Marcos 10

1. Y se levantó de allí, y entra a las costas de Judea por el lado lejano del Jordán; y la gente recurre de nuevo a él; y como era su costumbre, otra vez les enseñó.
2. +Y los Fariseos vinieron a él, y le preguntaron tentándolo, ¿Es legal que un hombre deseche a -su- esposa?
3. Y él respondió y les dijo, ¿Qué os mandó Moisés?
4. Y dijeron, Moisés permitió escribir una carta de divorcio, y desecharla.
5. Y Jesús respondió y les dijo, Por la dureza de vuestro corazón os escribió este precepto.
6. Pero desde el comienzo de la creación Dios, varón y hembra los hizo él.
7. Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y a su esposa se adherirá;
8. Y los dos serán una carne; por ello entonces ya no son dos, sino una carne.
9. Por tanto lo que Dios ha juntado -y- unido, ningún hombre -lo- separe.
10. Y en la casa de nuevo sus discípulos le preguntaron sobre el mismo -asunto-.
11. Y él les dice, Cualquiera que deseche a su esposa, y se case con otra, comete adulterio contra ella.
12. Y si una mujer deshecha a su esposo, y se casa con otro, comete adulterio.
13. + Y le trajeron niños pequeños, para que los tocara, y sus discípulos reprendieron a los que -los- traían.
14. Mas cuando Jesús -lo- vio, mucho se disgustó, y les dijo, Dejad que los niñitos vengan a mi, y no se lo prohibáis, porque de tales es el reino de Dios.
15. De verdad os digo -que-, Quien no reciba el reino de Dios como un niñito, no va a entrar en él.
16. Y los cogió entre sus brazos, puso -sus- manos sobre ellos, y los bendijo.
17. + Y habiéndose adentrado en el camino, vino alguien corriendo, se arrodilló delante él, y le preguntó, ¿Maestro Bueno, qué hago para poder heredar la vida eterna?
18. Y Jesús le dijo, ¿Por qué me llamas bueno? Nadie -es- bueno, sino uno, -esto es- Dios.
19. Tu conoces los mandamientos, No cometas adulterio, No robes, No des falso testimonio, No defraudes, Honra a tu padre y a tu madre.
20. Y él respondió y le dijo, Maestro, todos estos los he observado desde mi juventud.
21. Entonces Jesús mirándolo lo amó, y le dijo, Una cosa te falta, márchate, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás -un- tesoro en el cielo, y ven, coge la cruz, y sígueme.
22. Y él se entristeció ante esas palabras, y acongojado se alejó, porque tenía grandes posesiones.
23. + Y Jesús miró a su alrededor, y le dice a sus discípulos, ¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!
24. Y los discípulos quedaron atónitos ante sus palabras. Pero Jesús de nuevo responde y les dice, Hijos, ¡Cuán difícil es para los que confían en las riquezas entrar en el reino de Dios!
25. Más fácil es para un camello atravesar el ojo de una aguja, que para un hombre rico entrar en el reino de Dios.
26. Y se quedaron atónitos sin medida, diciéndose entre ellos, ¿Quién entonces se puede salvar?
27. Y Jesús mirándolos dijo, Para los hombres -es- imposible, mas no para Dios. Pues con Dios todas las cosas son posibles.
28. + Entonces Pedro comenzó a decirle, Mira que nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.
29. Y Jesús respondió y dijo, De verdad os digo, No hay hombre que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos o tierras, por mi causa y la del evangelio,
30. Que no vaya a recibir cien veces más ahora en este tiempo casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones, y en el mundo por venir la vida eterna.
31. Sin embargo muchos primeros serán últimos, y los últimos primeros.
32. + Y estaban subiendo camino a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos, y estaban asombrados, y mientras proseguían tuvieron miedo. Y de nuevo tomó a los doce, y comenzó a decirles las cosas que le debían suceder a él.
33. -Diciendo,- Mirad que a Jerusalén subimos, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte, y lo entregarán a los Gentiles;
34. Se burlarán de él, lo azotarán, lo escupirán y lo matarán; y al tercer día de nuevo él se levantará.
35. + Y Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, vienen a él diciendo, Maestro, quisiéramos que hicieras por nosotros lo que deseemos.
36. Y él les dijo, ¿Qué quisiérais que hiciera por vosotros?
37. Le dijeron, Concédenos poder sentarnos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu mano izquierda en tu gloria.
38. Pero Jesús les dijo, No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber de la copa que yo bebo? ¿Y bautizaros con el bautismo con el que me bautizo?
39. Y le dijeron, Podemos. Y Jesús les dijo, En verdad de la copa que bebo beberéis, y de igual manera con el bautismo con el que me bautizo os bautizaréis.
40. Pero el sentaros a mi mano derecha o a mi izquierda, no está en mí el darlo; sino que -será- para quienes está preparado.
41. Y cuando los diez -lo- oyeron, comenzaron a molestarse mucho con Santiago y Juan.
42. Pero Jesús los llamó -a él- y les dice, Vosotros sabéis que los que son contados para gobernar a los Gentiles sobre ellos ejercen señorío, y sus grandes sobre ellos ejercen autoridad.
43. Pero entre vosotros así no será; mas bien quien entre vosotros quiera ser grande, vuestro tendero será.
44. Y cualquiera de vosotros que quiera ser el mayor, el criado de todos será.
45. Porque ni siquiera el Hijo del hombre vino para ser atendido, sino para atender, y para dar su vida por rescate de muchos.
46. Y llegaron a Jericó; y al salir de Jericó con sus discípulos y un gran número de gente, Bartimeo, el ciego hijo de Timeo se sentó al lado del camino a mendigar.
47. Al oír que era Jesús de Nazaret, comenzó a clamar, y a decir, Jesús. Hijo de David, ten misericordia de mí.
48. Y muchos le encargaban que guardara silencio, pero más él gritaba a toda voz, Hijo de David, ten misericordia de mí.
49. Y Jesús se detuvo, y mandó que lo llamaran. Y llaman al hombre ciego diciéndole, Consuélate, levántate, él te llama.
50. Y arrojando lejos su manto, se levantó, y llegó a donde Jesús.
51. Y Jesús respondió y le dijo, ¿Qué quieres que haga por ti? El hombre ciego le dijo, Señor, que yo pueda recibir mi vista.
52. Y Jesús le dijo, Márchate, tu fe te ha aliviado. Y de inmediato recibió su vista, y siguió a Jesús en el camino.

Marcos 9

1. Y les dijo, De verdad os digo, Que hay algunos que están de pie aquí, que no probarán la muerte, hasta que hayan visto al reino de Dios venir con poder.
2, Y después de seis días Jesús toma -con él- a Pedro, a Santiago, y a Juan, y los dirige aparte a una alta montaña solos; y delante de ellos se transfiguró.
3. Y su vestidura se volvió brillante, extremadamente blanca cual nieve, como ningún lavador en la tierra las puede emblanquecer.
4. Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estuvieron hablando con Jesús.
5. Y Pedro respondió y le dijo a Jesús, Maestro, es bueno que estemos acá; hagamos tres tabernáculos, uno para ti, uno para Moisés, y uno para Elías.
6. Pues no sabía que decir, ya que estaban con un miedo terrible.
7. Y había una nube que -con su- sombra los cubrió, y una voz salió de la nube, diciendo, Este es mi amado Hijo, oídle a él.
8. Y de repente, habiendo mirado a su alrededor, no vieron más a ningún hombre, salvo solo a Jesús con ellos.
9. mientras bajaban de la montaña les encargó que no le contaran a ningún hombre las cosas que habían visto, hasta que el Hijo del hombre fuera levantado de los muertos.
10. Y con ellos guardaron esas palabras, cuestionándose entre ellos lo que podía significar el levantarse de los muertos.
11. + Y le preguntaron diciendo, ¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?
12. Y él respondió y les contó, Elías de verdad viene primero, y restaura todas las cosas, y cómo está escrito del Hijo del hombre, que él debe sufrir muchas cosas, y ser tenido en nada.
13. Pero yo os digo, Que Elías en verdad ha venido y le han hecho todo lo que han querido, tal como de él está escrito.
14. + Y cuando llegó a donde -sus- discípulos, vio una gran multitud a su alrededor, y los escribas cuestionándolos.
15. Y al momento toda la gente, al mirarlo se asombró sobremanera, y corriendo a donde -él- lo saludaron.
16. Y él le preguntó a los escribas, ¿Con qué los cuestionáis?
17. Y uno de la multitud respondió y dijo, Maestro, te he traído a mi hijo, el cual tiene un espíritu mudo;
18. Y en donde sea que lo tome, lo convulsiona, él bota espuma, rechina con sus dientes, y languidece; y le hablé a tus discípulos para que lo echaran fuera, y no pudieron.
19. Él le responde y dice, Oh generación descreída, ¿Cuánto más estaré con vosotros? ¿Cuánto más os soportaré? Traédmelo.
20. Y se lo trajeron, y cuando lo vio, al momento el espíritu lo convulsionó, y él cayó al suelo, y se revolcó botando espuma.
21. Y le preguntó a su padre, ¿Desde hace cuánto le viene esto a él? Y él le dijo, Desde niño.
22. Y con frecuencia lo ha echado al fuego, y a las aguas, para destruirlo, pero si alguna cosa puedes hacer, ten compasión de nosotros, y ayúdanos.
23. Jesús le dijo, Si puedes creer, para el que cree todas las cosas -son- posibles.
24. Y al momento el padre del niño clamó con lágrimas, diciendo, Señor, yo creo, auxilia tú mi incredulidad.
25. Al ver Jesús a la gente venir corriendo en grupo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole, -A ti- espíritu mudo y sordo, te encargo que salgas de él, y no entres más en él.
26. Y -el espíritu- gritó, lo sacudió con fuerza, y de él salió; y él quedó como muerto, tanto así que muchos dijeron, Está muerto.
27. Mas Jesús lo tomó de la mano, y lo levantó, y él se irguió
28. Y habiendo entrado a la casa, sus discípulos en privado le preguntaron, ¿Por qué no lo pudimos expulsar?
29. Y él les dijo, Esta clase por nada puede salir, sino por ayuno y oración.
30. + Y partieron de allí, y pasaron por entre Galilea, y no quiso que ningún hombre -lo- supiera.
31. Pues -le- enseñaba a sus discípulos, y -les- decía, El Hijo del hombre es entregado en manos de hombres, y lo matarán, y después de ser muerto, al tercer día se levantará.
32. Pero ellos no entendían esas palabras, y tuvieron miedo de preguntarle.
33. + Y llegó a Capernaúm, y estando en la casa les preguntó, ¿Qué era lo que disputábais entre vosotros en el camino?
34. Pero ellos guardaban silencio, pues en el camino habían disputado entre sí quién -sería- el más grande.
35. Y se sentó, y llamó a los doce, y les dice, Si algún hombre desea ser el primero, -este mismo- será el último, y el criado de todos.
36. Y tomó a un niño, lo colocó en medio de ellos, y habiéndolo tomado entre sus brazos, les dijo,
37. Quienquiera que reciba a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe, y quienquiera que me reciba, no me recibe a mí, sino al que me envió.
38. + Y Juan le respondió diciendo, Maestro, vimos uno echando fuera diablos en tu nombre, y no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos sigue.
39. Pero Jesús dijo, No se lo prohibáis, porque no hay hombre que haga un milagro en mi nombre, que con ligereza pueda hablar mal de mí.
40. Pues el que no está en nuestra contra de nuestra parte está.
41. Porque cualquiera que en mi nombre os de a beber un vaso de agua, porque pertenecéis a Cristo, de verdad os digo, que no perderá su recompensa.
42. Y cualquiera que ofenda a uno de -estos- pequeñitos que creen en mí, mejor es que se le colgara una piedra de molino a su cuello, y él fuera lanzado al mar.
43. Y si tu mano te ofende, córtala; mejor para ti entrar a la vida mutilado, que entrar al infierno teniendo dos manos, al fuego que nunca se va a extinguir,
44. Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga.
45. Y si tu pie te ofende, córtalo; mejor para ti entrar a la vida cojo, que tener dos pies -y- ser echado al infierno, al fuego que nunca se va a extinguir,
46. Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga.
47. Y si tu ojo te ofende, arráncalo; mejor para ti entrar al reino de Dios con un ojo, que tener dos ojos -y- ser lanzado al fuego del infierno,
48. Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se extingue.
49. Porque cada uno será salado con fuego, y todo sacrificio con sal salado será.
50. Buena es la sal, mas si la sal ha perdido su salinidad, con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros, y tened paz unos con otros.

Marcos 8

1. En aquellos días agrandándose mucho la multitud, y sin tener qué comer, Jesús llamó a sus discípulos -donde él-, y les dice,
2. La multitud me da compasión, porque ya han estado conmigo por tres días, y no tienen nada qué comer;
3. Y si los despido en ayunas para -que se vayan- a sus propias casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos vinieron de lejos.
4, Y sus discípulos le respondieron, ¿De dónde puede un hombre satisfacer a estos con pan, acá en el yermo?
5. Y él les preguntó ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron, Siete.
6. Y mandó a la gente que se sentara en el suelo, tomó los siete panes, dio gracias, -los- partió y -los- dio a sus discípulos para que los colocaran delante, y -los- colocaron delante de la gente.
7. Tenían también unos cuantos peces pequeños, y él -los- bendijo, y mandó que los colocaran también delante.
8. De manera que comieron y se saciaron, y cogieron de los pedazos que sobraron siete canastas.
9. Y los que habían comido fueron alrededor de cuatro mil, y los despidió.
10. + Y al momento entró a un barco con sus discípulos, y llegó a las partes de Dalmanuta.
11. Y llegaron los Fariseos, y comenzaron a pregunarle, buscándole una señal del cielo, tentándolo.
12. Él suspirando profundamente en el espíritu, dijo, ¿Por qué busca esta generación una señal? De verdad os digo, No se le dará -ninguna- señal a esta generación.
13. Y los dejó, y entrando de nuevo al barco partió hasta al otro lado.
14. + Ahora bien -los discípulos- habían olvidado coger pan, y en el barco con ellos sólo tenían más que un pan.
15. Y él les encargó diciendo, Prestad atención, tened cuidado con la levadura de los Fariseos, y -con- la levadura de Herodes.
16. Y razonaban entre ellos diciendo, Es porque no tenemos pan.
17. Y cuando Jesús -lo- supo, les dice, ¿Por qué razonáis por no tener pan? ¿Aún no percibís ni entendéis? ¿Aún vuestro corazón endurecido tenéis?
18. ¿Teniendo ojos no veis? ¿Y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
19. Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿Cuántas canastas llenas de fragmentos cogísteis? Ellos le dicen, Doce.
20. Y cuando los siete entre cuatro mil, ¿Cuántas canastas llenas de fragmentos cogisteis? Y ellos dijeron, Siete.
21. Y les dijo, ¿Cómo es que no entendéis?
22. + Y llega a Betsaida, y le traen un hombre ciego, y le ruegan que lo toque.
23. Y tomó al hombre ciego de la mano, lo sacó del pueblo, y cuando hubo escupido en sus ojos, y puesto sus manos sobre él, le preguntó si veía algo.
24. Y miró hacia arriba, y dijo, Veo a los hombres como a árboles que caminan.
25. Después de eso puso de nuevo -las- manos sobre sus ojos, y lo hizo mirar hacia arriba, y fue restaurado, y vio claramente a cada hombre.
26. Y lo despidió para su casa, diciendo, No entres al pueblo, ni -le- digas a nadie en el pueblo.
27. + Y salió Jesús junto con sus discípulos a los pueblos de Cesarea de Filipo, y en el camino le preguntó a sus discípulos, diciéndoles, ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
28. Y ellos respondieron, Juan el Bautista; pero algunos -dicen que- Elías; y otros -que- uno de los profetas.
29. Y él les dice, Pero quién decís vosotros que soy yo? Y Pedro responde y le dice, Tu eres Cristo.
30. Y les encargó que no debían contarle a -ningún- hombre de él.
31. Y comenzó a enseñarles, que el Hijo del hombre debía sufrir muchas cosas, ser rechazado por los mayores, los sumos sacerdotes y los escribas, ser muerto, y después de tres días de nuevo levantarse.
32. Eso lo habló diciéndolo abiertamente. Y Pedro lo tomó, y comenzó a reprenderlo.
33. Mas cuando él se hubo volteado y mirado a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciendo, Sal de mi vista, Satanás, porque tú no saboreas las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.
34. + Y cuando hubo llamado a la gente con sus discípulos también, les dijo, Cualquiera que desee venir detrás mío, que se niegue a sí mismo, y coja su cruz, y me siga.
35. Pues cualquiera que desee salvar su vida la perderá, pero quienquiera que pierda su vida por causa mía y del evangelio, ese mismo la salvará.
36. ¿Pues qué le aprovechará a un hombre, si gana el mundo entero, y pierde su alma?
37. ¿O qué dará un hombre a cambio de su alma?
38. Por tanto cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y llena de pecado, también de él se avergonzará el Hijo del hombre, cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Marcos 7

1. Entonces llegaron a una a él los Fariseos y algunos escribas, los cuales venían de Jerusalén.
2. Y cuando vieron a algunos de sus discípulos comer pan con manos contaminadas, esto es, no lavadas, hallaron falta.
3. Pues los Fariseos y todos los Judíos, si no -se- lavan con frecuencia las manos no comen, guardando -así- la tradición de los mayores.
4. Y -viniendo- del mercado, si no -se- lavan, no comen. y muchas otras cosas hay, las cuales han recibido guardar, -como- el lavado de las tazas y -de- las ollas, -de las- vasijas de bronce, y -de las- mesas.
5. Entonces los Fariseos y escribas le preguntaron, ¿Por qué no andan tus discípulos de acuerdo con la tradición de los mayores, sino que comen el pan sin lavarse las manos?
6. Él respondió y les dijo, Bien ha profetizado Isaías de vosotros hipócritas, como está escrito, Este pueblo con -sus- labios me honra, pero su corazón está lejos de mí.
7. Sin embargo en vano me adoran, enseñando -por- doctrina los mandamientos de los hombres.
8. Porque haciendo a un lado el mandamiento de Dios, guardáis la tradición de los hombres, como el lavado de las ollas y de las tazas, y hacéis muchas cosas cosas semejantes.
9. Y les dijo, Rechazáis por completo el mandamiento de Dios, para poder guardar vuestra propia tradición.
10. Porque Moisés dijo, Honra a tu padre y a tu madre, y Quien maldiga a padre o madre, que muera.
11. Pero vosotros decís, Si un hombre le dice a su padre o madre, -Es un- Corbán, quiere decir, un regalo, lo que sea que puedas tener provecho de mi; -libre quedará-
12. Y no le dejáis más deberes hacia su padre o madre.
13. Haciendo la palabra de Dios sin efecto por medio de vuestra tradición, la cual habéis entregado; y hacéis muchas cosas semejantes.
14. + Y cuando hubo llamado a toda la gente -a él- les dijo, Prestadme todos oído, y entended:
15. No hay nada en las afueras del hombre que al entrar lo pueda contaminar; más bien las cosas que de él salen, aquellas son las que contaminan al hombre.
16. Si algún hombre tiene oídos para oír, que oiga.
17. Y cuando hubo entrado a la casa, -tras estar con- la gente, sus discípulos le preguntaron acerca de la parábola.
18. Y él les dice, ¿También estáis así, sin entendimiento? ¿No percibís que cualquier cosa de afuera que entra al hombre, no lo puede contaminar;
19. Porque a su corazón no entra, sino al vientre, y sale a los desechos purgando toda comida?
20. Y dijo, Aquello que sale sale del hombre, -es- lo que al hombre contamina.
21. Porque de los adentros, del corazón del hombre, proceden los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los asesinatos,
22. Los robos, la codicia, la maldad, el engaño, la lascivia, el ojo malévolo, la blasfemia, el orgullo y la tontería;
23. Todos estas malas cosas llegan de adentro, y al hombre contaminan.
24. + Y se levantó de allí y entró a los límites de Tiro y Sidón, y a una casa entró, y no quería que hombre -alguno lo- supiera, mas esconderse no pudo.
25. Pues -cierta- mujer, cuya hija tenía un espíritu impuro, oyó de él, y vino y cayó a sus pies.
26. La mujer era Griega, de nacionalidad Sirofenicia, y le rogaba que echara fuera al diablo de su hija.
27. Pero Jesús le dijo, Que primero los hijos se sacien, pues no conviene tomar el pan de los hijos, y lanzárselo a los perros.
28. Y ella respondió y le dijo, Sí Señor, sin embargo los perros de debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos.
29. Y él le dijo, Por lo dicho márchate; el diablo ha salido de tu hija.
30. Y al llegar a su casa, halló que el diablo -se había- ido, y a su hija acostada en la cama.
31. + Y partiendo otra vez de las costas de Tiro y de Sidón, llegó al mar de Galilea atravesando las costas de Decápolis.
32. Y le trajeron uno que estaba sordo, y que tenía un impedimento en su habla, y le rogaron que pusiera su mano sobre él.
33. Y lo llevó a un lado de la multitud, puso sus dedos en sus oídos, escupió y tocó su lengua;
34. Y mirando al cielo suspiró, y le dijo, Éfata, que es, Ábrete.
35. Y al momento se abrieron sus oídos, y la cuerda de su lengua fue liberada, y habló claro.
36. Y les encargó que no le fueran a decir a hombre -alguno-, pero entre más les encargaba, mucho más abundantemente -lo- publicaban.
37. Y quedaban totalmente atónitos, diciendo, Todas las cosas las ha hecho bien, hace tanto a los sordos oír como a los mudos hablar.

Marcos 6

1. Y salió de allí y llegó a su propio país, y sus discípulos lo siguieron.
2. Y cuando hubo venido el sabat, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos al escucharlo quedaban atónitos, -y- decían, ¿De dónde -saca- este -hombre- estas cosas? ¿Y qué sabiduría -es- esta que se le da a él. que hasta semejantes obras portentosas son forjadas por sus manos?
3. ¿No es este el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, de Josés, de Judá y de Simón? ¿Y sus hermanas no están aquí con nosotros? Y se ofendieron con él.
4. Pero Jesús les dijo, No hay profeta sin honra sino en su propio país, entre sus parientes y en su misma casa.
5. Y no pudo hacer allí ninguna obra portentosa, salvo poner sus manos sobre alguna gente enferma, y sanarla.
6. Y él se maravillaba por su incredulidad. Y salió a enseñar a alrededor de los pueblos.
7. + Y llamó -hasta él- a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos, y les dio poder sobre -los- espíritus impuros,
8. Y les mandó que no debían tomar nada para -sus- viaje, salvo sólo un cayado; ni bolsos, ni pan, ni monedas en -sus- bolsitos;
9. Sino que se calzaran con sandalias, y no se pusieran dos abrigos.
10. Y les dijo, En cualquier lugar donde entréis, habitad allí en -esa- casa hasta que partáis de ese lugar.
11. Y quienquiera que no os reciba, ni os oiga, cuando partáis de allí, sacudid el polvo -que haya- debajo de vuestros pies como un testimonio en su contra. En verdad os digo, Más tolerable será para Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que para aquella ciudad.
12. Y salieron, y predicaron que los hombres se arrepintieran.
13. Y a muchos diablos echaron fuera, y con aceite ungieron a muchos de los que estaban enfermos, y -los- sanaron.
14. Y el rey Herodes oyó -de él-, (porque su nombre se esparcía por todos lados;) y dijo, A que Juan el Bautista se levantó de los muertos, y por tanto portentosas obras se manifiestan en él.
15. Otros decían, A que es Elías. Y otros decían, A que es un profeta, o como uno de los profetas.
16. Pero cuando Herodes oyó de ello, dijo, Es Juan, a quien decapité; se levantó de los muertos.
17. Porque Herodes mismo había enviado y echado mano de Juan, y atado en prisión por causa de Herodías, la esposa de su hermano Felipe, pues se había casado con ella.
18. Ya que Juan le había dicho a Herodes, No es legal que tengas la esposa de tu hermano.
19. Por ello Herodías tenía una pelea con él, y deseaba matarlo;, pero no podía -hallar la forma-.
20. Debido a que Herodes temía a Juan, -y- sabía que él era un hombre justo y santo, y lo observaba, y cuando lo oía, hacía muchas cosas, y lo oía con alegría.
21. Y cuando hubo llegado un día conveniente, en el que Herodes en su cumpleaños hizo una cena para sus señores, -sus- altos capitanes, y los principales de Galilea;
22. Y cuando la hija de la llamada Herodías entró y danzó, y complació a Herodes y a aquellos que se sentaban con él, el rey le dijo a la doncella, Pídeme lo que quieras, y te -lo- daré.
23. Y le juró, Lo que sea que me pidas, te -lo- daré, hasta la mitad de mi reino.
24. Y salió ella, y le dijo a su madre, ¿Qué pido? Y ella dijo, La cabeza de Juan el Bautista.
25. Y de inmediato vino de prisa hasta donde el rey, y -le- pidió diciendo, Quiero que más tarde me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26. Y el rey se apenó excesivamente, -sin embargo, por causa de su promesa, y por causa de los que se sentaban con él, no quiso rechazarla.
27. Y de inmediato envió el rey a un verdugo, y mandó que su cabeza fuera traida; y este fue y lo decapitó en la prisión.
28. Y trajo su cabeza en un plato, y se lo dio a la doncella, y la doncella se lo dio a su madre.
29. Y cuando sus discípulos oyeron -de ello-, llegaron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en una tumba.
30. Y los apóstoles se reunieron y se juntaron donde Jesús, y le contaron todas las cosas, tanto lo que habían hecho como lo que habían enseñado.
31. Y él les dijo, Venid aparte a un lugar desértico, y descansad por un tiempo; ya que había muchos viniendo y saliendo y no tenían tiempo libre ni para comer.
32. Y en privado partieron en barco a un lugar desértico.
33. Y la gente los vio partir, y muchos lo conocían, y a pie corrieron hacia allá de todas las ciudades, y los pasaron, y juntos llegaron a donde él.
34. Y Jesús, al salir, vio mucha gente, y se conmovió -y- tuvo compasión de ellos, porque estaban como ovejas sin pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas.
35. Y cuando ya estaba por acabarse el día, sus discípulos llegaron hasta donde él, y dijeron, Este es un lugar desértico, y el tiempo ya se está acabando;;
36. Despídelos, para que puedan ir al país cercano, entrar a los pueblos, y comprarse pan, porque no tienen nada que comer.
37. Él respondió y les dijo, Dadles vosotros de comer. Y ellos le dicen, ¿Vamos a ir a comprar doscientos peniques de pan, y les damos de comer?
38. Él les dice, ¿Cuántos panes tenéis? Id y mirad. Y cuando supieron, dijeron, Cinco, y dos peces.
39. Y les mandó hacer sentar a todos por compañías en la hierba verde.
40. Y se sentaron en orden de a cien y de a cincuenta.
41. Y al tomar los cinco panes y los dos peces, miró al cielo, y bendijo y partió los panes, y -se los- dio a sus discípulos para colocarlos delante de ellos; y dividió los dos peces entre todos ellos.
42. Y todos comieron hasta saciarse.
43. Y cogieron doce canastas llenas de fragmentos -de pan- y de pescado.
44. Y los que comieron de los panes fueron alrededor de cinco mil hombres.
45. Y de inmediato apremió a sus discípulos a entrar al barco e ir al otro lado al frente, a Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46. Y cuando los hubo despedido, partió a la montaña a orar.
47. Y cuando el atardecer hubo llegado, el barco se encontraba en medio del mar, y él a solas en tierra.
48. Y los vio bregando remar, ya que el viento les era contrario; y alrededor de la cuarta vigilia de la noche se les acerca, caminando sobre el mar, e iba a pasar por el lado de ellos.
49. Pero cuando lo vieron caminando sobre el mar, supusieron que había sido un espíritu, y gritaron.
50. Pues lo vieron todos, y se atribularon. Y de inmediato él les habló, y les dice, Animaos, soy yo; no tengáis miedo.
51. Y subió a donde ellos al barco, y el viento cesó, y ellos quedaron terriblemente asombrados y maravillados en sus adentros más allá de toda medida.
52. Pues no consideraban -el milagro- de los panes, ya que su corazón estaba endurecido.
53. Y cuando hubieron atravesado, llegaron a la tierra de Genesaret, y se acercaron a la playa.
54. Y cuando habían salido del barco, de inmediato lo conocieron,
55. Y corrieron por los alrededores de toda esa región y comenzaron a acercar -y- llevar en camas a aquellos que estaban enfermos, donde oían que él estaba.
55. Y donde fuera que él entrara, pueblos, ciudades, o campo, ellos ponían los enfermos en las calles, y le suplicaban poder tocar así fuera el borde de su vestidura, y cuantos lo tocaban se aliviaban.

Marcos 5

1. Y llegaron al otro lado del mar, al país de los Gadarenos.
2. Y cuando él hubo salido del barco, inmediatamente salió a encontrarlo de las tumbas un hombre con un espíritu impuro,
3. Quien hacía -su- habitación entre las tumbas, y ningún hombre lo podía atar, no, ni con cadenas;
4. Porque con frecuencia había sido atado con grilletes y cadenas, y las cadenas habían sido arrancadas por él, y los grilletes destrozados; tampoco -hombre- alguno podía domarlo.
5. Y siempre, noche y día, estaba en las montañas y en las tumbas, clamando y cortándose con piedras.
6. Pero cuando vio de lejos a Jesús, corrió y lo adoró,
7. Y clamó a gran voz, y dijo, ¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
8. Pues él le dijo, Sal del hombre, espíritu impuro.
9. Y él le preguntó, ¿Cuál -es- tu nombre? Y él respondió diciendo, mi nombre -es- Legión, porque somos muchos.
10. Y mucho le suplicó él que no los enviara lejos del país.
11. Ahora bien, había allí cerca a las montañas una gran piara de cerdos alimentándose.
12. Y todos los diablos le suplicaban diciendo, Envíanos a los cerdos, para poder entrar en ellos.
13. Y de una Jesús les dio permiso. Y salieron los espíritus impuros, y entraron en los cerdos, y la piara violentamente bajó corriendo por un lugar empinado hasta el mar, (eran alrededor de dos mil;) y se ahogaron en el mar.
14. Y los que alimentaban a los cerdos huyeron, y -lo- contaron en la ciudad, y en el país. Y salieron a ver qué era lo que se había hecho.
15. Y vinieron a -donde- Jesús, y vieron al que estaba poseído por el diablo, y tenía la legión, sentado, vestido y en sus cabales, y tuvieron miedo.
16. Y los que -lo- vieron les contaron cómo le había acontecido al que estaba poseído por el diablo, y -también- lo concerniente a los cerdos.
17. Y comenzaron a rogarle a él que partiera de sus costas.
18. Y cuando hubo llegado al barco, el que había sido poseído por el diablo le rogaba poder estar con él.
19. Sin embargo Jesús no lo dejó, sino que le dice, Ve a casa, a tus amigos, y cuéntales las cosas tan grandes que el Señor ha hecho por ti, y -cómo- ha tenido compasión de ti.
20. Y partió, y comenzó a publicar en Decápolis las cosas tan grandes que Jesús había hecho por él, y todos se maravillaban.
21. Y cuando Jesús de nuevo hubo pasado por barco al otro lado, mucha gente se le reunió, y él estaba cerca al mar.
22. Y mirad que viene uno de los regentes de la sinagoga, por nombre Jairo, y cuando lo vio, cayó a sus pies,
23. Y ávidamente le suplicaba diciendo, Mi hijita yace a punto de morir, ven y pon tus manos sobre ella, para que se pueda curar, y viva.
24. Y -Jesús- fue con él, y mucha gente lo seguía, y lo presionaban.
25. Y cierta mujer, la cual tenía un brote de sangre por doce años,
26. Y había sufrido muchas cosas -en mano- de muchos médicos, había gastado todo lo que tenía, y en nada había mejorado, sino más bien empeorado,
27. Cuando hubo oído de Jesús, llegó en -medio de- la presión -de la gente- por detrás, y tocó su vestidura.
28. Pues dijo, Si sólo pudiera tocar su ropa, me aliviaré.
29. E inmediatamente la fuente de su sangre se secó, y en -su- cuerpo sintió que estaba curada de esa plaga.
30. Y al momento Jesús, sabiendo en él que virtud había salido de él, se dio la vuelta en -medio de- la presión -de la gente-, y dijo, ¿Quién tocó mis ropas?
31. Y sus discípulos le dijeron, Ves la multitud presionándote, y dices, ¿Quién me tocó?
32. Y miró alrededor para ver a la que había hecho tal cosa.
33. Pero la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que se había realizado en ella, llegó y se postró ante él, y le contó toda la verdad.
34. Y él le dijo, Hija, tu fe te ha aliviado; anda en paz, y alíviate de tu plaga.
35. Mientras aún hablaba, vinieron -algunos de la casa- del regente de la sinagoga los cuales dijeron, Tu hija está muerta, ¿por qué ya atribular más al Maestro?
36. Tan pronto Jesús oyó la palabra que se habló, le dice al regente de la sinagoga, No tengas miedo, solo cree.
37. Y no dejó que hombre -alguno- lo siguiera, salvo Pedro, y Santiago, y Juan el hermano de Santiago.
38. Y llega a la casa del regente de la sinagoga, y ve el tumulto, y a los que lloraban y grandemente lamentaban.
39. Y cuando hubo entrado, les dice, ¿Por qué hacéis este alboroto y lloráis? La damisela no está muerta, más bien duerme.
40. Y ellos se rieron burlándose de él. Pero cuando los hubo sacado a todos, toma al padre y a la madre de la dama, y a los que estaban con él, y entra a donde la damisela yacía.
41. Y tomó a la dama de la mano, y le dijo, Talita cumi; lo cual interpretado es, Doncella, a ti te digo, levántate.
42. Y al momento la dama se levantó, y anduvo, pues era de doce años -de edad-. Y quedaron atónitos -y- con gran aturdimiento.
43. Y estrictamente les encargó que ningún hombre debía saberlo, y mandó que se le diera algo de comer.

Marcos 4

1. Y comenzó a enseñar al lado del mar, y se le había reunido una gran multitud, así que entró en una barca, se sentó en el mar, y toda la multitud estaba en tierra al lado del mar.
2. Y con parábolas muchas cosas les enseñó y les dijo de su doctrina,
3. Escuchad: He aquí que un sembrador salió a sembrar,
4. Y vino a acontecer que al sembrar, algo -de semilla- cayó al lado del camino, y llegaron las aves del aire y la devoraron.
5. Y algo -de semilla- cayó en suelo pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotó inmediatamente por no tener profundidad de tierra;
6. Pero cuando el sol estuvo en su apogeo, se chamuscó, y por no tener raíz se marchitó.
7. Y algo -de semilla- cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la sofocaron, y fruto no rindió.
8. Y otra cayó en buen suelo, y rindió fruto que brotó y se incrementó, produciendo algunas treinta, otras sesenta, y otras ciento -por uno.-
9. Y les dijo, Que oiga el que tenga oídos para oír.
10. Y cuando estuvo a solas, los que estaban a su alrededor junto con los doce le preguntaron sobre la parábola.
11. Y él les dijo, A vosotros os es dado conocer el misterio del reino de Dios. pero a los que están afuera, todas -estas- cosas se hacen en parábolas,
12. Para que viendo puedan ver, y no perciban, y oyendo puedan oír y no entiendan, no vaya a ser que en algún momento vayan a convertirse, y -sus- pecados se les vaya a perdonar..
13. Y les dijo, ¿No conocéis esta parábola? ¿y cómo entonces vais a conocer todas las parábolas?
14. + El sembrador siembra la palabra.
15. Y estos son los de al lado del camino, donde la palabra se siembra, pero cuando han oído, inmediatamente viene Satanás, y -les- quita la palabra que fue sembrada en sus corazones.
16. Y de igual manera estas que son sembradas en suelo pedregoso, quienes cuando han oído la palabra, de inmediato la reciben con alegría,
17. Y no tienen raíz en ellos mismos, de forma que sólo por un tiempo resisten; luego cuando se levanta la aflicción o la persecución por causa de la palabra, se ofenden de inmediato.
18. Y estas que son sembradas entre espinos, -estos son- como quienes oyen la palabra.
19. Y los cuidados de este mundo, el engaño de las riquezas, y los caprichos por otras cosas entran, sofocan la palabra, y esta se vuelve improductiva.
20. Y estas son las que en buen suelo fueron sembradas, como los que oyen la palabra, -la- reciben,, y producen fruto, algunos al treinta por uno, otros al sesenta, y otros al ciento -por uno-.
21. Y les dijo, ¿Se trae una lámpara para ponerse debajo de una cama o de un barril? ¿y no para fijarse en un candelero?
22. Porque no hay nada escondido que no se vaya a manifestar, ni nada mantenido en secreto que no deba salir a la luz.
23. Si algún hombre tiene oídos para oír, que oiga.
24. Y les dijo, Prestad atención a lo que oís, se os medirá con la medida con la que medís, y más se os dará a los que oís.
25. Porque al que tenga, se le dará, y al que no tenga, aún lo que tenga se le quitará.
26. + Y dijo, Así es el reino de Dios, como si un hombre hubiera echado semilla en el suelo;
27. Se hubiera dormido, y levantado noche y día, y la semilla hubiera brotado y crecido, sin él saber cómo.
28. Pues la tierra produce fruto de ella misma, primero la hoja, luego la espiga, después de eso todo el grano en la espiga.
29. Mas cuando el fruto sale, de inmediato mete la hoz, porque ha llegado la siega.
30. + Y dijo, ¿A qué asemejaré el reino de Dios? ¿O qué comparación -haremos y- lo compararemos?
31. -Es- como un grano de semilla de mostaza, el cual, cuando es sembrado en la tierra, es el menor de todas las semillas que hay en ella;
32. Pero al sembrarse, crece, y se vuelve la más grande de todas las plantas, y saca grandes ramas, de manera que las aves del aire´pueden alojarse bajo su sombra.
33. Y con muchas de tales parábolas les hablaba la palabra, de acuerdo a como ellos la podían oír.
34. Pero sin parábola alguna no les hablaba, y cuando estaban a solas, a sus discípulos les exponía todas las cosas.
35. Y ese mismo día, al acercarse el atardecer, les dice, Pasemos al otro lado.
36. Y cuando habían despedido a la multitud, lo tomaron así como estaba en el barco. Y también con él había otros barcos pequeños.
37. Y una gran ventisca se levantó, y las olas golpeaban -y- entraban al barco, tanto que ya se inundaba.
38. Y él se encontraba en la parte trasera del barco, dormido sobre una almohada; y lo despiertan, y le dicen, Maestro, ¿No te preocupa que perezcamos?
39. Y él se levantó y reprendió al viento, y al mar le dijo, Paz, aquiétate. y el viento cesó y hubo una gran calma.
40. Y les dijo, ¿Por qué estáis tan llenos de temor? ¿Cómo es que no tenéis fe?
41. Y temieron excesivamente, y se dijeron entre sí, ¿Qué clase de hombre es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?

Marcos 3

1. Y de nuevo entró a la sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano seca,
2. Y ellos lo observaban, si iba a sanar en el día sabat, para poder acusarlo.
3. Y le dice al hombre que tenía la mano seca, Levántate.
4. Y a ellos les dice, ¿Es legal hacer el bien, o el mal en el día sabat? ¿Salvar una vida o matar? Pero ellos guardaban silencio.
5. Y habiéndolos mirado alrededor suyo con enojo, acongojado por la dureza de sus corazones, le dice al hombre, Extiende tu mano. Él -la- extendió, y su mano fue restaurada por completo igual a la otra.
6. Y salieron los Fariseos, y de inmediato sostuvieron consejo con los Herodianos contra él, -sobre- cómo poder destruirlo.
7. Pero Jesús se retiró con sus discípulos al mar; y una gran multitud de Galilea lo siguió, como -también- de Judea,
8. De Jerusalén, de Idumea, -de- más allá del Jordán, y de alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, cuando hubo oído de las grandes cosas que hacía, llegó a él.
9. Y le habló a sus discípulos que un pequeño barco debía aguardarlo a causa de la multitud, no fuera a ser que lo oprimieran.
10. Porque había sanado a muchos, de tal forma que todos los que tenían plagas se apretujaban hasta él para tocarlo.
11. Y los espíritus impuros, cuando lo veían, ante él se postraban, y clamaban, diciendo, Tu eres el Hijo de Dios.
12. Y estrictamente les encargaba que no debían darlo a conocer.
13. Y él sube a la montaña, y llama -a él- a quienes quiso; y a él llegaron.
14. Y ordenó a doce, para que estuvieran con él, para poder enviarlos a predicar.
15. Y tuvieran poder para sanar enfermedades, y echar fuera diablos.
16. Simón, a quien apodó Pedro,
17. Santiago el -hijo- de Zebedeo, Juan el hermano de Santiago, a quienes apodó Boanerges, lo cual -significa-. Los hijos del trueno:
18. Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el -hijo- de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo,
19. Y Judas Iscariote, quien también lo traicionó; y entraron a una casa.
20. Y la multitud viene y se reúne de nuevo, tanto que ni podían comer pan.
21. Y cuando oyeron sus amigos -de ello-, salieron a echarle mano, pues decían, Está fuera de sí.
22. + Y los escribas que venían de Jerusalén decían, Tiene a Beelzebub, y por el príncipe de los diablos a los diablos echa fuera.
23. Y los llamó -a él-, y en parábolas les dijo, ¿Cómo puede Satanás expulsar al -mismo- Satanás?
24. Un reino dividido en su contra, no puede permanecer.
25. Una casa dividida en su contra, no puede permanecer.
26. Y si Satanás contra él mismo se levanta y se divide, él no puede permanecer, sino que llega a su fin.
27. Ningún hombre en la casa de un hombre fuerte puede entrar, y despojarlo de sus bienes, a menos que ate primero al hombre fuerte, para luego despojar su casa.
28. En verdad os digo, A los hijos de los hombres se les perdonará todo pecado, y cualquier blasfemia con que vayan a blasfemar.;
29. pero el que blasfeme en contra del Espíritu Santo, perdón nunca tiene, más bien está en peligro de condenación eterna.
30. Porque ellos decían, Tiene un espíritu impuro.
31. Vinieron entonces sus hermanos y su madre, y parados afuera, lo enviaron a llamar.
32. Y -de- la multitud –que- se sentaba a su alrededor, le dijeron, Mira que tu madre y tus hermanos -están- afuera -y- te buscan.
33. Y él les respondió, diciendo, ¿Quién es mi madre o -quienes son- mis hermanos?
34. Miró a su alrededor a los que estaban sentados con él, y dijo, ¡Mirad a mi madre y a mis hermanos!
35. Porque cualquiera que haga la voluntad de Dios, ese mismo es mi hermano, y mi hermana y madre.

Marcos 2

1. Y de nuevo, después de -algunos- días entró a Capernaúm, y se rumoró que él estaba en la casa.
2. Y al momento muchos se reunieron -y- se aunaron, de tal manera que no había espacio para recibirlos, no, ni siquiera en la puerta; y les predicó la palabra.
3. Y vinieron a él, trayendo uno enfermo de parálisis, el cual era llevado por -otros- cuatro.
4. Y cuando no pudieron acercarse a él debido a la presión -del tumulto-, quitaron la cubierta del techo de donde él se encontraba, y habiéndola removido, descolgaron la cama donde yacía el enfermo de parálisis.
5. Cuando Jesús vio la fe de ellos, al enfermo de parálisis le dijo, Hijo, se te perdonan tus pecados.
6. Pero había ciertos escribas sentados allí, razonando en sus corazones,
7. ¿Por qué hable este blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solamente Dios?
8. E inmediatamente cuando Jesús percibió en su espíritu que razonaban así en su interior, les dijo, ¿por qué en vuestros corazones razonáis estas cosas?
9. ¿Qué es más fácil decirle al enfermo de parálisis, ¿Se te perdonan los pecados, o decirle, Levántate, toma tu cama y anda?
10. Pero para que podáis saber que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, (al enfermo de parálisis le dice,)
11. Te digo, Levántate, toma tu cama y márchate a tu casa.
12. E inmediatamente se levantó, tomó la cama, y anduvo delante de todos ellos, de manera que todos se sorprendieron, y glorificaron a Dios, diciendo, Nunca lo -habíamos visto- de esta manera.
13. Y anduvo de nuevo por la orilla del mar, y toda la multitud recurrió a él, y él les enseñaba.
14. Y al pasar a un lado, vio a Leví el -hijo- de Alfeo sentado a la recepciión de los tributos, y le dijo, Sígueme. Y él se levantó y lo siguió.
15. Y vino a suceder que mientras Jesús se sentaba a comer en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron también junto con Jesús y sus discípulos, porque había muchos, y ellos lo seguían.
16. Y cuando los escribas y Fariseos lo vieron comer con publicanos y pecadores, le dijeron a los discípulos de él, ¿Cómo es que come y bebe con publicanos y pecadores?
17. Cuando Jesús -lo- oyó, le dice a ellos, Los que están sanos no necesitan de médico, sino los enfermos; a los justos no vine a llamar, sino a los pecadores al arrepentimiento.
18. Y los discípulos de Juan y de los Fariseos -que- acostumbraban a ayunar, llegaron y le dijeron, ¿Por qué los discípulos de Juan y de los Fariseos ayunan, pero tus discípulos no lo hacen?
19. Y Jesús les dijo, ¿Pueden ayunar los hijos de la cámara nupcial mientras el novio está con ellos? En tanto tengan al novio con ellos no pueden ayunar.
20. Pero vendrán los días cuando el novio les sea quitado, y en aquellos días entonces ayunarán.
21. Además ningún hombre cose un parche de tela nueva sobre un vestido viejo, de otro modo el nuevo parche que la completa quita de la vieja, y el rasgado se hace peor.
22. Y ningún hombre pone vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo revienta los odres, el vino se derrama, y los odres se estropean; mas el vino nuevo en odres nuevos se debe poner.
23. Y sucedió que iba en medio del campo de cereales en el día sabat, y sus discípulos, al andar, comenzaron a arrancar las espigas de grano.
24. Y los Fariseos le dijeron, Mira, ¿Por qué hacen ellos en el día sabat aquello que es ilegal?
25. Y él les dijo, ¿No habéis nunca leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, teniendo hambre, él y aquellos que estaban con él?
26. ¿Cómo entraron a la casa de Dios en los días de Abiatar el sumo sacerdote, y comieron el pan de la proposición, el cual sólo le es lícito comer a los sacerdotes, y se lo dio también a los que estaban con él?
27. Y les dijo, El sabat se hizo para el hombre, y no el hombre para el sabat;
28. Por tanto el Hijo del hombre también es Señor del sabat.

Marcos 1

1. El comienzo del evangelio de Jesucristo el Hijo de Dios,
2. Como está escrito en los profetas, Mirad que envío a mi mensajero delante de tu rostro, el cual preparará tu camino delante de ti.
3. La voz de uno que clama en el desierto, Preparad el camino del Señor, sus sendas enderezad.
4. Juan bautizaba en el yermo, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados.
5. Y salía a él toda la tierra de Judea, y los de Jerusalén, y todos eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6. Y Juan se vestía con pelaje de camello, y con un cinto de piel alrededor de sus lomos, y comía langostas y miel silvestre,
7. Y predicaba diciendo, Después de mí viene uno más poderoso que yo, -ante- cuyo calzado no soy digno de agacharme ni el lazo desatarle.
8. Yo de verdad os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.
9. Y sucedió en aquellos días que Jesús vino de Nazareth de Galilea, y fue bautizado por Juan en -el- Jordán.
10. Y tras emerger del agua vio los cielos abiertos, y al Espíritu como paloma descendiendo sobre él.
11. Y vino una voz del cielo -que decía-, Eres mi amado Hijo, en quien bien me complazco.
12. E inmediatamente el Espíritu lo conduce al yermo.
13. Y fue- por- cuarenta días ahí en el yermo, tentado por Satanás, y estuvo con las bestias salvajes; y los ángeles lo atendieron.
14. Ahora pues, después de que Juan fue puesto en prisión, Jesús llegó a Galilea, predicando el evangelio del reino de Dios, 15. Y diciendo, Se cumplió el tiempo, y el reino de Dios está a la mano: arrepentíos y creed en el evangelio. 16. Ahora bien, mientras caminaba al lado del mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano echando una red al mar, porque eran pescadores.
17. Y Jesús les dijo, Venid tras de mi, y haré que os convirtáis en pescadores de hombres.
18.Y al momento abandonaron sus redes, y lo siguieron.
19. Y cuando hubo andado un poco más lejos, vio a Santiago el -hijo- de Zebedeo, y a Juan su hermano, quienes también estaban en el barco remendando sus redes.
20. Y al momento los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en el barco con los sirvientes asalariados, y fueron tras él.
21. Y entraron a Capernaúm, y de inmediato entró a la sinagoga en el día sabat, y enseñó.
22. Y se quedaron atónitos ante su doctrina. porque les enseñó como alguien que tenía autoridad, y no como los escribas.
23. Y había en su sinagoga un hombre con un espíritu impuro, y gritaba,
24. Diciendo, Déjanos solos; ¿qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿has venido a destruirnos? sé quién eres, el Santo de Dios.
25. Y Jesús lo reprendió, diciendo, Haz silencio y sal de él.
26. Y cuando el espíritu impuro lo hubo convulsionado, y gritó a viva voz, salió de él.
27. Y todos se quedaron asombrados, de tal manera que se cuestionaban entre ellos, diciendo, ¿Qué cosa es esta? ¿Qué nueva doctrina -es- esta? Porque con autoridad mandaba hasta a los espíritus impuros, y ellos le obedecían.
28. E inmediatamente su fama se esparció por toda la región alrededor de Galilea.
29. Y de una, cuando hubieron salido de la sinagoga, entraron a la casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan.
30. Pero la madre de la esposa de Simón yacía enferma de fiebre, y enseguida le cuentan de ella.
31. Y vino, la tomó de la mano y la levantó, e inmediatamente la fiebre la dejó, y ella los atendió.
32. Y al atardecer, al ponerse el sol, le trajeron todos los que estaban enfermos, y aquellos que estaban poseídos por diablos.
33. Y toda la ciudad se reunió -y- se aunó a la puerta.
34. Y él sanó a muchos de los que estaban afectados por diversas enfermedades, y echó a muchos diablos; y no dejaba hablar a los diablos, pues lo conocían.
35. Y por la mañana levantándose un buen rato antes del día, salió apartándose a un lugar solitario, y allí oró.
36. Y Simón y los que estaban con él siguieron tras él.
37. Y cuando lo hubieron encontrado, le dijeron, Todos te buscan.
38. Y él les dijo, Vayamos a los pueblos siguientes, para poder allí también predicar, porque vine para eso.
39. Y predicó en sus sinagogas por toda Galilea, y echó fuera diablos.
40. Y un leproso llegó a -donde- él, -e- implorándole y arrodillándosele dijo, si quieres, puedes limpiarme.
41. Y Jesús, movido con compasión, alargó -su- mano, y lo tocó, diciéndole, Quiero. Quedas limpio.
42. Y tan pronto habló, la lepra inmediatamente se apartó de él, y quedó limpio.
43. Y estrictamente le encargó, y de una lo despidió,
44. Y le dice, Mira no digas nada a hombre alguno, sino márchate, date a conocer al sacerdote, y ofrenda por tu limpieza aquellas cosas que Moisés mandó como testimonio para ellos.
45. Pero él salió y comenzó a publicarlo mucho, y a regar de tal forma el asunto. que Jesús no pudo más entrar abiertamente a la ciudad, sino que quedó afuera en los lugares desérticos; y vinieron a él de todo lado.