio ese pan del cielo, mas bien mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33. Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo, y le da vida al mundo.
34. Entonces le dijeron, Señor, danos siempre y más de este pan.
35. Y Jesús les dijo, Yo soy el pan de vida; al que venga a mí nunca le dará hambre, y al que crea en mí nunca le dará sed.
36. Pero os dije, Que vosotros también me habéis visto, y no creéis.
37. Todo aquel que el Padre me da, a mí vendrá, y al que a mí venga de ningún modo lo voy a echar.
38. porque bajé del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39. Y esta es la voluntad del Padre que me ha enviado, que no debo perder nada de todo lo que él me ha dado, sino al contrario, en el último día otra vez he de levantarlo.
40. Y esta es la voluntad del que me envió, que todo el que ve al Hijo, y cree en él, pueda tener vida eterna, y yo lo levante en el último día.
41. Los Judíos entonces murmuraron contra él, por -haber- dicho, Yo soy el pan que descendió del cielo.
42. Y decían, ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿cómo es que dice entonces, Yo bajé del cielo?
43. Jesús entonces respondió y les dijo, No murmuréis entre vosotros.
44. No -hay- hombre que pueda venir a mí, a no ser que el Padre que me envió lo acerque; y yo lo voy a levantar en el último día.
45. En los profetas está escrito, Y todos serán enseñados por Dios. Por eso todo hombre que haya oído y aprendido del Padre, viene a mí.
46. No que cualquier hombre haya visto al Padre, salvo aquel que es de Dios, él ha visto al Padre.
47. De verdad, -y- de veras os digo, El que cree en mí tiene vida eterna.
48. Yo soy el pan de vida.
49. Vuestros padres comieron maná en el yermo, y están m,uertos.
50. Este es el pan que baja del cielo, para que el hombre pueda comer de él y no muera.

51. Yo soy el pan de vida que bajó del cielo; si algún hombre come de este pan, para siempre vivirá, y el pan que voy a dar es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.
52. Los Judíos por lo tanto contendían entre ellos, diciendo, ¿Cómo puede darnos este hombre a comer -su- carne?
53. Entonces Jesús les dijo, De verdad, -y- de veras os digo, A no ser que comáis la carne del Hijo del hombre, y bebáis su sangre, no -podéis- tener vida en vosotros.
54. Quien coma mi carne, y beba mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo voy a levantar en el último día.
55. Porque mi carne es en realidad comida, y mi sangre, es en realidad bebida.
56. El que come mi carne, y bebe mi sangre, mora en mí, y yo en él.
57. Como el vivo Padre me ha enviado, y yo vivo por el Padre, también el que me come, él vivirá por mí.
58. Este es aquel pan que descendió del cielo; no como vuestros padres -que- comieron maná, y están muertos; el que come de este pan para siempre vivirá.
59. Estas cosas dijo en la sinagoga, al enseñar en Capernaúm.
60. Por lo tanto muchos de sus discípulos, al oír -esto-, dijeron, Palabras duras son estas; ¿quién las puede oír?
61. Cuando Jesús supo dentro de sí que sus discípulos murmuraban por ello, les dijo, ¿Os ofende esto?
62. ¿Y -qué- si vierais al Hijo del hombre ascender donde estaba antes?
63. Es el espíritu lo que vivifica, la carne nada aprovecha; las palabras que os hablo, son espíritu, y son vida.
64. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quién lo iba a traicionar.
65. Y dijo, Por eso os dije, que no -hay- hombre que pueda venir a mí, a no ser que le haya sido dado del Padre.
66. + Desde aquel -momento- muchos de sus discípulos se devolvieron, y no anduvieron más con él.
67. Entonces Jesús les dijo a los doce, ¿También os vais a ir?
68. Simón Pedro entonces le respondió, Señor, ¿ A quién vamos a ir? Tú tienes las palabras de -la- vida eterna.
69. Y creemos y estamos seguros que tú eres ese Cristo, el Hijo del Dios vivo.

Juan 5

1. Después de esto hubo una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2. Ahora bien, hay en Jerusalén al lado del -mercado de- las ovejas un estanque, el cual se llama en lengua Hebrea Betesda, -y- tiene cinco pórticos.
3. En estos yacía una gran multitud de gente impotente, de ciegos, cojos, -y- lánguidos aguardando el movimiento del agua.
4. Porque un ángel en cierta época descendía al estanque, y revolvía el agua; quienquiera entonces que primero entrara tras la revuelta del agua se aliviaba de cualquier enfermedad que tuviera.
5. Y cierto hombre estaba allí, el cual -había- tenido una enfermedad por treinta y ocho años.
6. Cuando Jesús lo vio yacer, y supo que el había ya estado por mucho tiempo, le dice, ¿Quieres aliviarte?
7. El hombre impotente le respondió, Señor, no tengo hombre -alguno-, cuando el agua se revuelve, que me ponga en el estanque; sino que mientras llego, otro baja antes de mí.
8. Jesús le dice, Levántate, toma tu lecho, y anda.
9. E inmediatamente el hombre se alivió, tomó su lecho y anduvo; ese mismo día era el sabat.
10. + Los Judíos por tanto dijeron al que estaba curado, Es el día sabat, no es legal que cargues -tu- lecho.
11. Él les respondió, El que me alivió, él mismo me dijo, Toma tu lecho y anda.
12. Le preguntaron entonces, ¿Qué hombre es el que te dijo, toma tu lecho y anda?
13. Y el que se alivió no sabía quién era, porque Jesús se había movido -y- alejado, -y- había una multitud en -ese- lugar.
14. Después Jesús lo encuentra en el templo, y le dijo, Mira, estás aliviado, no peques más, no sea que una cosa peor te sobrevenga.
15. El hombre partió y le contó a los Judíos que era Jesús quien lo había aliviado.
16. Y por tanto los Judíos perseguían a Jesús, y buscaban matarlo, por haber hecho estas cosas en el día sabat.
17. + Pero Jesús les respondió, Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
18. Por tanto los Judíos más buscaban matarlo, porque no solamente había quebrantado el sabat, sino que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios.
19. Entonces Jesús respondió y les dijo, De verdad, – y- de veras os digo, El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre, pues las cosas que sea que él haga, de igual manera el Hijo también las hace.
20. Ya que el Padre ama al Hijo, y le da a conocer todas las cosas que sólo él hace, y le dará a conocer obras mayores que estas, para que vosotros os maravilléis.
21. Porque así como el Padre levanta a los muertos y -los- vivifica, de igual manera el Hijo vivifica a quien él quiere.
22. Ya que el Padre no juzga al hombre, sino que le ha confiado todo juicio al Hijo;
23. Para que todos honren al Hijo, así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado.
24. De verdad, -y- de veras os digo, El que oye mi palabra, y cree en el que me envió, tiene vida eterna, y no entrará en la condenación, sino que al contrario, ha pasado de -la- muerte a -la- vida.
25. De verdad, -y- de veras os digo, Viene la hora, y es ahora, en que los muertos van a oír la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.
26. Porque el Padre tiene vida en sí, de forma que le ha dado al Hijo que tenga vida en sí;
27. Y le ha dado autoridad también para ejercer juicio, por ser el Hijo del hombre.
28. No os maravilléis ante esto: porque la hora llega en la que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,
29. Y vendrán, los que hayan hecho el bien, a la resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, a la resurrección de condenación.
30. Por mi propia cuenta no puedo hacer nada; Tal como oigo, -así- juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del Padre que me ha enviado.
31. Si doy testimonio de mí, mi testimonio no es veraz.
32. + Hay otro que da testimonio de mí, y sé que el testimonio que él da de mi es veraz.
33. Vosotros enviasteis hasta Juan, y él dio testimonio de la verdad.
34. Mas yo no recibo testimonio del hombre, sino que digo estas cosas para que podáis salvaros.
35. Él fue una luz ardiente y brillante, y estuvísteis dispuestos por una temporada a regocijaros en su luz.
36. + Pero yo tengo un mayor testimonio que -el- de Juan, porque las obras que el Padre me ha dado para que termine, las mismas obras que hago, dan testimonio de mí. de que el Padre me ha enviado.
37. Y el mismo Padre que me ha enviado, ha dado testimonio de mí. Vosotros en ningún momento habéis oído su voz, ni visto su forma.
38. Ni a su palabra tenéis habitando en vosotros, porque no creéis a quien él ha enviado.
39. + Averiguad en las escrituras, ya que en ellas pensáis que tenéis vida eterna, y ellas son las que atestiguan de mí.
40. Y vosotros no queréis venir a mí, para que podáis tener vida.
41. Yo no recibo honra de los hombres.
42. Mas os conozco. que no tenéis el amor de Dios en vosotros.
43. En el nombre de mi Padre he venido, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a él lo recibiréis.
44. ¿Cómo podéis creer, lo que recibís honra uno del otro, y no buscáis la honra que viene sólo de Dios?
45. No penséis que os acusaré ante el Padre; hay -alguien- que os acusa, -el mismo- Moisés, en quien confiáis.
46. Porque si creyérais en Moisés, hubiérais creído en mí, ya que él escribió de mí.
47. ¿Pero si no creéis en sus escritos, cómo creeréis en mis palabras?

Juan 4

1. Por tanto cuando el Señor supo cómo los Fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan,
2. (Aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos,)
3. Dejó Judea, y partió de nuevo a Galilea.
4. Y precisaba ir por Samaria.
5. Llega entonces a una ciudad de Samaria, que se llama Sicar, cerca a la parcela de tierra que Jacob -le- dio a su hijo José.
6. Ahora bien el pozo de Jacob se encontraba allí. Jesús por tanto, estando cansado de -su- viaje, se sentó entonces en el pozo, -y- era más o menos la sexta hora.
7. Llega una mujer de Samaria para sacar agua; Jesús le dice, Dame de beber.
8. (Porque sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida.)
9. La mujer de Samaria le dice entonces a él, ¿Cómo es que tú, siendo un Judío, me pides de beber a mí que soy una mujer de Samaria? Porque los Judíos no tienen trato con los Samaritanos.
10. Jesús respondió y le dijo, Si conocieras el regalo de Dios, y quién es el que te dice, Dame de beber. tú le habrías pedido, y él te habría dado agua viva.
11. La mujer le dice, Señor, no tienes nada con qué sacar, y el pozo es profundo; ¿de dónde entonces tienes tú esa agua viva?
12. ¿Eres mayor que nuestro padre Jacob, el cual nos dio el pozo, y él mismo bebió de él, junto con sus hijos y su ganado?
13. Jesús respondió y le dijo, Cualquiera que beba de esta agua de nuevo tendrá sed;
14. Mas cualquiera que beba del agua que yo le dé, nunca va a tener sed; más bien el agua que yo le dé se hará en él una fuente de agua que brota y se adentra a la vida eterna.
15. La mujer le dice, Señor, dame de esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacar-la-.
16. Jesús le dice, Ve, llama a tu esposo, y ven acá.
17. La mujer respondió y dijo, No tengo esposo. Jesús le dijo, Has dicho bien, No tengo esposo;
18. Pues has tenido cinco esposos, y el que ahora tienes no es tu esposo; en eso hablaste con verdad.
19. La mujer le dice, Señor, percibo que eres un profeta.
20. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y vosotros decís que Jerusalén es el lugar donde los hombres deben adorar.
21. Jesús le dice, Mujer créeme, la hora viene cuando ni en esta montaña, ni siquiera en Jerusalén adoraréis al Padre.
22. Vosotros adoráis no sabéis qué; nosotros sabemos qué adoramos; pues la salvación es de los Judíos.
23. Mas llega la hora, y es ahora, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca que tales -adoradores- lo adoren.
24. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben adorar-lo- en espíritu y en verdad.
25. La mujer le dice, Sé que el Mesías viene, el cual se llama Cristo; cuando venga, nos contará todas las cosas.
26. Jesús le dice, Soy yo el que te habla.
27. + Y en esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablara con la mujer; no obstante ningún hombre dijo, ¿Qué buscas? o, ¿Por qué hablas con ella?
28. La mujer entonces dejó su tinaja, y se marchó a la ciudad, y -le- dice a los hombres,
29. Venid -a- ver a un hombre, el cual me -ha- dicho todas las cosas que he hecho; ¿no es este el Cristo?
30. Salieron entonces de la ciudad y llegaron a donde él.
31. + Mientras tanto sus discípulos le rogaban diciendo, Maestro, come.
32. Pero él les decía, Tengo comida que comer de -la- que no conocéis.
33. Por eso los discípulos se decían entre sí, ¿-Le- ha traído algún hombre -algo- de comer?
34. Jesús les dice, Mi comida es hacer la voluntad del que me envió, y terminar su obra.
35. ¿No decís, Quedan aún cuatro meses para la siega? He aquí, os digo, Levantad vuestros ojos, y mirad los campos, pues ya están blancos para -la- cosecha.
36. Y el que cosecha recibe salario y reúne fruto para la vida eterna, para que tanto el que siembra como el que siega juntos se puedan regocijar.
37. Y el dicho aquí se hace verdad, Uno siembra y otro siega.
38. Os envié a cosechar aquello en lo no dedicásteis labor; otros hombres laboraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39. + Y muchos de los Samaritanos de esa ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguó, Me dijo todo lo que yo he hecho.
40. Cuando los Samaritanos entonces hubieron llegado a él, le rogaron que se quedara con ellos; y allí permaneció dos días.
41. Y muchos más creyeron a causa de la misma palabra de él;
42. Y le dijeron a la mujer, Ahora creemos, no por tus palabras, pues nosotros mismos -lo- hemos oído, y sabemos que este de verdad es el Cristo, el Salvador del mundo.
43. + Ahora bien, después de dos días él partió de allí, y entró a Galilea.
44. Ya que el mismo Jesús atestiguó que un profeta en su propio país no tiene honra.
45. Cuando entonces hubo llegado a Galilea, lo recibieron los Galileos, habiendo visto todas las cosas que hizo en Jerusalén en la fiesta, pues también fueron a la fiesta.
46. Jesús entonces llegó -y- entró a Caná de Galilea, en donde hizo el agua en vino. Y había cierto hombre noble, cuyo hijo se encontraba enfermo en Capernaúm.
47. Cuando oyó que Jesús había salido de Judea -y- entrado a Galilea, fue donde él, y le rogó que bajara y curara a su hijo, porque estaba a punto de morir.
48. Jesús entonces le dijo, A menos que veáis señales y maravillas, no creeréis.
49. El hombre noble le dice, Señor, baja antes de que muera mi hijo.
50. Jesús le dice, Márchate, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le había hablado, y se marchó.
51. Y cuando estaba ya bajando, sus criados lo encontraron, y -le- dijeron, Tu hijo vive.
52. Él inquirió de ellos acerca de la hora en la que comenzó a mejorar. Y ellos le dijeron, Ayer a la séptima hora la fiebre le dejó.
53. El padre entonces supo que -fue- a la misma hora en la que Jesús le dijo, tu hijo vive; y él mismo creyó, junto con toda su casa.
54. Este -es- de nuevo el segundo milagro -que- hizo Jesús, cuando hubo salido de Judea -y- entrado a Galilea.

Juan 3

1. Había un hombre de los Fariseos, llamado Nicodemo, un gobernante de los Judíos;
2. Este mismo llegó a donde Jesús por la noche, y le dijo, Rabbí, sabemos que eres un maestro venido de Dios, pues ningún hombre puede hacer estos milagros que tú haces, a no ser que Dios esté con él.
3. Jesús respondió y le dijo, De verdad, -y- de veras te digo, A no ser que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4. Nicodemo le dijo, ¿Cómo puede nacer un hombre de edad? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5. Jesús respondió, De verdad, -y- de veras te digo, A no ser que un hombre nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6. Aquello que nace en la carne es carne; y aquello que nace en el Espíritu es espíritu.
7. No te maravilles de que te haya dicho, Vosotros debéis nacer de nuevo.
8. El viento sopla -por- donde quiere, y tú oyes su sonido, pero no puedes decir de dónde viene, ni a dónde va; así es cada uno de los que nacen en el Espíritu.
9. Nicodemo respondió y le dijo, ¿Cómo pueden ser estas cosas?
10. Jesús respondió y le dijo, ¿Eres tú maestro de Israel, y no conoces estas cosas?
11. De verdad y de veras te digo, -que- Nosotros hablamos lo que sabemos, y atestiguamos lo que hemos visto, y vosotros no recibís nuestro testimonio.
12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis, si os digo cosas celestiales?
13. Y no -hay- hombre que haya ascendido al cielo, sino el que descendió del cielo, -sí,- el Hijo del hombre que está en el cielo.
14. Y como Moisés levantó la serpiente en el yermo, así también el Hijo del hombre debe ser levantado,
15. Para que quienquiera que crea en él no perezca, sino tenga vida eterna.
16. Porque Dios amó tanto al mundo, que dio al único Hijo que engendró, para que quienquiera que crea en él no perezca, sino tenga vida eterna.
17. Ya que Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo pueda ser salvo a través de él.
18. El que cree en él no se condena, pero el que no cree ya se condena, por no haber creído en el nombre del único Hijo engendrado por Dios.
19. Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron a la oscuridad y no a -la- luz, porque sus acciones fueron malas.
20. Pues todo el que hace el mal odia a la luz, -y- además no viene a ella, no sea que sus obras sean reprobadas.
21. Pero el que procede -con- verdad llega a la luz, para que sus acciones se puedan manifestar como forjadas en Dios.
22. + Después de estas cosas vinieron Jesús y sus discípulos a la tierra de Judea; y allí se quedó con ellos, y bautizaba.
23. + Y también Juan se encontraba bautizando en Enón cerca a Salim, porque había mucha agua allí, y venían y eran bautizados.
24. Porque Juan aún no había -sido- puesto en prisión.
25. + Se levantó entonces una duda entre -algunos- de los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación.
26. Y llegaron hasta Juan, y le dijeron, Rabbi, el que estaba contigo más allá del Jordán, de quien atestiguaste, mira que este mismo bautiza, y todos vienen a él.
27. Juan respondió y dijo, Nada puede un hombre recibir a menos que le sea dado del cielo.
28. Vosotros mismos me sois testigos, que dije, Yo no soy el Cristo, más bien soy enviado antes que él.
29. El que tiene a la novia es el novio, pero el amigo del novio, que se levanta y lo oye, se regocija sobremanera por causa de la voz del novio, por lo cual este gozo mío se cumple.
30. Él debe crecer, y yo decrecer.
31. El que viene de arriba por encima de todos está; el que es de la tierra es terrenal, y de la tierra habla; el que viene del cielo por encima de todos está.
32. Y lo que ha visto y oído, eso atestigua, y ningún hombre recibe su testimonio.
33. -Pero- el que ha recibido su testimonio para su sello ha puesto que Dios es veraz.

34. Porque aquel que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, ya que Dios no da el Espíritu con medida.

35. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas se las ha dado en su mano.

36. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y el que no cree en el Hijo no verá la vida, más bien la ira de Dios se queda en él.

Juan 2

1. Y al tercer día hubo un matrimonio en Caná de Galilea; y la madre de Jesús estaba ahí;
2. Y tanto Jesús como sus discípulos fueron llamados al matrimonio.
3. Y cuando les faltó vino, la madre de Jesús le dice, No tienen vino.
4. Jesús le dice, Mujer, ¿qué tengo que hacer contigo? Mi hora aún no ha llegado.
5. Su madre le dice a los criados, Haced -lo- que sea que os diga.
6. Y había puestas all seis tinajas de piedra, de acuerdo con la manera de purificación de los Judíos, para contener dos o tres cuartos de barril cada una.
7. Jesús les dice, Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta el borde.
8. Y él les dice, Sacad-lo- ahora, y llevad-lo- al gobernador de la fiesta. Y -lo- llevaron.
9. Cuando el gobernador de la fiesta hubo gustado el agua convertida en vino, y sin saber de dónde era, (mas los criados que acercaron el agua -lo- sabían;) el gobernador de la fiesta llamó al novio,
10. Y le dice, Todo hombre arregla al comienzo el buen vino; y cuando los hombres están bien tomados, luego el peor, -pero- tú has guardado el buen vino para ahora.
11. Este comienzo de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
12. + Después de esto descendió a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y continuaron allí por no muchos días.
13. + Y la pascua de los Judíos se acercaba, y Jesús subió a Jerusalén,
14. Y encontró en el templo a aquellos que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas de monedas sentados.
15. Y cuando hubo hecho un azote de cuerdas pequeñas, los expulsó a todos del templo, y a las ovejas y a los bueyes, regó las monedas de los cambistas, y tumbó las mesas;
16. Y les dijo a los que vendían palomas, Llevaos estas cosas de acá, no hagáis la casa de mi Padre una casa de mercancías.
17. Y sus discípulos recordaron lo que estaba escrito, El celo por tu casa me ha consumido.
18. + Los Judíos entonces respondieron y le dijeron, ¿Qué señal nos das a conocer, viendo que haces estas cosas?
19. Jesús respondió y les dijo, Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20. Entonces dijeron los Judíos, En cuarenta y seis años fue construído este templo, ¿y en tres días lo levantarás?
21. Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
22. Por tanto cuando él se levantó de los muertos, sus discípulos recordaron lo que les había dicho a aquellos; y creyeron la escritura y la palabra que Jesús había dicho.
23. + Ahora bien, al estar en Jerusalén en la pascua, en el -día- de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, al ver los milagros que él hacía.
24. Pero Jesús no se encomendaba a ellos, pues -los- conocía a todos.
25. Y no necesitaba que nadie le atestiguara del hombre, porque conocía lo que había en el hombre.

Juan 1

1. En el comienzo era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios.
2. Él mismo estaba en el comienzo con Dios.
3. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él no se hizo nada -de lo- que fue hecho.
4. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5. La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no la comprendió.
6. Hubo un hombre enviado por Dios, de nombre Juan.
7. Este mismo vino como testigo, para dar fe de la Luz, para que todos por medio de él pudieran creer.
8. Él no era esa Luz, pero -fue- enviado para atestiguar de aquella Luz.
9. -Aquella- era la verdadera Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo.
10. Estuvo en el mundo, y el mundo por él fue hecho, y el mundo no lo conoció.
11. Llegó a los suyos, y los suyos no lo recibieron.
12. Pero a cuantos lo recibieron, les dio el poder de convertirse en los hijos de Dios, -sí,- a los que creen en su nombre.
13. Los cuales no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
14. Y la Palabra se hizo carne, y moró entre nosotros, (y contemplamos su gloria, la gloria como del único engendrado por el Padre,) lleno de gracia y -de- verdad.
15. + Juan atestiguó de él, y gritó, diciendo, Este era de quien hablaba -que- El que viene después de mí es preferido antes de mí, pues fue antes de mí.
16. Y de su plenitud hemos todos recibido, y -además- gracia por gracia.
17. Porque la ley fue dada por Moisés, -pero la- gracia y -la- verdad vinieron por Jesucristo.
18. No -hay- hombre que haya visto a Dios en momento alguno; el único Hijo engendrado, que está en el seno del Padre, él -lo- ha revelado.
19. * Y este es el registro de Juan, cuando los Judíos enviaron sacerdotes y Levitas desde Jerusalén para preguntarle, ¿Quién eres tú?
20. Y él confesó, y no negó, sino que confesó, No soy el Cristo.
21. Y ellos le preguntaron, ¿Entonces qué? ¿Eres Elías? Y él dice, No -lo- soy. ¿Eres aquel profeta? Y respondió, No.
22. Entonces le dijeron, ¿Quién eres tú? Para poder dar-le- respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti?
23. Él dijo, Soy la voz de alguien gritando en el yermo, Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24. Y aquellos que fueron enviados eran de los Fariseos.
25. Y le preguntaron, diciéndole, ¿Por qué bautizas entonces, si no eres ese Cristo, ni Elías, ni tampoco aquel profeta?
26. Juan les respondió diciendo, Yo bautizo con agua; pero entre vosotros está uno, a quien no conocéis;
27. El es este, quien viniendo después de mí es preferido antes de mí, cuyo lazo del calzado no soy digno de desatar.
28. Estas cosas se hicieron en Betábara más allá del Jordán, en donde Juan estaba bautizando.
29. + Al día siguiente Juan ve a Jesús viniendo a él, y dice, Mirad al Cordero de Dios, el cual retira el pecado del mundo.
30. Este es de quien dije, después de mí llega un hombre el cual es preferido antes de mí, pues fue antes de mí.
31. Y no lo conocía, sino para que se hiciera manifieasto a Israel, por ello ha venido bautizando con agua.
32. Y Juan dio fe, diciendo, Vi al Espíritu descendiendo del cielo como una paloma, y permaneció en él.
33. Y yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua. este mismo me dijo, -Aquel- sobre quien veas al Espíritu descender, y permanecer en él, él mismo es quien bautiza con el Espíritu Santo.
34. Y -lo- vi, y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios.
35. + De nuevo al día siguiente después de que Juan se puso en pie, con dos de sus discípulos,
36. Y mirando a Jesús caminar, dice, ¡Mirad al Cordero de Dios!
37. Y los dos discípulos lo oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
38. Entonces Jesús se volvió, y los vio siguiéno-le-, y les dice, ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron, Rabbi, (lo cual es para decir, al interpretarse, Maestro,) ¿dónde moras?
39. Él les dice, Venid y ved. Ellos llegaron y vieron dónde moraba, y permanecieron con él ese día, ya que era alrededor de la décima hora.
40. Uno de los dos que oyó a Juan, y lo siguió, era Andrés, hermano de Simón Pedro.
41. Él encuentra primero a su propio hermano Simón, y le dice, Encontramos al Mesías, lo cual al interpretarse, es el Cristo.
42. Y lo llevó a Jesús. Y cuando Jesús lo miró, dijo, Eres Simón el hijo de Jonás; te llamarás Cefas, lo cual interpretado es, Una piedra.
43. + al día siguiente Jesús entró a Galilea, y encuentra a Felipe, y le dice, Sígueme.
44. Ahora bien, Felipe estaba en Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.
45. Felipe encuentra a Natanael, y le dice, Lo encontramos, de quien Moisés en la ley y los profetas escribieron, a Jesús de Nazaret, el hijo de José.
46. Y Natanael le dijo, ¿Puede salir alguna cosa buena de Nazaret? Felipe le dice, Ven y miras.
47. Jesús vio a Natanael llegar a él, y dice de él, ¡Mirad a un Israelita de verdad, en quien no hay engaño!
48. Natanael le dice, ¿De dónde me conoces? Jesús respondió y le dijo, Antes de que Felipe te llamara, te vi cuabdo estabas debajo de la higuera.
49. Natanael respondió y le dice, Rabbi, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
50. Jesús respondió y le dijo, ¿Porque te dije, Te vi debajo de la higuera creíste? Verás mayores cosas que estas.

51. Y le dice, De verdad, -y- de veras os digo, De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo sobre el Hijo del hombre.

Lucas 24

1. Ya en el primer -día- de la semana, muy temprano en la mañana, llegaron al sepulcro, trayendo las especias que habían preparado, y algunas-otras- con ellas.
2. Y encontraron la piedra rodada del sepulcro.
3. Entraron, y no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
4. Y vino a suceder que mientras estaban muy perplejas ahí cerca. he aquí que dos hombres se pararon al lado de ellas con vestiduras resplandecientes;
5. Y mientras ellas con miedo postraban -sus- rostros en tierra, ellos les dijeron, ¿Por qué buscáis al vivo entre los muertos?
6. No está aquí, sino que se levantó; recordad cómo os hablaba cuando aún estaba en Galilea,
7. Diciendo, El Hijo del hombre debe ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado, y al tercer día levantarse de nuevo.
8. Y recordaron sus palabras,
9. Y retornaron del sepulcro, y le contaron todas estas cosas a los once y a todo el resto.
10. Era María Magdalena, Joana, María -la madre- de Santiago, y otras -mujeres que estaban- con ellas, las cuales les contaron estas cosas a los apóstoles.
11. Y sus palabras les parecieron a ellos como cuentos ociosos, y no les creyeron.
12. Pedro entonces se levantó y corrió hasta el sepulcro; y agachándose, miró las prendas de lino colocadas a solas, y partió, preguntándose en él acerca de aquello que había acontecido.
13. + Y mirad que dos de ellos iban ese mismo día a un pueblo llamado Emaús, el cual estaba a unos sesenta estadios de Jerusalén.
14. Y hablaban juntos de todas estas cosas las cuales habían sucedido.
15. Y vino a acontecer que mientras dialogaban y razonaban, el mismo Jesús se acercó y anduvo con ellos.
16. Pero sus ojos estaban impedidos para poder conocerlo.
17. Y les dijo, ¿Qué maneras de conversación -son- estas que tenéis entre sí. mientras camináis, y estáis tristes?
18. Y uno de ellos cuyo nombre era Cleofás, respondiendo le dijo, ¿Eres tú un extranjero en Jerusalén, y no has sabido las cosas que han llegado a pasar en estos días?
19. Y él les dijo, ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron, Concernientes a Jesús de Nazaret, el cual fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de toda la gente;
20. Y cómo los sumos sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo han crucificado.
21. Pero nosotros confiábamos que hubiera sido él el que hubiera redimido a Israel: y además de todo esto, hoy es el tercer día desde que se hicieron estas cosas.
22. Sí, y ciertas mujeres también de nuestra compañía nos dejaron atónitos, las cuales estuvieron temprano en el sepulcro;
23. Y al no encontrar su cuerpo, llegaron diciendo, que también habían visto una visión de ángeles, los cuales decían que estaba vivo.
24. Y algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y -lo- encontraron tal como las mujeres habían dicho, mas a él no lo vieron.
25. Les dijo él entonces, Oh tontos y lentos de corazón para creer todo lo que los profetas han hablado.
26. ¿No debía Cristo haber sufrido estas cosas, y entrar a su gloria?
27. Y comenzando con Moisés y todos los profetas, les expuso en todas las escrituras los asuntos concernientes a él mismo.
28. Y se acercaban al pueblo a donde iban, y él hizo como si quisiera haber ido más adelante.
29. Pero ellos lo apremiaron diciéndo-le-, Permanece con nosotros, pues se aproxima el atardecer y está acabando el día. Y él entró a quedarse -un rato- con ellos.
30. Y vino a suceder que mientras se sentaba a comer con ellos, tomó pan, -lo- bendijo, lo partió, y -se lo- dio a ellos.
31. Y sus ojos se abrieron, y lo conocieron; y él se desvaneció de su vista.
32. Y se dijeron uno al otro, ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el camino, y mientras nos abría las escrituras?
33. Y se levantaron esa misma hora, y retornaron a Jerusalén, y encontraron a los once reunidos juntos, y a los que estaban con ellos,
34. Diciendo, El Señor se ha levantado de verdad, y a Simón se le ha aparecido.
35. Y contaron qué cosas -habían acontecido- en el camino, y cómo se hizo conocer de ellos al partir el pan.
36. + Y mientras hablaban esto, Jesús mismo se paró en medio de ellos, y les dice, Paz para vosotros.
36. Pero se aterrorizaron, tuvieron miedo y supusieron que habían visto un espírtu.
38. Y les dijo, ¿Por qué os atribuláis? ¿y por qué -esos- pensamientos se levantan en vuestros corazones?
39. Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpalme, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, tal como veis que yo tengo.
40. Y cuando hubo hablado así, les dio a conocer -sus- manos y -sus- pies.
41. Y mientras aún no lo creían del gozo, y se maravillaban, les dijo, ¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Y ellos le dieron una porción de pescado asado, y de un panal.
43. Y -los- tomó y comió delante de ellos.
44. Y les dijo, Estas -son- las palabras que yo os hablé mientras aún estaba con vosotros, que todas las cosas debían cumplirse, las cuales estaban escritas en la ley de Moisés, -en- los profetas y -en- los salmos concernientes a mí.
45. Entonces les abrió el entendimiento, para poder entender las escrituras,
46. Y les dijo, Así está escrito, y así era necesario que Cristo sufriera, y al tercer día se levantara de los muertos;
47. Y que el arrepentimiento y la remisión de los pecados se predique en su nombre en todas las naciones, comenzando con Jerusalén.
48. Y vosotros sois testigos de estas cosas.
49. + Y mirad que yo os envío la promesa de mi Padre; pero quedaos en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
50. + Y los dirigió fuera hasta Betania, levantó sus manos y los bendijo.
51. Y vino a suceder que mientras los bendecía, se apartaba de ellos y -fue- llevado al cielo.
52. Y lo adoraron, y retornaron a Jerusalén con gran gozo.
53. Y continuamente estaban en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

lucas 23

1. Y la multitud entera de ellos se levantó, y lo dirigieron hasta -donde- Pilato.
2. Y comenzaron a acusarlo. diciendo, Encontramos a este -compañero- pervertiendo la nación, y prohibiendo darle tributo al César, diciendo que él mismo es Cristo, un Rey.
3. Y Pilato le preguntó, diciendo, ¿Eres el Rey de los Judíos? Y él le respondió y dijo, Tú -lo- dices.
4. Pilato entonces le dijo a los sumos sacerdotes y al pueblo, No encuentro falta en este hombre.
5. Y con mayor fiereza decían, Él agita al pueblo, enseñando a todo el Judaísmo, comenzando desde Galilea hasta este lugar.
6. Cuando Pilato oyó de Galilea, preguntó si el hombre era un Galileo.
7. Y tan pronto supo que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, lo envió a Herodes, quien él mismo también se encontraba en ese momento en Jerusalén.
8. Y Herodes al ver a Jesús se alegró sobremanera, porque estaba deseoso de verlo -desde hacía- un largo tiempo, pues había oído muchas cosas de él, y esperaba haber visto algún milagro hecho por él.
9. Él entonces lo cuestionó con muchas palabras, pero él nada respondió.
10. Y los sumos sacerdotes y los escribas se paraban y vehementemente lo acusaban.
10. Y Herodes con sus hombres de guerra lo tuvieron en nada, se mofaron -de él-, lo arreglaron con una túnica espléndida, y de nuevo lo enviaron donde Pilato.
11. + Y ese mismo día Pilato y Herodes se hicieron amigos cercanos, ya que antes había enemistad entre ellos.
13. + Y Pilato, cuando hubo llamado -y- reunido a los sumos sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo,
14. Les dijo, Vosotros me habéis traído a este hombre como uno que pervierte al pueblo, y, he aquí que habiéndo-lo- examinado delante de vosotros, no he encontrado falta en este hombre tocante a aquellas cosas en las que lo acusáis;
15. No, ni siquiera Herodes, porque yo os envié a él, y he aquí que nada digno de muerte ha -sido- hecho por él.
16. Por tanto lo castigaré, y -lo- liberaré.
17. (Ya que por necesidad les debía liberar a uno en la festividad.)
18. Y ellos gritaban todos a una, diciendo, Aléja-nos- a este -hombre-, y libéranos a Barrabás;
19. (Quien por cierta sedición hecha en la ciudad, y por asesinato, había -sido- lanzado a la prisión.)
20. Pilato por tanto, dispuesto a liberar a Jesús, de nuevo les habló a ellos.
21. Pero ellos gritaban, diciendo, Crucifíca-le-, crucifícale.
22. Y por tercera vez les dijo, ¿Por qué, qué mal ha hecho? No he encontrado causa de muerte en él; por tanto lo castigaré, y -lo- dejaré ir.
23. E instantáneamente a viva voz estuvieron requiriendo que fuera crucificado. Y las voces de aquellos y de los sumos sacerdotes prevalecieron.
24. Y Pilato dió sentencia de que debía hacerse tal como ellos requerían.
25. Y les liberó al que por sedición y asesinato había -sido- echado a la prisión, a quien ellos deseaban, pero entregó a Jesús a voluntad de ellos.
26. Y mientras a lo lejos lo dirigían, agarraron a un Simón, un Cirineo, saliendo del campo, y sobre él colocaron la cruz, para que él -la- pudiera cargar en pos de Jesús.
27. + Y lo seguía una gran compañía de gente, y de mujeres, las cuales también -lo- lloraban y lo lamentaban.
28. Pero Jesús volviéndose hacia ellas dijo, Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, sino llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.
29. Porque mirad que vienen los días, en los cuales dirán, Benditas las estériles, los vientres que nunca parieron, y los pezones que nunca amamantaron.
30. Entonces comenzarán a decirle a las montañas, Caed sobre nosotros; y a las colinas, Cubridnos.
31. Porque si le hicieron estas cosas al árbol verde, ¿qué se le hará al seco?
32. Y había también otros dos malefactores, dirigidos -junto – con él para ser puestos a muerte.
33. Y cuando hubieron llegado al lugar, el cual se llama el Calvario, allí lo cruciificaron, y a los malefactores, uno a la mano derecha, y el otro a la izquierda.
34. + Dijo entonces Jesús, Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen, Y ellos se repartieron su atavío, y echaron suertes.
35. Y la gente se paró a contemplar. Y los gobernantes con ellos también -lo- escarnecían, diciendo, Salvó a otros, que se salve a sí mismo, si él es Cristo, el escogido de Dios.
36. Y los soldados también se mofaban de él, llegando hasta él y ofreciéndole vinagre,
37. Y diciendo, Si tú eres el rey de los Judíos, sálvate a ti mismo.
38. Y una gran inscripción también se hizo encima de él en letras en Griego, Latín y Hebreo, ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39. + Y uno de los malefactores que estaban colgados lo reprochaba diciendo, Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40. Pero el otro respondiendo lo reprendió, diciendo, ¿-Acaso- no temes a Dios, viendo que estás en la misma condenación?
41. Y nosotros en verdad justamente, porque recibimos la debida recompensa por nuestras obras, pero este hombre no ha hecho nada impropio.
42. Y le dijo a Jesús, Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
43. Y Jesús le dijo, De verdad te digo -que- Hoy estarás conmigo en el paraíso.
44. Era alrededor de la sexta hora, y hubo oscuridad por toda la tierra hasta la novena hora.
45. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó en el medio.
46. + Y cuando Jesús hubo gritado a viva voz, dijo, Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu; y habiendo dicho esto, entregó el espíritu.
47. Ahora pues, cuando el centurión vio lo que se había hecho, glorificó a Dios diciendo, Ciertamente este era un hombre justo.
48. Y toda la gente que vino -y- se juntó a ver ese -suceso, mirando las cosas que se habían hecho, se golpearon el pecho- y retornaron.
49. Y todos los conocidos y las mujeres que lo seguían desde Galilea, se paraban a lo lejos, mirando -suceder- estas cosas.
50. + Y mirad que -había- un hombre llamado José, un consejero, un hombre bueno y justo;
51. (Este mismo no había consentido el consejo y las obras de aquellos;) De Arimatea, ciudad de los Judíos, él mismo, quien también aguardaba el reino de Dios,
52. Este fue a donde Pilato, y le rogó por el cuerpo de Jesús.
53. Y lo bajó, lo envolvió en lino, y lo colocó en un sepulcro que estaba tallado en piedra, donde nunca hombre -alguno- había -sido- puesto antes.
54. Y aquel día era -el de- la preparación, y el sabat se acercaba.
55. Y las mujeres también, las cuales llegaron con él desde Galilea, siguieron en pos, y miraron el sepulcro, y cómo era colocado su cuerpo.
56. Y retornaron, y prepararon especias y ungüentos; y descansaron el día sabat de acuerdo al mandamiento.

Lucas 22

1. Ahora bien, la fiesta de los panes sin levadura se acercaba, la cual se llama la Pascua.
2. Y el jefe de los sacerdotes y los escribas buscaban cómo poder matarlo, ya que le temían a la gente.
3. + Entonces entró Satanás en Judas, apodado Iscariote, siendo del número de los doce.
4. Y partió. y dialogó con los sumos sacerdotes y los capitanes -acerca de- cómo poder traicionarlo a favor de ellos.
5. Y se alegraron, y convinieron en darle dinero.
6. Y él -lo- prometió, y buscó la oportunidad de traicionarlo a favor de ellos en ausencia de la multitud.
7. + Llegó entonces el día de los panes sin levadura, cuando la pascua se debía matar.
8. Y él envió a Pedro y a Juan, diciendo, Id y preparadnos la pascua, para que la podamos comer.
9. Y ellos le dijeron, ¿Dónde quieres que -la- preparemos?
10. Y él les dijo, Mirad que cuando entréis a la ciudad, un hombre se encontrará con vosotros, cargando un cántaro de agua, seguidle hasta la casa donde entre.
11. Y le diréis al encargado de la casa, El Maestro te dice, ¿Dónde es la recámara de invitados donde voy a comer la pascua con mis discípulos?
12. Y él os indicará un gran salón de arriba -ya- preparado. Alistad-la- allí.
13. Y fueron, y hallaron tal como les había dicho; y alistaron la pascua.
14. Y cuando hubo venido la hora, se sentó, y los doce apóstoles con él.
15. Y les dijo, Con anhelo he deseado comer esta pascua con vosotros antes de sufrir;
16. Porque os digo que No comeré más de ella, hasta que se haya cumplido en el reino de Dios.
17. Y tomó la copa, dio gracias, y dijo, Tomad de esta, y dividid-la- entre vosotros;
18. Porque os digo que no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.
19. + Y tomó pan, dio gracias, -lo- partió y les dio, diciendo, Este es mi cuerpo, el cual es dado por vosotros; haced esto en remembranza mía.
20. De igual manera -tomó- también la copa después de la cena, diciendo, Esta copa -es- el nuevo testamento en mi sangre, la cual es derramada por vosotros.
21. + Pero, mirad que la mano del que me traiciona -se encuentra- conmigo en la mesa.
22. Y en verdad el Hijo del hombre va, tal como está determinado; ¡mas ay de aquel hombre por quien él es traicionado!
23. Y comenzaron a inquirir entre ellos, cuál de ellos era el que iba a hacer esta cosa.
24. + También había entre ellos una pelea -acerca de- cuál de ellos debía ser contado -como- el mayor.
25. Y él les dijo, Los reyes de los Gentiles ejercen señorío sobre ellos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman benefactores.
26. Mas vosotros no -seáis- así; sino que sea el mayor entre vosotros, como el más joven, y el que sea el jefe, como el que sirve.
27. Porque ¿quién es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿no -es- el que se sienta a comer? mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28. Vosotros sois los que habéis continuado conmigo en mis tentaciones.
29. Y yo os asigno un reino, tal como mi Padre me lo ha asignado a mí:
30. Para que podáis comer y beber a mi mesa en mi reino, y sentaros en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31. + Y el Señor dijo, Simón, Simón, mira que Satanás te ha deseado -tener- para poder zarandear-te- como trigo.
32. Pero he orado por ti para que tu fe no falle, y cuando te conviertas, fortalezcas a tus hermanos.
33. Y él le dijo, Señor, estoy listo a ir contigo, tanto a prisión como a la muerte.
34. Y él dijo, Te digo, Pedro, que el gallo no cantará este día, antes que tu tres veces niegues que me conoces.
35. Y les dijo, Cuando os envié sin cartera, ni bolso, ni calzado, ¿alguna cosa os faltó? Y ellos dijeron, nada.
36. Les dijo entonces, Pero ahora, el que tenga una cartera, que -la- tome, y de igual manera -su- bolso; y el que no tenga espada, que venda su túnica, y compre una.
37. Porque yo os digo que esto que está escrito todavía se debe cumplir en mí, Y él fue contado entre los transgresores; porque las cosas concernientes a mí tienen un fin.
38. Y ellos dijeron, Señor, mira, aquí -hay- dos espadas. Y él les dijo, Suficiente.
39. + Y él salió, y se fue como era de costumbre, al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron.
40. Y cuando estuvo en el lugar. les dijo, Orad para que no entréis en la tentación.
41. Y se retiró de ellos como al tiro de una piedra, se arrodilló y oró,
42, Diciendo, Padre, si tú quieres, remueve esta copa de mí, no obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43. Y se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndolo.
44. Y estando en agonía más ávidamente oraba, y su sudor era como si fueran grandes gotas de sangre cayendo al suelo.
45. Y cuando se levantó de la oración, y hubo llegado a sus discípulos, los encontró durmiendo de la pena,
46. Y les dijo, ¿Por qué dormís? levantaos y orad, no sea que entréis en la tentación.
47. + Y mientras aún hablaba, he aquí una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos y se acercó a Jesús para besarlo.
48. Mas Jesús le dijo, Judas, ¿traicionas tú al Hijo del hombre con un beso?
49. Cuando los que estaban a su alrededor vieron lo que seguía, le dijeron, Señor, ¿herimos con la espada?
50. + Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, y cortó su oreja derecha.
51. Y Jesús respondió y dijo, Dejad así por ahora. Y tocó su oreja y lo curó.
52. Jesús entonces le dijo a los sumos sacerdotes, y a los capitanes del templo, y a los mayores, los cuales habían venido hasta él, ¿Salís, como contra un ladrón, con espadas y varas?
53. Cuando estaba diariamente con vosotros en el templo, no extendísteis -las- manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y el poder de la oscuridad.
54. + Entonces lo tomaron, -lo- dirigieron y lo trajeron a la casa del sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos.
55. Y cuando hubieron encendido un fuego en medio de la sala, y juntos se hubieron dispuesto, Pedro se sentó entre ellos.
56. Mas cierta damisela lo observó mientras se sentaba al lado del fuego, lo miró atentamente, y dijo, Este hombre también estaba con él.
57. Y él lo negó, diciendo, Mujer, no lo conozco.
58. Y después de otro rato otro lo vio, y dijo, Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo, Hombre. no lo soy.
59. Y más o menos en el espacio de una hora después, otro confiadamente afirmó diciendo, De verdad que este -compañero- también estaba con él, porque él es Galileo.
60. Y Pedro dijo, Hombre, No sé de lo que hablas. E inmediatamente, mientras aún hablaba, cantó el gallo.
61. Y el Señor se volvió, y miró a Pedro, y Pedro recordó la palabra del Señor, -de- cómo le había dicho, Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
62. Y Pedro salió, y lloró amargamente.
63. + Y los hombres que mantenían a Jesús se mofaban de él y -lo- golpeaban.
65. Y habiéndole tapado los ojos, le golpeaban en el rostro, y le preguntaban diciendo, Profetiza, ¿quién te golpeó?
65. Y hablaban con blasfemias muchas otras cosas en contra de él.
66. + Y tan pronto se hizo de día, los mayores del pueblo, los sumos sacerdotes y los escribas llegaron juntos, y lo dirigieron hasta el consejo, diciendo,
67. ¿Eres el Cristo? dinos, Y él les decía, Si os digo, no creeréis.
68. Y si -os- pregunto también, no me responderéis mi -me- dejaréis ir.
69. De aquí en adelante el Hijo del hombre se sentará a la mano derecha del poder de Dios.
70. Entonces dijeron todos, ¿Entonces eres el Hijo de Dios? Y él les dijo, Vosotros decís que yo soy.
71. Y ellos dijeron, ¿Qué necesidad -tenemos- de otro testigo? Porque nosotros mismos -lo- hemos oído de su propia boca.

Lucas 21

1. Y miró hacia arriba, y vio a los hombres ricos echando sus regalos en el tesoro.
2. También vio a cierta pobre viuda echando allí dos blancas.
3. Y él dijo, De verdad os digo, que esta pobre viuda ha echado más que todos ellos;
4. Porque todos estos de su abundancia echaron a las ofrendas de Dios, pero ella de su penuria ha echado todo el sustento que tenía.
5. + Y en tanto algunos hablaban del templo, cuán adornado estaba de ricas piedras y dádivas, dijo,
6. -En cuanto a- estas cosas que miráis, vendrán los días, en los cuales no será dejada una piedra sobre otra, que no sea derribada.
7. Y ellos le preguntaron, diciendo, Maestro, ¿pero cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal -habrá- cuando estas cosas lleguen a pasar?
8. Y él dijo, Cuidaos, de no ser engañados, porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo, Yo soy -Cristo-; y el tiempo se acerca; no vayáis tras ellos.
9. Pero cuando oigáis de guerras y conmociones, no os aterroricéis, pues estas cosas deben suceder primero, mas el fin no está lejano.
10. Entonces les dijo, Nación contra nación se levantará, y reino contra reino.
11. Y grandes terremotos habrá en diversos lugares, hambrunas, pestilencias, atemorizantes vistas, y grandes señales habrá del cielo.
12. Mas antes de todas estas -cosas-, echarán mano de vosotros, y -os- perseguirán, entregándo-os- a las sinagogas, a prisión, siendo llevados ante reyes y gobernantes por causa de mi nombre.
13, Y se os volverá para testimonio.
14. Estableced-lo- en vuestros corazones no meditar antes de responder;
15. Porque os daré palabra y sabiduría que todos vuestros adversarios no serán capaces de rebatir ni resistir.
16. Y seréis traicionados, tanto por padres, como por hermanos, parientes y amigos; y harán que -algunos- de vosotros seáis llevados a la muerte.
17. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre.
18. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
19. Por vuestra paciencia poseéis vuestras almas.
20. Y cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca.
21. Entonces que los que estén en Judea huyan a las montañas, y que los que estén en medio de ella partan y salgan; y que los que estén en los campos no entren allá.
22. Pues estos serán los días de venganza, para que todas las cosas que están escritas se puedan cumplir.
23. ¡Pero ay de las que estén preñadas, y de las que en esos días amamanten! Porque habrá gran angustia en la tierra, e ira sobre este pueblo.
24. Y ellos caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los Gentiles, hasta que los tiempos de los Gentiles se cumplan.
25. + Y habrá señales en el sol, en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de las naciones, con perplejidad; el mar y las olas rugiendo;
26. Los corazones de los hombres desfalleciendo por el temor, y por mirar aquellas cosas viniendo sobre la tierra, ya que las potestades de los cielos se estremecerán.
27. Y entonces verán al Hijo del hombre llegar en una nube con potestad y gran gloria.
28. Y cuando estas cosas comiencen a pasar, mirad entonces hacia arriba, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención se acerca.
29. Y les habló una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles;
30. Cuando ya dan brotes, veis y sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca -y- a la mano.
31. Así de igual manera vosotros, cuando veáis ocurrir estas cosas, sabed que el reino de Dios está ya cerca -y- a la mano.
32. De verdad os digo: Esta generación no pasará, hasta que todo se cumpla.
33. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34. Y tened cuidado vosotros, no sea que en cualquier momento vuestros corazones se sobrecarguen de abundancias, borracheras, o -de- los cuidados de esta vida, y ese día venga sobre vosotros sin daros cuenta.
35. Pues como lazo vendrá sobre cada uno de los que habitan -en- la faz de toda la tierra.
36. Por tanto vigilad y siempre orad, para que podáis ser contados dignos de escapar de todas estas cosas que sucederán, y estar de pie delante del Hijo del hombre.
37. En el día se encontraba enseñando en el templo, y en la noche salía y permanecía en el monte que se llama de los Olivos.
38. Y toda la gente llegaba temprano por la mañana a él en el templo, a oírlo.