Lucas 10

1. Después de estas cosas el Señor también nombró a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de su faz a toda ciudad y lugar, a donde él mismo iba a llegar.
2. Por tanto les dijo, La cosecha en verdad -es- grande, mas los obreros pocos; orad por tanto al Señor de la cosecha, que envíe obreros a su siega.
3. Marchaos: mirad que os envío como corderos entre lobos.
4. No llevéis bolsito, tampoco bolso ni calzado, ni saludéis a hombre alguno en el camino.
5. Y a cualquier casa donde entréis, decid primero, Paz para esta casa.
6. Y si el hijo de la paz se encuentra allí, vuestra paz descansará sobre ella; si no, a vosotros se tornará de nuevo.
7. Y en esa misma casa permaneced, comiendo y bebiendo las cosas que os den, ya que el obrero es digno de su salario. De casa en casa no vayáis.
8. Y a cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed las cosas que se pongan delante vuestro;
9. Sanad a los enfermos que allí se encuentren, y decidles, el reino de Dios a vosotros se ha acercado.
10. Pero a cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, marchaos por las calles de esa misma, y decid,
11. Hasta el mismo polvo de vuestra ciudad, que se nos adhiere, nos lo quitamos en frente vuestro; mas sin embargo tened por seguro esto, que el reino de Dios a vosotros se ha acercado.
12. Pero os digo que en aquel día será más tolerable -el juicio- para Sodoma, que para aquella ciudad.
13. ¡Ay de ti Corazín! ¡ay de ti Betsaida! Porque si las poderosas obras que han sido hechas en vosotras hubieran sido hechas en Tiro y en Sidón, se hubieran arrepentido sentándose en cilicio y cenizas hace mucho rato.
14. Pero más tolerable en el juicio será para Tiro y para Sidón que para vosotras.
15. Y tú Capernaúm, que hasta el cielo eres exaltada, al infierno serás arrojada.
16. El que os oye a mí me oye, y el que os desprecia a mí me desprecia; y el que a mi me desprecia, desprecia al que me envió.

17. + Y los setenta retornaron de nuevo con gozo, diciendo, Señor, hasta los diablos por medio de tu nombre se nos sujetan.
18. Y él les dijo, Contemplé a Satanás caer del cielo como -un- rayo.
19. Mirad que os doy poder para pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda potestad del enemigo, y nada en modo alguno os dañará.
20. Mas sin embargo en esto no os regocijéis, que los espíritus a vosotros se os someten, más bien mejor regocijaos porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
21. + En esa hora Jesús se regocijó en el espíritu, y dijo, Te agradezco, Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber escondido estas cosas de los sabios y prudentes, y las hayas revelado a los bebés; así es, Padre, porque a tu vista así te pareció bien.
22. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y ningún hombre sabe quién es el Hijo salvo el Padre, ni quién es el Padre, sino el Hijo, y -aquel- a quien el Hijo -le- quiera revelar.
23. + Y se volvió a -sus- discípulos, y -les- dijo en privado, Benditos los ojos que ven las cosas que véis;
24. Porque os digo que muchos profetas y reyes han deseado ver esas cosas que véis, y no -las- han visto, y oír aquellas cosas que oís, y no -las- han oído.
25. + Y mirad que cierto hombre de la ley se paró y lo tentó, diciendo, Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
26. Él le dijo, ¿Qué está escrito en la ley?¿cómo lees?
27. Y él respondiendo dijo, Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tu fuerzas y con toda tu mente, y a tu vecino como a ti mismo.
28. Y él le dijo, Has respondido bien; haz esto y vivirás.
29. Pero él, queriendo justificarse, -le- dijo a Jesús, ¿Y mi vecino quién es?
30. Y Jesús respondiendo -le- dijo, Cierto -hombre- bajó de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales lo despojaron de su vestimenta, -lo- hirieron, y se apartaron dejándo-lo- medio muerto.
31. Y por casualidad bajaba por ese camino cierto sacerdote, y al verlo, lo pasó por el otro lado.
32. E igualmente un Levita, al encontrarse en el lugar, llegó, -lo- miró, y lo pasó por el otro lado.
33. Pero cierto Samaritano, al viajar, llegó donde él estaba, y cuando lo vio tuvo compasión,
34. Y fue a -él-, vendó sus heridas, derramando -en ellas- aceite y vino, lo puso en su misma bestia, lo llevó a un hostal, y lo cuidó.
35. Y en la mañana al partir, sacó dos peniques, -se los- dio al hostalero, y le dijo, Cuídalo, y lo que sea que gastes de más, cuando venga de nuevo, te lo pagaré.
36. ¿Cuál de estos tres, piensas que fue el vecino del que cayó entre los ladrones?
37. Y él le dijo, El que le manifestó misericordia. Jesús entonces le dijo, Ve. y hazlo igual.
38. + Ahora pues vino a acontecer que mientras iban, él entró a cierta villa, y cierta mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
39. Y ella tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús, a oír su palabra.
40. Pero Marta estaba agobiada por el mucho servir, y vino a él, y -le- dijo, Señor, ¿no cuidas que mi hermana me haya dejado sola sirviendo? Dile por tanto que me ayude.
41. Y Jesús respondió y le dijo, Marta, Marta, preocupada y atribulada por muchas cosas estás;
42. Pero una cosa es necesaria, y María aquella buena parte ha escogido, la cual no se le va a quitar.

Lucas 9

1. Entonces convocó a sus doce discípulos, y les dio poder y autoridad sobre todo diablo, y para curar enfermedades.
2. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
3. Y les dijo, No llevéis nada para -vuestro- viaje, ni cayado, tampoco bolso, pan o dinero, tampoco dos abrigos por persona.
4. Y a la casa donde entréis, permaneced allí,y de allí partid.
5. Y quien no os reciba, cuando salgáis de aquella ciudad, sacudid el mismo polvo de vuestros pies como testimonio en contra de ellos.
6. Y partieron, y fueron por los pueblos, predicando el evangelio, y sanando en todo lugar.
7. + Ahora bien, Herodes el tetrarca oyó de todo lo que era hecho por él, y quedó perplejo, porque por algunos se decía que Juan se había levantado de los muertos;
8. Y algunos que Elías se había aparecido, y otros que uno de los antiguos profetas se había de nuevo levantado.
9. Y Herodes dijo, A Juan decapité, ¿pero quién es este, de quien oigo tantas cosas? Y deseaba verlo.
10. + Y los apóstoles al retornar, le contaron todo lo que habían hecho. Y él los llevó aparte en privado a un lugar desierto que pertenecía a la ciudad llamada Betsaida.
11. Y la gente, al saber-lo- lo siguió; y él la recibió, y le habló del reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de curación.
12. Y cuando comenzó a declinar el día, llegaron los doce, y le dijeron, Despide a la multitud, para que puedan entrar a sus pueblos y campos de alrededor, alojarse y conseguir víveres; pues estamos aquí en un lugar desierto.
13. Pero él les dijo, Dadles de comer. Y ellos dijeron, No tenemos más que cinco panes y dos peces; a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.
14. Ya que eran alrededor de cinco mil hombres. Y él les dijo a sus discípulos, Hacedlos sentar por compañías de cincuenta.
15. Y así lo hicieron. los hicieron sentar a todos.
16. Tomó él entonces los cinco panes y los dos peces, y mirando al cielo, los bendijo, -los- partió, y dio a los discípulos para que -los- pusieran delante de la multitud.
17. Comieron, y todos se llenaron; y se les entregó a ellos doce canastas de fragmentos que quedaban.
18. + Y vino a suceder que mientras estaba a solas orando, sus discípulos estaban con él; y les preguntó, diciendo, ¿Quién dice la gente que soy yo?
19. Ellos respondiendo dijeron, Juan el Bautista,; pero algunos -dicen-, Elías; y otros -dicen, que uno de los viejos profetas de nuevo se ha levantado.
20. Él les dijo, ¿Pero quién decís vosotros que soy yo? Pedro respondiendo dijo, El Cristo de Dios.
21. Y estrictamente les encargó y -les- mandó que no le contaran -de- ese asunto a hombre alguno.
22. Diciendo, El Hijo del hombre debe sufrir muchas cosas, ser rechazado por los mayores, los sumos sacerdotes y los escribas, ser muerto y ser levantado al tercer día.
23. + Y dijo a todos, Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue él mismo, diariamente tome su cruz, y me siga.
24. Pues quienquiera salvar su vida la perderá; mas quienquiera perder su vida por mi causa, este mismo la salvará.
25. ¿Porqué qué aventaja al hombre si gana el mundo entero y él mismo se pierde, o es desechado?
26. Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su misma gloria, -en la- de su Padre, y -en la- de sus santos ángeles.
27. Mas os digo una verdad, hay algunos en pie acá, que no degustarán la muerte, hasta ver el reino de Dios.
28. + Y vino a acontecer alrededor de unos ocho días después de estos dichos, que él tomó a Pedro, a Juan y a Santiago, y subió a una montaña a orar.
29. Y mientras oraba, la forma de su semblante se alteró, y su atavío se hizo blanco refulgente.
30. Y he aquí, dos hombres hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
31. Quienes -se- aparecieron en gloria, y hablaban de su deceso el cual él debía atravesar en Jerusalén.
32. Pero Pedro y aquellos que estaban con él se durmieron profundamente, y cuando despertaron, vieron su gloria, y a los dos hombres que estaban de pie con él.
33. Y vino a suceder que mientras se apartaban de él, Pedro le dijo a Jesús, Maestro, bueno es para nosotros estar acá: hagamos tres tabernáculos, uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías, no sabiendo lo que decía.
34. Mientras así hablaba, llegó una nube, los cubrió con su sombra, y temieron al entrar en la nube.
35. Y de la nube llegó una voz, diciendo, Este es mi amado Hijo, a él oíd.
36. Y cuando pasó la voz, Jesús fue hallado solo. Y ellos guardaron el asunto, y en aquellos días no le contaron a -ningún- hombre cosa alguna de las que habían visto.
37. + Y vino a suceder. que al día siguiente, cuando habían bajado de la colina, mucha gente se encontró con él.
38. Y, mirad que un hombre de la compañía gritó, diciendo, Maestro, te imploro que mires a mi hijo, porque es mi único hijo.
39. Y, mira que un espíritu lo toma, y de repente él grita, y este lo convulsiona para que saque de nuevo espuma, y estrujándolo duramente se aparta de él.
40. Y a tus discípulos les supliqué que lo echaran fuera; y no pudieron.
41. Y Jesús respondiendo dijo, Oh generación perversa y carente de fe, ¿cuánto más he de estar con vosotros soportándoos? Trae acá a tu hijo.
42. Y mientras aún estaba viniendo, el diablo lo derribó, y -lo- convulsionó. Y Jesús reprendió al espíritu inmundo, sanó al niño, y de nuevo lo entregó a su padre.
43. + Y todos se asombraban ante el gran poder de Dios. Sin embargo mientras cada uno se maravillaba de todas las cosas que Jesús hacía, el le decía a sus discípulos,
44. Que estas palabras calen bien en vuestros oídos: porque el Hijo del hombre será entregado a manos de los hombres.
45. Pero no entendieron este dicho, estaba oculto para ellos, para que no lo percibían; y temían preguntarle acerca de ese dicho.
46. + Se levantó entonces un razonamiento entre ellos, -acerca de- cuál de ellos debía ser el mayor.
47. Y Jesús, percibiendo el pensar de su corazón, tomó a un niño, y lo colocó al lado de él,
48. Y les dijo, Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me reciba, recibe al que me envió; porque el que sea el menor entre todos vosotros, este mismo grande será.
49. + Y Juan respondió y dijo, Maestro, vimos a uno echando fuera diablos en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no -te- sigue con nosotros.
50. Y Jesús le dijo, No -se lo- prohibáis, porque el que no está en contra nuestra por nosotros está.
51. + Y vino a acontecer que cuando hubo llegado el tiempo en el que debía ser recibido arriba, él con firmeza se propuso ir a Jerusalén,
52. Y envió mensajeros delante de su rostro, y fueron, y entraron a un pueblo de los Samaritanos, para alistarle -las cosas-.
53. Y no lo recibieron, porque su meta era como si quisiera ir a Jerusalén.
54. Y cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron -esto-, dijeron, Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo, y los consuma, tal como Elías -lo- hizo?
55. Pero él se volvió, y los reprendió, diciendo, Vosotros no sabéis de qué clase de espíritu sois.
56. Porque el Hijo del hombre no ha venido para destruir las vidas de los hombres, sino para salvar-las-. Y se fueron a otro pueblo.
57. + Y vino a suceder que mienras iban por el camino, cierto hombre le dijo, Señor, Te seguiré por donde quiera que vayas.
58. Y Jesús le dijo, Los zorros tienen cuevas, y los pájaros del aire nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde poner -su- cabeza.
59. Y a otro le dijo, Sígueme. Pero él dijo, Señor, déjame ir primero y entierro a mi padre.
60. Jesús le dijo, Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero ve tú y predica el reino de Dios.
61. Y otro dijo, Señor, te seguiré, pero déjame primero ir -y- despedirme de los que están en casa en mi hogar.
62. Y Jesús le dijo, Ningún hombre que haya puesto su mano en el arado y mire atrás, es adecuado para el reino de Dios.

Lucas 8

1. Y después sucedió que fue por cada ciudad y pueblo, predicando y dando a conocer las buenas nuevas del reino de Dios, y los doce -estaban- con él,
2. Junto con algunas mujeres las cuales habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades, María llamada Magdalena, de quien -habían- salido siete diablos,
3. Juana la esposa de Chuza, administrador de Herodes, Susana y muchas otras, las cuales le servían con sus pertenencias.
4. + Y cuando mucha gente se le hubo reunido y aunado, habiendo llegado a él de cada ciudad, él les habló con una parábola:
5. El sembrador salió a sembrar su simiente, y mientras sembraba, una cayó al lado del camino, fue pisoteada, y las aves del aire la devoraron.
6. Otra cayó en la roca, y tan pronto como brotó, se secó, pues le faltó humedad.
7. Otra cayó entre espinos, las espinas brotaron y la sofocaron.
8. Y otra cayó en buen suelo, brotó, y llevó fruto a ciento por uno. Y cuando hubo dicho estas cosas, gritó. El que tiene oídos para oír, que oiga.
9. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo, ¿Qué podría ser esta parábola?
10. Y dijo, A vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios, mas a los demás en parábolas, para que viendo no puedan ver, y oyendo no puedan entender.
11. Ahora bien, la parábola es esta: La simiente es la palabra de Dios.
12. Aquellos al lado del camino son los que oyen, viene luego el diablo, y retira la palabra de sus corazones, no sea que vayan a creer y se salven.
13. Los de la roca -son los- que cuando oyen, reciben la palabra con gozo, y estos no tienen raíz, los cuales creen por un rato, y en el tiempo de la tentación se marchitan.
14. Y aquella que cayó entre los espinos son los que, cuando han oído, se van y se sofocan con los cuidados, las riquezas y los placeres de esta vida, y no llevan fruto a la perfección.
15. Mas los de buen suelo son los que con un corazón bueno y honesto, habiendo oído la palabra, -la- guardan, y con paciencia traen fruto.
16. + Ningún hombre, cuando ha encendido una vela, la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la coloca en un candelabro, para que los que entren puedan ver la luz.
17. Pues secreto no hay que no salga a la luz, ni -asunto- escondido que no se conozca y manifieste.
18. Por eso prestad atención a la forma en que oís, porque a quienquiera que tenga, se le dará, y a cualquiera que no tenga, hasta lo que parezca tener se le quitará.
19. + Vinieron entonces a él -su- madre y sus hermanos, y por la presión -de la multitud- no podían venir a él.
20, Y le fue contado por -alguien- que dijo, Tu madre y tus hermanos permanecen afuera, deseando verte.
21. Y él respondió y les dijo, Mi madre y mis hermanos son estos los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
22. + Ahora pues cierto día vino a acontecer, que él entró a la barca con sus discípulos; y les dijo, Vayamos al otro lado del lago. Y se embarcaron.
23. Pero mientras navegaban él se durmió, y al lago llegó una tormenta de viento, y ellos se llenaron -de agua-, y estaban en peligro.
24. Y se acercaron a él y lo despertaron, diciendo, Maestro, maestro, -que- perecemos. Entonces se levantó, y reprendió al viento y a la furia de las aguas, y estos cesaron, y hubo calma.
25. Y les dijo, ¿Dónde está vuestra fe? Y se maravillaron con miedo, diciéndose entre sí, ¡Qué clase de hombre es este! pues manda aún a los vientos y al agua, y le obedecen.
26. + Y arribaron al país de los Gadarenos, el cual está frente a Galilea al otro lado.
27. Y cuando llegaron a tierra, encontraron allí a cierto hombre en las afueras de la ciudad, el cual -había- tenido diablos por mucho tiempo, no llevaba puesta ropa, ni habitaba en casa -alguna-, sólo en las tumbas.
28. Cuando él vio a Jesús. gritó, y se postró delante de él, y en voz alta dijo, ¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te imploro, no me atormentes.
29. (Ya que le había mandado al espíritu impuro que saliera del hombre. Pues en ocasiones lo había agarrado, y era guardado con cadenas y grilletes; y él rompía las ataduras, y era llevado por el diablo al yermo.)
30. Y Jesús le preguntó diciendo, ¿Cuál es tu nombre? Y él dijo, Legión, porque muchos diablos habían entrado en él.
31. Y le suplicaban que no les mandara salir -y- entrar a las profundidades.
32. Y había allí un hato de muchos cerdos alimentándose en la montaña; y le suplicaron que los dejara entrar en ellos. Y los dejó.
33. Salieron entonces los diablos del hombre, y entraron en los cerdos; y la manada se despeñó violentamente por un lugar empinado al lago, y fueron ahogados.
34. Cuando los que -los- alimentaban vieron lo que se había hecho, huyeron, y fueron y -lo- contaron en la ciudad y en el país.
35. Salieron ellos entonces para ver los que -se- había hecho; y llegaron a Jesús, y encontraron al hombre, de quien los diablos se habían apartado -y- salido, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su sano juicio; y les dio miedo.
36. Los que también vieron les contaron por qué medio fue sanado el que estaba poseído por los diablos.
37. + Entonces toda la multitud del país de los Gadarenos a su alrededor le suplicó que se apartara de ellos, ya que estaban sobrecogidos por un gran temor; y subió a la barca, y de nuevo retornó.
38. Ahora bien el hombre de quien los diablos se habían apartado le suplicaba poder estar con él, pero Jesús lo despidió, diciendo,
39. Retorna a tu misma casa, y da a conocer cuán grandes cosas ha hecho Dios por ti. Y se marchó, y publicaba por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús por él.
40. Y vino a acontecer que, cuando Jesús hubo retornado, la gente -alegremente- lo recibió, pues todos lo estaban aguardándo.
41. + Y, mirad que llegó un hombre llamado Jairo, él era un gobernante de la sinagoga; y se postró a los pies de Jesús, y le suplicaba que viniera a su casa;
42. Ya que tenía sólo una hija, alrededor de doce años de edad, y yacía muriendo. Pero mientras iba, la gente lo aglomeró.
43. + Y una mujer teniendo un flujo de sangre por doce años, que había gastado todo lo que tenía para vivir. en médicos, tampoco -había- podido ser sanada por ninguno,
44. Vino detrás, y tocó el borde de su vestidura, e inmediatamente su flujo de sangre se detuvo.
45. Y Jesús dijo, ¿Quién me tocó? Cuando todos -lo- negaron, Pedro y los que estaban con él dijeron, Maestro, la multitud se te aglomera y -te- aprisiona, y dices tú, ¿Quién me tocó?
46. Y Jesús dijo, Alguien me ha tocado, porque percibí que salió virtud de mí.
47. Y cuando la mujer vio que no estaba oculta. llegó temblando, se postró ante él, -y- le declaró delante de toda la gente por qué causa lo había tocado, y cómo inmediatamente había -sido- sanada.
48. Y él le dijo, Hija, consuélate, tu fe te ha aliviado, vete en paz.
49. + Mientras aún hablaba, llega uno -de la casa- del regente de la sinagoga. diciéndole, Se murió tu hija; no apures al Maestro.
50. Pero cuando Jesús -lo- oyó, le respondió, diciendo, No temas; sólo cree, y ella se aliviará.
51. Y cuando llegó a la casa, no dejó que ningún hombre entrara, salvo Pedro, Santiago, Juan, y el padre y la madre de la doncella.
52. Y todos lloraban, y la lamentaban: pero él dijo, No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
53. Y se rieron y burlaron de él, conociendo que estaba muerta.
54. Y a todos los sacó, la tomó de la mano, y -la- llamó diciendo, Doncella, levántate.
55. Y su espíritu llegó otra vez, y al momento se levantó, y mandó que le dieran comida.
56. Y sus padres quedaron atónitos; sin embargo él les encargó que no le dijeran a hombre alguno lo que -se- había hecho.

Lucas 7

1. Ahora bien, cuando hubo acabado todo lo dicho ante la audiencia del pueblo, entró a Capernaum.
2, Y el criado de cierto centurión, quien era querido por él, estaba enfermo, y presto a morir.
3. Y cuando él oyó de Jesús, le envió a los mayores de los Judíos, suplicándole que viniera y sanara a su criado.
4. Y cuando llegaron donde Jesús, de inmediato le rogaron, diciendo, Que él se merecía que él le hiciera esto,
5. Porque él ama nuestra nación, y nos ha edificado una sinagoga.
6. Jesús entonces fue con ellos, Y cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión le envió amigos, diciéndole, Señor, no te afanes, porque no merezco que estés bajo mi techo;
7. Por lo cual tampoco me consideré digno de llegar a ti; pero di una palabra, y mi criado se sanará.
8. Porque yo también soy un hombre colocado bajo autoridad, tengo soldados debajo de mi, y a uno le digo, Ve, y él va; y a otro, Ven, y él viene; y a mi criado, Haz esto, y él -lo- hace.
9. Al oír Jesús estas cosas, se maravilló ante el -que le hablaba-, y volteándose, le dijo a la gente que lo seguía, Os digo -que- una fe tan grande no he encontrado, no, no en Israel.
10. Y los que fueron enviados, al retornar a la casa encontraron repuesto al criado que había estado enfermo.
11. + Y aconteció que al día siguiente entró a una ciudad llamada Naim, y muchos de sus discípulos iban con él, además de mucha gente.
12. Ya cuando llegaba cerca al portón de la ciudad, he aquí que un hombre muerto estaba siendo sacado, el único hijo de su madre, ella era viuda, y mucha gente de la ciudad estaba con ella.
13. Y cuando el Señor la vio, tuvo compasión de ella, y le dijo, No llores.
14. Y llegó y tocó el ataúd, y los que -lo- cargaban se detuvieron. Y él dijo, Joven, a ti te digo, Levántate.
15. Y se sentó el que estaba muerto, y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre.
16. Y a todos les vino temor, y glorificaron a Dios, diciendo, Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros, y Que Dios ha visitado a su pueblo.
17. Y este rumor -acerca- de él salió por toda Judea, y por todos los alrededores de la región.
18. Y los discípulos de Juan le hicieron saber todas estas cosas.
19. + Y Juan llamando -a él- a dos de sus discípulos -los- envió a Jesús, diciendo, ¿Eres tú el que ha de venir? ¿o buscamos a otro?
20. Cuando los hombres hubieron llegado a él, -le- dijeron, Juan Bautista nos ha enviado a ti, diciendo, ¿Eres tú el que ha de venir? ¿o buscamos a otro?
21. Y en esa misma hora él curaba a muchos de -sus- plagas y aflicciones, y de malos espíritus, y a muchos ciegos les daba la vista.
22. Jesús entonces respondiendo les dijo, Marchaos, y contadle a Juan las cosas que habeis visto y oído. De cómo los ciegos ven, caminan los cojos, son limpiados los leprosos, los sordos oyen, se levantan los muertos, -y- el evangelio se predica a los pobres.
23. Y bendito sea quien conmigo no se ofenda.
24. + Y cuando los mensajeros de Juan hubieron partido, él comenzó a hablarle a la gente acerca de Juan, ¿Qué fuisteis a ver en el yermo? ¿A una caña estremecida por el viento?
25. ¿Pero qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido con suaves prendas? Mirad que los que se atavían espléndidamente y delicadamente viven, están en las cortes de los reyes.
26. ¿Pero qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y mucho más que un profeta.
27. Este es -aquel- de quien está escrito, Mirad que envío a mi mensajero delante de tu rostro, el cual preparará tu camino antes de ti.
28. Porque os digo -que- Entre aquellos que han nacido de mujeres no hay un mayor profeta que Juan el Bautista; sin embargo el que sea el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
29. Y toda la gente que -lo- oía, y los publicanos, justificaban a Dios al ser bautizados con el bautismo de Juan.
30. Pero los Fariseos y los abogados rechazaron el consejo de Dios en su contra, al no ser bautizados por él.
31. + Y el Señor dijo, ¿A qué entonces compararé los hombres de esta generación? ¿y a qué se asemejan?
32. Son como niños sentados en la plaza de mercado, llamándose entre ellos, y diciendo, Os hemos tocado flauta, y no habéis danzado; os hemos lamentado, y no habéis llorado.
33. Porque Juan el bautista vino sin comer pan ni beber vino, y decís, Él tiene un diablo.
34. El Hijo del hombre ha venido comiendo y bebiendo, y decís, ¡Mirad a un hombre glotón y bebedor de vino, un amigo de publicanos y pecadores!
35. Pero la sabiduría por todos sus hijos es justificada.
36. + Y uno de los Fariseos deseaba que él comiera con él. Y entró en la casa del Fariseo, y se sentó a comer.
37. Y mirad que una mujer de la ciudad, la cual era una pecadora, cuando supo que -Jesús- se sentaba a la cena en la casa del Fariseo, trajo una caja de ungüento de alabastro,
38. Y permaneció a sus pies detrás de -él- llorando, y comenzó a lavar sus pies con lágrimas, y -los- enjugó con los cabellos de su cabeza, besó sus pies, y -los- ungió con el ungüento.
39. Ahora bien, cuando el Fariseo que lo había invitado -lo- vio, hablaba para sus adentros diciendo, Este hombre, si fuera un profeta, hubiera sabido quién y qué manera de mujer -es- la que lo toca, porque es una pecadora.
40. Y Jesús respondiendo le dijo, Simón, tengo algo que decirte. Y él dice, Maestro, sigue hablando.
41. Había cierto prestamista que tenía dos deudores: el uno -le- debía quinientos peniques, y el otro cincuenta.
42. Y cuando no tuvieron nada que pagar, francamente a ambos perdonó. Dime por tanto, ¿cuál de ellos lo amará más?
43. Simón respondió y dijo, Supongo que -aquel- a quien más perdonó. Y él le dijo, Rectamente haz juzgado.
44. Y se volvió a la mujer, y dijo a Simón, ¿Ves esta mujer? Entré a tu casa, no me diste agua para los pies, pero mis pies ella -los- ha lavado con lágrimas, y enjugado con los cabellos de su cabeza.
45. Beso no me diste, pero esta mujer desde el momento en que vine no ha cesado de besar mis pies.
46. Mi cabeza con óleo no ungiste, pero esta mujer con ungüento ha ungido mis pies.
47. Por tanto te digo, Sus muchos pecados -le- son perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se -le- perdona, poco ama.
48. Y a ella le dijo, Tus pecados son perdonados.
49. Y los que se sentaron a la cena con él comenzaron a decir dentro de ellos, ¿Quién es este que perdona también pecados?
50. Y le dijo a la mujer, Tu fe te ha salvado; vete en paz.

Lucas 6

1. Y aconteció en el segundo sabat después del primero, que él iba por entre los campos de granos, y sus discípulos arrancaban las espigas de los granos, y comían, restregándolas en -sus- manos.
2. Y algunos de los Fariseos les dijeron, ¿Por qué hacéis lo que no es legal hacer los días sabat?
3. Y Jesús respondiéndoles dijo, ¿No habéis leído tanto como esto, lo que David hizo, cuando él mismo estaba con hambre, y aquellos que estaban con él,
4. Cómo entró a la casa de Dios, tomó y comió los panes de la proposición, y -los- dio también a los que estaban con él, a los cuales no es legal comer, sino sólo a los sacerdotes?
5. Y les dijo, Que el Hijo del hombre es también Señor del sabat.
6. Y otro sabat aconteció también que él entró a la sinagoga y enseñó, y había un hombre cuya mano estaba seca.
7. Y los escribas y los Fariseos lo observaban, si iba a sanar el día sabat, para poder encontrar de qué acusarlo.
8. Pero él conocía sus pensamientos, y le dijo al hombre que tenía la mano seca, Levántate y párate en el medio. Y él se levantó y se quedó parado.
9. Jesús entonces les dijo, Os preguntaré una cosa, ¿Es legal los días sabat hacer el bien o el mal? ¿salvar o destruir la vida?
10. Y mirando alrededor a todos ellos, le dijo al hombre, Extiende tu mano. Y así lo hizo, y fue restaurada su mano -y vuelta- tan sana como la otra.
11. Y se llenaron de rabia, y dialogaban entre ellos -acerca de- qué poder hacerle a Jesús.
12. Y en aquellos días sucedió que él salió a una montaña a orar, y continuó toda la noche en oración a Dios.
13. + Y cuando fue de día llamó -a él- a sus discípulos, y de ellos escogió a doce, a quien también nombró apóstoles;
14. Simón, (a quien también llamó Pedro,) y Andrés su hermano, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé,
15. Mateo y Tomás, Sntiago el -hijo- de Alfeo, y Simón llamado Zelotes,
16. Judas -el hermano- de Santiago, y Judas Iscariote, el cual también fue el traidor.
17. + Y descendió con ellos, y permaneció en el plano, y la compañía de sus discípulos, y una gran multitud de gentes de toda Judea y Jerusalén, y de la costa marítima de Tiro y Sidón, los cuales venían a oírlo, y a ser sanadas de sus enfermedades.
18. Y los que estaban maltratados por espíritus impuros, y eran sanados.
19, Y la multitud entera buscaba tocarlo, ya que de él salía virtud, y a todos sanaba.
20. + Y levantó sus ojos a sus discípulos, y dijo, Benditos -sois vosotros- los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21. Benditos -sois vosotros- los que ahora padecéis hambre, porque seréis saciados, Benditos -sois vosotros- los que ahora lloráis, porque reiréis.
22. Benditos sois vosotros, cuando los hombres os odien, y cuando os separen -de su compañía-, -os- avergüencen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
23. Ese día regocijaos, y saltad de gozo, porque he aquí que grande -es- vuestra recompensa en el cielo; pues de igual manera -le- hicieron sus padres a los profetas.
24. ¡Pero ay de vosotros los que sois ricos! ya que habéis recibido vuestra consolación.
25. ¡Ay de vosotros los que estáis llenos! Porque hambre padeceréis. ¡Ay de vosotros los que reís ahora! porque lloraréis y lamentaréis.
26. ¡Ay de vosotros cuando de vosotros todos los hombres hablen bien, porque así -le- hicieron sus padres a los falsos profetas.
27. + Pero a vosotros los que oís os digo, Amad a vuestos enemigos, haced el bien a los que os odian,
28. Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que con desprecio os utilizan.
29. Al que te hiera en -una- mejilla ofrece también la otra, y al que te quita la capa no le impidas también -tomar tu- abrigo.
30. A cada hombre dale lo que te pida, y al que te quita los bienes de nuevo no -los- pidas.
31. Y como queréis que los hombres hagan con vosotros, también -e- igual hacedle a ellos.
32. Pues si amáis a aquellos que os aman, ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores también aman a aquellos que los aman.
33. Y si hacéis el bien a aquellos que el bien os hacen, ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores hacen también lo mismo.
34. Y si prestáis -a aquellos- de quienes esperáis recibir ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores a los pecadores también les prestan, para recibir igual cantidad de nuevo.
35. Mas amad a vuestros enemigos, y haced el bien y prestad sin esperar nada de nuevo; grande será vuestra recompensa, y seréis los hijos del Altísimo, ya que él es amable con los desagradecidos y los malignos.
36. Sed por tanto misericordiosos, tal como vuestro Padre también es misericordioso.
37. No juzguéis, y no seréis juzgados, no condenéis, y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados.
38. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando los hombres en vuestro pecho entregarán. Porque con la misma medida con que vosotros midáis de nuevo para vosotros se medirá.
39. Y les habló una parábola, ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿no caerán en la zanja ambos?
40. El discípulo no está por encima del maestro; mas todo el que es completo como su maestro será.
41. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, pero no percibes la viga que está en tu propio ojo?
42. ¿O cómo le puedes decir a tu hermano, hermano déjame sacar la mota que está en tu ojo, cuando no te miras la viga que en tu propio ojo está? Hipócrita, primero echa fuera la viga de tu propio ojo, y luego claramente verás para sacar la mota que en el ojo de tu hermano está.
43. Porque un buen árbol no produce fruto corrupto, ni tampoco un árbol corrupto produce buen fruto.
44. Pues todo árbol se conoce por su mismo fruto. Ya que de espigos los hombres no reúnen higos, ni de los arbustos de zarzas reúnen uvas.
45. Un buen hombre del buen tesoro de su corazón lo que es bueno produce, y un hombre malo del maligno tesoro de su corazón lo que es malo produce, porque de la abundancia del corazón la boca habla.
46. + ¿Y por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis las cosas que digo?
47. A cualquiera que venga a mi, oiga mis dichos, y los haga, os indicaré a quién se asemeja;
48. Él es como un hombre, el cual construyó una casa, excavó profundo, y colocó el fundamento en una roca; cuando la inundación se levantó, el arroyo vehementemente golpeó esa casa, y no la pudo sacudir, porque estaba fundada sobre una roca.
49. Pero el que oye y no hace, es como un hombre que sin un fundamento construyó una casa en la tierra; a aquella vehementemente golpeó el arroyo y de inmediato cayó; y grande fue la ruina de aquella casa.

Lucas 5

1. Y vino a suceder como la gente lo aprisionaba para oír la palabra de Dios, que él se paró al lado del lago de Genesaret,
2. Y vio dos barcas que estaban al lado del lago, pero los pescadores habían salido de ellas, y estaban lavando -sus- redes.
3. Y entró a una de las barcas, la cual era de Simón, y le rogó que se alejara un poco de tierra -firme-. Y se sentó, y desde la barca le enseñaba a la gente.
4. Y cuando hubo dejado de hablar, le dijo a Simón, lánzate a lo profundo, y suelta para una recogida tus redes.
5. Y Simón respondiendo le dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche, y no hemos cogido nada; sin embargo a tu palabra soltaré la red.
6. Y cuando hubieron hecho esto, una gran multitud de peces encerraron, y se rompía su red.
7. Y le hicieron señas a -sus- compañeros, los cuales estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudaran. Y vinieron, y llenaron ambas barcas, tanto que comenzaron a hundirse.
8. Al verlo Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús, diciendo, Apártate de mí, porque soy un hombre pecador, Oh Señor.
9. Pues estaba atónito, y todos los que estaban con él, ante la recogida de peces que habían hecho.
10. E igualmente -lo estaban- Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, los cuales eran compañeros de Simón. Y Jesús le dijo a Simón, No temas; de aquí en adelante pescarás hombres.
11. Y cuando hubieron traido sus barcas a tierra -firme-, abandonaron todo, y lo siguieron.
12. + Y vino a suceder que al estar él en cierta ciudad, mirad que un hombre lleno de lepra, viendo a Jesús se postró sobre -su- rostro, y le imploró diciendo, Señor, si tú quieres me puedes hacer limpio.
13. Y él extendió -su- mano, y lo tocó, diciendo, Quiero; sé limpio. E inmediatamente la lepra se apartó de él,
14. Y le encargó no decírselo a hombre -alguno-; pero id, y hazte conocer al sacerdote, y ofrenda por tu limpieza de acuerdo a lo que Moisés mandó, como un testimonio para ellos.
15. Pero mucho más se esparcía la fama de él en las lejanías, y grandes multitudes venían -y- se aunaban para oír y ser sanadas por él de sus enfermedades.
16. + Y él se retiraba al yermo, y oraba.
17. Y aconteció que cierto día mientras enseñaba, había Fariseos y doctores de la ley sentados al lado, los cuales habían venido de todos los pueblos de Galilea, Jerusalén y Judea, y el poder del Señor estaba -presente- para sanarlos.
18. + Y, mirad que -ciertos- hombres trajeron en un lecho a un hombre el cual estaba llevado de una parálisis, y buscaban -medios- para entrarlo y colocarlo delante de él.
19. Y al no poder hallar la -manera- de entrarlo a causa de la multitud, se fueron al techo, y lo hicieron descender por entre las tejas con -su- camilla por entre el medio, delante de Jesús.
20. Y al ver la fe de ellos, le dijo, Hombre, tus pecados te son perdonados.
21. Y los escribas y los Fariseos comenzaron a razonar, diciendo, ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
22. Pero Jesús al percibir sus pensamientos, respondiendo les dijo, ¿Qué razonáis en vuestros corazones?
23. ¿Qué es más fácil, decir, Tus pecados te son perdonados, o decir, Levántate y anda?
24. Pero para que podáis conocer que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, (le dijo al enfermo de parálisis,) te digo, Levántate, toma tu camilla, y ve hasta tu casa.
25. Y de inmediato se levantó delante de ellos, tomo aquello en donde yacía, y partió a su propia casa, glorificando a Dios.
26. Y todos se asombraron y glorificaron a Dios, y se llenaron de temor, diciendo, Cosas extrañas hemos visto hoy.
27. ´+ Y después de estas cosas el prosiguió, y vio a un publicano, de nombre Leví, sentado en la recepción de impuestos, y le dijo, Sígueme.
28. Y él dejó todo, se levantó, y lo siguió.
29. Y Leví le hizo una gran fiesta en su propia casa, y habia una gran compañía de publicanos y otros que se sentaban con ellos.
30. Pero sus escribas y Fariseos murmuraban contra los discípulos de él, diciendo, ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
31. Y Jesús respondiendo les dijo, Los que están aliviados no necesitan médico, sino los que están enfermos.
32. A los justos no vine a llamar, sino a los pecadores al arrepentimiento.
33. + Y ellos le dijeron, ¿Por qué los discípulos de Juan con frecuencia ayunan y hacen oraciones, e igualmente los discípulos de los Fariseos, pero los tuyos comen y beben?
34. Y él les dijo, ¿Podéis hacer que los hijos del novio ayunen, mientras el novio esté con ellos?
35. Pero los días vendrán cuando el novio les sea quitado, y entonces en aquellos días ayunarán.
36. + Les habló también una parábola, Ningún hombre pone un pedazo de manto nuevo en uno viejo, no sea que además de que el pedazo del nuevo no concuerde con el viejo, al nuevo le haga un rasgón.
37. Y ningún hombre pone vino nuevo en odres viejos, si no el vino nuevo los rompe, se derrama, y se acaban los odres.
38. Mas -para que- ambos se preserven. el vino nuevo en odres nuevos ha de ponerse.
39. Es más, ningún hombre que haya bebido -vino- viejo deseará al momento, del nuevo, pues dirá, Mejor es el viejo.

Lucas 4

1. Y Jesús, al ser lleno del Espíritu Santo, retornó del Jordán, y por el Espíritu fue guiado al yermo,
2. Siendo tentado cuarenta días por el diablo. Y en aquellos días nada comió, cuando hubieron terminado, tuvo entonces hambre,
3. Y el diablo le dijo, Si tú eres el Hijo de Dios, mándale a esta piedra que se haga pan.
4. Y Jesús le respondió, diciendo, Está escrito, que El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda palabra de Dios.
5. Y el diablo, subiéndolo a una alta montaña, le dio a conocer todos los reinos del mundo en un momento del tiempo.
6. Y el diablo le dijo, Todo poder te daré, y la gloria de ellos, porque aquello se me ha entregado, y a quienquiera se lo doy.
7. Por tanto si me adoras, todo será tuyo.
8. Y Jesús respondió y le dijo, Sal de mi vista, Satanás, porque está escrito, Adorarás al Señor tu Dios, y a él sólo servirás.
9. Y lo trajo a Jerusalén, y lo puso en un pináculo del templo, y le dijo, Si tú eres el Hijo de Dios, Lánzate abajo desde acá;
10. Porque está escrito, Él hará que sus ángeles se encarguen de ti, y te guarden,
11. Y en -sus- manos te cargarán, no sea que en algún momento tu pie estrelles contra una piedra.
12. Y Jesús respondiendo le dijo, Se ha dicho, No tentarás al Señor tu Dios.
13. Y cuando el diablo hubo terminado toda tentación, se apartó
de él por una temporada.
14. + Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y la fama de él se esparció por toda la región y sus alrededores.
15. Y enseñaba en sus sinagogas, siendo glorificado por todos.
6. Y llegó a Nazaret, donde había sido criado, y como era su costumbre, entró a la sinagoga el día sabat, y se paró a leer.
17. Y le fue entregado el libro del profeta Isaías. Cuando hubo abierto el libro, encontró el lugar donde estaba escrito,
18. El Espíritu del Señor -está- sobre mi, porque me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a predicar liberación a los cautivos, y recuperación de vista a los ciegos, a poner en libertad a los heridos,
19. A predicar el año aceptable del Señor.
20. Y cerró el libro, de nuevo -lo- dio al ministro, y se sentó. Y los ojos de todos los que estaban en la sinagoga se fijaron en él.
21. Y comenzó a decirles, El día de hoy se cumple en vuestros oídos esta escritura.
22. Y todos atestiguaban y se maravillaban de las palabras de gracia que procedían de su boca. Y decían, ¿No es este el hijo de José?
23. Y él les decía, Por seguro que me diréis este proverbio, Médico, sánate a ti mismo; todo lo que hemos oído -que has- hecho en Capernaum, hazlo aquí también en tu país.
24. Y él dijo, De verdad os digo, Ningún profeta en su propio país es aceptado.
25. Mas os contaré una verdad, Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y seis meses, y hubo gran hambruna por toda la tierra;
26. Pero a ninguna de ellas Elías fue enviado, salvo a Sarepta, -una ciudad- de Sidón, a una mujer, una viuda.
27. Y muchos leprosos había en Israel en el tiempo de Eliseo el profeta; y ninguno de ellos fue limpio, salvo Naamán, el Sirio.
28. Y todos los de la sinagoga, al oír estas cosas, se llenaron de ira,
29. Y se levantaron, lo sacaron de la ciudad, y lo llevaron al borde de la colina donde la ciudad estaba edificada, para poder lanzarlo de cabeza.
30. Mas él pasando por entre en medio de ellos se marchó.
31. Y descendió a Capernaum, una ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días sabat.
32. Y quedaban atónitos ante su doctrina, ya que su palabra aparecía con poder.
33. + Y en la sinagoga había un hombre, el cual tenía un espíritu de un diablo impuro, y gritaba en alta voz,
34. Diciendo, Déjanos solos, ¿qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quien eres, el Santo de Dios.
35. Y Jesús lo reprendió, diciendo, Guarda silencio, y sal de él. Y cuando el diablo lo hubo arrojado en el medio, salió de él, sin hacerle daño.
36. Y quedaron todos asombrados, y hablaban entre ellos, diciendo, ¡Qué palabra -es- esta! ya que con autoridad y poder le mandaba a los espíritus impuros, y ellos salían.
37. Y la fama de él se esparció por todas partes alrededor del país.
38. + Y se levantó de la sinagoga, y entró a la casa de Simón. Y la madre de la esposa de Simón estaba tomada por una gran fiebre, y le suplicaron a favor de ella.
39. Y se inclinó hacia ella y a la fiebre reprendió, y esta la dejó; y de inmediato ella se levantó y los atendió.
40. + Ahora bien a la puesta del sol, todos los que tenían algunos enfermos con diversas aflicciones, los traían hasta él, y él ponía sus manos sobre cada uno de ellos, y los sanaba.
41. Y también de muchos salían diablos, gritando, y diciendo, Tú eres el Cristo el Hijo de Dios. Y él reprendiéndolos no los dejaba hablar, pues sabían que él era el Cristo.
42. Y al ser de día, partió y entró a un lugar desértico, y la gente lo buscó y llegó a él, y lo detuvieron para que no se apartara de ellos.
43. Y él les dijo, Debo predicar el reino de Dios a otras ciudades también, pues para esto soy enviado.
44. Y predicó en las sinagogas de Galilea.

Lucas 3

1. Anora bien, en el décimo quinto año del reinado de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes siendo el tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la región de Traconite, Lisanias el tetrarca de Abilinia,
2. Y Anás y Caifás siendo los sumos sacerdotes, la palabra de Dios vino a Juan el hijo de Zacarías en el yermo.
3. Y llegó él a todo el país de alrededor del Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados.
4. Como está escrito en el libro de las palabras de Isaías el profeta que dice, La voz de alguien gritando en el yermo, Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas.
5. Todo valle se llenará, y toda montaña y colina se abatirán, lo torcido se enderezará, y los caminos ásperos se suavizarán.
6. Y toda carne verá la salvación de Dios.
7. Le decía entonces él a la multitud que salía a ser bautizada por él, Oh generación de víboras, quién os ha advertido que huyáis de la ira venidera?
8. Traed por tanto frutos dignos del arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros, Tenemos a Abraham como -nuestro- padre, porque yo os digo que de estas piedras Dios es capaz de levantarle hijos a Abraham.
9. Y ahora el hacha está puesta en la raíz de los árboles; todo árbol por tanto que no traiga buen fruto es cortado y lanzado al fuego.
10. Y la gente le preguntó diciendo, ¿Qué vamos a hacer entonces?
11. Él respondió y les dijo, El que dos abrigos tenga, le imparta al que no tenga, y que haga lo mismo el que tenga comida.
12. Vinieron entonces también publicanos a ser bautizados, y le dijeron, Maestro, q¿ué vamos a hacer?
13. Y él les dijo, No cobréis más de lo que se os ha señalado.
14. Y de igual manera los soldados le demandaban diciendo, ¿Y qué vamos a hacer nosotros? Y él les decía, No le hagáis violencia al hombre, ni acuséis falsamente -a nadie-, y contentaos con vuestros salarios.
15. Y como la gente estaba a la expectativa, y todos los hombres se preguntaban en sus corazones acerca de Juan si él era el Cristo o no,
16. Juan respondió, diciendoles a todos, En verdad yo bautizo con agua, pero alguien más poderoso que yo viene, el lazo de su calzado no soy digno de desatarlo, él a vosotros os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego;
17. Cuyo aventador -está- en su mano, y él purgará por completo su era, al trigo lo reunirá en su granero, pero a la escoria la quemará con inextinguible fuego.
18. Y muchas otras cosas en su exhortación predicaba a la gente.
19. Pero Herodes el tetrarca, al ser reprobado por él debido a Herodías la esposa de su hermano Felipe, y a todos los males que Herodes había hecho,
20. Añadió aún esto por encima de todo, que encerró a Juan en la prisión.
21. Ahora bien, cuando toda la gente era bautizada, aconteció que Jesús también al ser bautizado, y -estar- orando, el cielo se abrió,
22. Y el Espíritu Santo descendió de forma corporal como una paloma sobre él, y una voz vino del cielo, la cual decía, Tú eres mi amado Hijo, en ti bien me complazco.
23. Y Jesús mismo comenzó a ser de alrededor de treinta años de edad, siendo (como se suponía) el hijo de José, el cual era hijo de Elí,
24. El cual era -hijo- de Matat, el cual era -hijo- de Melqui, el cual era -hijo- de Jana, el cual era -hijo- de José,
25 . El cual era -hijo- de Matatías, el cual era -hijo- de Amós, el cual era -hijo- de Nahum, el cual era -hijo- de Esli, el cual era -hijo- de Nagai,
26. El cual era -hijo- de Maat, el cual era -hijo- de Matatías, el cual era -hijo- de Semei, el cual era -hijo- de José, el cual era -hijo- de Judá,
27. El cual era -hijo- de Joana, el cual era -hijo- de Resa, el cual era -hijo- de Zorobabel, el cual era -hijo- de Salatiel, el cual era -hijo- de Neri,
28. El cual era -hijo- de Melqui, el cual era -hijo- de Adi, el cual era -hijo- de Cosam, el cual era -hijo- de Elmodam, el cual era -hijo- de Er,
29. El cual era -hijo- de Josué, el cual era -hijo- de Eliezer, el cual era -hijo- de Jorim, el cual era -hijo- de Matat, el cual era -hijo- de Leví,
30. El cual era -hijo- de Simeón, el cual era -hijo- de Judá, el cual era -hijo- de José, el cual era -hijo- de Jonán, el cual era -hijo- de Eliaquim,
31. El cual era -hijo- de Melea, el cual era -hijo- de Mainán, el cual era -hijo- de Matata, el cual era -hijo- de Natán, el cual era -hijo- de David,
32. El cual era -hijo- de Isaí, el cual era -hijo- de Obed, el cual era -hijo- de Booz, el cual era -hijo- de Salmón, el cual era -hijo- de Naasón,
33. El cual era -hijo- de Aminadab, el cual era -hijo- de Aram, el cual era -hijo- de Esrom, el cual era -hijo- de Fares, el cual era -hijo- de Judá,
34. El cual era -hijo- de Jacob, el cual era -hijo- de Isaac, el cual era -hijo- de Abraham, el cual era -hijo- de Taré, el cual era -hijo- de Nacor,
35. El cual era -hijo- de Serug, el cual era -hijo- de Ragau, el cual era -hijo- de Peleg, el cual era -hijo- de Heber, el cual era -hijo- de Sala,
36. El cual era -hijo- de Cainán, el cual era -hijo- de Arfaxad, el cual era -hijo- de Sem, el cual era -hijo- de Noé, el cual era -hijo- de Lamec,
37. El cual era -hijo- de Matusalén, el cual era -hijo- de Enoc, el cual era -hijo- de Jared, el cual era -hijo- de Maleleel, el cual era -hijo- de Cainán,
38. El cual era -hijo- de Enós, el cual era -hijo- de Set, el cual era -hijo- de Adán, el cual era -hijo- de Dios.

Lucas 2

1. Y aconteció en aquellos días, que salió un decreto de César Augusto, que todo el mundo debía tributar.
2. (-Y- este tributo primero fue hecho cuando Cirenio era gobernador de Siria.)
3. Y todos salieron a tributar, cada uno a su propia ciudad.
4. Y José también subió de Galilea, saliendo de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén. (porque él era de la casa y el linaje de David.)
5. Para tributar con María su mujer esposada, que se encontraba grandemente preñada.
6. Y así fue que, mientras estaban allí, se cumplieron los días en que debía alumbrar.
7. Y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales, y lo puso en un comedero, porque en el hospedaje no había lugar para ellos.
8. Y había pastores en el mismo país que permanecían en el campo, guardando vigilia en la noche por su rebaño.
9. Y he aquí que el ángel del Señor llegó a ellos, y la gloria del Señor resplandeció a su alrededor, y les dio mucho miedo.
10. Y el ángel les dijo, No temáis, porque mirad que os traigo buenas nuevas de gran gozo, el cual será para todas las gentes.
11. Porque este día a vosotros os nace en la ciudad de David un Salvador, el cual es Cristo el Señor.
12. Y esta -será- una señal para vosotros, Encontraréis al bebé envuelto en pañales, acostado en un comedero.
13. Y de repente junto con el ángel había una multitud de la hueste celestial alabando a Dios, y diciendo,
14. Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, a los hombres buena voluntad.
15. Y aconteció que mientras los ángeles se alejaban de ellos al cielo, los pastores se dijeron entre sí, Vayamos ya al mismo Belén, y veamos este suceso que está a punto de pasar, -y- que el Señor nos ha dado a conocer.
16. Y llegaron de prisa, y encontraron a María con José y el bebé acostado en un comedero.
17. Y cuando -lo- hubieron visto, dieron a conocer por todas partes las palabras que les fueron dichas acerca de este niño.
18. Y todos los que -las- oyeron se maravillaron ante aquellos sucesos que les fueron contados por los pastores.
19. Pero María guardaba todas estas cosas, y -las- meditaba en su corazón.
20. Y los pastores retornaron, glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían visto y oído, tal como se les había dicho.
21. Y al cumplirse ocho días para la circuncisión del niño, se le dio por nombre JESÚS, el cual fue llamado así por el ángel antes de que fuera concebido en el vientre.
22. Y al cumplirse los días de la purificación de ella de acuerdo con la ley de Moisés, lo trajeron a Jerusalén, para presentarlo al Señor.
23. (Como está escrito en la ley del Señor, Todo varón que abra el vientre será llamado santo para el Señor;)
24. Y para ofrecer un sacrificio de acuerdo a lo que está dicho en la ley del Señor, Un par de tórtolas, o dos pichones jóvenes.
25. Y mirad que había un hombre en Jerusalén, cuyo nombre era Simeón, y este mismo hombre -que era- justo y devoto, aguardaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él.
26. Y le fue revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
27. Y entró por el Espíritu al templo, y al ver a los padres traer al niño Jesús, para hacer por él según la costumbre de la ley,
28. Lo tomó entonces en sus brazos, bendijo a Dios y dijo,
29. Señor, deja ahora entonces a tu siervo partir en paz, de acuerdo a tu palabra,
30. Porque mis ojos tu salvación han visto,
31. La cual has preparado ante el rostro de todo el pueblo;
32, Una luz que alumbre a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.
33. Y José y su madre se maravillaron ante aquellas cosas que se hablaban de él.
34. Y Simeón los bendijo, y le dijo a María su madre, Mira que este -niño- está puesto para la caída y el levantamiento de nuevo de muchos en Israel, y como una señal en contra de la cual se hablará;
35. (Sí, una espada tu misma alma perforará,) para que los pensamientos de muchos corazones se puedan revelar.
36. Y había una Ana, profetiza, hija de Fanuel de la Tribu de Aser, era de gran edad, y había vivido con esposo por siete años desde su virginidad;
37. Y estuvo viuda alrededor de ochenta y cuatro años, de los cuales no se apartaba del templo, sino que servía -a Dios- con ayunos y oraciones día y noche.
38. Y ella entrando en ese instante le dio gracias de igual manera al Señor, y les hablaba de él a todos los que buscaban redención en Jerusalén.
39. Y cuando hubieron ellos realizado todas las cosas de acuerdo con la ley del Señor, retornaron a Galilea, a su propia ciudad de Nazaret.
40. Y el niño creció, y se fortaleció en el espíritu, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios sobre él estaba.
41. Ahora bien, sus padres iban cada año a Jerusalén a la fiesta de la pascua.
42. Y cuando él era de doce años de edad, subieron a Jerusalén según la costumbre de la fiesta.
43. Y al cumplir ellos los días, al retornar, el niño Jesús se demoró atrás en Jerusalén, y José y su madre no -lo- supieron.
44. Sino que suponiendo que se encontraba en la compañía, anduvieron un día de viaje, y lo buscaban entre -sus- parientes y conocidos.
45. Y al no encontrarlo, de nuevo se volvieron a Jerusalén, en busca de él.
46. Y aconteció que después de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos, como también haciéndoles preguntas.
47. Y todos los que lo oían quedaban atónitos ante su entendimiento y -sus- respuestas.
48. Y se asombraron al verlo, y su madre le dijo, Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo con pena te hemos buscado.
49. Y él les dijo, ¿Cómo es que me buscábais? ¿No sabéis que en el negocio de mi Padre debo estar?
50. Y no entendieron las palabras que les habló.
51. Y descendió con ellos, llegó a Nazaret, y estuvo sujeto a ellos; pero su madrre guardó todos estos dichos en su corazón.
52. Y Jesús creció en sabiduría, -en- estatura, y en favor de Dios y -del- hombre.

Lucas 1

1. Debido a que muchos han puesto su mano para establecer en order una declaración de aquellas cosas que entre nosotros son creídas con plena seguridad,
2. Tal como nos las entregaron, los que desde el principio fueron testigos presenciales y ministros de la palabra;
3. También a mí me pareció bien, habiendo tenido un perfecto entendimiento de todas las cosas desde el mismo principio, escribírtelas en orden, excelentísimo Teófilo,
4. Para que pudieras conocer la certidumbre de aquellos sucesos, en los cuales has sido instruído.
5. + Hubo en los días de Herodes, el rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del curso de Abías; su esposa -era- de las hijas de Aarón, y su nombre era Elisabet.
6. Y ambos eran justos ante Dios, andando irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
7. Y no tenían hijos porque Elisabet era estéril, y ambos eran bien entrados en años.
8. Y aconteció que mientras él ejecutaba el oficio de sacerdote ante Dios según el orden de su curso,
9. De acuerdo a la costumbre del oficio del sacerdote, su parte era quemar incienso al entrar en el templo del Señor.
10. Y toda la multitud del pueblo se encontraba orando en las afueras en el momento del incienso.
11. Y un ángel del Señor se le apareció parándose al lado derecho del altar del incienso.
12. Y cuando Zacarías -lo- vio, se atribuló y le dio temor.
13. Pero el ángel le dijo, No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido oída, y tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
14. Y gozo y alegría tendrás, y muchos con su nacimiento se regocijarán.
15. Pues grande será a los ojos del Señor, y ni vino ni bebidas fuertes beberá, y desde el mismo vientre de su madre del Espíritu Santo lleno será.
16. Y volverá muchos de los hijos de Israel al Señor Dios de ellos.
17. E irá delante de él en el espíritu y el poder de Elías, para volver los corazones de los padres a los hijos, a los desobedientes a la sabiduría de los justos, para alistar un pueblo preparado para el Señor.
18. Y Zacarías -le- dijo al ángel, ¿Cómo lo sabré? Porque soy un hombre viejo, y mi esposa bien entrada en años.
19. Y el ángel respondiendo le dijo, Yo soy Gabriel, -el- que permanece en la presencia de Dios, y soy enviado a hablarte, y a darte a conocer las buenas nuevas.
20. Y mira que quedarás mudo, y sin poder hablar, hasta el día en el que se realicen estas cosas, porque no crees en mis palabras, las cuales en su momento se cumplirán.
21. Y el pueblo aguardaba a Zacarías, y se maravillaba de que tardara tanto tiempo en el templo.
22. Y al salir no les pudo hablar y percibieron que había tenido una visión en el templo, ya que les hizo señas, y permanecó sin habla.
23. Y sucedió que, tan pronto se cumplieron los días de su servicio, partió a su misma casa.
24. Y después de aquellos días concibió su esposa Elisabet, y se escondió por cinco meses diciendo,
25. Así me trató el Señor en los días que -me- miró, para quitar mi reproche de entre los hombres.
26. Y al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27. A una virgen desposada con un hombre cuyo nombre era José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María.
28. Y el ángel se acercó a ella, y -le- dijo, Salve, -tú- altamente favorecida, el Señor -está- contigo; bendita -eres- entre las mujeres.
29. Y cuando -lo- vio, se atribuló ante sus palabras, y se preguntaba qué clase de salutación podría ser esta.
30. Y el ángel le dijo, No temas, María, poque has hallado favor ante Dios.
31. Y he aquí que en tu vientre concebirás, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS.
32. Grande será él, y será llamado el Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de su padre David;
33. Y para siempre reinará a la casa de Jacob, y para su reino no habrá final.
34. Entonces María le dijo al ángel, ¿Cómo será esto, viendo que no conozco hombre alguno?
35. Y el ángel respondió y le dijo, El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por tanto el santo ser que nacerá de ti se llamará el Hijo de Dios.
36. Y he aquí que tu prima Elisabet, también ha concebido un hijo en su vejez, y este es el sexto mes de aquella que llamaban estéril.
37. Pues nada será imposible para Dios.
38. Y María dijo, he aquí la criada del Señor, que se haga conmigo de acuerdo a tu palabra. Y el ángel se apartó de ella.
39. Y María se levantó en aquellos días y de prisa se adentró al país de las colinas, a una ciudad de Judá;
40. Y entró a la casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
41. Y aconteció que cuando Elisabet oyó la salutación de María, saltó el bebé en su vientre, y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
42. Y con fuerte voz habló, diciendo, Bendita -eres- entre las mujeres, y bendito -es- el fruto de tu vientre.
43. ¿Y de dónde esto conmigo que la madre de mi Señor deba venir a mí?
44. Porque mira que tan pronto la voz de tu salutación resonó a mis oídos, en mi vientre el bebé saltó de alegría.
45. Y bendita -sea- la que creyó, porque se realizarán aquellas cosas que le fueron dichas -de parte- del Señor.
46. Y María dijo, Engrandece mi alma al Señor,
47. Y mi espíritu se ha regocijado en Dios mi Salvador.
48. Por haber tomado en cuenta el humilde estado de su criada; ya que mirad que de aquí en adelante me llamarán bendita todas las generaciones.
49. Pues el que es poderoso grandes cosas ha hecho en mí, y su nombre -es- santo.
50. Y su misericordia sobre los que lo temen de generación en generación.
51. Fuerza con su brazo él ha dado a conocer; a los orgullosos los ha esparcido en la imaginación de sus corazones,
52. De -sus- asientos a los poderosos ha tumbado, y exaltado a los de humilde condición.
53. A los hambrientos de cosas buenas ha llenado, y a los ricos vacíos los despidió.
54. A su siervo Israel ha auxiliado, remembrando -su- misericordia;
55. Tal como le habló a nuestros padres, a Abraham, y a su simiente para siempre.
56. Y María habitó con ella cerca de tres meses, y a su propia casa retornó.
57. Ahora pues llegó el cumplimiento del tiempo de Elisabet en el que debía alumbrar, y a un hijo dio a luz.
58. Y oyeron sus vecinos y primos cuán gran misericordia había manifestado el Señor hacia ella, y junto a ella se regocijaron.
59. Y aconteció que al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y lo llamaron Zacarías, según el nombre de su padre.
60. Y su madre respondió y dijo, -Así- no, sino que se llamará Juan.
61. Y le dijeron, Nadie de tu familia hay que se llame por ese nombre.
62. Y a su padre le hicieron señas de cómo lo iba a hacer llamar.
63. Él pidió una tableta de escritura, y escribió, diciendo, Su nombre es Juan, Y todos se maravillaron.
64. E inmediatamente se abrió su boca, su lengua -se soltó-, y él habló y alabó a Dios.
65. Y a todos los que moraban alrededor de ellos temor les llegó, y todas estas palabras lejos se rumoraron por todo el país de las colinas de Judea.
66. Y todos los que -las- oían, -las- ponían en sus corazones, diciendo, ¡Qué clase de niño será este! Y la mano del Señor estaba con él.
67. Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo,
68. Bendito -sea- el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
69. Y un cuerno de salvación en la casa de su siervo David nos levantó.
70. Tal como habló por la boca de sus santos profetas, los cuales ha habido desde que comenzó el mundo.
71. Para salvarnos de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos odian;
72. Para realizar la misericordia -prometida- a nuesttros padres, y para recordar su convenio santo;
73. El juramento que él le hizo a nuestro padre Abraham,
74. Que nos otorgaría ser liberados de la mano de nuestros enemigos para poder servirle sin temor,
75. En santidad y justicia ante él todos los días de nuestra vida.
76. Y tú, niño, serás llamado el profeta del Altísimo, ya que irás delante del rostro del Señor a preparar sus caminos;
77. Para darle el conocimiento de la salvación a su pueblo por la remisión de sus pecados,
78. Por la tierna misericordia de nuestro Dios, por lo cual la fuente de la mañana de lo alto nos ha visitado,
79. Para dar luz a los que en la oscuridad y -en- la sombra de la muerte se sientan, para guiar nuestros pies por el camino de la paz.
80. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu, y estuvo en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.