1. No juzguéis para que no seáis juzgados.
2. Porque con el juicio con -el- que juzguéis, seréis juzgados, y con la medida con que midáis, de nuevo se os medirá.
3. ¿Y por qué te fijas en la mota que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en el tuyo propio?
4. ¿O cómo le vas a decir a tu hermano, Déjame sacar la mota de tu ojo, y he aquí que -hay- una viga en el tuyo propio?
5. Tú hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y luego verás claramente para sacar la mota del ojo de tu hermano.
6.+ No deis aquello que es santo a los perros, ni lanzéis vuestras perlas delante de los cerdos, no vaya a ser que las hollen debajo de sus pies, se tornen de nuevo y os destrocen.
7. Pedid, y os darán, buscad, y encontraréis, tocad, y os abrirán;
8. Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y al que toque le abrirán.
9. ¿O qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le va a dar una piedra?
10. ¿O si le pide un pescado, le va a dar una serpiente?
11. Si vosotros, entonces, siendo malos, sabéis cómo darle buenos regalos a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre el cual está en el cielo -le- dará buenas cosas a los que le pidan?
12. Por eso todo lo que queráis que los hombres hagan con vosotros, de igual manera hacédselo a ellos, pues esta es la ley y los profetas.
13. + Entrad por el portón estrecho, pues amplio -es- el pórtico, y ancho es el camino, que dirige hacia la destrucción, y muchos son los que por él entran;
14. Porque estrecho -es- el portón, y apretado -es- el camino que se dirige hacia la vida, y pocos son los que lo encuentran.
15. + Cuidaos de los falsos profetas, los cuales vienen a vosotros con ropas de ovejas, pero interiormente son lobos rabiosos.
16. Por sus frutos los vais a conocer. ¿-Acaso- los hombres reúnen uvas de espinos? ¿O higos de cardos?
17. Así también todo buen árbol trae buen fruto, pero un árbol corrupto trae mal fruto.
18. Un árbol bueno no puede traer frutos malos, ni un árbol corrupto traer frutos buenos.
19. Todo árbol que no produzca frutos buenos es talado, y arrojado al fuego.
20. Por eso por sus frutos los vais a conocer.
21. + No cualquiera que me diga, Señor, Señor, entrará en el reino del cielo, sino el que hace la voluntad de mi Padre el cual está en el cielo.
22. Muchos me dirán en ese día, Señor, Señor, ¿No hemos profetizado en tu nombre? ¿Y en tu nombre hemos echado diablos? ¿y -hemos- hecho muchas obras maravillosas en tu nombre?
23. Y entonces declararé delante de ellos, Nunca os conocí, apartaos de mi, los que obráis iniquidad.
24. + Por eso quienquiera que oiga estos dichos míos, y los haga, lo igualaré a un hombre sabio, el cual construyó su casa sobre una roca;
25. Y la lluvia descendió, las inundaciones además vinieron, soplaron los vientos, y golpearon sobre esa casa, -pero- no cayó, pues sobre una roca estaba fundada.
26. Y cualquiera que oiga estos dichos míos, y no los haga, será igual a un hombre desatinado, el cual construyó su casa sobre la arena;
27. Y la lluvia descendió, las inundaciones además vinieron, soplaron los vientos, y golpearon sobre esa casa, y cayó, y grande fue su caída.
28. Y sucedió que cuando Jesús hubo terminado estos dichos, la gente quedaba atónita ante su doctrina,
29. Porque les enseñaba como -alguien- con autoridad, y no como los escribas.
Mateo 6
1. Cuidaos de dar vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
2. Por tanto cuando des limosna, no hagas sonar la trompeta delante tuyo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para poder obtener gloria de los hombres. De verdad os digo que su recompensa la obtienen.
3. Pero cuando tú des limosna, no dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha.
4. Que tus limosnas sean en secreto, y tu Padre que ve en -lo- secreto, él mismo abiertamente te recompensará.
5. + Y cuando ores, no seas como los hipócritas, pues les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para poder ser vistos por los hombres. En verdad os digo -que- Su pago lo obtienen.
6. Pero tú, cuando ores, entra a tu alcoba, y cuando hayas cerrado la puerta, ruégale a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto en público te pagará.
7. Pero cuando oréis, no uséis vanas repeticiones como -hacen- los paganos, ya que piensan que serán oídos por su mucho hablar.
8. No seáis por tanto como ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes de que le pidáis.
9. Por eso orad de la siguiente manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre.
10. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, como -lo es- en el cielo.
11. Danos hoy nuestro pan de cada día.
12. Y perdónanos nuestras deudas, así como perdonamos a nuestros deudores.
13. Y no nos guíes -a ceder- en la tentación, sino al contrario, líbranos del mal; ya que el reino, el poder, y la gloria por siempre son tuyos. Amén.
14. Pues si perdonáis a los hobres sus faltas, también vuestro Padre celestial os perdonará.
15. Pero si no perdonáis a los hombres sus faltas, tampoco vuestro padre perdonará las vuestras.
16.+ Es más, cuando ayunéis no os hagáis como los hipócritas, de un semblante triste, pues desfiguran sus rostros, para poder dejar ver ante los hombres que oran. En verdad os digo -que- Ellos tienen su recompensa.
17. Pero tú cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18. Para que no dejes ver ante los hombres que ayunas, sino ante tu Padre, el cual está en lo secreto, y tu Padre, el cual ve en lo secreto, abiertamente te recompensará.
19. No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho corrompen, y donde los ladrones penetran y roban;
20. Sino más bien acumulad para vosotros tesoros en el cielo, en donde ni moho ni polilla corrompan, y en donde los ladrones no penetren ni roben;
21. Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
22. La luz del cuerpo es el ojo; por eso si tu mirada es limpia, todo tu cuerpo se llenará de luz.
23. Pero si tu mirada es maligna, de oscuridad se llenará todo tu cuerpo. Por eso si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡Cuán grande -es- esa oscuridad!
24. No -hay- hombre -que- pueda servir a dos maestros, porque u odiará al uno, y amará al otro, o se aferrará al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a mamón -el dios de las riquezas-.
25. Por eso os digo, No os preocupéis por vuestra vida, qué vais a comer, o qué vais a beber, ni siquiera por vuestro cuerpo, qué os vais a poner. ¿No es la vida más que la comida, y el cuerpo más que el atavío?
26. Mirad a las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, -y- aún así vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois mucho mejores que ellas?
27. ¿Cuál de vosotros por preocuparse, puede añadirle un codo a su estatura?
28. ¿Y por qué os preocupáis por el vestido? Mirad cómo crecen los lirios del campo, sin hilar ni trabajar,
29. Y sin embargo os digo que ni aún Salomón con toda su gloria se atavió como uno de estos.
30. Por lo cual, si Dios viste a la hierba del campo, que hoy está, y mañana la echan al horno, ¿No os -vestirá él- mucho mejor, Oh vosotros de poca fe?
31. Por eso no os preocupéis diciendo, ¿Qué vamos a comer? O ¿Qué vamos a beber? O ¿De qué manera nos vamos a vestir?
32. (Porque los Gentiles van tras todas estas cosas) Ya que vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de ellas.
33. Pero buscad vosotros primero el reino de Dios con su justicia, y todas estas cosas se os añadirán.
34. Por tanto no os preocupéis por el mañana, porque el mismo mañana de sus cosas se preocupará. Suficiente -es- para el día su propio mal.
Mateo 5
1. Y viendo las multitudes, subió a una montaña, y cuando él se dispuso, sus discípulos llegaron a él.
2. Y abrió su boca, y les enseñó, diciendo,
3. Benditos los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino del cielo.
4. Benditos los que lloran, porque serán consolados.
5. Benditos los humildes, porque heredarán la tierra.
6. Benditos los que están ávidos de justicia, porque serán colmados.
7. Benditos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8. Benditos los de corazón puro, porque verán a Dios.
9. Benditos los que hacen la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10. Benditos los que son perseguidos por amor a la justicia, porque de ellos es el reino del cielo.
11. Benditos vosotros cuando os insulten, persigan, y digan falsamente en vuestra contra toda clase de maldades, por causa mía.
12. Regocijaos y alegraos hasta el extremo, por vuestra gran recompensa en el cielo, porque así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros.
13. + Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal ha perdido su sabor, ¿con qué se salará? En adelante no es buena para nada, sino para ser lanzada y pisoteada por los hombres.
14. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad que está establecida sobre una colina no puede esconderse.
15. Ni los hombres prenden una vela y la ponen debajo de un barril, sino en un candelabro, y da luz a todos los que están en la casa.
16. Dejad que vuestra luz brille así delante de los hombres, para que ellos puedan ver vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.
17. + No penséis que he venido a destruir la ley, o los profetas. No he venido a destruir, sino a cumplir.
18. Porque en verdad os digo -que- Mientras el cielo y la tierra pasen, una jota, y una tilde de la ley de ninguna manera pasarán, hasta que todo se haya cumplido.
19. Por tanto cualquiera que quebrante uno de los mandamientos más pequeños, y así lo enseñe a los hombres, será llamado el más pequeño en el reino del cielo, mas cualquiera que -los- haga y enseñe, este mismo será llamado grande en el reino del cielo.
20. Porque os digo que a no ser que vuestra justicia exceda -la- de los escribas y Fariseos, en ningún caso entraréis al reino del cielo.
21. + Habéis oído que fue dicho por los de antaño, No matarás, y quienquiera que mate quedará en peligro de -presentarse a- juicio.
22. Pero yo os digo, Que cualquiera que se enoje sin causa con su hermano quedará en peligro de -presentarse a- juicio; y cualquiera que le diga a su hermano, Raca, quedará en peligro de presentarse al consejo; sin embargo cualquiera que diga, Tú tonto, estará en peligro de -presentarse al- fuego del infierno.
23. Por eso si llevas tu ofrenda al altar, y ahí recuerdas que tu hermano tiene una queja contra ti,
24. Deja ahí tu regalo ante el altar, y márchate; reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven a ofrendar tu dádiva.
25. Ponte de acuerdo con tu adversario, -y- rápidamente, mientras estás con él en el camino; no sea que en cualquier momento el adversario te entregue al juez, el juez te entregue al oficial, y seas echado a la prisión.
26. De verdad te digo, De ninguna manera saldrás de ahí, hasta que hayas pagado el último cuadrante.
27. + Habéis oído que de antaño fue dicho por ellos, No cometerás adulterio;
28. Pero yo os digo, Que quienquiera que mire a una mujer para ambicionarla -en adulterio- ya ha cometido con ella adulterio en su corazón.
29. Y si tu ojo derecho te hace tropezar, arráncalo, y échalo -lejos- de ti, pues es provechoso para tí que uno de tus miembros tenga que perecer, y no -que- tu cuerpo entero deba ser lanzado al infierno.
30. Y si tu mano derecha te hace tropezar, retírala de un tajo, y échala -lejos- de ti, pues es provechoso para tí que uno de tus miembros tenga que perecer, y no -que- tu cuerpo entero deba ser lanzado al infierno.
31. Se ha dicho -que-,cualquiera que desheche a su esposa, que le dé un escrito de divorcio;
32. Pero yo os digo -que- cualquiera que desheche a su esposa, a no ser por causa de fornicación, hace que ella cometa adulterio; y cualquiera que se case con la que queda divorciada comete adulterio.
33. + De nuevo, Habéis oído que se dijo por los de antaño, No perjurarás, sino que cumplirás tus promesas al Señor;
34. Pero yo os digo, No juréis en absoluto, ni por el cielo porque es el trono de Dios,
35. Ni por la tierra, porque es el banquillo de sus pies, ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36. Tampoco por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco ni negro.
37. Más bien que vuesta comunicación sea, Sí, sí, No, no; porque lo que sea más de esto proviene del mal.
38. Habéis oído que se ha dicho, Ojo por ojo, y diente por diente,
39. Pero yo os digo que no resistáis al malo, sino a quien te golpee en tu mejilla derecha, voltéale también la otra.
40. Y si algún hombre te demanda ante la ley, y te quita el abrigo, déjale tomar también la capa.
41. Y quienquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.
42. Al que te pida dale, y no te alejes de aquel que quiere tomar prestado de ti.
43. Habéis oído que se ha dicho, Amarás a tu vecino, y odiarás a tu enemigo.
44. Pero yo os digo, Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldigan, haced el bien a los que os odien, y orad por los que con desprecio os utilicen, y persigan;
45. Para que podáis ser hijos de vuestro Padre que está en el cielo, porque él hace que su sol se levante sobre malos y buenos, y envía lluvia sobre justos e injustos.
46. Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tenéis? ¿No hacen hasta los publicanos lo mismo?
47. Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de más vosotros? ¿No hacen hasta los publicanos igual?
48. Sed por eso completos, así como vuestro Padre que está en el cielo es completo.
Mateo 4
1. Entonces subió Jesús guiado por el espíritu al yermo para ser tentado por el diablo.
2. Y cuando hubo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
3. Y cuando vino el tentador a él, dijo, Si tú eres el Hijo de Dios, manda a estas piedras que se hagan pan.
4. Pero él respondió y -le- dijo, Está escrito, No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.
5. El diablo entonces lo sube a la santa ciudad, y lo coloca en un pináculo del templo.
6. Y le dice, Si eres el Hijo de Dios, lánzate, porque está escrito, Pondrá a sus ángeles a cargo de ti, y en -sus- manos te cargarán, no sea que en algún momento estrelles tu pie contra una piedra.
7. Jesús le dijo, De nuevo está escrito, No tentarás al Señor tu Dios.
8. Otra vez el diablo lo sube -y- lo lleva a una montaña extremadamente alta, y le descubre todos los reinos del mundo y la gloria de ellos;
9. Y le dice, Todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras.
10. Jesús entonces le dice, Vete de acá, Satanás, porque escrito está, Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11. El diablo entonces lo deja, y mirad que vinieron los ángeles y lo atendieron.
12. + Ahora bien, cuando Jesús hubo oído que Juan fue echado a prisión, se apartó a Galilea.
13. Y dejando a Nazaret, vino y moró en Capernaum, que está en la costa del mar, en los límites entre Zabulón y Neftalí;
14. Para que se pudiera cumplir lo que fue hablado por Isaías el profeta, que decía,
15. La tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, camino al mar, más allá del Jordán, la Galilea de los gentiles,
16. Una gran luz vio la gente que se sentaba en la oscuridad, y la luz ha brotado para aquellos asentados en la región de la sombra de la muerte.
17. + Desde ese momento jesús comenzó a predicar y a decir, Arrepentíos porque el reino del cielo está a la mano.
18. + Y Jesús, caminando al lado del Mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés su hermano, lanzando una red al mar, ya que eran pescadores.
19. Y les dijo, Seguidme, y os haré pescadores de hombres.
20. Y al momento dejaron -sus- redes, y lo siguieron.
21. Y continuando de allí, vio a otros dos hermanos, a Santiago, -el hijo- de Zebedeo, y a juan su hermano, en un barco con Zebedeo su padre remendando sus redes, y los llamó.
22. E inmediatamente dejaron el barco y a su padre, y lo siguieron.
23. + Y Jesús anduvo por toda galilea, enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda clase de enfermedad y toda clase de dolencia -que habia- en medio de la gente.
24. Y su fama se fue por toda Siria, y le traían toda la gente enferma que padecía diversas dolencias y tormentos, junto con aquellos que estaban poseídos por diablos, y aquellos que eran lunáticos, además de aquellos que tenían parálisis, y los sanaba.
25. Y lo seguían grandes multitudes de gente de Galilea, -de- Decápolis, -de- Jerusalén, -de- Judea, y -de- más allá del Jordán.
Mateo 3
1. En aquellos días llegó Juan el bautista, predicando en el yermo de Judea.
2. Y diciendo, Arrepentíos, porque el reino del cielo está a la mano.
3. Porque este es del que habló el profeta Isaías, diciendo, La voz de uno clamando en el yermo, Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
4. Y el mismo Juan tenía su vestido de pelaje de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos, y su comida era langostas y miel silvestre.
5. Entonces salía a él Jerusalén, toda Judea y toda la región de alrededor del Jordán,
6. Y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7. + Pero cuando veía a muchos de los Fariseos y Saduceos venir a su bautismo, les decía, Oh generación de víboras, ¿Quién os ha advertido que huyáis de la ira venidera?
8. Producid por tanto frutos adecuados de arrepentimiento;
9. Y no penséis decir dentro de vosotros, A Abraham tenemos como -nuestro- padre; porque os digo que Dios es capaz de levantarle a Abraham hijos de estas piedras.
10. Y además ahora el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto todo árbol que no produzca buen fruto es talado y lanzado al fuego.
11. En verdad yo os bautizo con agua para el arrepentimiento, pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, cuyo calzado no soy digno de llevar; él os bautizará con el Espíritu Santo, y -con- fuego;
12. Cuyo fuelle -está- en su mano, por completo purgará su era, y reunirá a su trigo en el granero, pero al bagazo lo consumirá con inextinguible fuego.
13. + Vino entonces Jesús de Galilea al Jordán hasta donde Juan, para ser bautizado por él.
14. Pero Juan lo detuvo diciendo, Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
15. Y Jesús respondiendo le dijo, Deja que ahora -así sea-; pues nos conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces lo dejó.
16. Y Jesús, al ser bautizado, de inmediato se incorporó -y- salió del agua, y he aquí que los cielos se le abrieron, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma, y posarse sobre él;
17. Y he aquí una voz del cielo diciendo, Este es mi amado Hijo. en quien bien me complazco.
Mateo 2
1. Ahora bien, cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días de Herodes el rey, he aquí que vinieron hombres sabios del oriente a Jerusalén,
2. Diciendo, ¿Dónde está el que nació Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y hemos venido a adorarlo.
3. Cuando Herodes el rey hubo oído -estas cosas-, se atribuló, y toda Jerusalén con él.
4. Y cuando hubo reunido y congregado a todos los sumos sacerdotes y a los escribas, indagó de ellos dónde debía nacer Cristo.
5. Y ellos le dijeron, En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta,
6. Y tú Belén, -en- la tierra de Judá, no eres el más pequeño entre los príncipes de Judá, porque de ti vendrá un Gobernador, que regirá a mi pueblo Israel.
7. Entonces Herodes, cuando hubo llamado en secreto a los hombres sabios, inquirió diligentemente de ellos acerca del tiempo en el que la estrella -había- aparecido.
8. Y los envió a Belén y dijo, Id y buscad diligentemente al joven niño, y cuando -lo- hayáis encontrado, traedme de nuevo razón, para que pueda venir y adorarlo también.
9. Cuando hubieron oído al rey partieron, y he aquí que, la estrella, la cual vieron en el oriente, anduvo delante de ellos, hasta llegar y pararse sobre donde el joven niño estaba.
10. Al ver la estrella ellos se regocijaban sobremanera.
11. +Y cuando hubieron entrado a la casa vieron al joven niño con María su madre, y se postraron, y lo adoraron; y cuando hubieron abierto sus tesoros, le presentaron regalos: oro, incienso y mirra.
12. Y -habiendo- siendo advertidos por Dios en un sueño que no debían retornar a donde Herodes, partieron hacia su país por otro camino.
13. Y cuando ellos hubieron partido, he aquí que el ángel del Señor se le apareció a José en un sueño, diciéndole, Levántate, toma al joven niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allí hasta que te traiga razón; porque Herodes buscará al joven niño para destruirlo.
14. Cuando se levantó, tomó al joven niño y a su madre por la noche, y partió hacia Egipto.
15. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que pudiera cumplirse lo que fue hablado del Señor por el profeta, diciendo, De Egipto he llamado a mi hijo.
16. + Entonces Herodes, al verse burlado por los hombres sabios, se airó sobremanera, y envió y mató a todos los niños que estaban en Belén, y en todas las costas de este, desde los dos años de edad para abajo, de acuerdo al tiempo que él diligentemente había inquirido de los hombres sabios.
17. Entonces se cumplió aquello que fue hablado por Jeremías el profeta, diciendo,
18. En Ramá se oyó un sonido -de- lamento, llanto y gran luto, a Raquel llorando -por- sus hijos, y no quiere ser consolada, pues -ya- no están.
19. + Pero cuando Herodes hubo muerto, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en un sueño a José en Egipto,
20. Diciéndole, Levántate y toma al joven niño y a su madre, y ve -y- entra a la tierra de Israel, porque están muertos los que buscaban la vida del joven niño.
21. Y él se levantó y tomó al joven niño y a su madre, y llegó y entró a la tierra de Israel.
22. Pero cuando él oyó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir hasta allá; no obstante lo anterior, al ser advertido por Dios en un sueño, se desvió -y- entró a las partes de Galilea;
23. Y vino y moró en una ciudad llamada Nazaret, para que se pudiera cumplir lo que fue hablado por los profetas, Será llamado un Nazareno.
Mateo 1
1, El libro de la generación de Jesucristo, el hijo de David, el hijo de Abraham.
2. Abraham engendró a Isaac, e Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judas y a sus hermanos.
3. Y Judas engendró a Fares y a Zara de Tamar; Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram,
4. Aram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón; Naasón engendró a Salmón.
5. Y Salmón engendró a Booz de Rahab; Booz engendró a Obed de Ruth, y Obed engendró a Isaí.
6. Isaí engendró a David el rey, y David el rey engendró a Salomón de aquella -que había sido la esposa- de Urías.
7. Salomón engendró a Rooboam, y Roboam engendró a Abías; Abías engendró a Asa.
8. Y Asa engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram, y Joram engendró a Uzías.
9. Uzías engendró a Jotam, y Jotam engendró a Acaz; Acaz engendró a Ezequías.
10. Y Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón, y Amón engendró a Josías.
11. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos alrededor del tiempo en el que fueron deportados a Babilonia.
12. Después de ser traídos a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel engendró a Zorobabel.
13. Zorobabel engendró a Abiud, y Abiud engendró a Eliaquim; Eliaquim engendró a Azor.
14. Y Azor engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim, y Aquim engendró a Eliud.
15. Eliud engendró a Eleazar, y Eleazar engendró a Matán; Matán engendró a Jacob.
16. Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de quien nació Jesús, quien es llamado Cristo.
17. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David -son- catorce, y desde David hasta la deportación a Babilonia -son- catorce generaciones- ; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo -son- catorce generaciones.
18. Ahora bien, el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Mientras su madre María se encontraba desposada con José, antes de que se juntaran, fue hallada -preñada- con un bebé del Espíritu Santo.
19. Entonces José su marido, siendo un -hombre- justo, y no queriendo hacer de ella un ejemplo público, se propuso desecharla en secreto.
20. Pero mientras pensaba en estas cosas, he aquí que el ángel del Señor se le apareció en un sueño, diciendo, José, tú hijo de David, no temas tomarte a María como esposa, porque aquello que está concebido en ella es del Espíritu Santo.
21. Y ella dará a luz un hijo, y por nombre le pondrás JESÚS, porque él va a salvar a su pueblo de sus pecados.
22. Ahora bien, todo esto se hizo, para que se pudiera cumplir lo que fue hablado del Señor por el profeta, que dijo,
23. Mirad que una virgen será preñada, y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emanuel, que interpretado es, Dios con nosotros.
24. Entonces José al levantarse del sueño hizo como el ángel del Señor le había ordenado, y se tomó para él a su mujer.
25. Y no la conoció hasta que ella hubo dado a luz a su hijo primogénito, y él llamó su nombre JESÚS.