Salmo 13

Un Salmo de David.

1. ¿Hasta cuándo me olvidarás, Oh SEÑOR? ¿Por siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mi?
2. ¿Hasta cuándo se preocupará mi alma, doliéndose cada día mi corazón? ¿Hasta cuándo me humillarán mis enemigos?
3. Considera -y- óyeme, Oh SEÑOR mi Dios: alumbra mis ojos, no vaya a ser que duerma el -sueño de- la muerte.
4. No vaya a ser que mi enemigo diga, Lo vencí; y los que me atribulan se regocijen cuando sea removido.
5. Pero yo he confiado en tu misericordia, mi corazón se regocijará en tu salvación.
6. Al SEÑOR le cantaré, por haberme tratado generosamente.

Salmo 12

Un Salmo de David.

1. Auxilio SEÑOR, pues el hombre de Dios escasea, y los fieles faltan entre los hijos de los hombres.
2. Hablan vanidades cada cual con su vecino, hablan -con- labios halagadores -y- con doble corazón.
3. El SEÑOR de un tajo apartará todos los labios halagadores, -y- la lengua que hable cosas altaneras.
4. Quienes han dicho, Con nuestra lengua prevaleceremos, -somos- dueños de nuestros labios, ¿Quién -se- enseñorea de nosotros?
5. A causa de la opresión de los desvalidos, y del suspiro de los necesitados me levantaré ya, dice el SEÑOR, -lo- guardaré con seguridad -del que- jadea en contra de él.
6. Las palabras del SEÑOR, -son- palabras puras: -como- plata probada en horno de tierra, purificadas siete veces.
7. Tú las guardarás, Oh SEÑOR, de esta generación las preservarás para siempre.
8. Los malvados andan por todas partes cuando los hombres más viles exaltados son.

Salmo 11

1. En el SEÑOR pongo mi confianza; ¿Cómo le decís vosotros a mi alma, Huid -cual- pájaro a vuestra montaña?
2. Pues, mirad que los malvados doblan -su- arco, alistan su flecha en la cuerda, para poderle encubiertamente disparar a los correctos de corazón.
3. El SEÑOR -está- en su santo templo, el trono del SEÑOR -está- en el cielo: sus ojos contemplan, sus párpados prueban a los hijos de los hombres.
5. El SEÑOR prueba al justo, pero su alma aborrece al malvado y al que ama la violencia.
6. Sobre los malvados hará llover trampas, fuego y azufre, y una horrible tempestad; -esta será- la porción de la copa de ellos.
7. Pues el justo SEÑOR la justicia ama; su semblante contempla a los correctos.

Salmo 10

1. ¿Por qué te paras de lejos, Oh SEÑOR, -¿Por qué- en tiempos de tribulación -te- escondes?
2. El malvado en -su- orgullo persigue al pobre; que sean atrapados en las artimañas que imaginaron.
3. Pues el malvado se jacta del deseo de su corazón, y bendice al codicioso, -a quien- el SEÑOR aborrece.
4. El malvado, por el orgullo de su semblante no buscará -a Dios-, Dios no -está- en todos sus pensamientos.
5. Sus caminos siempre son crueles; tus juicios -están- muy por encima de su vista; -en cuanto a- sus enemigos, jadea en contra de todos ellos.
6. Ha dicho en su corazón, No me moveré, pues nunca -conoceré- la adversidad.
7. Su boca se llena de maldiciones, de engaños y fraudes; debajo de su lengua -hay- estragos y vanidad.
8. Se sienta en los lugares de acecho de los pueblos, en lo escondites asesina al inocente, con sigilo pone su mirada en el desvalido.
9. Se agazapa en silencio cual león en su cueva, se agazapa para agarrar al desvalido, atrapa al pobre cuando lo atrae a su red.
10. Se agacha -y- se humilla para que el pobre pueda caer en sus fuertes -garras-.
11. Ha dicho en su corazón, Dios se olvidó, él esconde su rostro y nunca -lo- verá.
12. Álzate, Oh SEÑOR, Oh Dios, levanta tu mano; no olvides al humilde.
13. ¿Por qué desdeña el malvado a Dios? Dijo en su corazón, Tú no -lo- reclamarás.
14. Tú -lo- viste, porque contemplas los estragos y el desprecio, para recompensar con tu mano; el desvalido se encomienda a ti; eres el auxiliador del huérfano.
15. Rompe tú el brazo del inicuo y del malvado: requisa su maldad -hasta- no encontrar ninguna.
16. El SEÑOR es Rey por siempre jamás; los paganos han desaparecido de la tierra de él.
17. SEÑOR, tu has oído el deseo del humilde, prepararás el corazón de ellos, harás oír a tu oído.
18. Para juzgar al huérfano y al oprimido, para que el hombre de la tierra no pueda oprimir más.

Salmo 9

Un Salmo de David.

1. Te alabaré, Oh SEÑOR, con todo mi corazón; todas tus obras maravillosas proclamaré.
2. Me alegraré y me regocijaré en ti, cantaré alabanzas a tu nombre, Oh Altísimo.
3. Cuando mis enemigos se vuelvan, caerán y perecerán ante tu presencia.
4. Porque has mantenido mi derecho y mi causa; te sentaste en el trono a juzgar rectamente.
5. Has reprendido a los paganos, has destruido a los malvados, has quitado sus nombres por siempre jamás.
6. Oh, tú enemigo, llegaron las destrucciones a su perpetuo fin, destruiste ciudades; su memoria con ellos ha perecido.
7. Pero el SEÑOR perdurará para siempre, él tiene preparado su trono para el juicio.
8. Y juzgará al mundo con justicia, administrará juicio al pueblo con rectitud.
9. El SEÑOR también será un refugio para el oprimido, un abrigo en tiempos turbulentos.
10. Y los que conocen tu nombre su confianza en ti pondrán, pues tú, SEÑOR, no has desamparado a los que te buscan.
11. Cantad alabanzas al SEÑOR, que habita en Sion, declarad entre el pueblo sus hechos.
12. Cuando él investiga por causa de sangre, él los recuerda, no olvida el clamor de los humildes.
13. Ten misericordia de mi, Oh SEÑOR, considera la tribulación -que me causan- los que me odian, tú que me levantas de los portones de la muerte.
14. Para que pueda yo proclamar todas tus alabanzas en los portones de la hija de Sion. Me regocijaré en tu salvación.
15. Los paganos se hundieron en el abismo -que- hicieron ellos; en la red que escondieron su mismo pie cayó.
16. El SEÑOR es conocido -por- el juicio -que- ejecuta; el malvado es atrapado en la misma obra de sus manos. Higgaion. Selah
17. Los malvados serán metidos en el infierno, -junto con- todas las naciones que olvidan a Dios.
18. Pues los necesitados no serán de continuo olvidados, -ni- la expectativa de los pobres por siempre habrá de perecer.
19. Álzate, Oh SEÑOR, no dejes que prevalezca el hombre, que los paganos sean juzgados delante de ti.
20. Infúndeles temor, Oh SEÑOR, -que- las naciones puedan saber por ellas mismas -que sólo- hombres -son-. Selah.

Salmo 8

Un Salmo de David.

1. ¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, Cuán excelso es tu nombre en toda la tierra! -tú- que has establecido tu gloria por encima de los cielos.
2. De la boca de los bebés y de los niños de pecho has mandado fuerza por causa de nuestros enemigos, para poder tú detener al contrincante y al vengador.
3. Cuando considero tus cielos, obra de tus manos, la luna y las estrellas ordenadas por ti,
4. ¿Qué es el hombre para que lo tengas en cuenta? ¿Y el hijo del hombre, para que lo visites?
5. Pues lo has hecho poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y honor.
6. Le hiciste tener dominio sobre las obras de tus manos, -y- has puesto todo bajo sus pies:
7. Todas las ovejas y los bueyes, sí, y las bestias del campo,
8. Las aves del aire, y los peces del mar -y todo lo que- atraviesa los senderos de los mares.
9. ¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, cuán excelso es tu nombre en toda la tierra!

Salmo 7

Preocupación de David cantada al SEÑOR, acerca de las palabras de Cush el Benjamita.

1. Oh SEÑOR Dios mío, en ti pongo mi confianza: sálvame y líbrame de todos los que me persiguen.
2. No sea que él desgarre mi alma como león, despedazándo-la-, y – no haya- nadie que libre.
3. Oh SEÑOR Dios mío, si lo he hecho, si en mis manos hay iniquidad,
4. Si con maldad he recompensado al que estaba en paz conmigo, (sí, liberé al que -ahora- sin causa es mi enemigo)
5. Que el enemigo persiga y tome mi alma, sí, que pisotee mi vida contra la tierra, y en el polvo coloque mi honor. Selah.
6. Álzate en tu enojo, Oh SEÑOR, a causa de la rabia de mis enemigos levántate, y despiértate por mi -en- el juicio por ti mandado.
7. De esta manera te rodeará la congregación de las gentes; por tanto por causa de ellos retorna de lo alto.
8. El SEÑOR juzgará a las gentes: júzgame, Oh SEÑOR, de acuerdo a mi justicia, y de acuerdo a la integridad -que hay- en mi.
9. Oh, que la maldad del malvado llegue a su fin; mas bien establece al justo, porque el justo Dios prueba los motivos y los corazones.
10. Mi defensa -proviene- de Dios, quien salva al correcto de corazón.
11. Dios juzga al justo, y -con el malvado- todos los días está enojado.
12. Si él no se devuelve, él afilará su espada; ha doblado su arco y lo -ha- alistado.
13. También ha preparado para él los instrumentos de la muerte, él ordena sus flechas en contra de los perseguidores.
14. Mira -cómo- él labora en parto la iniquidad, ha concebido estragos, y -ha- dado a luz la falsedad.
16. Sus artimañas sobre su cabeza retornarán, y sus tratos violentos sobre su misma coronilla caerán.
17. Alabaré al SEÑOR de acuerdo con su justicia, y al nombre del SEÑOR altísimo alabanzas le cantaré.

Salmo 6

Un Salmo de David.

1. Oh SEÑOR, no me reprendas con tu enojo, ni con tu ardiente disgusto me castigues.
2. Ten misericordia de mi, Oh SEÑOR, pues -soy- débil, Oh SEÑOR, sáname, porque mis huesos afligidos están.
3. Mi alma también gravemente maltratada está. Pero tú, Oh SEÑOR, ¿Cuánto tiempo?
4. Vuélvete, Oh SEÑOR, -y- libra mi alma; ¡Oh, por causa de tus misericordias sálvame!
5. Pues en la muerte no -hay- recuerdo de ti, ¿En el sepulcro las gracias quién te dará?
6. Fatigado estoy de gemir; hago -un pozo- para nadar -de- mi cama toda la noche, mi sofá riego con lágrimas.
7. De la tristeza mi ojo se consume; a causa de todos mis enemigos se envejece.
8. Apartaos de mi, todos vosotros obradores de iniquidad; porque la voz de mi llanto ha oído el SEÑOR.
9. El SEÑOR ha oído mi súplica, el SEÑOR recibirá mi oración.
10. Que se avergüencen todos mis enemigos y sobremanera se aflijan. Que retornen -y- se avergüencen de repente.

Salmo 5

Un Salmo de David.

1. Oh SEÑOR, Presta oídos a mis palabras, considera mi meditación.
2. Escucha la voz de mi clamor, Rey mío, y Dios mío, pues a ti voy a orar.
3. Escucharás mi voz en la mañana, Oh SEÑOR; en la mañana me dirigiré a ti, y hacia arriba miraré.
4. Pues tú no eres un Dios que se goza en la maldad, ni tampoco el mal contigo habitará.
5. El necio no permanecerá en pie delante de ti; a todos los que obran iniquidad tú detestas.
6. Destruirás a los que hablan falsedades; al hombre sanguinario y al engañador el SEÑOR aborrecerá.
7. En cuanto a mi, a tu casa -entraré- en tu multitudinaria misericordia, -y- adoraré en tu temor -mirando- hacia tu santo templo.
8. Oh SEÑOR, guíame en tu justicia por causa de mis enemigos; haz tu camino derecho ante mi rostro.
9. Pues no -hay- fidelidad en sus bocas; su interior -es- pura maldad; su garganta -es- un sepulcro abierto, halagan con su lengua.
10. Destrúyelos Oh Dios; que por sus mismos consejos caigan; échalos fuera por la multitud de sus transgresiones, pues se han rebelado contra ti.
11. Sin embargo que se regocijen todos aquellos que en ti ponen su confianza, que griten siempre de gozo, porque tú los defiendes, que también se gocen en ti los que aman tu nombre.
12. Porque tú, SEÑOR, al justo bendecirás, como -con- un escudo lo rodearás de -tu- favor.

Salmo 4

Un Salmo de David.

1. Óyeme cuando llame, Oh Dios de mi justicia: en la angustia me engrandeciste; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
2. Oh vosotros hijos de hombres, ¿Cuánto más -trastornaréis- mi gloria en vergüenza, -cuánto más- amaréis -la- vanidad, -y- buscaréis falsedades?
3. Mas sabed que el SEÑOR ha apartado al que es de Dios para él; el SEÑOR oirá cuando yo lo invoque.
4. En asombro levantaos y no pequéis, aquietaos y en vuestra cama charlad con vuestro propio corazón. Selah.
5. Ofreced los sacrificios de justicia, y poned vuestra confianza en el SEÑOR.
6. Muchos -Hay- que dicen, ¿Quién nos dará a conocer -algún- bien? SEÑOR, levanta sobre nosotros la luz de tu rostro.
7. Has puesto alegría en mi corazón, más que la vez en -la que- su grano y su vino se incrementaban.
8. Me acostaré en paz, y además dormiré, pues solamente tú SEÑOR, me haces morar seguro.