1. Estaban presentes en esa ocasión algunos que le contaban acerca de los Galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios.
2. Y Jesús respondiendo, les dijo, ¿Suponéis vosotros que aquellos Galileos eran los más pecadores de todos los Galileos, porque sufrieron tales cosas?
3. Os digo, No; más bien, a no ser que os arrepintáis, todos de igual manera pereceréis.
4. O aquellos dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloé, y los mató, pensáis que eran los más pecadores de todos los hombres que moraban en Jerusalén?
5. Os digo, No; más bien, a no ser que os arrepintáis, todos de igual manera pereceréis.
6. + Habló también esta parábola: Alguien tenía una higuera plantada en su viñedo, y llegó y buscó fruto en ella, y nada encontró.
7. Le dijo entonces al labrador de su viña, Mira que estos tres años he venido buscando fruto en esta higuera, y nada encuentro; córtala; ¿por qué agobiar al suelo?
8. Y él respondiendo le dijo, Señor, déjala sola también este año, hasta que yo excave a su alrededor, y -la- fertilice con excrementos;
9. Y si lleva fruto, -bien-; si no, después de aquello la cortas.
10. Y estaba enseñando en una de las sinagogas en el sabat.
11. + Y, mirad que había una mujer que tenía un espíritu de enfermedad por dieciocho años, y estaba toda inclinada, y de ninguna manera podía levantarse -por sí sola-.
12. Y cuando Jesús la vio, -la- llamó a él y le dijo, Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13. Y puso -sus- manos en ella, e inmediatamente ella se enderezó, y glorificó a Dios.
14. Y el regente de la sinagoga respondió con indignación, porque Jesús había sanado en el día sabat, y le dijo a la gente, Hay seis días en los que los hombres deben trabajar; vengan por tanto en esos -días- y cúrense, y no en el día sabat.
15. El Señor le respondió´entonces, y dijo, Hipócrita, ¿acaso no desatáis cada uno de vosotros en el sabat a su buey o asno del establo, y -lo- saca a darle agua?
16. ¿Y no debía esta mujer. siendo hija de Abraham, a quien Satanás ha atado, he aquí, estos dieciocho años, ser librada de esta atadura en el día sabat?
17. Y al haber dicho estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; y toda la gente se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
18. + Luego dijo, ¿A qué se compara el reino de Dios? ¿ y a qué lo asemejaré?
19. Es como un grano de semilla de mostaza. el cual un hombre tomó, y lo lanzó a su jardín, creció y llegó a ser un gran árbol; y las aves del aire se alojaron en las ramas de este.
20. Y de nuevo dijo, ¿A qué comparo el reino de Dios?
21. Es como levadura, la cual una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado.
22. E iba por todas las ciudades y pueblos enseñando camino a Jerusalén.
23. Entonces alguien le dijo, ¿Señor, son pocos los que se salvan? Y él les dijo,
24. + Bregad a entrar por la puerta estrecha; porque muchos, os digo, buscarán entrar, y capaces no serán.
25. Una vez el maestro de la casa se haya levantado, y haya cerrado la puerta, y vosotros comencéis a pararos afuera, y a golpear a la puerta, diciendo, Señor, Señor, ábrenos; y él os responda, No sé de donde sois;
26. Entonces comenzaréis a decir, Hemos comido y bebido en tu presencia, y en nuestras calles has enseñado.
27. Pero él dirá, Os digo que no sé de donde sois; apartaos de mi, todos los obradores de iniquidad.
28. Habrá lloro y rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac y a Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios, y a vosotros mismos expulsados.
29. Y vendrán del oriente, -del- occidente, del norte y -del- sur, y se sentarán en el reino de Dios.
30. Y mirad que hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.
31. + Ese mismo día llegaron ciertos Fariseo, diciéndole, Sal y apártate de acá, porque Herodes quiere matarte.
32. y él les dijo, Id y decidle a ese zorro, Mira que lanzo fuera diablos y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer -día- perfeccionado seré.
33. Sin embargo hoy debo andar, y mañana, y el siguiente -día-, porque no puede ser que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34. Oh Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados; ¡Cuántas veces quise haber reunido y aunado tus hijos, como la gallina a sus pollada bajo -sus- alas, y no quisísteis!
35. Mira que vuestra casa os es dejada desolada; y en verdad os digo, No me veréis, hasta que venga -el tiempo- en el que digáis, Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Lucas 12
1. En esa ocasión, al apiñarse una innumerable multitud de gente, tanto que se pisaban entre sí, comenzó a decirle a sus discípulos, Tened cuidado con la levadura de los Fariseos, que es la hipocresía.
2. Porque no hay nada encubierto, que no vaya a revelarse, ni escondido, que no vaya a saberse.
3. Por tanto cualquier cosa que hayáis hablado en la oscuridad, en la luz se oirá, y aquello que habéis hablado al oído en las alcobas, en los techos se proclamará.
4. Y a vosotros mis amigos os digo, no les tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de eso nada más hay que puedan hacer,
5. Más bien os prevengo a quién temer, temed a aquel que después de haber matado, tiene potestad de lanzar al infierno, sí, os digo, a él temed.
6. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos, y ninguno de ellos es olvidado ante Dios?
7. Pero hasta los mismos cabellos de vuestra cabeza todos están ennumerados.
8. También os digo -que- Quienquiera que me confiese ante los hombres, el Hijo del hombre también lo confesará ante los ángeles de Dios.
9. Pero el que me niegue delante de los hombres, delante de los ángeles de Dios será negado.
10. Y quienquiera que hable una palabra en contra del Hijo del hombre, le será perdonada; mas al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
11. Y cuando os traigan a las sinagogas, a los magistrados y a los poderes, no os preocupéis acerca de cómo o qué cosa responderéis, o qué diréis.
12. Porque el Espíritu Santo os enseñará en esa misma hora lo que debáis decir.
13. + Y uno de la compañía le dijo, Maestro, háblale a mi hermano, para que divida la herencia conmigo.
14. Y él le dijo, Hombre, ¿quién me hizo juez o repartidor sobre vosotros?
15. Y les dijo, Prestad atención, y cuidaos de la codicia, porque la vida de un hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee.
16. Y les habló una parábola, diciendo, El suelo de cierto hombre rico copiosamente produjo.
17. Y él pensaba para sus adentros, diciendo, ¿Qué voy a hacer, porque no tengo lugar dónde colocar mis frutos?
18. Y dijo, Voy a hacer esto, Derribaré mis graneros, y construiré mayores; y allí colocaré todos mis frutos y mis bienes.
19. Y a mi alma le diré, Alma, muchos bienes tienes atesorados para muchos años; tómate tu descanso, come, bebe, -y- alégrate.
20. Pero Dios le dijo, Tonto, Esta noche se te requerirá tu alma, ¿de quién entonces esas cosas que has proveído serán?
21. Así -es- el que acumula tesoros para él. y no es rico para Dios.
22. + Y le dijo a sus discípulos, Por tanto os digo, Por vuestra vida no os preocupéis, -acerca de- qué comeréis, ni por el cuerpo, -acerca de- qué os pondréis.
23. La vida es más que la comida, y el cuerpo -más- que el vestido.
24. Considerad los cuervos, pues ellos ni siembran ni siegan, los cuales tampoco tienen almacenes ni graneros, y Dios los alimenta; ¿cuánto mucho mejores sois vosotros que las aves?
25. ¿Y cuál de vosotros puede añadir a su estatura con preocuparse un codo?
26. Si vosotros entonces no sois capaces de hacer aquel menor asunto, ¿por qué os preocupáis por el resto?
27. Considerad cómo crecen los lirios; ellos no bregan, no hilan; y sin embargo os digo que Salomón con toda su gloria, no se arregló como uno de estos.
28. Si Dios viste entonces así a la hierba, la cual hoy está en el campo, y mañana lanzada al horno es, ¿cuánto mucho más a vosotros, Oh vosotros de poca fe?
29. Y no busquéis qué comer, o qué beber, ni seáis de mentalidad dudosa.
30. Porque todas estas cosas persiguen las naciones del mundo; y vuestro Padre sabe que de estas cosas tenéis necesidad.
31. + Más bien, buscad vosotros el reino de Dios, y todas estas cosas se os añadirán.
32. No temáis rebaño pequeño, porque el beneplácito de vuestro Padre es daros el reino.
33. Vended lo que tenéis, y dad limosnas; proveeros de bolsas que no envejezcan, de un tesoro en los cielos que no perezca, donde ladrón no se aproxime, ni polilla corrompa.
34. Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
35. Que vuestros lomos se ajusten, y ardan -vuestras- lámparas.
36. Y sed como los hombres que aguardan a su señor, -para- cuando él retorne de la boda, para que cuando él venga y golpee -a la puerta-, ellos inmediatamente puedan abrirle.
37. Benditos aquellos criados a quienes el señor cuando él venga encuentre vigilando; en verdad os digo, que él mismo se ajustará, los hará sentarse a la mesa, y vendrá y les servirá.
38. Y si viniera en la segunda vigilia, o viniera en la tercera vigilia, y así -los- encontrara, benditos son esos criados.
39. y sabed esto, que si el encargado de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, hubiera vigilado, y no hubiera dejado que su casa fuera asaltada.
40. Estad por tanto listos también, porque el Hijo del hombre llega a la hora que no penséis.
41. + Entonces Pedro le dijo, ¿Esta parábola nos la hablas a nosotros, o incluso a todos?
42. Y el Señor dijo, ¿Quién entonces es ese mayordomo fiel y sabio, a quien -su- señor lo hará gobernante de su casa, para que -les- de -su- porción de comida a su debido tiempo?
43. Bendito aquel criado, a quien su señor cuando llegue -lo- encuentre haciendo así.
44. De verdad os digo, que lo hará gobernante de todo lo que él tiene.
45. Pero si ese criado dijera en su corazón, Mi señor demora su venida, y comenzara a golpear a sus criados y criadas, y a comer, a beber y a emborracharse,
46. El señor de aquel criado vendrá en el día que no -lo- espere, y a la hora en la que no sepa, y lo separará, y le asignará su porción con los incrédulos.
47. Y aquel criado, que conocía la voluntad de su señor, y no -se- preparó ni hizo de acuerdo a su voluntad, con muchos -azotes- será giolpeado.
48. Pero el que no sabía, y cometió cosas dignas de azotes, con pocos azotes será golpeado. Porque a quien mucho se le da, mucho se le requerirá; y a quien los hombres le hayan encomendado mucho, ellos más le pedirán.
49. + He venido a enviar fuego a la tierra, ¿y qué quiero, si encendida ya está?
50. ¡Pero de un bautismo me tengo que bautizar, y cuánto me constriño hasta que se cumpla!
51. ¿Suponéis que he venido a darle paz a la tierra? Os digo -que- No; sino más bien división;
52. Porque de ahora en adelante en una casa se dividirán cinco, tres contra dos, y dos contra tres.
53. El padre se dividirá del hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.
54. + Y a la gente también le dijo, Cuando véis una nube levantarse por el occidente, al momento decís, Viene un aguacero; y así es.
55. Y cuando -véis- soplar al viento del sur, decís, Habrá calor, y viene a suceder.
56. Hipócritas, podéis discernir la faz del cielo y de la tierra; ¿pero cómo es que este tiempo no discernís?
57. Sí, ¿y por qué aún de -lo de- vosotros no juzgáis lo que es correcto?
58. + Cuando al magistrado vayas con tu adversario, con diligencia -habla con él- en el camino para poder librarte de él; no vaya a ser que él te arrastre al juez, el juez te entregue al oficial, y el oficial te eche a la prisión.
59. Te digo, que no te apartarás de allí, hasta que hayas pagado tu última blanca.
Lucas 11
1. Y vino a suceder que mientras él oraba en cierto lugar, cuando cesó, uno de sus discípulos le dijo, Señor, enséñanos a orar, como también Juan le enseñó a sus discípulos.
2. Y él les dijo, Cuando oréis, decid, Padre nuestro que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad también en la tierra como -lo- es en el cielo.
3. Danos nuestro pan diario de día en día,
4. Y perdónanos nuestros pecados, ya que nosotros también perdonamos a todo aquel que nos debe. Y no nos guíes a la tentación, sino líbranos del mal.
5. Y les dijo, Cuál de vosotros que tenga un amigo, vaya donde él a meidanoche y le diga, ¿Amigo, me prestas tres panes,
6. Ya que un amigo mío en su viaje ha venido a mí, y no tengo nada para colocar delante de él?
7. Y él desde adentro responda y diga, No me atribules; la puerta está ya cerrada, y mis hijos están conmigo en la cama; no puedo levantarme a dárte-los-.
8. Os digo, Aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se va a levantar a darle cuantos -panes- necesite.
9. Y yo os digo, Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; golpead, y se os abrirá.
10. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que -a la puerta- golpea se le abrirá.
11. Si un hijo le pide pan a alguno de vosotros padre, ¿una piedra le dará? ¿O si -le pide- pescado, en lugar de pescado una serpiente le dará?
12. ¿Y si le pide un huevo, un escorpión le ofrecerá?
13. Si vosotros entonces, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más -vuestro- Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
14. + Y estaba lanzando fuera un diablo, y era mudo. Y vino a pasar que cuando el diablo fue sacado, el mudo habló; y la gente se maravilló.
15. Mas algunos de ellos decían, Él lanza fuera a los diablos a través de Beelzebub el jefe de los diablos.
16. Y otros, tentándo-lo-, buscaban una señal del cielo de parte de él.
17. Pero él, conociendo sus corazones les djo, Todo reino dividido contra sí mismo es traído a la desolación, y una casa -dividida- contra ella cae.
18. Si Satanás también se divide contra sí mismo, ¿su reino cómo permanecerá? Porque decís que yo lanzo fuera diablos a tavés de Beelzebub.
19. Y si por Beelzebub echo fuera diablos, ¿vuestros hijos por quién -los- echan? por tanto ellos serán vuestros jueces.
20. Mas si con el dedo de Dios yo lanzo fuera diablos, sin duda el reino de Dios a vosotros ha llegado.
21. Cuando un hombre fuerte -y- armado guarda su palacio, sus bienes en paz están.
22. Mas cuando alguien más fuerte que él a él llega y lo vence, le quita toda su armadura en la que él confiaba, y divide sus despojos.
23. El que no está conmigo contra mí está: y el que conmigo no recoge desparrama.
24. Cuando el espíritu impuro es sacado de un hombre, por lugares secos anda, buscando descanso, y al no encontrar ninguno, dice, retornaré a mi casa de donde salí.
25. Y al llegar, -la- encuentra barrida y decorada.
26.Va entonces, y toma otros siete espíritus más malvados que él, entran y allí moran; y el último estado de aquel hombre es peor que el primero.
27. + Y vino a acontecer que mientras hablaba estas cosas, cierta mujer de la compañía levantó su voz, y le dijo, Bendito el vientre que te engendró, y los pechos que tú mamaste.
28. Mas él dijo, Sí, más bien, benditos los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
29. + Y cuando la gente se reunió en tumulto, comenzó a decir, Esta es una generación malvada, busca una señal, y señal no le será dada, salvo la señal del profeta Jonás.
30. Porque así como Jonás fue una señal para los Ninivitas, también el Hijo del Hombre -lo- será para esta generación.
31. La reina del sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de las partes más remotas de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y mirad que alguien mayor que Salomón -está- acá.
32. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán, porque ellos se arrepintieron ante la predicación de Jonás; y mirad que alguien mayor que Jonás está acá.
33. Mingún hombre al haber encendido una lámpara, -la- pone en un lugar secreto, ni debajo de un barril, sino en un candelabro, para que los que lleguen puedan ver la luz.
34. El ojo es la luz del cuerpo; por tanto cuando tu ojo está limpio, tu cuerpo entero también se llena de luz, pero cuando -tu- ojo es malévolo, -se- llena también tu cuerpo de oscuridad.
35. Por tanto cuida de que la luz que esté en ti no sea oscuridad.
36. Si por tanto tu cuerpo entero -se- llena de luz, sin tener parte oscura, de luz se llenará todo, como cuando la luz -que- te da el resplandor brillante de una lámpara.
37. + Y mientras hablaba, cierto Fariseo le suplicó que cenara con él; y él entró, y se sentó a la mesa.
38. Y cuando el Fariseo vio -esto-, se maravilló de que no se hubiera lavado primero antes de la comida.
39. Y el Señor le dijo, Ahora pues vosotros Fariseos limpiáis las afueras de la taza y del plato, pero vuestra parte interior está llena de rabias e iniquidad.
40. Tontos, ¿-acaso- el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro?
41. Pero más bien dad limosna de aquellas cosas que tenéis, y mirad que todas las cosas se os limpian.
42. ¡Mas ay de vosotros Fariseos! Porque diezmáis la menta y la ruda y toda clase de hierbas, y pasáis por alto el juicio y el amor de Dios; estas debéis haber hecho, sin dejar de hacer las otras.
43. ¡Ay de vosotros, Fariseos! Porque amáis los asientos más altos de las sinagogas, y los saludos en los mercados.
44. ¡Ay de vosotros escribas y Fariseos hipócritas! Porque sois como sepulcros que no aparentan -a la vista-, y los hombres que andan por encima -de ellos- no se dan cuenta.
45. + Entonces uno de los doctores de la ley respondió, y le dijo, Maestro, al decir esto nos reprochas también a nosotros.
46. Y él dijo, ¡Ay de vosotros también doctores de la ley! Porque cargáis a los hombres con penosas cargas para llevar, y vosotros mismos ni con uno de vuestros dedos las cargas tocáis.
47. ¡Ay de vosotros! porque construís los sepulcros de los profetas que mataron vuestros padres.
48. Verdaderamente dáis testimonio de que permitís las obras de vuestros padres, ya que ellos de verdad los mataron, y vosotros sus sepulcros les construís.
49. Por tanto la sabiduría de Dios también dijo, Profetas y apóstoles les enviaré, y -a algunos- de ellos matarán y perseguirán.
50. Para que la sangre de todos los profetas, la cual se -ha- derramado desde la fundación del mundo, a esta generación se le pueda requerir.
51. Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el cual pereció entre el altar y el templo, de verdad os digo, Se le requerirá a esta generación.
52. ¡Ay de vosotros, doctores de la ley! Porque habéis retirado la llave del conocimiento -donde- vosotros no entrásteis, además a los que estaban entrando se lo impedísteis.
53. Y al decirles estas cosas, los escribas y Fariseos vehementemente comenzaron a urgirlo, y a provocarlo para que hablara muchas cosas;
54. Acechándolo, y buscando atrapar algo de su boca, para poder acusarlo.
Lucas 10
1. Después de estas cosas el Señor también nombró a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de su faz a toda ciudad y lugar, a donde él mismo iba a llegar.
2. Por tanto les dijo, La cosecha en verdad -es- grande, mas los obreros pocos; orad por tanto al Señor de la cosecha, que envíe obreros a su siega.
3. Marchaos: mirad que os envío como corderos entre lobos.
4. No llevéis bolsito, tampoco bolso ni calzado, ni saludéis a hombre alguno en el camino.
5. Y a cualquier casa donde entréis, decid primero, Paz para esta casa.
6. Y si el hijo de la paz se encuentra allí, vuestra paz descansará sobre ella; si no, a vosotros se tornará de nuevo.
7. Y en esa misma casa permaneced, comiendo y bebiendo las cosas que os den, ya que el obrero es digno de su salario. De casa en casa no vayáis -a alojaros-.
8. Y a cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed las cosas que se pongan delante vuestro;
9. Sanad a los enfermos que allí se encuentren, y decidles, el reino de Dios a vosotros se ha acercado.
10. Pero a cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, marchaos por las calles de esa misma, y decid,
11. Hasta el mismo polvo de vuestra ciudad, que se nos adhiere, nos lo quitamos en frente vuestro; mas sin embargo tened por seguro esto, que el reino de Dios a vosotros se ha acercado.
12. Pero os digo que en aquel día será más tolerable -el juicio- para Sodoma, que para aquella ciudad.
13. ¡Ay de ti Corazín! ¡ay de ti Betsaida! Porque si las poderosas obras que han sido hechas en vosotras hubieran sido hechas en Tiro y en Sidón, se hubieran arrepentido sentándose en cilicio y cenizas hace mucho rato.
14. Pero más tolerable en el juicio será para Tiro y para Sidón que para vosotras.
15. Y tú Capernaúm, que hasta el cielo eres exaltada, al infierno serás arrojada.
16. El que os oye a mí me oye, y el que os desprecia a mí me desprecia; y el que a mi me desprecia, desprecia al que me envió.
17. + Y los setenta retornaron de nuevo con gozo, diciendo, Señor, hasta los diablos por medio de tu nombre se nos sujetan.
18. Y él les dijo, Contemplé a Satanás caer del cielo como -un- rayo.
19. Mirad que os doy poder para pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda potestad del enemigo, y nada en modo alguno os dañará.
20. Mas sin embargo en esto no os regocijéis, que los espíritus a vosotros se os someten, más bien mejor regocijaos porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
21. + En esa hora Jesús se regocijó en el espíritu, y dijo, Te agradezco, Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber escondido estas cosas de los sabios y de los prudentes, y se las hayas revelado a los bebés; así es, Padre, porque a tu vista así te pareció bien.
22. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y ningún hombre sabe quién es el Hijo salvo el Padre, ni quién es el Padre, sino el Hijo, y -aquel- a quien el Hijo -le- quiera revelar.
23. + Y se volvió a -sus- discípulos, y -les- dijo en privado, Benditos los ojos que ven las cosas que véis;
24. Porque os digo que muchos profetas y reyes han deseado ver esas cosas que véis, y no -las- han visto, y oír aquellas cosas que oís, y no -las- han oído.
25. + Y mirad que cierto hombre de la ley se paró y lo tentó, diciendo, Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
26. Él le dijo, ¿Qué está escrito en la ley?¿cómo lees?
27. Y él respondiendo dijo, Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tu fuerzas y con toda tu mente, y a tu vecino como a ti mismo.
28. Y él le dijo, Has respondido bien; haz esto y vivirás.
29. Pero él, queriendo justificarse, -le- dijo a Jesús, ¿Y mi vecino quién es?
30. Y Jesús respondiendo -le- dijo, Cierto -hombre- bajó de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales lo despojaron de su vestimenta, -lo- hirieron, y se apartaron dejándo-lo- medio muerto.
31. Y por casualidad bajaba por ese camino cierto sacerdote, y al verlo, lo pasó por el otro lado.
32. E igualmente un Levita, al encontrarse en el lugar, llegó, -lo- miró, y lo pasó por el otro lado.
33. Pero cierto Samaritano, al viajar, llegó donde él estaba, y cuando lo vio tuvo compasión,
34. Y fue a -él-, vendó sus heridas, derramando -en ellas- aceite y vino, lo puso en su misma bestia, lo llevó a un hostal, y lo cuidó.
35. Y en la mañana al partir, sacó dos peniques, -se los- dio al hostalero, y le dijo, Cuídalo, y lo que sea que gastes de más, cuando venga de nuevo, te lo pagaré.
36. ¿Cuál de estos tres, piensas que fue el vecino del que cayó entre los ladrones?
37. Y él le dijo, El que le manifestó misericordia. Jesús entonces le dijo, Ve. y hazlo igual.
38. + Ahora pues vino a acontecer que mientras iban, él entró a cierta villa, y cierta mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
39. Y ella tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús, a oír su palabra.
40. Pero Marta estaba agobiada por el mucho servir, y vino a él, y -le- dijo, Señor, ¿no cuidas que mi hermana me haya dejado sola sirviendo? Dile por tanto que me ayude.
41. Y Jesús respondió y le dijo, Marta, Marta, preocupada y atribulada por muchas cosas estás;
42. Pero una cosa es necesaria, y María aquella buena parte ha escogido, la cual no se le va a quitar.
Lucas 9
1. Entonces convocó a sus doce discípulos, y les dio poder y autoridad sobre todo diablo, y para curar enfermedades.
2. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
3. Y les dijo, No llevéis nada para -vuestro- viaje, ni cayado, tampoco bolso, pan o dinero, tampoco dos abrigos por persona.
4. Y a la casa donde entréis, permaneced allí,y de allí partid.
5. Y quien no os reciba, cuando salgáis de aquella ciudad, sacudid el mismo polvo de vuestros pies como testimonio en contra de ellos.
6. Y partieron, y fueron por los pueblos, predicando el evangelio, y sanando en todo lugar.
7. + Ahora bien, Herodes el tetrarca oyó de todo lo que era hecho por él, y quedó perplejo, porque por algunos se decía que Juan se había levantado de los muertos;
8. Y algunos que Elías se había aparecido, y otros que uno de los antiguos profetas se había de nuevo levantado.
9. Y Herodes dijo, A Juan decapité, ¿pero quién es este, de quien oigo tantas cosas? Y deseaba verlo.
10. + Y los apóstoles al retornar, le contaron todo lo que habían hecho. Y él los llevó aparte en privado a un lugar desierto que pertenecía a la ciudad llamada Betsaida.
11. Y la gente, al saber-lo- lo siguió; y él la recibió, y le habló del reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de curación.
12. Y cuando comenzó a declinar el día, llegaron los doce, y le dijeron, Despide a la multitud, para que puedan entrar a sus pueblos y campos de alrededor, alojarse y conseguir víveres; pues estamos aquí en un lugar desierto.
13. Pero él les dijo, Dadles de comer. Y ellos dijeron, No tenemos más que cinco panes y dos peces; a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.
14. Ya que eran alrededor de cinco mil hombres. Y él les dijo a sus discípulos, Hacedlos sentar por compañías de cincuenta.
15. Y así lo hicieron. los hicieron sentar a todos.
16. Tomó él entonces los cinco panes y los dos peces, y mirando al cielo, los bendijo, -los- partió, y dio a los discípulos para que -los- pusieran delante de la multitud.
17. Comieron, y todos se llenaron; y se les entregó a ellos doce canastas de fragmentos que quedaban.
18. + Y vino a suceder que mientras estaba a solas orando, sus discípulos estaban con él; y les preguntó, diciendo, ¿Quién dice la gente que soy yo?
19. Ellos respondiendo dijeron, Juan el Bautista,; pero algunos -dicen-, Elías; y otros -dicen, que uno de los viejos profetas de nuevo se ha levantado.
20. Él les dijo, ¿Pero quién decís vosotros que soy yo? Pedro respondiendo dijo, El Cristo de Dios.
21. Y estrictamente les encargó y -les- mandó que no le contaran -de- ese asunto a hombre alguno.
22. Diciendo, El Hijo del hombre debe sufrir muchas cosas, ser rechazado por los mayores, los sumos sacerdotes y los escribas, ser muerto y ser levantado al tercer día.
23. + Y dijo a todos, Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue él mismo, diariamente tome su cruz, y me siga.
24. Pues quienquiera salvar su vida la perderá; mas quienquiera perder su vida por mi causa, este mismo la salvará.
25. ¿Porqué qué aventaja al hombre si gana el mundo entero y él mismo se pierde, o es desechado?
26. Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su misma gloria, -en la- de su Padre, y -en la- de sus santos ángeles.
27. Mas os digo una verdad, hay algunos en pie acá, que no degustarán la muerte, hasta ver el reino de Dios.
28. + Y vino a acontecer alrededor de unos ocho días después de estos dichos, que él tomó a Pedro, a Juan y a Santiago, y subió a una montaña a orar.
29. Y mientras oraba, la forma de su semblante se alteró, y su atavío se hizo blanco refulgente.
30. Y he aquí, dos hombres hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
31. Quienes -se- aparecieron en gloria, y hablaban de su deceso el cual él debía atravesar en Jerusalén.
32. Pero Pedro y aquellos que estaban con él se durmieron profundamente, y cuando despertaron, vieron su gloria, y a los dos hombres que estaban de pie con él.
33. Y vino a suceder que mientras se apartaban de él, Pedro le dijo a Jesús, Maestro, bueno es para nosotros estar acá: hagamos tres tabernáculos, uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías, no sabiendo lo que decía.
34. Mientras así hablaba, llegó una nube, los cubrió con su sombra, y temieron al entrar en la nube.
35. Y de la nube llegó una voz, diciendo, Este es mi amado Hijo, a él oíd.
36. Y cuando pasó la voz, Jesús fue hallado solo. Y ellos guardaron el asunto, y en aquellos días no le contaron a -ningún- hombre cosa alguna de las que habían visto.
37. + Y vino a suceder. que al día siguiente, cuando habían bajado de la colina, mucha gente se encontró con él.
38. Y, mirad que un hombre de la compañía gritó, diciendo, Maestro, te imploro que mires a mi hijo, porque es mi único hijo.
39. Y, mira que un espíritu lo toma, y de repente él grita, y este lo convulsiona para que saque de nuevo espuma, y estrujándolo duramente se aparta de él.
40. Y a tus discípulos les supliqué que lo echaran fuera; y no pudieron.
41. Y Jesús respondiendo dijo, Oh generación perversa y carente de fe, ¿cuánto más he de estar con vosotros soportándoos? Trae acá a tu hijo.
42. Y mientras aún estaba viniendo, el diablo lo derribó, y -lo- convulsionó. Y Jesús reprendió al espíritu inmundo, sanó al niño, y de nuevo lo entregó a su padre.
43. + Y todos se asombraban ante el gran poder de Dios. Sin embargo mientras cada uno se maravillaba de todas las cosas que Jesús hacía, el le decía a sus discípulos,
44. Que estas palabras calen bien en vuestros oídos: porque el Hijo del hombre será entregado a manos de los hombres.
45. Pero no entendieron este dicho, estaba oculto para ellos, para que no lo percibían; y temían preguntarle acerca de ese dicho.
46. + Se levantó entonces un razonamiento entre ellos, -acerca de- cuál de ellos debía ser el mayor.
47. Y Jesús, percibiendo el pensar de su corazón, tomó a un niño, y lo colocó al lado de él,
48. Y les dijo, Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me reciba, recibe al que me envió; porque el que sea el menor entre todos vosotros, este mismo grande será.
49. + Y Juan respondió y dijo, Maestro, vimos a uno echando fuera diablos en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no -te- sigue con nosotros.
50. Y Jesús le dijo, No -se lo- prohibáis, porque el que no está en contra nuestra por nosotros está.
51. + Y vino a acontecer que cuando hubo llegado el tiempo en el que debía ser recibido arriba, él con firmeza se propuso ir a Jerusalén,
52. Y envió mensajeros delante de su rostro, y fueron, y entraron a un pueblo de los Samaritanos, para alistarle -las cosas-.
53. Y no lo recibieron, porque su meta era como si quisiera ir a Jerusalén.
54. Y cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron -esto-, dijeron, Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo, y los consuma, tal como Elías -lo- hizo?
55. Pero él se volvió, y los reprendió, diciendo, Vosotros no sabéis de qué clase de espíritu sois.
56. Porque el Hijo del hombre no ha venido para destruir las vidas de los hombres, sino para salvar-las-. Y se fueron a otro pueblo.
57. + Y vino a suceder que mienras iban por el camino, cierto hombre le dijo, Señor, Te seguiré por donde quiera que vayas.
58. Y Jesús le dijo, Los zorros tienen cuevas, y los pájaros del aire nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde poner -su- cabeza.
59. Y a otro le dijo, Sígueme. Pero él dijo, Señor, déjame ir primero y entierro a mi padre.
60. Jesús le dijo, Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero ve tú y predica el reino de Dios.
61. Y otro dijo, Señor, te seguiré, pero déjame primero ir -y- despedirme de los que están en casa en mi hogar.
62. Y Jesús le dijo, Ningún hombre que haya puesto su mano en el arado y mire atrás, es adecuado para el reino de Dios.
Lucas 8
1. Y después sucedió que fue por cada ciudad y pueblo, predicando y dando a conocer las buenas nuevas del reino de Dios, y los doce -estaban- con él,
2. Junto con algunas mujeres las cuales habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades, María llamada Magdalena, de quien -habían- salido siete diablos,
3. Juana la esposa de Chuza, administrador de Herodes, Susana y muchas otras, las cuales le servían con sus pertenencias.
4. + Y cuando mucha gente se le hubo reunido y aunado, habiendo llegado a él de cada ciudad, él les habló con una parábola:
5. El sembrador salió a sembrar su simiente, y mientras sembraba, una cayó al lado del camino, fue pisoteada, y las aves del aire la devoraron.
6. Otra cayó en la roca, y tan pronto como brotó, se secó, pues le faltó humedad.
7. Otra cayó entre espinos, las espinas brotaron y la sofocaron.
8. Y otra cayó en buen suelo, brotó, y llevó fruto a ciento por uno. Y cuando hubo dicho estas cosas, gritó. El que tiene oídos para oír, que oiga.
9. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo, ¿Qué podría ser esta parábola?
10. Y dijo, A vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios, mas a los demás en parábolas, para que viendo no puedan ver, y oyendo no puedan entender.
11. Ahora bien, la parábola es esta: La simiente es la palabra de Dios.
12. Aquellos al lado del camino son los que oyen, viene luego el diablo, y retira la palabra de sus corazones, no sea que vayan a creer y se salven.
13. Los de la roca -son los- que cuando oyen, reciben la palabra con gozo, y estos no tienen raíz, los cuales creen por un rato, y en el tiempo de la tentación se marchitan.
14. Y aquella que cayó entre los espinos son los que, cuando han oído, se van y se sofocan con los cuidados, las riquezas y los placeres de esta vida, y no llevan fruto a la perfección.
15. Mas los de buen suelo son los que con un corazón bueno y honesto, habiendo oído la palabra, -la- guardan, y con paciencia traen fruto.
16. + Ningún hombre, cuando ha encendido una vela, la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la coloca en un candelabro, para que los que entren puedan ver la luz.
17. Pues secreto no hay que no salga a la luz, ni -asunto- escondido que no se conozca y manifieste.
18. Por eso prestad atención a la forma en que oís, porque a quienquiera que tenga, se le dará, y a cualquiera que no tenga, hasta lo que parezca tener se le quitará.
19. + Vinieron entonces a él -su- madre y sus hermanos, y por la presión -de la multitud- no podían venir a él.
20, Y le fue contado por -alguien- que dijo, Tu madre y tus hermanos permanecen afuera, deseando verte.
21. Y él respondió y les dijo, Mi madre y mis hermanos son estos los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
22. + Ahora pues cierto día vino a acontecer, que él entró a la barca con sus discípulos; y les dijo, Vayamos al otro lado del lago. Y se embarcaron.
23. Pero mientras navegaban él se durmió, y al lago llegó una tormenta de viento, y ellos se llenaron -de agua-, y estaban en peligro.
24. Y se acercaron a él y lo despertaron, diciendo, Maestro, maestro, -que- perecemos. Entonces se levantó, y reprendió al viento y a la furia de las aguas, y estos cesaron, y hubo calma.
25. Y les dijo, ¿Dónde está vuestra fe? Y se maravillaron con miedo, diciéndose entre sí, ¡Qué clase de hombre es este! pues manda aún a los vientos y al agua, y le obedecen.
26. + Y arribaron al país de los Gadarenos, el cual está frente a Galilea al otro lado.
27. Y cuando llegaron a tierra, encontraron allí a cierto hombre en las afueras de la ciudad, el cual tuvo diablos por mucho tiempo, no llevaba puesta ropa, ni habitaba en casa -alguna-, sólo en las tumbas.
28. Cuando él vio a Jesús. gritó, y se postró delante de él, y en voz alta dijo, ¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te imploro, no me atormentes.
29. (Ya que le había mandado al espíritu impuro que saliera del hombre. Pues en ocasiones lo había agarrado, y era guardado con cadenas y grilletes; y él rompía las ataduras, y era llevado por el diablo al yermo.)
30. Y Jesús le preguntó diciendo, ¿Cuál es tu nombre? Y él dijo, Legión, porque muchos diablos habían entrado en él.
31. Y le suplicaban que no les mandara salir -y- entrar a las profundidades.
32. Y había allí un hato de muchos cerdos alimentándose en la montaña; y le suplicaron que los dejara entrar en ellos. Y los dejó.
33. Salieron entonces los diablos del hombre, y entraron en los cerdos; y la manada se despeñó violentamente por un lugar empinado al lago, y fueron ahogados.
34. Cuando los que -los- alimentaban vieron lo que se había hecho, huyeron, y fueron y -lo- contaron en la ciudad y en el país.
35. Salieron ellos entonces para ver los que -se- había hecho; y llegaron a Jesús, y encontraron al hombre, de quien los diablos se habían apartado -y- salido, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su sano juicio; y les dio miedo.
36. Los que también vieron les contaron por qué medio fue sanado el que estaba poseído por los diablos.
37. + Entonces toda la multitud del país de los Gadarenos a su alrededor le suplicó que se apartara de ellos, ya que estaban sobrecogidos por un gran temor; y subió a la barca, y de nuevo retornó.
38. Ahora bien el hombre de quien los diablos se habían apartado le suplicaba poder estar con él, pero Jesús lo despidió, diciendo,
39. Retorna a tu misma casa, y da a conocer cuán grandes cosas ha hecho Dios por ti. Y se marchó, y publicaba por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús por él.
40. Y vino a acontecer que, cuando Jesús hubo retornado, la gente -alegremente- lo recibió, pues todos lo estaban aguardándo.
41. + Y, mirad que llegó un hombre llamado Jairo, él era un gobernante de la sinagoga; y se postró a los pies de Jesús, y le suplicaba que viniera a su casa;
42. Ya que tenía sólo una hija, alrededor de doce años de edad, y yacía muriendo. Pero mientras iba, la gente lo aglomeró.
43. + Y una mujer teniendo un flujo de sangre por doce años, que había gastado todo lo que tenía para vivir. en médicos, tampoco -había- podido ser sanada por ninguno,
44. Vino detrás, y tocó el borde de su vestidura, e inmediatamente su flujo de sangre se detuvo.
45. Y Jesús dijo, ¿Quién me tocó? Cuando todos -lo- negaron, Pedro y los que estaban con él dijeron, Maestro, la multitud se te aglomera y -te- aprisiona, y dices tú, ¿Quién me tocó?
46. Y Jesús dijo, Alguien me ha tocado, porque percibí que salió virtud de mí.
47. Y cuando la mujer vio que no estaba oculta. llegó temblando, se postró ante él, -y- le declaró delante de toda la gente por qué causa lo había tocado, y cómo inmediatamente había -sido- sanada.
48. Y él le dijo, Hija, consuélate, tu fe te ha aliviado, vete en paz.
49. + Mientras aún hablaba, llega uno -de la casa- del regente de la sinagoga. diciéndole, Se murió tu hija; no apures al Maestro.
50. Pero cuando Jesús -lo- oyó, le respondió, diciendo, No temas; sólo cree, y ella se aliviará.
51. Y cuando llegó a la casa, no dejó que ningún hombre entrara, salvo Pedro, Santiago, Juan, y el padre y la madre de la doncella.
52. Y todos lloraban, y la lamentaban: pero él dijo, No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
53. Y se rieron y burlaron de él, conociendo que estaba muerta.
54. Y a todos los sacó, la tomó de la mano, y -la- llamó diciendo, Doncella, levántate.
55. Y su espíritu llegó otra vez, y al momento se levantó, y mandó que le dieran comida.
56. Y sus padres quedaron atónitos; sin embargo él les encargó que no le dijeran a hombre alguno lo que -se- había hecho.
Lucas 7
1. Ahora bien, cuando hubo acabado todo lo dicho ante la audiencia del pueblo, entró a Capernaum.
2, Y el criado de cierto centurión, quien era querido por él, estaba enfermo, y presto a morir.
3. Y cuando él oyó de Jesús, le envió a los mayores de los Judíos, suplicándole que viniera y sanara a su criado.
4. Y cuando llegaron donde Jesús, de inmediato le rogaron, diciendo, Que él se merecía que él le hiciera esto,
5. Porque él ama nuestra nación, y nos ha edificado una sinagoga.
6. Jesús entonces fue con ellos, Y cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión le envió amigos, diciéndole, Señor, no te afanes, porque no merezco que estés bajo mi techo;
7. Por lo cual tampoco me consideré digno de llegar a ti; pero di una palabra, y mi criado se sanará.
8. Porque yo también soy un hombre colocado bajo autoridad, tengo soldados debajo de mi, y a uno le digo, Ve, y él va; y a otro, Ven, y él viene; y a mi criado, Haz esto, y él -lo- hace.
9. Al oír Jesús estas cosas, se maravilló ante el -que le hablaba-, y volteándose, le dijo a la gente que lo seguía, Os digo -que- una fe tan grande no he encontrado, no, no en Israel.
10. Y los que fueron enviados, al retornar a la casa encontraron repuesto al criado que había estado enfermo.
11. + Y aconteció que al día siguiente entró a una ciudad llamada Naim, y muchos de sus discípulos iban con él, además de mucha gente.
12. Ya cuando llegaba cerca al portón de la ciudad, he aquí que un hombre muerto estaba siendo sacado, el único hijo de su madre, ella era viuda, y mucha gente de la ciudad estaba con ella.
13. Y cuando el Señor la vio, tuvo compasión de ella, y le dijo, No llores.
14. Y llegó y tocó el ataúd, y los que -lo- cargaban se detuvieron. Y él dijo, Joven, a ti te digo, Levántate.
15. Y se sentó el que estaba muerto, y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre.
16. Y a todos les vino temor, y glorificaron a Dios, diciendo, Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros, y Que Dios ha visitado a su pueblo.
17. Y este rumor -acerca- de él salió por toda Judea, y por todos los alrededores de la región.
18. Y los discípulos de Juan le hicieron saber todas estas cosas.
19. + Y Juan llamando -a él- a dos de sus discípulos -los- envió a Jesús, diciendo, ¿Eres tú el que ha de venir? ¿o buscamos a otro?
20. Cuando los hombres hubieron llegado a él, -le- dijeron, Juan Bautista nos ha enviado a ti, diciendo, ¿Eres tú el que ha de venir? ¿o buscamos a otro?
21. Y en esa misma hora él curaba a muchos de -sus- plagas y aflicciones, y de malos espíritus, y a muchos ciegos les daba la vista.
22. Jesús entonces respondiendo les dijo, Marchaos, y contadle a Juan las cosas que habeis visto y oído. De cómo los ciegos ven, caminan los cojos, son limpiados los leprosos, los sordos oyen, se levantan los muertos, -y- el evangelio se predica a los pobres.
23. Y bendito sea quien conmigo no se ofenda.
24. + Y cuando los mensajeros de Juan hubieron partido, él comenzó a hablarle a la gente acerca de Juan, ¿Qué fuisteis a ver en el yermo? ¿A una caña estremecida por el viento?
25. ¿Pero qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido con suaves prendas? Mirad que los que se atavían espléndidamente y delicadamente viven, están en las cortes de los reyes.
26. ¿Pero qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y mucho más que un profeta.
27. Este es -aquel- de quien está escrito, Mirad que envío a mi mensajero delante de tu rostro, el cual preparará tu camino antes de ti.
28. Porque os digo -que- Entre aquellos que han nacido de mujeres no hay un mayor profeta que Juan el Bautista; sin embargo el que sea el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
29. Y toda la gente que -lo- oía, y los publicanos, justificaban a Dios al ser bautizados con el bautismo de Juan.
30. Pero los Fariseos y los abogados rechazaron el consejo de Dios en su contra, al no ser bautizados por él.
31. + Y el Señor dijo, ¿A qué entonces compararé los hombres de esta generación? ¿y a qué se asemejan?
32. Son como niños sentados en la plaza de mercado, llamándose entre ellos, y diciendo, Os hemos tocado flauta, y no habéis danzado; os hemos lamentado, y no habéis llorado.
33. Porque Juan el bautista vino sin comer pan ni beber vino, y decís, Él tiene un diablo.
34. El Hijo del hombre ha venido comiendo y bebiendo, y decís, ¡Mirad a un hombre glotón y bebedor de vino, un amigo de publicanos y pecadores!
35. Pero la sabiduría por todos sus hijos es justificada.
36. + Y uno de los Fariseos deseaba que él comiera con él. Y entró en la casa del Fariseo, y se sentó a comer.
37. Y mirad que una mujer de la ciudad, la cual era una pecadora, cuando supo que -Jesús- se sentaba a la cena en la casa del Fariseo, trajo una caja de ungüento de alabastro,
38. Y permaneció a sus pies detrás de -él- llorando, y comenzó a lavar sus pies con lágrimas, y -los- enjugó con los cabellos de su cabeza, besó sus pies, y -los- ungió con el ungüento.
39. Ahora bien, cuando el Fariseo que lo había invitado -lo- vio, hablaba para sus adentros diciendo, Este hombre, si fuera un profeta, hubiera sabido quién y qué manera de mujer -es- la que lo toca, porque es una pecadora.
40. Y Jesús respondiendo le dijo, Simón, tengo algo que decirte. Y él dice, Maestro, sigue hablando.
41. Había cierto prestamista que tenía dos deudores: el uno -le- debía quinientos peniques, y el otro cincuenta.
42. Y cuando no tuvieron nada que pagar, francamente a ambos perdonó. Dime por tanto, ¿cuál de ellos lo amará más?
43. Simón respondió y dijo, Supongo que -aquel- a quien más perdonó. Y él le dijo, Rectamente haz juzgado.
44. Y se volvió a la mujer, y dijo a Simón, ¿Ves esta mujer? Entré a tu casa, no me diste agua para los pies, pero mis pies ella -los- ha lavado con lágrimas, y enjugado con los cabellos de su cabeza.
45. Beso no me diste, pero esta mujer desde el momento en que vine no ha cesado de besar mis pies.
46. Mi cabeza con óleo no ungiste, pero esta mujer con ungüento ha ungido mis pies.
47. Por tanto te digo, Sus muchos pecados -le- son perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se -le- perdona, poco ama.
48. Y a ella le dijo, Tus pecados son perdonados.
49. Y los que se sentaron a la cena con él comenzaron a decir dentro de ellos, ¿Quién es este que perdona también pecados?
50. Y le dijo a la mujer, Tu fe te ha salvado; vete en paz.
Lucas 6
1. Y aconteció en el segundo sabat después del primero, que él iba por entre los campos de granos, y sus discípulos arrancaban las espigas de los granos, y comían, restregándolas en -sus- manos.
2. Y algunos de los Fariseos les dijeron, ¿Por qué hacéis lo que no es legal hacer los días sabat?
3. Y Jesús respondiéndoles dijo, ¿No habéis leído tanto como esto, lo que David hizo, cuando él mismo estaba con hambre, y aquellos que estaban con él,
4. Cómo entró a la casa de Dios, tomó y comió los panes de la proposición, y -los- dio también a los que estaban con él, a los cuales no es legal comer, sino sólo a los sacerdotes?
5. Y les dijo, Que el Hijo del hombre es también Señor del sabat.
6. Y otro sabat aconteció también que él entró a la sinagoga y enseñó, y había un hombre cuya mano estaba seca.
7. Y los escribas y los Fariseos lo observaban, si iba a sanar el día sabat, para poder encontrar de qué acusarlo.
8. Pero él conocía sus pensamientos, y le dijo al hombre que tenía la mano seca, Levántate y párate en el medio. Y él se levantó y se quedó parado.
9. Jesús entonces les dijo, Os preguntaré una cosa, ¿Es legal los días sabat hacer el bien o el mal? ¿salvar o destruir la vida?
10. Y mirando alrededor a todos ellos, le dijo al hombre, Extiende tu mano. Y así lo hizo, y fue restaurada su mano -y vuelta- tan sana como la otra.
11. Y se llenaron de rabia, y dialogaban entre ellos -acerca de- qué poder hacerle a Jesús.
12. Y en aquellos días sucedió que él salió a una montaña a orar, y continuó toda la noche en oración a Dios.
13. + Y cuando fue de día llamó -a él- a sus discípulos, y de ellos escogió a doce, a quien también nombró apóstoles;
14. Simón, (a quien también llamó Pedro,) y Andrés su hermano, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé,
15. Mateo y Tomás, Sntiago el -hijo- de Alfeo, y Simón llamado Zelotes,
16. Judas -el hermano- de Santiago, y Judas Iscariote, el cual también fue el traidor.
17. + Y descendió con ellos, y permaneció en el plano, y la compañía de sus discípulos, y una gran multitud de gentes de toda Judea y Jerusalén, y de la costa marítima de Tiro y Sidón, los cuales venían a oírlo, y a ser sanadas de sus enfermedades.
18. Y los que estaban maltratados por espíritus impuros, y eran sanados.
19, Y la multitud entera buscaba tocarlo, ya que de él salía virtud, y a todos sanaba.
20. + Y levantó sus ojos a sus discípulos, y dijo, Benditos -sois vosotros- los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21. Benditos -sois vosotros- los que ahora padecéis hambre, porque seréis saciados, Benditos -sois vosotros- los que ahora lloráis, porque reiréis.
22. Benditos sois vosotros, cuando los hombres os odien, y cuando os separen -de su compañía-, -os- avergüencen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
23. Ese día regocijaos, y saltad de gozo, porque he aquí que grande -es- vuestra recompensa en el cielo; pues de igual manera -le- hicieron sus padres a los profetas.
24. ¡Pero ay de vosotros los que sois ricos! ya que habéis recibido vuestra consolación.
25. ¡Ay de vosotros los que estáis llenos! Porque hambre padeceréis. ¡Ay de vosotros los que reís ahora! porque lloraréis y lamentaréis.
26. ¡Ay de vosotros cuando de vosotros todos los hombres hablen bien, porque así -le- hicieron sus padres a los falsos profetas.
27. + Pero a vosotros los que oís os digo, Amad a vuestos enemigos, haced el bien a los que os odian,
28. Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que con desprecio os utilizan.
29. Al que te hiera en -una- mejilla ofrece también la otra, y al que te quita la capa no le impidas también -tomar tu- abrigo.
30. A cada hombre dale lo que te pida, y al que te quita los bienes de nuevo no -los- pidas.
31. Y como queréis que los hombres hagan con vosotros, también -e- igual hacedle a ellos.
32. Pues si amáis a aquellos que os aman, ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores también aman a aquellos que los aman.
33. Y si hacéis el bien a aquellos que el bien os hacen, ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores hacen también lo mismo.
34. Y si prestáis -a aquellos- de quienes esperáis recibir ¿qué agradecimiento tenéis? ya que los pecadores a los pecadores también les prestan, para recibir igual cantidad de nuevo.
35. Mas amad a vuestros enemigos, y haced el bien y prestad sin esperar nada de nuevo; grande será vuestra recompensa, y seréis los hijos del Altísimo, ya que él es amable con los desagradecidos y los malignos.
36. Sed por tanto misericordiosos, tal como vuestro Padre también es misericordioso.
37. No juzguéis, y no seréis juzgados, no condenéis, y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados.
38. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando los hombres en vuestro pecho entregarán. Porque con la misma medida con que vosotros midáis de nuevo para vosotros se medirá.
39. Y les habló una parábola, ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿no caerán en la zanja ambos?
40. El discípulo no está por encima del maestro; mas todo el que es completo como su maestro será.
41. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, pero no percibes la viga que está en tu propio ojo?
42. ¿O cómo le puedes decir a tu hermano, hermano déjame sacar la mota que está en tu ojo, cuando no te miras la viga que en tu propio ojo está? Hipócrita, primero echa fuera la viga de tu propio ojo, y luego claramente verás para sacar la mota que en el ojo de tu hermano está.
43. Porque un buen árbol no produce fruto corrupto, ni tampoco un árbol corrupto produce buen fruto.
44. Pues todo árbol se conoce por su mismo fruto. Ya que de espigos los hombres no reúnen higos, ni de los arbustos de zarzas reúnen uvas.
45. Un buen hombre del buen tesoro de su corazón lo que es bueno produce, y un hombre malo del maligno tesoro de su corazón lo que es malo produce, porque de la abundancia del corazón la boca habla.
46. + ¿Y por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis las cosas que digo?
47. A cualquiera que venga a mi, oiga mis dichos, y los haga, os indicaré a quién se asemeja;
48. Él es como un hombre, el cual construyó una casa, excavó profundo, y colocó el fundamento en una roca; cuando la inundación se levantó, el arroyo vehementemente golpeó esa casa, y no la pudo sacudir, porque estaba fundada sobre una roca.
49. Pero el que oye y no hace, es como un hombre que sin un fundamento construyó una casa en la tierra; a aquella vehementemente golpeó el arroyo y de inmediato cayó; y grande fue la ruina de aquella casa.
Lucas 5
1. Y vino a suceder como la gente lo aprisionaba para oír la palabra de Dios, que él se paró al lado del lago de Genesaret,
2. Y vio dos barcas que estaban al lado del lago, pero los pescadores habían salido de ellas, y estaban lavando -sus- redes.
3. Y entró a una de las barcas, la cual era de Simón, y le rogó que se alejara un poco de tierra -firme-. Y se sentó, y desde la barca le enseñaba a la gente.
4. Y cuando hubo dejado de hablar, le dijo a Simón, lánzate a lo profundo, y suelta para una recogida tus redes.
5. Y Simón respondiendo le dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche, y no hemos cogido nada; sin embargo a tu palabra soltaré la red.
6. Y cuando hubieron hecho esto, una gran multitud de peces encerraron, y se rompía su red.
7. Y le hicieron señas a -sus- compañeros, los cuales estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudaran. Y vinieron, y llenaron ambas barcas, tanto que comenzaron a hundirse.
8. Al verlo Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús, diciendo, Apártate de mí, porque soy un hombre pecador, Oh Señor.
9. Pues estaba atónito, y todos los que estaban con él, ante la recogida de peces que habían hecho.
10. E igualmente -lo estaban- Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, los cuales eran compañeros de Simón. Y Jesús le dijo a Simón, No temas; de aquí en adelante pescarás hombres.
11. Y cuando hubieron traido sus barcas a tierra -firme-, abandonaron todo, y lo siguieron.
12. + Y vino a suceder que al estar él en cierta ciudad, mirad que un hombre lleno de lepra, viendo a Jesús se postró sobre -su- rostro, y le imploró diciendo, Señor, si tú quieres me puedes hacer limpio.
13. Y él extendió -su- mano, y lo tocó, diciendo, Quiero; sé limpio. E inmediatamente la lepra se apartó de él,
14. Y le encargó no decírselo a hombre -alguno-; pero id, y hazte conocer al sacerdote, y ofrenda por tu limpieza de acuerdo a lo que Moisés mandó, como un testimonio para ellos.
15. Pero mucho más se esparcía la fama de él en las lejanías, y grandes multitudes venían -y- se aunaban para oír y ser sanadas por él de sus enfermedades.
16. + Y él se retiraba al yermo, y oraba.
17. Y aconteció que cierto día mientras enseñaba, había Fariseos y doctores de la ley sentados al lado, los cuales habían venido de todos los pueblos de Galilea, Jerusalén y Judea, y el poder del Señor estaba -presente- para sanarlos.
18. + Y, mirad que -ciertos- hombres trajeron en un lecho a un hombre el cual estaba llevado de una parálisis, y buscaban -medios- para entrarlo y colocarlo delante de él.
19. Y al no poder hallar la -manera- de entrarlo a causa de la multitud, se fueron al techo, y lo hicieron descender por entre las tejas con -su- camilla por entre el medio, delante de Jesús.
20. Y al ver la fe de ellos, le dijo, Hombre, tus pecados te son perdonados.
21. Y los escribas y los Fariseos comenzaron a razonar, diciendo, ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
22. Pero Jesús al percibir sus pensamientos, respondiendo les dijo, ¿Qué razonáis en vuestros corazones?
23. ¿Qué es más fácil, decir, Tus pecados te son perdonados, o decir, Levántate y anda?
24. Pero para que podáis conocer que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, (le dijo al enfermo de parálisis,) te digo, Levántate, toma tu camilla, y ve hasta tu casa.
25. Y de inmediato se levantó delante de ellos, tomo aquello en donde yacía, y partió a su propia casa, glorificando a Dios.
26. Y todos se asombraron y glorificaron a Dios, y se llenaron de temor, diciendo, Cosas extrañas hemos visto hoy.
27. ´+ Y después de estas cosas el prosiguió, y vio a un publicano, de nombre Leví, sentado en la recepción de impuestos, y le dijo, Sígueme.
28. Y él dejó todo, se levantó, y lo siguió.
29. Y Leví le hizo una gran fiesta en su propia casa, y habia una gran compañía de publicanos y otros que se sentaban con ellos.
30. Pero sus escribas y Fariseos murmuraban contra los discípulos de él, diciendo, ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
31. Y Jesús respondiendo les dijo, Los que están aliviados no necesitan médico, sino los que están enfermos.
32. A los justos no vine a llamar, sino a los pecadores al arrepentimiento.
33. + Y ellos le dijeron, ¿Por qué los discípulos de Juan con frecuencia ayunan y hacen oraciones, e igualmente los discípulos de los Fariseos, pero los tuyos comen y beben?
34. Y él les dijo, ¿Podéis hacer que los hijos del novio ayunen, mientras el novio esté con ellos?
35. Pero los días vendrán cuando el novio les sea quitado, y entonces en aquellos días ayunarán.
36. + Les habló también una parábola, Ningún hombre pone un pedazo de manto nuevo en uno viejo, no sea que además de que el pedazo del nuevo no concuerde con el viejo, al nuevo le haga un rasgón.
37. Y ningún hombre pone vino nuevo en odres viejos, si no el vino nuevo los rompe, se derrama, y se acaban los odres.
38. Mas -para que- ambos se preserven. el vino nuevo en odres nuevos ha de ponerse.
39. Es más, ningún hombre que haya bebido -vino- viejo deseará al momento, del nuevo, pues dirá, Mejor es el viejo.
Lucas 4
1. Y Jesús, al ser lleno del Espíritu Santo, retornó del Jordán, y por el Espíritu fue guiado al yermo,
2. Siendo tentado cuarenta días por el diablo. Y en aquellos días nada comió, cuando hubieron terminado, tuvo entonces hambre,
3. Y el diablo le dijo, Si tú eres el Hijo de Dios, mándale a esta piedra que se haga pan.
4. Y Jesús le respondió, diciendo, Está escrito, que El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda palabra de Dios.
5. Y el diablo, subiéndolo a una alta montaña, le dio a conocer todos los reinos del mundo en un momento del tiempo.
6. Y el diablo le dijo, Todo poder te daré, y la gloria de ellos, porque aquello se me ha entregado, y a quienquiera se lo doy.
7. Por tanto si me adoras, todo será tuyo.
8. Y Jesús respondió y le dijo, Sal de mi vista, Satanás, porque está escrito, Adorarás al Señor tu Dios, y a él sólo servirás.
9. Y lo trajo a Jerusalén, y lo puso en un pináculo del templo, y le dijo, Si tú eres el Hijo de Dios, Lánzate abajo desde acá;
10. Porque está escrito, Él hará que sus ángeles se encarguen de ti, y te guarden,
11. Y en -sus- manos te cargarán, no sea que en algún momento tu pie estrelles contra una piedra.
12. Y Jesús respondiendo le dijo, Se ha dicho, No tentarás al Señor tu Dios.
13. Y cuando el diablo hubo terminado toda tentación, se apartó
de él por una temporada.
14. + Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y la fama de él se esparció por toda la región y sus alrededores.
15. Y enseñaba en sus sinagogas, siendo glorificado por todos.
6. Y llegó a Nazaret, donde había sido criado, y como era su costumbre, entró a la sinagoga el día sabat, y se paró a leer.
17. Y le fue entregado el libro del profeta Isaías. Cuando hubo abierto el libro, encontró el lugar donde estaba escrito,
18. El Espíritu del Señor -está- sobre mi, porque me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a predicar liberación a los cautivos, y recuperación de vista a los ciegos, a poner en libertad a los heridos,
19. A predicar el año aceptable del Señor.
20. Y cerró el libro, de nuevo -lo- dio al ministro, y se sentó. Y los ojos de todos los que estaban en la sinagoga se fijaron en él.
21. Y comenzó a decirles, El día de hoy se cumple en vuestros oídos esta escritura.
22. Y todos atestiguaban y se maravillaban de las palabras de gracia que procedían de su boca. Y decían, ¿No es este el hijo de José?
23. Y él les decía, Por seguro que me diréis este proverbio, Médico, sánate a ti mismo; todo lo que hemos oído -que has- hecho en Capernaum, hazlo aquí también en tu país.
24. Y él dijo, De verdad os digo, Ningún profeta en su propio país es aceptado.
25. Mas os contaré una verdad, Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y seis meses, y hubo gran hambruna por toda la tierra;
26. Pero a ninguna de ellas Elías fue enviado, salvo a Sarepta, -una ciudad- de Sidón, a una mujer, una viuda.
27. Y muchos leprosos había en Israel en el tiempo de Eliseo el profeta; y ninguno de ellos fue limpio, salvo Naamán, el Sirio.
28. Y todos los de la sinagoga, al oír estas cosas, se llenaron de ira,
29. Y se levantaron, lo sacaron de la ciudad, y lo llevaron al borde de la colina donde la ciudad estaba edificada, para poder lanzarlo de cabeza.
30. Mas él pasando por entre en medio de ellos se marchó.
31. Y descendió a Capernaum, una ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días sabat.
32. Y quedaban atónitos ante su doctrina, ya que su palabra aparecía con poder.
33. + Y en la sinagoga había un hombre, el cual tenía un espíritu de un diablo impuro, y gritaba en alta voz,
34. Diciendo, Déjanos solos, ¿qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quien eres, el Santo de Dios.
35. Y Jesús lo reprendió, diciendo, Guarda silencio, y sal de él. Y cuando el diablo lo hubo arrojado en el medio, salió de él, sin hacerle daño.
36. Y quedaron todos asombrados, y hablaban entre ellos, diciendo, ¡Qué palabra -es- esta! ya que con autoridad y poder le mandaba a los espíritus impuros, y ellos salían.
37. Y la fama de él se esparció por todas partes alrededor del país.
38. + Y se levantó de la sinagoga, y entró a la casa de Simón. Y la madre de la esposa de Simón estaba tomada por una gran fiebre, y le suplicaron a favor de ella.
39. Y se inclinó hacia ella y a la fiebre reprendió, y esta la dejó; y de inmediato ella se levantó y los atendió.
40. + Ahora bien a la puesta del sol, todos los que tenían algunos enfermos con diversas aflicciones, los traían hasta él, y él ponía sus manos sobre cada uno de ellos, y los sanaba.
41. Y también de muchos salían diablos, gritando, y diciendo, Tú eres el Cristo el Hijo de Dios. Y él reprendiéndolos no los dejaba hablar, pues sabían que él era el Cristo.
42. Y al ser de día, partió y entró a un lugar desértico, y la gente lo buscó y llegó a él, y lo detuvieron para que no se apartara de ellos.
43. Y él les dijo, Debo predicar el reino de Dios a otras ciudades también, pues para esto soy enviado.
44. Y predicó en las sinagogas de Galilea.