Isaías 39

1. En aquel tiempo Merodac-baladán, el hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que había estado enfermo y se había recuperado.
2. Y Ezequías se alegró con ellos, y les mostró la casa con sus objetos preciosos, la plata, el oro, las especies, los valiosos ungüentos, toda la casa de sus armaduras, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo nada de su casa, o de todo su dominio que Ezequías no les -hubiera- mostrado.
3. + Entonces vino Isaías el profeta hasta el rey Ezequías, y le dijo, ¿Qué dijeron estos hombres? ¿Y de dónde vinieron hasta ti? Y Ezequías dijo, han venido de un país lejano hasta mí, de la misma Babilonia.
4. Dijo entonces él, ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió, Todo lo que -está- en mi casa vieron. No hay nada de mis tesoros que no les haya mostrado.
5. Entonces dijo Isaías a Ezequías, Oye la palabra del SEÑOR de las huestes:
6. Mira que vienen los días en los que todo lo que -está- en tu casa, y -aquello- que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia, -y- nada quedará, dice el SEÑOR.
7. Y a tus hijos que broten de ti, los que engendres, lejos los llevarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
8. Entonces le dijo Ezequías a Isaías, Buena -es- la palabra del SEÑOR que has hablado. Dijo además, Porque habrá paz y verdad en mis días.

Isaías 38

1. En aquellos días Ezequías se enfermó a punto de morir, e Isaías el profeta, el hijo de Amós vino a él, y le dijo, Esto dice el SEÑOR, pon tu casa en orden, pues vas a morir, y no vivirás.
2. Entonces Ezequías volvió su rostro hacia el muro, y le oró al SEÑOR,
3. Y dijo, Recuerda ahora, Oh SEÑOR, te imploro, cómo he andado delante de ti en verdad y con un corazón completo, y he hecho -lo- bueno a tu vista. Y Ezequías lloraba adolorido.
4. + Entonces vino la palabra del SEÑOR a Isaías, diciendo,
5. Ve, y dile a Ezequías, Esto dice el SEÑOR, el Dios de David tu padre, He oído tu oración, he visto tus lágrimas, mira que añadiré quince años a tus días.
6. Y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria; y defenderé esta ciudad.
7. Y esta -será- una señal para ti del SEÑOR, que el hará esto que ha hablado,
8. Mira que traeré de nuevo la sombra de los grados que ha bajado en el reloj solar de Acaz, diez grados hacia atrás. Entonces el sol se devolvió diez grados, por los grados -que- había bajado.
9. + El escrito de Ezequías rey de Judá, cuando hubo enfermado, y se recuperó de su enfermedad:
10. Dije en la acortada de mis días, A los portones del sepulcro iré, del residuo de mis años me deprivan.
11. Dije, No veré al SEÑOR , -sí- al SEÑOR, en la tierra de los vivos, no contemplaré más al hombre con los habitantes del mundo.
12. Mi edad se apartó y como tienda de pastor de mí se retira, se me ha acortado como a un tejedor mi vida, él me truncará con una debilitadora enfermedad, del día a la noche terminarás conmigo.
13. Hasta la mañana hice cuentas, -que- como un león, así él quebrará todos mis huesos; del día a la noche terminarás conmigo.
14. Parloteé como cigüeña -o- golondrina, me lamenté como paloma, mis ojos desfallecen -de mirar- hacia arriba: Oh SEÑOR, estoy oprimido, soporta por mí.
15. ¿Qué diré? Él me ha hablado, como también él mismo -lo- ha hecho, Con suavidad andaré todos mis años en la amargura de mi alma.
16. Oh SEÑOR, por estas -cosas- viven -los hombres, y en todas estas -cosas está- la vida de mi espíritu: así que me recuperarás, y me harás vivir.
17. Mira que en lugar de paz tuve gran amargura, pero tú por amor a mi alma del pozo de la corrupción -la libraste-, ya que todos mis pecados detrás de tu espalda los echaste.
18. Pues el sepulcro no te puede alabar, -ni- la muerte te puede celebrar; los que bajan al pozo en tu verdad no pueden esperar.
19. El que vive, el que vive te alabará, como -lo hago- el día de hoy, el padre a los hijos les hará conocer tu verdad.
20. El SEÑOR -se alistó- a salvarme, por tanto todos los días de nuestra vida mis canciones cantaremos con instrumentos de diez cuerdas en la casa de SEÑOR.
21. Pues Isaías había dicho, Que tomen una masa de higos, y -la- coloquen como plasta sobre el forúnculo y se recuperará.
22. Ezequías también había dicho, ¿Cuál -es- la señal de que a la casa del SEÑOR voy a subir?

Isaías 37

1. Y vino a suceder que cuando el rey Ezequías -lo- oyó, se rasgó sus ropas, se cubrió con cilicio, -y- en la casa del SEÑOR entró.
2. Y envió a Eliaquím, que -estaba- a cargo de la casa, a Sebna el escriba y a los sacerdotes mayores cubiertos con cilicio a Isaías el profeta, el hijo de Amós.
3. Y le dijeron, Esto dice Ezequías, El día de hoy -es- un dia de apuros, de reprensiones y de blasfemias, pues los hijos han llegado al nacimiento, y no -hay- fuerza para dar a luz.
4. Pueda ser que el SEÑOR tu Dios oiga las palabras de Rabsacés a quien el rey de Asiria, su maestro envió para reprochar al Dios vivo, y repruebe las palabras que el SEÑOR tu Dios ha oído; por tanto levanta -tu- oración por el remanente que quedó.
5. De esta manera los siervos del rey Ezequías llegaron a Isaías.
6. + E Isaías les dijo, Así le diréis a vuestro maestro, Esto dice el SEÑOR, no tengas miedo de las palabras que has escuchado, con las que los siervos del rey de Asiria han blasfemado -contra- mí.
7. He aquí que le voy a enviar un fuerte soplido, y oirá un rumor, y a su propia tierra volverá; y haré que en su propia tierra caiga a espada.
8. + Rabsacés entonces volvió, y encontró al rey de Asiria guerreando contra Libna, pues había oído que había partido de Laquis.
9. Y oyó decir de Tirhaca rey de Etiopía: Ha venido a hacer guerra contigo. Y al oírlo, envió mensajeros a Ezequías diciendo,
10. Así hablaréis a Ezequías rey de Judá, diciendo, Que tu Dios en quien confías no te engañe, diciendo, Jerusalén no será entregada en las manos del rey de Asiria.
11. Mira que has oído lo que los reyes de Asiria le han hecho a todas las tierras destruyéndolas por completo ¿Y vas a ser tú librado?
12. ¿-Acaso- los dioses de las naciones libraron a los que mis padres destruyeron, como Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén que -estaban- en Telasar?
13. ¿Dónde -está- el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, Hena e Iva?
14. + Y Ezequías recibió la carta de mano de los mensajeros, la leyó, y subió hasta la casa del SEÑOR, y la extendió delante del SEÑOR.
15. Y Ezequías oró al SEÑOR, diciendo,
16. Oh SEÑOR de las huestes, Dios de Israel, que moras -entre- los querubines, tú -eres- el Dios, -sí- sólo tú, de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra.
17. Inclina tu oído, Oh SEÑOR, y oye; abre tus ojos, Oh SEÑOR, mira y oye todas las palabras que Senaquerib ha enviado para reprochar al Dios vivo.
18. Es verdad, SEÑOR, -que- los reyes de Asiria han puesto en escombros a todas las naciones, con sus países.
19. Y han lanzado sus dioses al fuego, porque no -eran- dioses, sino la obra de manos de hombre, -en- madera y piedra; por eso los destruyeron.
20. Ahora pues por tanto, Oh SEÑOR Dios nuestro, sálvanos de su mano, -para- que todos los reinos de la tierra puedan conocer que tú -eres- el SEÑOR, -y- tú sólo.
21. + Entonces Isaías el hijo de Amós envió hasta donde Ezequías, diciendo, Esto dice el SEÑOR Dios de Israel, Mientras me orabas en contra de Senaquerib el rey de Asiria,
22. Esta -es- la palabra que el SEÑOR ha hablado acerca de él: La virgen, la hija de Sion, te ha despreciado, -y- se -ha- reído de ti hasta la burla; la hija de Jerusalén con la cabeza te ha negado.
23. ¿a quién has reprochado y -contra quién has- blasfemado? Y contra quién has exaltado -tu- voz, y a lo alto levantado tus ojos? Contra el -mismo- Santo de Israel.
24. Con tus siervos has reprochado al Señor, y has dicho, Con la multitud de mis carruajes he subido a la cima de las montañas, a los lados del Líbano, y talaré sus altos cedros, entraré a la cima de su frontera, -y- al bosque de su Carmelo.
25. He cavado, y bebido agua, y con la planta de mis pies he secado todos los ríos de los lugares asediados.
26. ¿No has oído desde hace tiempos, -que- yo lo hice, -y- desde tiempos antiguos que yo lo formé? ahora lo he hecho pasar, que debías poner en escombros -y en- montones de ruinas a las ciudades defendidas.
27. Por tanto sus habitantes con poco poder, se desmayaron y se confundieron; fueron -como- el pasto del campo, y -como- la verde hierba, -como- la hierba de los techos, -como el grano- arruinado antes de madurar.
28. Pero yo conozco tu habitación, tu salida, tu entrada, y tu rabia para conmigo.
29. Como tu tumulto y tu rabia para conmigo han llegado a mis oídos, por ello pondré mi gancho en tu nariz, mis bridas en tus labios, y por el camino por el que viniste te devolveré.
30. Y esta -será- una señal para ti, -Este- año comeréis lo que crece de sí mismo; el segundo año lo que brota de él mismo, y el tercer año sembraréis, cosecharéis, plantaréis viñedos, y comeréis de su fruto.
31. Y el remanente escapado de la casa de Judá de nuevo echará raíz hacia abajo, y hacia arriba llevará fruto;
32. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y aquellos que escapen del monte de Sion; el celo del SEÑOR de las huestes lo hará.
33. Por tanto esto dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria, No entrará en esta ciudad, ni disparará allí flecha -alguna-; no vendrá ante esta con escudos, ni sobre esta echará terraplén.
34. Por el camino que vino, por el mismo volverá, y en esta ciudad no entrará, dice el SEÑOR.
35. Porque yo defenderé esta ciudad para salvarla por causa mía y por causa de mi siervo David.
36. Entonces el ángel del SEÑOR salió, e hirió a ciento ochenta y cinco mil del campamento de los Asirios, y cuando se levantaron temprano en la mañana, mirad que todos -eran- cuerpos muertos.
37. + Entonces Senaquerib el rey de Asiria partió, fue y retornó, y moró en Nínive.
38. Y vino a suceder que, mientras se encontraba adorando en la casa de su dios Nisroc, Adramelec y Sareser sus hijos lo hirieron a espada, y escaparon a la tierra de Armenia, y su hijo Esarhadón reinó en su lugar.

Isaías 36

1. Ahora pues, en el decimo cuarto año del rey Ezequías, sucedió -que- Senaquerib, el rey de Asiria vino y subió contra todas las ciudades defendidas de Judá, y las tomó.
2. Y el rey de Asiria envió a Rabsacés de Laquis a Jerusalén a -donde- el rey Ezequías con un gran ejército. Y permaneció al lado del conducto del estanque superior en la carretera del campo del lavador.
3. Vino entonces hasta él Eliaquím, hijo de Hilcías, encargado de la casa, Sebna el escriba, y Joás, hijo de Asaf, el registrador.
4. + Y Rabsacés les dijo, Decidle ahora a Ezequías, Así dice el gran rey, el rey de
Asiria, ¿Cuál -es- la confianza en la que te apoyas?
5. Yo digo, -aunque digas- (-que- sólo -son- vanas palabras) -Que yo tengo- consejo y fuerza para la guerra, ahora pues, ¿En quién confías, para rebelarte en mi contra?
6. He aquí que tú confías en el cayado de esta caña quebrada, de Egipto, en el que si un hombre se apoya, en su mano entrará, y la perforará; así -es- el Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían.
7. Pero si me dices, Confiamos en el SEÑOR nuestro Dios, ¿No -es- él, cuyos lugares altos -de adoración- y cuyos altares Ezequías ha quitado, y dicho a Judá y a Jerusalén, ¿Delante de este altar adoraréis?
8. Ahora pues por tanto, comprométete, te ruego, con mi maestro el rey de Asiria, y dos mil caballos te daré, si eres capaz de tu parte de poner en ellos jinetes.
9. ¿Cómo entonces voltearás el rostro de un capitán de los menores de los criados de mi maestro, para poner tu confianza en Egipto en busca de carruajes y jinetes?
10. ¿Y -acaso- sin el SEÑOR he subido hasta acá contra esta tierra para destruirla? El SEÑOR me dijo, Ve y sube contra esta tierra y destrúyela.
11. + Entonces dijeron Eliaquín, Sebna y Joás a Rabsacés, Háblales, te ruego a tus siervos en el idioma Sirio, porque -lo- entendemos, y no nos hables en el idioma de los Judíos, a oídos de la gente que -está- en el muro.
12. + Pero Rabsacés dijo, ¿-Acaso- me envió mi maestro a ti y a tu maestro para hablar estas palabras? ¿No -me envió- a los hombres que se sientan en el muro, para que con vosotros coman su propio estiércol, y beban su propio orín?
13. Entonces Rabsacés se paró, gritando a toda voz en el idioma de los Judíos, -y- diciendo, Oíd vosotros las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
14. Esto dice el rey, Que Ezequías no os engañe, porque no será capaz de libraros.
15. Ni dejéis que Ezequías os haga confiar en el SEÑOR, diciendo, El SEÑOR con seguridad nos librará, -pues- ésta ciudad no será entregada en las manos del rey de Asiria.
16. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria, Haced -un acuerdo- conmigo -a cambio de- un presente, y salid a mí, -para que- comáis cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y bebáis cada uno de las aguas de su propia cisterna;
17. Hasta que yo venga y os lleve lejos a una tierra como la vuestra, tierra de grano y vino, tierra de pan y viñedos.
18. -Cuidado- no sea que Ezequías os persuada, diciendo, El SEÑOR nos librará. ¿-Acaso- alguno de los dioses de las naciones ha librado a su tierra de las manos del rey de Asiria?
19. ¿Dónde -están- los dioses de Hamat y Arfad? ¿Dónde -están- los dioses de Sefarvaím? ¿Libraron a Samaria de mi mano?
20. ¿Quiénes -hay- entre todos los dioses de estas tierras, que haya librado a su tierra de mis manos, -para- que el SEÑOR deba librar de mi mano a Jerusalén?
21. Pero ellos guardaron silencio, y no le respondieron palabra alguna, porque el mandamiento del rey era, No le respondáis.
22. + Entonces vino Eliaquim, el hijo de Hilcías, que -estaba- a cargo de la casa, Sebna el escriba, y Joás el hijo de Asaf el registrador, a Ezequías con -sus- ropas rasgadas, y las palabras de Rabsacés le contaron.

Isaías 35

1. El yermo y el lugar solitario se alegrarán por ellos, y el desierto se regocijará, y florecerá como la rosa.
2. Florecerá abundantemente, y hasta se regocijará con gozosos cantos, se le dará la gloria del Líbano, la excelencia del Carmelo y la de Sarón; verán la gloria del SEÑOR, -y- la excelencia de nuestro Dios.
3. + Fortaleced las manos débiles, y las rodillas endebles reafirmad.
4. Decidle a los -que son- de corazón temeroso, Sed fuertes, no temáis; mirad que vuestro Dios -con- venganza vendrá, -el mismo- Dios -con- pago; él vendrá y os salvará.
5. Entonces los ojos del ciego se abrirán, y los oídos del sordo se destaparán.
6. El cojo entonces como un ciervo saltará, y la lengua del mudo cantará, porque en el yermo aguas prorrumpirán y arroyos en el desierto -manarán-.
7. Y el suelo parchado se convertirá en estanque, en manantiales de agua la tierra sedienta, en habitación de dragones, donde todos -ellos- se tiendan, hierba con cañas y juncos -habrá-.
8. Y allí habrá una carretera, y un camino, y será llamado El camino de la santidad; los inmundos no pasarán por él, sino que -será- para aquellos hombres caminantes, -que- aunque tontos, no errarán -en él-.
9. No habrá allí león -alguno-, ni bestia voraz por él subirá, allí no se hallará; sino que los redimidos -en él- andarán.
10. Y los rescatados del SEÑOR volverán y llegarán a Sion con canciones -y – gozo eterno sobre sus cabezas, obtendrán gozo y alegría, y la pena y el suspiro huirán.

Isaías 34

1. Acercaos, vosotras naciones para oír, y vosotras gentes escuchad: que la tierra oiga, y todos los que en ella están, el mundo, y todas las cosas que salen de él.
2. Porque la indignación del SEÑOR sobre todas las naciones -está-, y -su- furia sobre todos sus ejércitos, a quienes por completo destruyó, a la matanza los entregó.
3. Sus muertos también serán expulsados, de sus cadáveres saldrá hedor, y las montañas con su sangre se derretirán.
4. Y toda la hueste del cielo se disolverá, y como un rollo -de pergamino- los cielos se enrollarán, y toda la hueste de ellos caerá, como cae la hoja de la vid, y como caen -los higos- de la higuera.
5. Porque mi espada en el cielo se bañará; he aquí que vendrá -y- bajará para juicio sobre Idumea, y el pueblo de mi maldición.
6. La espada del SEÑOR se llena de sangre, con gordura se engrosa, -y- con la sangre de corderos y cabras, con la grasa de los riñones de los carneros, porque el SEÑOR tiene un sacrificio en Bosra, y en la tierra de Idumea una gran matanza.
7. Y los unicornios caerán con ellos, y los bueyes con los toros; su tierra de sangre se empapará, y su polvo con gorduras se engrosará.
8. Pues -es- el día de la venganza del SEÑOR, -y- el año de las recompensas por la controversia de Sion.
9. Y sus arroyos brea se tornarán, y su polvo, azufre; su tierra en brea ardiente se convertirá.
10. Ni de día ni de noche se aplacará; su humo para siempre ascenderá, de generación en generación -como- desperdicios yacerá, y nunca más alguien por ella pasará.
11. + Pero el cormorán y el avetoro la poseerán; el búho y el cuervo en ella habitarán; y sobre ella extenderá las piedras del vacío y el cordel de la confusión.
12. A sus nobles al reino llamarán, aunque nadie allí -estará-, y todos los príncipes de ella nada serán.
13. Y espinos en los palacios de ella saldrán, ortigas y zarzas en sus fortalezas, y una habitación de dragones, -y- un campo para búhos será.
14. Las bestias salvajes del desierto con las bestias salvajes de la isla también se encontrarán, y el sátiro a su compañero le clamará; el búho chillón también allí descansará, y hallará un lugar de reposo para él.
15. Allí el gran búho su nido hará, pondrá -sus huevos-, e incubará y reunirá -polluelos- bajo su sombra; allí también los buitres cada uno con su pareja se reunirán.
16. + Buscad vosotros en el libro del SEÑOR, y leed: ninguno de estos faltará, a ninguno su pareja falta le hará, porque mi boca lo ha mandado, y su espíritu, este los ha reunido.
17. Y él ha echado la suerte por ellos, y su mano por cordel se la ha dividido; para siempre la poseerán, de generación en generación allí morarán.

Isaías 33

1. ¡Ay de ti que despojas sin -haber sido- despojado, y que negocias fraudulentamente con quienes no te han estafado! Cuando ceses de despojar, serás despojado, -y- cuando dejes de mercadear con estafas, serás estafado.
2. Oh SEÑOR, sé clemente con nosotros, -que- te hemos aguardado, sé cada mañana el brazo de ellos, nuestra salvación también en tiempo de apuros.
3. Ante el ruido del tumulto la gente huyó, tan pronto te alzaste. las naciones se esparcieron.
4. Y vuestros despojos se reunirán-como se reúnen las orugas, -como- las langostas corren de aquí para allá, -así- hacia ellos él correrá.
5. Exaltado es El SEÑOR, porque mora en las alturas; ha llenado a Sion de juicio y justicia.
6. La sabiduría y el conocimiento serán la fuerza de salvación -y- la estabilidad de tus tiempos; el temor del SEÑOR -es- su tesoro.
7. Mirad que sus valientes gritarán en las afueras, -y- los embajadores de paz amargamente llorarán .
8. Las carreteras yacen en escombros, cesa el caminante, ha quebrado el convenio, despreciado las ciudades, el hombre no le importa.
9. La tierra languidece -y- se lamenta, Líbano se avergüenza y es talado, Sarón es como un yermo, y Basán y Carmelo sacuden -sus frutos-.
10. Ahora -pues- me levantaré, dice el SEÑOR, ahora exaltado seré, ahora -mismo- me alzaré.
11. Concebiréis tamo, rastrojo daréis a luz, vuestro aliento cual fuego os devorará.
12. Y el pueblo será -como- las quemas de la cal, -como- espinas cortadas se quemarán en el fuego.
13. + Oíd lo que he hecho, vosotros -los que estáis- lejos, -y- reconoced mi poder los -que estáis- cerca.
14. Los pecadores en Sion tienen miedo, el temor ha sorprendido a los hipócritas. ¿Quién entre nosotros morará con el devorador fuego? ¿Quién entre nosotros morará con -las- quemas eternas?
15. El que camina con justicia, y habla con rectitud, el que desprecia la ganancia de las opresiones, el que sacude sus manos evitando sostener sobornos, el que tapa sus oídos para no oír de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal;
16. Él morará en lo alto, su lugar de defensa -serán- las fortificaciones de las rocas; se le dará pan, sus aguas seguras -serán-.
17. Tus ojos mirarán al rey en su hermosura, contemplarán la tierra que está muy lejos.
18. Tu corazón -con- terror meditará: ¿Dónde -está- el escriba? ¿dónde el contador? ¿el que contaba las torres dónde -está-?
19. No verás un pueblo fiero, un pueblo con un habla más profunda de la que puedas percibir, con una lengua tartamuda -que- no -puedas- entender.
20. Mira a Sion, la ciudad de nuestras solemnidades, tus ojos verán a Jerusalén, una habitación tranquila, un tabernáculo -que- no será derribado, ni una de sus estacas alguna vez será removida, tampoco ninguna de sus cuerdas será rota.
21. Sino que allí el glorioso SEÑOR -será- para nosotros un lugar de anchos arroyos -y- ríos, en donde no andará galera -alguna- con remos, ni galantes naves pasarán por allí.
22. Porque el SEÑOR nuestro juez -es-, el SEÑOR -es- nuestro legislador, el SEÑOR nuestro rey -es-, él nos salvará.
23. Tus aparejos se soltaron, no pudieron fortalecer bien su mástil, no pudieron extender la vela; se divide entonces el botín de un gran despojo, los cojos el botín toman.
24. Y el habitante no dirá, Estoy enfermo, a la gente que more allí -su- iniquidad -se le- perdonará..

Isaías 32

1. He aquí que un rey en justicia reinará, y en juicio los príncipes gobernarán.
2. Y un hombre se hará como escondite del viento y cubierta para la tempestad, como ríos de agua en lugar seco, y como sombra de gran roca en agotada tierra.
3. Y no se empañarán los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen escucharán.
4. También el corazón del áspero entenderá conocimiento, y la lengua del tartamudo a hablar claramente se alistará.
5. A la persona vil no la llamarán más generosa, ni al malandro se le dirá dadivoso.
6. Porque la persona vil villanías hablará, y su corazón iniquidad trabajará para practicar hipocresía, y proferir erróneas -palabras- contra del SEÑOR, con el fin de vaciar el alma del hambriento, y la bebida del sediento hacer faltar.
7. También los instrumentos del malandro -son- el mal, urde malvadas artimañas para destruir a los pobres con palabras mentirosas, así el menesteroso hable recto.
8. Pero el generoso planea asuntos bondadosos y con ideas benévolas permanecerá.
9. + Levantaos, vosotras mujeres que en comodidades os halláis; oíd mi voz vosotras las hijas indiferentes, -y- prestad oído a mis palabras.
10. Muchos días y años seréis atribuladas, vosotras las indiferentes, porque faltará la vendimia, la recogida no vendrá.
11. Temblad vosotras mujeres que en comodidades os halláis, -y- atribulaos vosotras las indiferentes, despojaos y desnudaos, y -cilicio- a -vuestras- cinturas ajustad.
12. Lamentarán por los pezones, por los ricos campos, por la fructífera vid.
13. A la tierra de mi pueblo subirán zarzas -y- espinas; si, a todas las casas alegres -de- la gozosa ciudad.
14. Porque se abandonarán los palacios, no habrá multitudes en la ciudad, los fortines y las torres se volverán cuevas para siempre, el disfrute de los asnos salvajes, -y- pastizal de rebaños -serán-;
15. Hasta que sobre nosotros se derrame el espíritu de lo alto, y el yermo sea campo fructífero, y el campo fructífero sea contado como bosque.
16. El juicio entonces morará en el yermo, y la justicia en el campo fructífero permanecerá.
17. Y la obra de la justicia paz será, y el efecto de la justicia para siempre tranquilidad y seguridad.
18. Y en habitaciones pacíficas, en moradas seguras, y en tranquilos lugares de descanso mi pueblo morará.
19. Cuando granice, cayendo sobre el bosque, y abajo en un bajo lugar se halle la ciudad.
20. Benditos -sois- vosotros los que sembráis al lado de todas las aguas, que -hasta allí- los cascos del asno y del buey enviáis.

Isaías 31

1. ¡Ay de aquellos que bajan a Egipto en busca de ayuda, se apoyan en caballos, y confían en carruajes, por -ser- muchos, y en jinetes, porque son muy fuertes, mas no miran al Santo de Israel, ni buscan al SEÑOR!
2. Sin embargo él también -es- sabio, y el mal traerá, y no se retractará de sus palabras, sino que se alzará contra la casa de los que hacen males, y en contra de la ayuda de los que obran iniquidades.
3. Ahora pues, los Egipcios -son- hombres, y no Dios, y sus caballos carne, y no espíritu. Cuando el SEÑOR estire su mano, caerán tanto el que ayuda, como el ayudado, y juntos fracasarán.
4. Pues así me habló el SEÑOR: Como cuando el león, el león joven -se encuentra- rugiéndole a su presa, una multitud de pastores se llama contra él, no tendrá miedo de sus voces, ni ante el ruido de ellos se rebajará, así el SEÑOR de las huestes bajará a pelear por el monte de Sion, y su colina.
5. Como pájaros en vuelo, así el SEÑOR de las huestes defenderá a Jerusalén, defendiendo también -la- librará; -y- pasando por encima -la- preservará.
6. + Volveos a -aquel contra- quien los hijos de Israel encarnecidamente se han rebelado.
7. Porque en aquel día todos los hombres botarán sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, los cuales vuestras propias manos os han hecho -como- un pecado.
8. + Entonces el Asirio caerá a espada, no de un hombre fuerte, tampoco la espada de un hombre del común lo devorará, sino que ante -cualquier- espada huirá, y sus jóvenes se avergonzarán.
9. Y hasta su fortaleza pasará con temor, y de la insignia sus príncipes tendrán miedo, dice el SEÑOR, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.

Isaías 30

1. ¡Ay de los hijos rebeldes dice el SEÑOR, que reciben consejo pero no de mí, y que -se- cubren con una cobija, pero no -la- de mi Espíritu, para poder añadirle pecado al pecado!
2. Que bajan a Egipto caminando, y a mi boca no le han preguntado, para fortalecerse en la fuerza del Faraón, y para en la sombra de Egipto confiar!
3. Por tanto la fuerza del Faraón será vuestra vergüenza, y la confianza en la sombra de Egipto, -vuestra- confusión.
4. Pues sus príncipes en Zoán estuvieron, y sus embajadores llegaron a Hanes.
5. Todos se avergonzaron de un pueblo -que- no pudo lucrarles, ni ser de ayuda, tampoco de provecho, sino de vergüenza y además de afrenta.
6. La carga de las bestias del Sur hacia la tierra de tribulación y angustia, de donde -provienen- el león viejo y el joven, la víbora y la serpiente candente y voladora, sus riquezas llevarán sobre los hombros de los jóvenes asnos, y sus tesoros sobre las jorobas de los camellos, a un pueblo -que- ganancia no -les- dará
7. Porque en vano y sin propósito ayudarán los Egipcios, por tanto sobre esto yo he clamado, Sentarse quietos -es- su fuerza..
8. + Ahora ve, -y- escríbelo ante ellos en una tabla, y en un libro anótalo, para que en el tiempo por venir se pueda hallar por siempre jamás;
9. Que este -es- un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos -que- no van a oír la ley del SEÑOR,
10. Los cuales a los videntes le dicen, No veáis, y a los profetas, No nos profeticéis las cosas correctas, habladnos cosas suaves, engaños profetizad,
11. Salid del camino, a un lado del sendero salid, haced que el Santo de Israel delante de nosotros cese de -andar-.
12. Por lo cual así dice el Santo de Israel, Debido a que estas palabras despreciáis, y confiáis en la opresión y en la perversidad, y en ellas os quedáis,
13. Por tanto esta iniquidad será como una brecha lista para caeros a vosotros, abultándose en un muro alto, cuyo rompimiento llega en un instante -y- de repente.
14. Y él lo quebrará como el quebrantamiento de la vasija del alfarero, la cual se despedaza, -nada- él guardará, tanto que en el estallido de este no se hallará un casquete para coger fuego del hogar, ni para -con él- sacar agua del pozo,
15. Porque así dice el Señor DIOS, el Santo de Israel, En el retorno y en el descanso seréis salvos, en la tranquilidad y en la confianza estará vuestra fuerza, y no quisisteis.
16. Sino que dijisteis, No, porque huiremos en caballos; por tanto vosotros huiréis; y En los veloces montaremos; por tanto los que os persigan veloces serán.
17. Ante la reprimenda de uno mil -huirán-, ante la reprimenda de cinco vosotros huiréis, hasta que séais dejados como una señal en la cima de la montaña, y como una insignia en la colina.
18. + Y por eso el SEÑOR aguardará, para poder ser clemente con vosotros, y por lo tanto exaltado será, para poder tener misericordia de vosotros, porque el SEÑOR es un Dios de Juicio. Benditos -son- todos los que lo aguardan.
19. Porque el pueblo morará en Sion de Jerusalén, no llorarás más, muy clemente contigo a la voz de tu clamor él será; al oírte, te responderá.
20. Y -aunque- el SEÑOR os dé pan de adversidad, y agua de aflicción, aún así tus maestros a una esquina no se removerán ya más, sino que tus ojos a tus enseñadores verán.
21.Y tus oídos oirán palabras detrás de ti, diciéndo-te,- El camino -es- por aquí, andad en él, cuando voltiéis a la derecha, y cuando voltiéis a la izquierda.
22. También profanaréis la cubierta de las imágenes esculpidas de plata, y el adorno de tus imágenes derretidas de oro; como a trapo de menstruación lejos las lanzarás, a esta le dirás, Vete de acá.
23. Entonces la lluvia de tu semilla él te dará para que con ella el suelo vayas a sembrar; y del producido de la tierra pan, y rico y copioso será; en ese día el ganado en grandes pastos se alimentará.
24. De igual manera los bueyes y los asnos jóvenes que el suelo labran, forraje limpio que haya sido aventado con pala y fuelle comerán.
25. Y en toda montaña alta y toda colina elevada, ríos -y- arroyos de aguas, el día de la gran matanza cuando caigan las torres.
26. Además la luz de la luna como la luz del sol será, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que el SEÑOR vende la brecha de su pueblo, y sane el golpe de la herida de ellos.
27. + He aquí que el Nombre del SEÑOR de lejos viene, ardiendo -de- enojo, y su peso -es- abrumador; sus labios están llenos de indignación, y su lengua cual fuego devorador.
28. Su aliento cual arroyo arrasador hasta la mitad del cuello llegará, para colar a las naciones con el tamiz de la vanidad, y un freno -habrá- en las quijadas de las gentes haciéndo-las- errar.
29. Una canción tendrés, como -cuando- se guarda una solemnidad santa en la noche con alegría de corazón, como cuando alguien llega con flautas a la montaña del SEÑOR, al Poderoso de Israel.
30. Y el SEÑOR hará oír su gloriosa voz, y dará a conocer la luminosidad bajando de su brazo, con la indignación de -su- enojo, y -con- la llama de un devorador incendio desparramándose, -con- piedras de granizo y tempestad.
31. Pues por la voz del SEÑOR el Asirio será golpeado, -aquel que- con vara golpeó.
32. Y -en- todo lugar por donde pase el cayado asestado, que el SEÑOR sobre él va a descargar, con panderos y arpas será, y en las estremecedoras batallas con este va a pelear.
3. Pues el Tófet de antaño -está- ordenado; sí, para el rey está preparado, profundo -y- grande -lo- ha hecho él; su pila -es- fuego y mucha leña, cual arroyo de azufre lo enciende el aliento del SEÑOR.