Juan 11

1. Ahora bien. cierto hombre se encontraba enfermo, Lázaro, de Betania, el pueblo de María y su hermana Marta.
2. (Fue -aquella- María, la cual ungió al Señor con ungüento, y secó sus pies con su cabello, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.)
3. Por tanto sus hermanas enviaron por él, diciendo, Señor, mia que aquel a quien amas está enfermo.
4. Cuando Jesús oyó -aquello-, dijo, Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios, para que el hijo de Dios pueda de esta forma ser glorificado.
5. Ahora bien, Jesús amaba a Marta, a su hermana, y a Lázaro.
6. Cuando hubo oído por tanto que él estaba enfermo, se quedó dos días más en el mismo lugar donde estaba.
7. Luego después de eso -le- dice a -sus- discípulos, Vayamos de nuevo a Judea.
8. -Sus- discípulos le dicen, Maestro, los Judíos ahora último buscaban apedrearte, ¿y de nuevo vas allá?
9. Jesús respondió, ¿-Acaso- no hay doce horas el día? Si algún hombre anda en el día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.
10. Pero si un hombre anda en la noche, tropieza, porque no hay luz en él.
11. Estas cosa dijo; y después de eso les dice, Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy, para poder despertarlo del sueño.
12. Dijeron entonces sus discípulos, Señor, si duerme, -le- hará bien.
13. Sin embargo Jesús hablaba de su muerte, peron ellos pensaron que había hablado de tomar descanso en el sueño.
14. Jesús entonces les dijo claramente, Lázaro está muerto.
15. Y estoy alegre por causa vuestra de no haber -estado- allí, con el propósito de que podáis creer; sin embargo vayamos donde él.
16. Dijo entonces Tomás, el que se llama Dídimo, a sus compañeros discípulos, Vayamos también para que podamos morir con él.
17. Entonces cuando Jesús llegó, encontró que lo habían -puesto- en el sepulcro -hacía- ya cuatro días.
18. Ahora bien, Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos quince estadios de distancia;
19. Y muchos de los Judíos vinieron donde Marta y María, para consolarlas acerca de su hermano.
20. Entonces Marta, tan pronto como oyó que Jesús estaba llegando, fue a encontrarlo; pero María se sentó -aún- en la casa.
21. Marta entonces le dijo a Jesús, Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.
22. Pero yo sé, que aún ahora, lo que sea que tú pidas de Dios, Dios te -lo- dará.
23. Jesús le dice, Tu hermano de nuevo se levantará.
24. Marta le dice, Sé que de nuevo se levantará en la resurrección en el último día.
25. Jesús le dijo, Yo soy la resurrección, y la vida; el que cree en mí, así esté muerto, aún así vivirá;
26. Y cualquiera que vive y cree en mí nunca va a morir. ¿Crees esto?
27. Ella le dijo, Sí, Señor; yo creo que eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha de venir al mundo.
28. Y cuando hubo dicho así, se marchó, y llamó a María su hermana en secreto, diciendo, Llegó el Maestro, y te llama.
29. Tan pronto oyó ella -esto-, rápidamente se levantó, y vino a él.
30. Ahora bien, Jesús todavía no había llegado al pueblo, sino que se hallaba en ese lugar donde Marta lo -había- encontrado.
31. Entonces los Judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, al ver a María levantarse apurada y salir, la siguieron, diciendo, Va a la tumba a llorar allí.
32. María entonces, cuando hubo llegado donde estaba Jesús, y lo vio, cayó a sus pies, diciéndole, Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.
33. Al ver Jesús por tanto a María llorar, y a los Judíos que llegaron con ella también llorando, gimió en el espíritu, y se atribuló,
34. Y dijo, ¿Dónde lo habéis puesto? Ellos le dijeron, Señor, ven y ves.
35. Jesús lloró.
36. Los Judíos entonces dijeon, ¡Mirad cómo lo amaba!
37. Y algunos de ellos decían, ¿No podía este hombre, que abrió los ojos de los ciegos, haber hecho que aún este hombre no hubiera muerto?
38. Jesús por ello, gimiendo de nuevo en sus adentros llega al sepulcro. Era una cueva, y una piedra yacía sobre ella.
39. Jesús dijo, Quitad la piedra. Marta, la hermana del que estaba muerto, le dice, Señor, para este momento él hiede, pues ha estado -muerto- cuatro días.
40. Jesús le dice a ella, ¿No te dije, que si creías, ibas a ver la gloria de Dios?
41. Ellos entonces quitaron la piedra -del lugar- donde el muerto yacía. Y Jesús levantó -sus- ojos, y dijo, Padre, Te agradezco por haberme oído.
42. Y yo sabía que siempre me oyes, pero a causa de las personas que están de pie a mi lado -lo- dije, para que crean que tú me has enviado.
43. Y cuando hubo hablado esto, clamó en alta voz, Lázaro, ven.
44. Y el que estaba muerto vino, con sus manos y pies atados, -y- con los atavíos del sepulcro; su rostro estaba envuelto con un paño. Jesús les dice, Soltadlo, y dejadlo ir.
45. Entonces, muchos de los Judíos que habían llegado donde María, y visto las cosas que Jesús había hecho, creyeron en él.
46. Pero algunos de ellos marcharon hasta donde los Fariseos, y les contaron las cosas que Jesús había hecho.
47. + Entonces reunieron los sumos sacerdotes y los Fariseos un concilio, y dijeron, ¿Qué hacemos? porque este hombre hace muchos milagros.
48. Si lo dejamos así solo, todos creerán en él, y los Romanos vendrán y quitarán tanto nuestro lugar como la nación.
49. Y uno de ellos, -llamado- Caifás, siendo el sumo sacerdote ese mismo año, les dijo, No sabéis nada en absoluto,
50. Ni consideráis que es conveniente que un hombre deba morir por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
51. Y esto -lo- habló no por su cuenta, sino que siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús debía morir por esa nación;
52. Y no sólo por esa nación, sino que también debía reunir -y- aunar a los hijos de Dios que estaban esparcidos afuera.
53. Desde ese día en adelante entonces se juntaron en consejo para llevarlo a la muerte.
54. Jesús por ello no anduvo más abiertamente entre los Judíos; sino que se fue de allí a un país cercano al yermo, a una ciudad llamda Efraín, y allí continuó con sus discípulos.
55. + Y la pascua de los Judíos se encontraba muy cerca; y muchos subían del campo hasta Jerusalén, para purificarse antes de la pascua.
56. Ellos entonces buscaban a Jesús, y hablaban entre ellos, mientras se paraban en el templo, ¿Qué pensáis, que no vendrá a la fiesta?
57. Ahora bien, los sumos sacerdotes y los Fariseos habían dado mandamiento de que si algún hombre sabía dónde estaba él, debía dar-lo- a conocer para poder cogerlo.

Juan 10

1. De verdad, -y- de veras os digo, El que no entra por la puerta al redil de ovejas, sino que de alguna otra manera -lo- trepa, este mismo es un ratero y un ladrón.
2. Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas.
3. El portero le abre, las ovejas oyen su voz. A sus mismas ovejas llama por nombre, las saca y las guía.
4. Cuando saca a sus ovejas, va delante de ellas, y ellas lo siguen, pues conocen su voz.
5. No seguirán a un extraño, sino que de él huirán, pues no conocen la voz de los ajenos.
6. Esta parábola les habló Jesús, pero no entendían de qué asunto les hablaba.
7. De nuevo entonces Jesús les dijo, De verdad, -y- de veras os digo, Yo soy la puerta de las ovejas.
8. Todos los que alguna vez vinieron antes de mí son rateros y ladrones, pero las ovejas no los oyeron.
9. Yo soy la puerta, si algún hombre entra por mí, se salvará, y entrará y saldrá y encontrará pastos.
10. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir; yo he venido para que puedan tener vida, y más abundantemente -la- puedan tener.
11. Yo soy el buen pastor, -y- el pastor bueno da su vida por las ovejas.
12. Pero el que es jornalero, y no pastor, ni dueño de las ovejas, ve al lobo venir, y deja las ovejas y huye, y el lobo las agarra y esparce las ovejas.
13. El jornalero huye por ser un jornalero al que no le importan las ovejas.
14. Yo soy el buen pastor, y conozco a mis -ovejas- y las mías me conocen.
15. Como el Padre me conoce, de igual manera conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas.
16. Y tengo otras ovejas las cuales no son de este redil; a ellas también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un redil, -y- un pastor.
17. Por eso mi Padre me ama, porque pongo mi vida, para poderla de nuevo tomar.
18. Ningún hombre me la quita, sino que por mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para tomarla de nuevo. He recibido este mandamiento de mi Padre.
19. + Hubo de nuevo división entre los Judíos por estas palabras.
20. Y muchos de ellos decían, Tiene un diablo, y está loco; ¿por qué lo escucháis?
21. Otros decían, Estas no son las obras del que tiene un diablo. ¿Puede abrir un diablo los ojos del ciego?
22. + Y era la fiesta de la dedicación en Jerusalén, era invierno.
23. Y Jesús andaba en el templo en el pórtico de Salomón.
24. Entonces llegaron los Judíos -a- rodearlo, y le dijeron, ¿Por cuánto -tiempo- más nos haces dudar? Si tú eres el Cristo, dilo claramente.
25. Jesús les respondió, Os -lo- dije, y no -lo- creísteis; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, atestiguan de mí.
26. Pero no creéis porque no sois de mis ovejas, como os lo dije.
27. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen.
28. Y les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni ninguno las arrancará de mi mano.
29. Mi Padre, el cual me -las- dio, es más grande que todos, y nadie es capaz de arrancar-las- de la mano de mi Padre.
30. Yo y -mi- Padre uno somos.
31. Los Judíos entonces tomaron piedras para apedrearlo.
32. Jesús les respondió, Muchas buenas obras de mi Padre os he manifestado, ¿por cuál de aquellas obras me apedreáis?
33. Los Judíos le respondieron, diciendo, Por una buena obra no te apedreamos, sino por blasfemia, y porque tú, siendo hombre, te haces a tí mismo Dios.
34. Jesús les respondió, ¿No está escrito en vuestra ley, Yo dije, ¿Vosotros sois dioses?
35. Si él llamó dioses a quienes llegó la palabra de Dios, y la escritura no se puede quebrantar,
36. Vosoros decís de aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, Blasfemas; porque dije, Yo soy el Hijo de Dios?
37. Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
38. Pero si las hago, así no me creáis, creed en las obras, para que podáis saber y creer que el Padre -está- en mí y yo en él.

39. Buscaron por tanto de nuevo cogerlo, mas él se escapó de la mano de ellos,

40. Y se alejó otra vez más allá del Jordán al lugar donde Juan primero -había- bautizado, y allí habitó.

41. Y muchos recurrían a él, y decían, Juan no hizo milagros, mas todas las cosas que Juan habló de este hombre fueron verdad.

42. Y muchos allí creyeron en él.

Juan 9

1. Y mientras -Jesús- pasaba por un lado, vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
2. Y sus discípulos le preguntaron diciendo, Maestro, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, para que naciera ciego?
3. Jesús respondió, Ni este hombre ni sus padres pecaron, sino para que las obras de Dios pudieran hacerse manifiestas en él.
4. Mientras es -de- día debo realizar las obras del que me envió. Se acerca la noche cuando ningún hombre puede trabajar.
5. En tanto esté en el mundo, soy la luz del mundo.
6. Cuando hubo hablado esto, escupió en el suelo, hizo barro de la saliva, ungió los ojos del hombre ciego con el barro,
7. Y le dijo, Ve, láva-te- en el estanque de Siloé, (que interpretado es, Enviado.) Se marchó por tanto, se lavó, y llegó viendo.
8. + Por ello los vecinos y los que lo habían visto antes ciego, dijeron, ¿no es este el que se sentaba y mendigaba?
9. Algunos decían, Este es él; otros, Es como él; pero él -les- dijo, -Soy- él.
10. Por eso le decían, ¿Cómo se abrieron tus ojos?
11. Él respondió y dijo, Un hombre que se llama Jesús hizo barro, ungió mis ojos y me dijo, Ve al estanque de Siloé, y láva-te-; fui, -me- lavé y la vista recibí.
12. Le dijeron entonces, ¿Dónde está él? Él dijo, No sé.
13. + Ellos llevaron a los Fariseos al que anteriormente había -sido- ciego.
14. Y era el día sabat cuando Jesús hizo el barro, y abrió sus ojos.
15. De nuevo entonces los Fariseos también le preguntaron cómo había recibido la vista. Él les dijo, Él puso barro en mis ojos, -me- lavé y veo.
16. Por tanto algunos de los Fariseos decían, Este hombre no es de Dios, porque no guarda el día sabat. Otros decían, ¿Cómo puede un hombre que es pecador, hacer tales milagros? Y había división entre ellos.
17. Le dicen de nuevo al hombre ciego, ¿Qué dicesd tú del que te ha abierto los ojos? Él dijo, Es un profeta.
18. Pero los Judíos no creían acerca de él, que había sido ciego y recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista.
19. Y les preguntaron, diciendo, Es este vuestro hijo, de quien decís que nació ciego? ¿cómo entonces ahora ve?
20. Sus padres les respondieron y dijeron, Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego;
21. Pero por qué medio ahora ve, no -lo- sabemos, o quién ha abierto sus ojos, no sabemos; es mayor de edad, preguntadle, él por su cuenta hablará.
22. Estas -palabras- hablaron sus padres, porque temían a los Judíos, pues los Judíos ya habían acordado, que si algún hombre confesaba que él era Cristo, debía ser expulsado de la sinagoga.
23. Por eso dijeron sus padres, Es mayor de edad, preguntadle.
24. Llamaron de nuevo al hombre que fue ciego, y le dijeron, Dale la alabanza a Dios, sabemos que este hombre es un pecador.
25. Él respondió y dijo, Si es un pecador, no -lo- sé; sé una cosa, que, habiendo sido ciego, ahora veo.
26. Le dijeron de nuevo entonces, ¿Qué te hizo? ¿Cómo abrió tus ojos?
27. Él les respondió, Ya os he dicho, y no oísteis; ¿por qué deseáis oir otra vez? ¿queréis también ser sus discípulos?
28. Ellos entonces lo insultaron, y dijeron, Tú eres su discípulo, pero nosotros somos los discípulos de Moisés.
29. Sabemos que Dios le habló a Moisés; -en cuanto a- este -compañero-, no sabemos de dónde es.
30. El hombre respondió y les dijo, Por qué, aquí hay algo maravilloso, que no sabéis de dónde es él, y -aún así- el me abrió los ojos.
31. Ahora bien, sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero si algún hombre es un adorador de Dios, y hace su voluntad, a él el oye.
32. Desde que el mundo comenzó no se ha oído que ningún hombre abriera los ojos de alguien nacido ciego.
33. Si este hombre no fuera de Dios, no podría hacer nada.
34. Ellos respondieron y le dijeron, ¿Tú naciste todo en pecado, y nos enseñas? Y lo echaron fuera.
35. Jesús oyó que lo habían echado fuera, y cuando lo hubo encontrado, le dijo, ¿Crees en el Hijo de Dios?
36. Él respondió y dijo, ¿Quién es él, Señor, para poder creer en él?
37. Y Jesús le dijo, Lo has visto, y también es el que habla contigo.
38. Y él dijo, Señor, creo. Y lo adoró.
39. + Y Jesús dijo, Para juicio he venido a este mundo, para que los que no ven, puedan ver, y para que los que ven puedan volverse ciegos.
40. Y -algunos- de los Fariseos que estaban con él oyeron estas palabras, y le dijeron, ¿También somos ciegos?
41. Jesús les dijo, Si fuérais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora que decís, Vemos, vuestro pecado por lo tanto permanece.

Juan 8

1. Jesús se fue al monte de los Olivos.
2. Y temprano en la mañana llegó de nuevo -y- entró al templo, y toda la gente vino a él; y el se sentó, y les enseñó.
3. Y los escribas y Fariseos le trajeron una mujer cogida en adulterio; y cuando la hubieron puesto en el medio,
4. Le dicen, Maestro, esta mujer fue cogida en adulterio, en el mismo acto.
5. Ya Moisés en la ley nos mandó, que tales deben ser apedreadas; ¿pero tú qué dices?
6. Esto decían tentándolo, para poder tener -razones- para acusarlo. Pero Jesús se agachó, y con -su- dedo escribió en el suelo.
7. Así que cuando continuaron preguntándole, él se levantó, y les dijo, El que esté sin pecado entre vosotros, que primero le lance una piedra.
8. Y de nuevo se agachó, y escribía en el suelo.
9. Y los que -lo- oyeron, siendo convencidos por -sus- conciencias, salieron uno a uno, comenzando con los mayores, hasta el último; y Jesús se quedó solo, y la mujer parada en la mitad.
10. Cuando Jesús se hubo levantado, y a nadie vio sino a la mujer, a ella le dijo, ¿Mujer, dónde están esos tus acusadores? ¿no te ha condenado ningún hombre?
11. Ella dijo, Ningún hombre, Señor. Y Jesús le dijo, Tampoco te condeno yo; ve, y no peques más.
12. + Jesús entonces les habló de nuevo diciendo, Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.
13. Por tanto los Fariseos le dijeron, Das testimonio de ti; tu testimonio no es veraz.
14. Jesús respondió y les dijo, Así yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es veraz, porque yo sé de dónde vine, y a dónde voy; pero vosotros no podéis decir de dónde vengo, ni a dónde voy.
15. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a hombre -alguno-.
16. Y si aún juzgara, mi juicio es veraz, porque no soy yo sólo, sino el Padre que me envió y yo.
17. En vuestra ley también está escrito, que el testimonio de dos hombres es veraz.
18. Yo soy uno de los que da testimonio de mí, y el Padre que me envió -también- da testimonio de mí.
19. Le dijeron ellos entonces, ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió, Ni a mí me conocéis, tampoco a mi Padre; si me hubiérais conocido, hubiérais también conocido a mi Padre.
20. Estas palabras habló Jesús en el tesoro, mientras enseñaba en el templo, y ningún hombre le puso la mano, porque su hora aún no había llegado.
21. Jesús de nuevo entonces les dijo, Yo me marcho, y me buscaréis, y en vuestros pecados moriréis; a donde voy no podéis llegar.
22. Dijeron entonces los Judíos, ¿Se matará? porque dice, A donde voy no podéis llegar.
23. Y les dijo, Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros de este mundo sois; yo no soy de este mundo.
24. Por eso os dije, que en vuestros pecados moriréis. Porque si no creéis que yo soy -él-, en vuestros pecados moriréis.
25. le dijeron ellos entonces, ¿Quién eres tú? Y Jesús les dice, -Lo mismo- aún que os -he- dicho desde el principio.
26. Muchas cosas tengo que decir y que juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz, y le hablo al mundo aquellas cosas que he oído de él.
27. Ellos no entendían que les hablaba del Padre.
28. Les dijo entonces Jesús a ellos, Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que yo soy -él-, y -que- por mí cuenta nada hago, sino que estas cosas -las- hablo tal como mi Padre me -las- ha enseñado.
29. Y el que me envió conmigo está; sólo no me ha dejado el Padre, porque siempre aquello que le complace -eso- hago.
30. Mientras hablaba estas palabras muchos creyeron en él.
31. Dijo entonces Jesús a aquellos Judíos que creyeron en él, Si continuáis en mi palabra, sois de verdad -entonces- mis discípulos;
32. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
33. + Ellos le respondieron, Somos simiente de Abraham, y nunca fuimos esclavos de ningún hombre; ¿cómo -es que- dices, Vosotros seréis libres?
34. Jesús les respondió, De verdad, -y- de veras os digo, Cualquiera que cometa pecado se hace sirviente del pecado.
35. Y el sirviente no permanece en la casa para siempre; el Hijo para siempre sí.
36. Por eso si el Hijo os hace libres, libres seréis de verdad.
37. Sé que sois simiente de Abraham, pero vosotros buscáis matarme porque mi palabra no tiene lugar en vosotros.
38. Yo hablo aquello que he visto con mi Padre, y vosotros hacéis aquello que habéis visto con vuestro Padre.
39. Respondieron ellos y le dijeron, Nuestro padre es Abraham. Jesús les dice, Si fuérais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
40. Mas ahora buscáis matarme, a un hombre que os ha dicho la verdad, la cual he oído de Dios; esto no hizo Abraham.
41. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces, De fornicación no hemos nacido; a un Padre tenemos, a Dios.
42. Jesús les dijo, Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo procedí y llegué de Dios; tampoco por mi cuenta vine, sino que él me envió.
43. ¿Por qué no entendéis mis palabras? porque no podéis oír mis dichos.
44. De -vuestro- padre el diablo vosotros sois, y los desenfrenos de vuestro padre queréis hacer. Desde el comienzo él ha sido un asesino, y en la verdad no ha permanecido, porque no hay verdad en él. Cuando él habla una mentira, lo suyo habla, porque un mentiroso es, y el padre de ella -es-.
45. Y por decir-os- la verdad no me creéis.
46. ¿Cuál de vosotros me convence de pecado? ¿Y si digo la verdad, por qué no me creéis?
47. El que es de Dios oye las palabras de Dios; por ello vosotros no -las- oís, porque no sois de Dios.
48. Los Judíos entonces respondieron, y le dijeron, ¿No decimos bien que eres un Samaritano, y que tienes un diablo?
49. Jesús respondió, Un diablo no tengo, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis.
50. Y no busco mi propia gloria; hay ono que busca y juzga.
51. De verdad, -y- de veras os digo, Si un hombre guarda mis dichos, nunca verá la muerte.
52. Los Judíos entonces le dijeron, Ahora sabemos que tú tienes un diablo. Abraham está muerto, junto con los profetas, y tú dices, Si un hombre guarda mis dichos, nunca gustará la muerte.
53. ¿Eres mayor que nuestro padre Abraham, que está muerto? y los profetas están muertos; ¿a quién te haces tú?
54. Jesús respondió, Si yo me honro a mí mismo, mi honra no es nada; es mi Padre el que me honra, de quien decís que es vuestro Dios;
55. Aunque no lo habéis conocido, pero yo lo conozco, y si dijera, No lo conozco,, sería un mentiroso tal como vosotros; pero lo conozco y guardo sus dichos.
56. Vuestro padre Abraham se regocijó al ver mi día, -lo- vio y se alegró.
57. Los Judíos entonces le dijeron, ¿Ni siquiera tienes cincuenta años, y has visto a Abraham?
58. Jesús les dijo, En verdad y de veras os digo Antes de que Abraham fuera, Yo soy.
59. Cogieron ellos entonces piedras para lanzárselas, pero Jesús se escondió, y salió del templo, yendo por entre el medio de ellos, y de esta manera pasó por el lado.

Juan 7

1. Después de estas cosas Jesús anduvo en Galilea; porque no quería andar en la Judería, ya que los Judíos buscaban matarlo.
2. Ya la fiesta de los Judíos de los tabernáculos estaba cerca.
3. Por tanto sus hermanos le dijeron, Parte de acá y ve a Judea, para que tus discípulos también puedan ver las obras que haces.
4. Porque ningún hombre hace nada en secreto, y busca que lo conozcan abiertamente. Si tú haces estas cosas, manifiéstate al mundo.
5. Pues tampoco sus hermanos creían en él.
6. Jesús entonces les dijo, Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
7. No puede el mundo odiaros a vosotros, pero a mí -me- odia, porque atestiguo de él, que sus obras son malignas.
8. Subid a la fiesta; no subo aún a esta fiesta, porque mi tiempo aún no ha llegado por completo.
9. Cuando les hubo dicho estas cosas, permaneció -aún- en Galilea.
10. + Mas cuando sus hermanos hubieron subido, subió él entonces también a la fiesta, no abiertamente, sino como si fuera en secreto.
11. Los Judíos entonces lo buscaban en la fiesta, y decían, ¿Dónde está?
12. Y había mucho murmullo entre la gente acerca de él, ya que algunos decían, Es un buen hombre; otros decían, No, sino que engaña a la gente.
13. No obstante ningún hombre hablaba abiertamente de él por temor a los Judíos.
14. + Ahora bien, alrededor de la mitad de la fiesta Jesús subió al templo, y enseñó.
15. Y los Judíos se maravillaban, diciendo, ¿Cómo sabe letras este hombre, sin haber nunca aprendido?
16. Jesús les respondió, y dijo, Mi doctrina no es mía, sino del que me envió.
17. Si algún hombre quiere hacer la voluntad de -Dios-, va a saber si la doctrina es de Dios, o -si- yo hablo por cuenta propia.
18. El que habla por cuenta propia, su propia gloria busca, pero el que busca la gloria del que le envió, él mismo es veraz, y en él no hay injusticia.
19. ¿No os dio Moisés la ley, y -sin embargo- ninguno de vosotros la guarda? ¿Por qué os ocupáis en matarme?
20. La gente respondió y dijo, Tienes un diablo, ¿quién anda por ahí para matarte?
21. Jesús respondió y les dijo, He hecho una obra, y todos vosotros os maravilláis.
22. Moisés por tanto os dio la circuncisión; (no porque sea de Moisés, sino de los padres;) y vosotros en el día sabat circuncidáis a un hombre.
23. Si un hombre en el día sabat recibe la circuncisión, para que la ley de Moisés no se quebrante, ¿os enojáis conmigo porque alivié por completo a un hombre en el día sabat?
24. No juzguéis por la apariencia, sino haced un justo juicio.
25. Dijeron entonces algunos de los de Jerusalén, ¿No es esta aquel a quien buscan para matar?
26. Pero mirad que habla con autoridad, y no le dicen nada. ¿Saben en realidad los gobernantes que este es el mismo Cristo?
27. Sin embargo nosotros sabemos de dónde es este hombre, pero cuando venga Cristo ningún hombre sabrá de donde es.
28. Jesús entonces al enseñar, gritó en el templo diciendo, Vosotros me conocéis, al igual que sabéis de dónde soy; y yo no vengo de parte mía, sin embargo el que me envió es veraz, a quien vosotros no conocéis.
29. Mas yo lo conozco, porque soy de él, y me ha enviado él.
30. Buscaron entonces ellos cogerlo, pero ningún hombre le puso sus manos, porque su hora no había aún llegado.
31. Y muchos del pueblo creyeron en él, y dijeron, ¿Cuando venga Cristo hará más milagros de los que este -hombre- ha hecho?
32. + Los Fariseos oyeron a la gente murmurar tales cosas acerca a él, y los Fariseos y los sumos sacerdotes enviaron oficiales para cogerlo.
33. Entonces Jesús les dijo, Con vosotros estoy aún un rato, y -luego- me voy al que me envió.
34. Me buscaréis y no -me- encontraréis; y a donde voy, no podéis llegar.
35. Se dijeron en tonces los Judíos entre ellos, ¿A dónde irá, que no lo vamos a encontrar? ¿se irá a los dispersados entre los Gentiles, y le enseñará a los Gentiles?
36. ¿Qué dicho es este que dijo, Me buscaréis y no -me- encontraréis; y donde yo esté, no podéis llegar?
37. En aquel último gran -día- de la fiesta, Jesús se paró y clamó, diciendo, Si algún hombre tiene sed, que venga a mí y beba.
38. El que cree en mí, como ha dicho la escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva.
39. (Pero él hablaba esto del Espíritu, el cual los que creen en él iban a de recibir, pues el Espíritu Santo aún no se había -dado-, ya que Jesús aún no había sido glorificado.)
40. + Por ello muchas de las personas al oír estas palabras, dijeron, De verdad que este es el Profeta.
41. Otras dijeron, Este es el Cristo. Pero algunos decían, ¿Saldrá Cristo de Galilea?
42. ¿No ha dicho la escritura, Que Cristo proviene de la simiente de David, y del pueblo de Belén, donde estuvo David?
43. Así hubo división entre la gente a causa de él.
44. Y algunos de ellos quisieron haberlo cogido, mas ningún hombre le puso las manos.
45. + Llegaron los oficiales donde los sumos sacerdotes y los Fariseos. y ellos les dijeron, ¿Por qué no lo habéis traído?
46. Los oficiales respondieron, Nunca hombre -alguno ha- hablado como este.
47. Los Fariseos entonces respondieron, ¿También vosotros habéis -sido- engañados?
48. ¿Ha creído alguno de los gobernantes o de los Fariseos en él?
49. Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.
50. Nicodemo les dice, (el que llegó a Jesús por la noche, -y- era uno de ellos,)
51. ¿-Acaso- nuestra ley juzga -algún- hombre, antes de oírlo, y saber lo que hace?
52. Ellos respondieron y le dijeron, ¡También eres de Galilea? Averigua y mira, porque de Galilea no se levantan profetas.
53. Y cada hombre se fue a su casa.

Juan 6

1. Después de estas cosas Jesús se fue por el mar de Galilea, el cual es el de Tiberias.
2. Y una gran multitud lo seguía , porque veía los milagros que hacía con los que estaban enfermos.
3. Y Jesús subió a una montaña, y se sentó allí con sus discípulos.
4. Y la pascua, una fiesta de los Judíos, se acercaba.
5. + Cuando Jesús entonces levantó los ojos, y vio a una gran compañía venir hasta él, le dice a Felipe, ¿Dónde vamos a comprar pan para que estos puedan comer?
6. Y esto decía para probarlo, porque él mismo sabía lo que haría.
7. Felipe le respondió, Doscientos peniques de pan no es suficiente para ellos, para que cada uno de ellos pueda tomar un poco.
8. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice,
9. Hay un muchacho acá que tiene cinco panes de cebada, y dos peces pequeños. ¿pero qué son estos entre tantos?
10. Y Jesús dijo, Haced sentar a los hombres. Ahora bien, había mucho pasto en el lugar. Así que los hombres se sentaron, en un número de alrededor de cinco mil.
11. Y Jesús tomó los panes, y cuando hubo dado gracias, distribuyó a los discípulos, y los discípulos a los que se habían acomodado; y de igual forma de los peces tanto como quisieron.
12. Cuando se saciaron, le dijo a sus discípulos, Reunid los pedazos que quedan, que nada se pierda.
13. Por tanto -los- reunieron y juntaron, y llenaron doce canastas de los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobró por doquier a los que habían comido.
14. Entonces aquellos hombres, al ver el milagro que Jesús hizo, dijeron, Este es de verdad el profeta que debía venir al mundo.
15. Por tanto, cuando Jesús percibió que iban a venir a tomarlo a la fuerza, para hacerlo rey, de nuevo se apartó por su cuenta sólo a una montaña.
16. Y cuando el atardecer -ya- vino, sus discípulos bajaron al mar.
17. Y entraron a una barca, y se fueron por mar hasta Capernaúm. Era ya oscuro, y Jesús no había llegado a ellos.
18. Y se levantó el mar en razón al gran viento que soplaba.
19. De manera que cuando habían remado alrededor de veinte a treinta y cinco estadios, ven a Jesús andando en el mar, y acercándose a la barca, y tuvieron miedo.
20. Pero él les dice, Soy yo; no tengáis miedo.
21. Entonces de buena gana lo recibieron en la barca, e inmediatamente la barca se encontró en tierra a donde iban.
22. + Al día siguiente, cuando la gente que se paró al otro lado del mar vio que no había ningún otro bote allí, salvo aquel en el que sus discípulos entraron, y que Jesús no se -había- montado con sus discípulos al bote, sino -que- sus discípulos se habían ido solos;
23. (No obstante se -habían- acercado otros botes de Tiberías al lugar en donde comieron pan, después de que el Señor hubo dado gracias;)
24. Cuando la gente por tanto vio que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, también tomaron barco, y llegaron a Capernaúm, buscando a Jesús.
25. Y habiéndolo encontrado al otro lado del mar, le dijeron, Rabbi, ¿cuándo llegaste acá?
26. Jesús les respondió y dijo, En verdad y de veras os digo, me buscáis, no por -haber- visto los milagros, sino porque comísteis de los panes y os saciásteis.
27. No laboréis por la comida que perece, sino por aquella que hasta la vida eterna ha de perdurar, la cual el Hijo del hombre os dará, porque él por Dios el Padre sellado está.
28. Entonces ellos le dicen, ¿Qué haremos para poder obrar las obras de Dios?
29. Jesús respondió y les dijo, Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel a quien él envió.
30. Ellos por tanto le dijeron, ¿Qué señal entonces das a conocer, para que podamos ver, y creerte? ¿Qué obras?
31. Nuestros padres comieron maná en el desierto; como está escrito, Les dio a comer pan del cielo.
32. Entonces Jesús les dijo, En verdad y de veras os digo, Moisés no os dio ese pan del cielo, mas bien mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33. Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo, y le da vida al mundo.
34. Entonces le dijeron, Señor, danos siempre y más de este pan.
35. Y Jesús les dijo, Yo soy el pan de vida; al que venga a mí nunca le dará hambre, y al que crea en mí nunca le dará sed.
36. Pero os dije, Que vosotros también me habéis visto, y no creéis.
37. Todo aquel que el Padre me da, a mí vendrá, y al que a mí venga de ningún modo lo voy a echar.
38. porque bajé del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39. Y esta es la voluntad del Padre que me ha enviado, que no debo perder nada de todo lo que él me ha dado, sino al contrario, en el último día otra vez he de levantarlo.
40. Y esta es la voluntad del que me envió, que todo el que ve al Hijo, y cree en él, pueda tener vida eterna, y yo lo levante en el último día.
41. Los Judíos entonces murmuraron contra él, por -haber- dicho, Yo soy el pan que descendió del cielo.
42. Y decían, ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿cómo es que dice entonces, Yo bajé del cielo?
43. Jesús entonces respondió y les dijo, No murmuréis entre vosotros.
44. No -hay- hombre que pueda venir a mí, a no ser que el Padre que me envió lo acerque; y yo lo voy a levantar en el último día.
45. En los profetas está escrito, Y todos serán enseñados por Dios. Por eso todo hombre que haya oído y aprendido del Padre, viene a mí.
46. No que cualquier hombre haya visto al Padre, salvo aquel que es de Dios, él ha visto al Padre.
47. De verdad, -y- de veras os digo, El que cree en mí tiene vida eterna.
48. Yo soy el pan de vida.
49. Vuestros padres comieron maná en el yermo, y están m,uertos.
50. Este es el pan que baja del cielo, para que el hombre pueda comer de él y no muera.

51. Yo soy el pan de vida que bajó del cielo; si algún hombre come de este pan, para siempre vivirá, y el pan que voy a dar es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.
52. Los Judíos por lo tanto contendían entre ellos, diciendo, ¿Cómo puede darnos este hombre a comer -su- carne?
53. Entonces Jesús les dijo, De verdad, -y- de veras os digo, A no ser que comáis la carne del Hijo del hombre, y bebáis su sangre, no -podéis- tener vida en vosotros.
54. Quien coma mi carne, y beba mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo voy a levantar en el último día.
55. Porque mi carne es en realidad comida, y mi sangre, es en realidad bebida.
56. El que come mi carne, y bebe mi sangre, mora en mí, y yo en él.
57. Como el vivo Padre me ha enviado, y yo vivo por el Padre, también el que me come, él vivirá por mí.
58. Este es aquel pan que descendió del cielo; no como vuestros padres -que- comieron maná, y están muertos; el que come de este pan para siempre vivirá.
59. Estas cosas dijo en la sinagoga, al enseñar en Capernaúm.
60. Por lo tanto muchos de sus discípulos, al oír -esto-, dijeron, Palabras duras son estas; ¿quién las puede oír?
61. Cuando Jesús supo dentro de sí que sus discípulos murmuraban por ello, les dijo, ¿Os ofende esto?
62. ¿Y -qué- si vierais al Hijo del hombre ascender donde estaba antes?
63. Es el espíritu lo que vivifica, la carne nada aprovecha; las palabras que os hablo, son espíritu, y son vida.
64. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quién lo iba a traicionar.
65. Y dijo, Por eso os dije, que no -hay- hombre que pueda venir a mí, a no ser que le haya sido dado del Padre.
66. + Desde aquel -momento- muchos de sus discípulos se devolvieron, y no anduvieron más con él.
67. Entonces Jesús les dijo a los doce, ¿También os vais a ir?
68. Simón Pedro entonces le respondió, Señor, ¿ A quién vamos a ir? Tú tienes las palabras de -la- vida eterna.
69. Y creemos y estamos seguros que tú eres ese Cristo, el Hijo del Dios vivo.

Juan 5

1. Después de esto hubo una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2. Ahora bien, hay en Jerusalén al lado del -mercado de- las ovejas un estanque, el cual se llama en lengua Hebrea Betesda, -y- tiene cinco pórticos.
3. En estos yacía una gran multitud de gente impotente, de ciegos, cojos, -y- lánguidos aguardando el movimiento del agua.
4. Porque un ángel en cierta época descendía al estanque, y revolvía el agua; quienquiera entonces que primero entrara tras la revuelta del agua se aliviaba de cualquier enfermedad que tuviera.
5. Y cierto hombre estaba allí, el cual -había- tenido una enfermedad por treinta y ocho años.
6. Cuando Jesús lo vio yacer, y supo que el había ya estado por mucho tiempo, le dice, ¿Quieres aliviarte?
7. El hombre impotente le respondió, Señor, no tengo hombre -alguno-, cuando el agua se revuelve, que me ponga en el estanque; sino que mientras llego, otro baja antes de mí.
8. Jesús le dice, Levántate, toma tu lecho, y anda.
9. E inmediatamente el hombre se alivió, tomó su lecho y anduvo; ese mismo día era el sabat.
10. + Los Judíos por tanto dijeron al que estaba curado, Es el día sabat, no es legal que cargues -tu- lecho.
11. Él les respondió, El que me alivió, él mismo me dijo, Toma tu lecho y anda.
12. Le preguntaron entonces, ¿Qué hombre es el que te dijo, toma tu lecho y anda?
13. Y el que se alivió no sabía quién era, porque Jesús se había movido -y- alejado, -y- había una multitud en -ese- lugar.
14. Después Jesús lo encuentra en el templo, y le dijo, Mira, estás aliviado, no peques más, no sea que una cosa peor te sobrevenga.
15. El hombre partió y le contó a los Judíos que era Jesús quien lo había aliviado.
16. Y por tanto los Judíos perseguían a Jesús, y buscaban matarlo, por haber hecho estas cosas en el día sabat.
17. + Pero Jesús les respondió, Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
18. Por tanto los Judíos más buscaban matarlo, porque no solamente había quebrantado el sabat, sino que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios.
19. Entonces Jesús respondió y les dijo, De verdad, – y- de veras os digo, El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre, pues las cosas que sea que él haga, de igual manera el Hijo también las hace.
20. Ya que el Padre ama al Hijo, y le da a conocer todas las cosas que sólo él hace, y le dará a conocer obras mayores que estas, para que vosotros os maravilléis.
21. Porque así como el Padre levanta a los muertos y -los- vivifica, de igual manera el Hijo vivifica a quien él quiere.
22. Ya que el Padre no juzga al hombre, sino que le ha confiado todo juicio al Hijo;
23. Para que todos honren al Hijo, así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado.
24. De verdad, -y- de veras os digo, El que oye mi palabra, y cree en el que me envió, tiene vida eterna, y no entrará en la condenación, sino que al contrario, ha pasado de -la- muerte a -la- vida.
25. De verdad, -y- de veras os digo, Viene la hora, y es ahora, en que los muertos van a oír la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.
26. Porque el Padre tiene vida en sí, de forma que le ha dado al Hijo que tenga vida en sí;
27. Y le ha dado autoridad también para ejercer juicio, por ser el Hijo del hombre.
28. No os maravilléis ante esto: porque la hora llega en la que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,
29. Y vendrán, los que hayan hecho el bien, a la resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, a la resurrección de condenación.
30. Por mi propia cuenta no puedo hacer nada; Tal como oigo, -así- juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del Padre que me ha enviado.
31. Si doy testimonio de mí, mi testimonio no es veraz.
32. + Hay otro que da testimonio de mí, y sé que el testimonio que él da de mi es veraz.
33. Vosotros enviasteis hasta Juan, y él dio testimonio de la verdad.
34. Mas yo no recibo testimonio del hombre, sino que digo estas cosas para que podáis salvaros.
35. Él fue una luz ardiente y brillante, y estuvísteis dispuestos por una temporada a regocijaros en su luz.
36. + Pero yo tengo un mayor testimonio que -el- de Juan, porque las obras que el Padre me ha dado para que termine, las mismas obras que hago, dan testimonio de mí. de que el Padre me ha enviado.
37. Y el mismo Padre que me ha enviado, ha dado testimonio de mí. Vosotros en ningún momento habéis oído su voz, ni visto su forma.
38. Ni a su palabra tenéis habitando en vosotros, porque no creéis a quien él ha enviado.
39. + Averiguad en las escrituras, ya que en ellas pensáis que tenéis vida eterna, y ellas son las que atestiguan de mí.
40. Y vosotros no queréis venir a mí, para que podáis tener vida.
41. Yo no recibo honra de los hombres.
42. Mas os conozco. que no tenéis el amor de Dios en vosotros.
43. En el nombre de mi Padre he venido, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a él lo recibiréis.
44. ¿Cómo podéis creer, lo que recibís honra uno del otro, y no buscáis la honra que viene sólo de Dios?
45. No penséis que os acusaré ante el Padre; hay -alguien- que os acusa, -el mismo- Moisés, en quien confiáis.
46. Porque si creyérais en Moisés, hubiérais creído en mí, ya que él escribió de mí.
47. ¿Pero si no creéis en sus escritos, cómo creeréis en mis palabras?

Juan 4

1. Por tanto cuando el Señor supo cómo los Fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan,
2. (Aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos,)
3. Dejó Judea, y partió de nuevo a Galilea.
4. Y precisaba ir por Samaria.
5. Llega entonces a una ciudad de Samaria, que se llama Sicar, cerca a la parcela de tierra que Jacob -le- dio a su hijo José.
6. Ahora bien el pozo de Jacob se encontraba allí. Jesús por tanto, estando cansado de -su- viaje, se sentó entonces en el pozo, -y- era más o menos la sexta hora.
7. Llega una mujer de Samaria para sacar agua; Jesús le dice, Dame de beber.
8. (Porque sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida.)
9. La mujer de Samaria le dice entonces a él, ¿Cómo es que tú, siendo un Judío, me pides de beber a mí que soy una mujer de Samaria? Porque los Judíos no tienen trato con los Samaritanos.
10. Jesús respondió y le dijo, Si conocieras el regalo de Dios, y quién es el que te dice, Dame de beber. tú le habrías pedido, y él te habría dado agua viva.
11. La mujer le dice, Señor, no tienes nada con qué sacar, y el pozo es profundo; ¿de dónde entonces tienes tú esa agua viva?
12. ¿Eres mayor que nuestro padre Jacob, el cual nos dio el pozo, y él mismo bebió de él, junto con sus hijos y su ganado?
13. Jesús respondió y le dijo, Cualquiera que beba de esta agua de nuevo tendrá sed;
14. Mas cualquiera que beba del agua que yo le dé, nunca va a tener sed; más bien el agua que yo le dé se hará en él una fuente de agua que brota y se adentra a la vida eterna.
15. La mujer le dice, Señor, dame de esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacar-la-.
16. Jesús le dice, Ve, llama a tu esposo, y ven acá.
17. La mujer respondió y dijo, No tengo esposo. Jesús le dijo, Has dicho bien, No tengo esposo;
18. Pues has tenido cinco esposos, y el que ahora tienes no es tu esposo; en eso hablaste con verdad.
19. La mujer le dice, Señor, percibo que eres un profeta.
20. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y vosotros decís que Jerusalén es el lugar donde los hombres deben adorar.
21. Jesús le dice, Mujer créeme, la hora viene cuando ni en esta montaña, ni siquiera en Jerusalén adoraréis al Padre.
22. Vosotros adoráis no sabéis qué; nosotros sabemos qué adoramos; pues la salvación es de los Judíos.
23. Mas llega la hora, y es ahora, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca que tales -adoradores- lo adoren.
24. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben adorar-lo- en espíritu y en verdad.
25. La mujer le dice, Sé que el Mesías viene, el cual se llama Cristo; cuando venga, nos contará todas las cosas.
26. Jesús le dice, Soy yo el que te habla.
27. + Y en esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablara con la mujer; no obstante ningún hombre dijo, ¿Qué buscas? o, ¿Por qué hablas con ella?
28. La mujer entonces dejó su tinaja, y se marchó a la ciudad, y -le- dice a los hombres,
29. Venid -a- ver a un hombre, el cual me -ha- dicho todas las cosas que he hecho; ¿no es este el Cristo?
30. Salieron entonces de la ciudad y llegaron a donde él.
31. + Mientras tanto sus discípulos le rogaban diciendo, Maestro, come.
32. Pero él les decía, Tengo comida que comer de -la- que no conocéis.
33. Por eso los discípulos se decían entre sí, ¿-Le- ha traído algún hombre -algo- de comer?
34. Jesús les dice, Mi comida es hacer la voluntad del que me envió, y terminar su obra.
35. ¿No decís, Quedan aún cuatro meses para la siega? He aquí, os digo, Levantad vuestros ojos, y mirad los campos, pues ya están blancos para -la- cosecha.
36. Y el que cosecha recibe salario y reúne fruto para la vida eterna, para que tanto el que siembra como el que siega juntos se puedan regocijar.
37. Y el dicho aquí se hace verdad, Uno siembra y otro siega.
38. Os envié a cosechar aquello en lo no dedicásteis labor; otros hombres laboraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39. + Y muchos de los Samaritanos de esa ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguó, Me dijo todo lo que yo he hecho.
40. Cuando los Samaritanos entonces hubieron llegado a él, le rogaron que se quedara con ellos; y allí permaneció dos días.
41. Y muchos más creyeron a causa de la misma palabra de él;
42. Y le dijeron a la mujer, Ahora creemos, no por tus palabras, pues nosotros mismos -lo- hemos oído, y sabemos que este de verdad es el Cristo, el Salvador del mundo.
43. + Ahora bien, después de dos días él partió de allí, y entró a Galilea.
44. Ya que el mismo Jesús atestiguó que un profeta en su propio país no tiene honra.
45. Cuando entonces hubo llegado a Galilea, lo recibieron los Galileos, habiendo visto todas las cosas que hizo en Jerusalén en la fiesta, pues también fueron a la fiesta.
46. Jesús entonces llegó -y- entró a Caná de Galilea, en donde hizo el agua en vino. Y había cierto hombre noble, cuyo hijo se encontraba enfermo en Capernaúm.
47. Cuando oyó que Jesús había salido de Judea -y- entrado a Galilea, fue donde él, y le rogó que bajara y curara a su hijo, porque estaba a punto de morir.
48. Jesús entonces le dijo, A menos que veáis señales y maravillas, no creeréis.
49. El hombre noble le dice, Señor, baja antes de que muera mi hijo.
50. Jesús le dice, Márchate, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le había hablado, y se marchó.
51. Y cuando estaba ya bajando, sus criados lo encontraron, y -le- dijeron, Tu hijo vive.
52. Él inquirió de ellos acerca de la hora en la que comenzó a mejorar. Y ellos le dijeron, Ayer a la séptima hora la fiebre le dejó.
53. El padre entonces supo que -fue- a la misma hora en la que Jesús le dijo, tu hijo vive; y él mismo creyó, junto con toda su casa.
54. Este -es- de nuevo el segundo milagro -que- hizo Jesús, cuando hubo salido de Judea -y- entrado a Galilea.

Juan 3

1. Había un hombre de los Fariseos, llamado Nicodemo, un gobernante de los Judíos;
2. Este mismo llegó a donde Jesús por la noche, y le dijo, Rabbí, sabemos que eres un maestro venido de Dios, pues ningún hombre puede hacer estos milagros que tú haces, a no ser que Dios esté con él.
3. Jesús respondió y le dijo, De verdad, -y- de veras te digo, A no ser que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4. Nicodemo le dijo, ¿Cómo puede nacer un hombre de edad? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5. Jesús respondió, De verdad, -y- de veras te digo, A no ser que un hombre nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6. Aquello que nace en la carne es carne; y aquello que nace en el Espíritu es espíritu.
7. No te maravilles de que te haya dicho, Vosotros debéis nacer de nuevo.
8. El viento sopla -por- donde quiere, y tú oyes su sonido, pero no puedes decir de dónde viene, ni a dónde va; así es cada uno de los que nacen en el Espíritu.
9. Nicodemo respondió y le dijo, ¿Cómo pueden ser estas cosas?
10. Jesús respondió y le dijo, ¿Eres tú maestro de Israel, y no conoces estas cosas?
11. De verdad y de veras te digo, -que- Nosotros hablamos lo que sabemos, y atestiguamos lo que hemos visto, y vosotros no recibís nuestro testimonio.
12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis, si os digo cosas celestiales?
13. Y no -hay- hombre que haya ascendido al cielo, sino el que descendió del cielo, -sí,- el Hijo del hombre que está en el cielo.
14. Y como Moisés levantó la serpiente en el yermo, así también el Hijo del hombre debe ser levantado,
15. Para que quienquiera que crea en él no perezca, sino tenga vida eterna.
16. Porque Dios amó tanto al mundo, que dio al único Hijo que engendró, para que quienquiera que crea en él no perezca, sino tenga vida eterna.
17. Ya que Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo pueda ser salvo a través de él.
18. El que cree en él no se condena, pero el que no cree ya se condena, por no haber creído en el nombre del único Hijo engendrado por Dios.
19. Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron a la oscuridad y no a -la- luz, porque sus acciones fueron malas.
20. Pues todo el que hace el mal odia a la luz, -y- además no viene a ella, no sea que sus obras sean reprobadas.
21. Pero el que procede -con- verdad llega a la luz, para que sus acciones se puedan manifestar como forjadas en Dios.
22. + Después de estas cosas vinieron Jesús y sus discípulos a la tierra de Judea; y allí se quedó con ellos, y bautizaba.
23. + Y también Juan se encontraba bautizando en Enón cerca a Salim, porque había mucha agua allí, y venían y eran bautizados.
24. Porque Juan aún no había -sido- puesto en prisión.
25. + Se levantó entonces una duda entre -algunos- de los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación.
26. Y llegaron hasta Juan, y le dijeron, Rabbi, el que estaba contigo más allá del Jordán, de quien atestiguaste, mira que este mismo bautiza, y todos vienen a él.
27. Juan respondió y dijo, Nada puede un hombre recibir a menos que le sea dado del cielo.
28. Vosotros mismos me sois testigos, que dije, Yo no soy el Cristo, más bien soy enviado antes que él.
29. El que tiene a la novia es el novio, pero el amigo del novio, que se levanta y lo oye, se regocija sobremanera por causa de la voz del novio, por lo cual este gozo mío se cumple.
30. Él debe crecer, y yo decrecer.
31. El que viene de arriba por encima de todos está; el que es de la tierra es terrenal, y de la tierra habla; el que viene del cielo por encima de todos está.
32. Y lo que ha visto y oído, eso atestigua, y ningún hombre recibe su testimonio.
33. -Pero- el que ha recibido su testimonio para su sello ha puesto que Dios es veraz.

34. Porque aquel que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, ya que Dios no da el Espíritu con medida.

35. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas se las ha dado en su mano.

36. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y el que no cree en el Hijo no verá la vida, más bien la ira de Dios se queda en él.

Juan 2

1. Y al tercer día hubo un matrimonio en Caná de Galilea; y la madre de Jesús estaba ahí;
2. Y tanto Jesús como sus discípulos fueron llamados al matrimonio.
3. Y cuando les faltó vino, la madre de Jesús le dice, No tienen vino.
4. Jesús le dice, Mujer, ¿qué tengo que hacer contigo? Mi hora aún no ha llegado.
5. Su madre le dice a los criados, Haced -lo- que sea que os diga.
6. Y había puestas all seis tinajas de piedra, de acuerdo con la manera de purificación de los Judíos, para contener dos o tres cuartos de barril cada una.
7. Jesús les dice, Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta el borde.
8. Y él les dice, Sacad-lo- ahora, y llevad-lo- al gobernador de la fiesta. Y -lo- llevaron.
9. Cuando el gobernador de la fiesta hubo gustado el agua convertida en vino, y sin saber de dónde era, (mas los criados que acercaron el agua -lo- sabían;) el gobernador de la fiesta llamó al novio,
10. Y le dice, Todo hombre arregla al comienzo el buen vino; y cuando los hombres están bien tomados, luego el peor, -pero- tú has guardado el buen vino para ahora.
11. Este comienzo de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
12. + Después de esto descendió a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y continuaron allí por no muchos días.
13. + Y la pascua de los Judíos se acercaba, y Jesús subió a Jerusalén,
14. Y encontró en el templo a aquellos que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas de monedas sentados.
15. Y cuando hubo hecho un azote de cuerdas pequeñas, los expulsó a todos del templo, y a las ovejas y a los bueyes, regó las monedas de los cambistas, y tumbó las mesas;
16. Y les dijo a los que vendían palomas, Llevaos estas cosas de acá, no hagáis la casa de mi Padre una casa de mercancías.
17. Y sus discípulos recordaron lo que estaba escrito, El celo por tu casa me ha consumido.
18. + Los Judíos entonces respondieron y le dijeron, ¿Qué señal nos das a conocer, viendo que haces estas cosas?
19. Jesús respondió y les dijo, Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20. Entonces dijeron los Judíos, En cuarenta y seis años fue construído este templo, ¿y en tres días lo levantarás?
21. Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
22. Por tanto cuando él se levantó de los muertos, sus discípulos recordaron lo que les había dicho a aquellos; y creyeron la escritura y la palabra que Jesús había dicho.
23. + Ahora bien, al estar en Jerusalén en la pascua, en el -día- de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, al ver los milagros que él hacía.
24. Pero Jesús no se encomendaba a ellos, pues -los- conocía a todos.
25. Y no necesitaba que nadie le atestiguara del hombre, porque conocía lo que había en el hombre.