Hechos 8

1. Y Saúl fue de los que consintieron su muerte. Y en ese tiempo hubo una gran persecucuón contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y fueron todos esparcidos grandemente por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles.
2. Y hombres devotos cargaron a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.
3. Y en cuanto a Saulo, hacía estragos a la iglesia, entrando a toda casa, y jalando a hombres y mujeres llevándolos a prisión.
4. Por tanto los que fueron esparcidos grandemente, iban por todas partes predicando la palabra.
5. Felipe entonces bajó a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.
6. Y el pueblo a una prestaba atención a aquellas cosas que Felipe hablaba, oyendo y viendo los milagros que él hacía.
7. Porque los espíritus inmundos, gritando a viva voz, salían de muchos de los que estaban poseídos -por ellos-; y muchos llevados por parálisis, y que eran cojos, fueron sanados.
8. Y hubo gran gozo en esa ciudad.
9. Pero había cierto hombre, llamado Simón, el cual anteriormente en la misma ciudad hacía brujería, y hechizaba a la gente de Samaria, dando – entender- que él era alguien grande;
10. A quien todos prestaban atención, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo, Este hombre es el gran poder de Dios.
11. Y a él lo tenían en cuenta, porque desde hacía mucho tiempo los había hechizado con encantos.
12. Pero cuando creyeron a Felipe que predicaba las cosas concernientes al reino de Dios, y al nombre de Jesúcristo, se bautizaban tanto hombres como mujeres.
13. Entonces el mismo Simón también creyó, y al ser bautizado, continuó con Felipe, y se maravillaba mirando los milagros y las señales que se hacían.
14. Ahora bien, cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
15. Quienes al llegar, oraron por ellos para que pudieran rercibir el Espíritu Santo;
16. (Porque aún no había caído sobre ninguno de ellos,; sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús.)
17. Impusieron entonces -sus- manos sobre ellos, y recibieron el Espíritu Santo.
18. Y cuando Simón vio que por medio de la imposición de manos de los apóstoles, se entregaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
19. Diciendo, Dadme también este poder, para que sobre quienquiera que yo imponga manos, pueda recibir el Espíritu Santo.
20. Mas Pedro le dijo, Que tu dinero contigo perezca, por pensar que el don de Dios se puede comprar con monedas.
21. No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es correcto a la vista de Dios.
22. Arrepiéntete por tanto de esta maldad, y ora a Dios, por si quizás el piense que el pensamiento de tu corazón se te puede perdonar.
23. Pues percibo que te encuentras en amarga hiel, y en ataduras de iniquidad.
24. Simón entonces respondió, y dijo, Orad al Señor por mi, para que ninguna de estas cosas que habéis hablado vengan sobre mí.
25. Y ellos, cuando hubieron atestiguado y predicado la palabra del Señor, retornaron a Jerusalén, y predicaron el evangelio en muchos pueblos de los Samaritanos.
26. Y el ángel del Señor le habló a Felipe, diciendo, Levántate, y ve al sur al camino que baja de Jerusalén a Gaza, que es desierto.
27. Y se levantó y fue, y mirad que un hombre de Etiopía, un eunuco de gran autoridad bajo la reina Candace de los Etíopes, quien estaba a cargo de todo su tesoro y había venido a adorar a Jerusalén,
28. Estaba de retorno, y sentado en su carruaje leía a Isaías el profeta.
29. Entonces el Espíritu le dijo a Felipe, Acércate, y únete al carruaje.
30. Y Felipe corrió hasta donde -él-, y lo oyó leer al profeta Isaías, y dijo, ¿Entiendes lo que lees?
31. Y él dijo, ¿Cómo -voy a- poder, a menos que algún hombre me guíe? Y le rogó a Felipe que subiera y -se- sentara con él.
32. El lugar de la escritura que leía era este, Fue dirigido cual oveja al matadero, y ante su trasquilador como mudo cordero no abrió así su boca;
33. En su humillación su juicio fue retirado, y quién declarará su generación? porque de la tierra su vida fue tomada.
34. Y el eunuco respondió a Felipe y dijo, Te suplico, ¿de quién habla el profeta esto? ¿de él mismo, o de algún otro hombre?
35. Entonces Felipe abrió su boca, y comenzó con la misma escritura, y le predicó a Jesús.
36. Y mientras proseguían -su- camino, llegaron a ciertas aguas, y el eunuco dijo, Mira, -aquí hay- agua, ¿qué me impide ser bautizado?
37. Y Felipe dijo, Si crees con todo tu corazón, puedes -hacerlo-. Y él respondió y dijo, Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38. Y mandó al carruaje que se detuviera; entraron ambos al agua, tanto Felipe como el eunuco, y él lo bautizó.
39. Y cuando hubieron salido del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe, -de forma- que el eunucio no lo vio más; y él prosigió con regocijo su camino.
40. Pero Felipe se encontró en Azoto, y atravesándolo, predicó en todas las ciudades, hasta llegar a Cesarea.

Hechos 7

1. Entonces dijo el sumo sacerdote, ¿Así son estas cosas?
2. Y él dijo, Hombres, hermanos y padres, Escuchad; El Dios de gloria -se le- apareció a nuestro padre Abraham, cuando estaba en Mesopotamia, antes de que morara en Harán,
3. Y le dijo, Sal de tu país, y de tu familia, y ven a la tierra que yo te indique.
4. Salió entonces de la tierra de los Caldeos, y moró en Harán, y de allí, al morir su padre, se mudó a esta tierra, en la cual ahora moráis.
5. Y ninguna herencia en ella le dio, no, no -como- para poner en -ella- su pie; sin embargo -le- prometió que se le daría como posesión, y a su simiente después de él, cuando no tenía -siquiera- hijos.
6. Y acerca de este punto Dios habló que su simiente peregrinaría en una tierra extraña, y que ellos los llevarían a cautiverio y -los- tratarían mal por cuatrocientos años.
7. Y a la nanción en la que estén cautivos yo la juzgaré, dijo Dios, y después de eso saldrán y en este lugar me servirán.
8. Y le dio el convenio de la circuncisión; de manera que engendró a Isaac, y lo circuncidó -en- el octavo día, e Isaac -engendró- a Jacob, y Jacob -engendró- a los doce patriarcas.
9. Y los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José a Egipto, pero Dios estaba con él,
10. Y lo libró de todas sus aflicciones, y le dio favor y sabiduría a la vista del Faraón rey de Egipto, haciéndolo gobernador de Egipto y de toda su casa.
11. Ahora bien vino una ausencia de comida en toda la tierra de Egipto y Canaán, junto con una gran aflicción; y nuestros padres no encontraban sustento.
12. Pero cuando Jacob oyó que había grano en Egipto, envió a nuestros padres primero.
13. Y la segunda -vez- José se hizo conocer por sus hermanos, y la familia de José se hizo conocer por el Faraón.
14. Entonces envió José, y llamó a su padre Jacob y a todos sus parientes hasta -donde él-. Sesenta más quince almas.
15. De forma que Jacob bajó a Egipto; y murieron él y nuestros padres,
16. Y fue cargado hasta Siquem, y colocado en el sepulcro que Abraham le compró por una suma de monedas a los hijos de Hamor -el padre- de Siquem.
17. Mas al acercarse el tiempo de la promesa, el cual Dios le había jurado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto,
18. Hasta que otro rey se levantó, el cual no conoció a José.
19. Este mismo trató sutilmente con nuestros parientes, y maltrató a nuestros padres, de forma que echaron -al Nilo- a sus hijos jóvenes, con el fin de suspenderles la vida.
20. En cuyo tiempo nació Moisés, -quien- era extremadamente bello, y fue alimentado en la casa de su padre por tres meses,
21. Y al ser echado -al Nilo-, la hija del Fararón lo cogió, y lo alimentó como su hijo.
22. Y Moisés fué enseñado en toda la sabiduría de los Egipcios, y era valiente en palabras y obras.
23. Y en plenos cuarenta años, le llegó a su corazón visitar a sus hermanos los hijos de Israel.
24. Y viendo a uno ser agredido, defendió y vengó al que estaba oprimido, y mató al Egipcio;
25. Porque supuso que sus hermanos entenderían cómo Dios por su mano los iba a librar, pero ellos no entendieron.
26. Al día siguiente se les manifestó mientras peleaban, y quería unirlos de nuevo, diciendo, Señores, vosotros sois hermanos, ¿por qué os hacéis daño entre vosotros?
27. Pero el que le hacía daño a su vecino lo echó fuera diciendo, ‹Quién te hizo gobernante y juez nuestro?
28. ¿Me matarás, como ayer le hiciste al Egipcio?
29. Entonces Moisés huyó ante lo dicho, y se volvió un extranjero en la tierra de Madián, en donde engendró dos hijos.
30. Y cuando expiraron cuarenta años, se le apareció en el yermo del monte Sinaí, un ángel del Señor en una llama de fuego en un arbusto.
31. Cuando Moisés -lo- vio, se maravilló ante la vista, y al acercarse a contemplar, la voz del Señor le llegó,
32. Diciendo, Yo -soy- el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés temblaba y no se atrevía a mirar.
33. Luego le dijo el Señor, Retira el calzado de tus pies, porque el lugar en el que te paras es suelo santo.
34. He visto la aflicción de mi gente que está en Egipto, he oído su gemir, y he bajado a librarlos. Y ahora ven, -que- te enviaré a Egipto.
35. Este Moisés a quien ellos rehusaron, diciendo, ¿Quién te hizo gobernante y juez? A este mismo, Dios envió como gobernante y liberador por la mano de un ángel que -se- le apareció en el arbusto.
36. Él los sacó, después de haber dado a conocer maravillas y señales en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el yermo -durante- cuarenta años.
37. + Este es aquel Moisés, que le dijo a los hijos de Israel, Un profeta os levantará el Señor vuestro Dios, de vuestros hermanos, como a mí lo oiréis.
38. Este es él, quien estuvo en la congregación en el yermo con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y -con- nuestros padres, quien recibió los oráculos vivientes para dárnoslos a nosotros.
39. A quien nuestros padres no quisieron obedecer, sino que -lo- hicieron a un lado, y en sus corazones se volvieron de nuevo a Egipto,
40. Diciéndole a Aaron, Haznos dioses que vayan delante nuestro, porque -en cuanto a- este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué ha pasado con él.
41. E hicieron un ternero en aquellos días, -le- ofrecieron sacrificios al ídolo y se regocijaron en las obras de sus manos.
42. Entonces Dios se volvió y los entregó para que adoraran a la hueste del cielo, como está escrito en el libro de los profetas, Oh vosotros casa de Israel, ¿me habéis ofrecido sacrificios y bestias matadas durante cuarenta años en el yermo?
43. Sí, tomásteis el tabernáculo de Moloc y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que hicisteis para adorar; y lejos os cargaré más allá de Babilonia.
44. Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el yermo, como él -lo- había señalado, hablándole a Moisés que debía hacerlo de acuerdo al modelo que había visto.
45. El cual también nuestros padres que vinieron después, lo trajeron con Josué al entrar en la posesión de los Gentiles, a quienes Dios echó delante del rostro de nuestros padres, hasta los días de David,
46. Quien halló favor ante Dios, y deseó encontrar un tabernáculo para el Dios de Jacob.
47. Pero Salomón le construyó una casa.
48. Sin embargo el Altísimo no mora en templos hechos a mano, como el profeta dice,
49. El cielo -es- mi trono, y la tierra -es- el banquillo de mis pies, ¿Qué casa me iréis a construir? Dice el Señor, ¿O cuál -es- el lugar de mi descanso?
50. ¿No han hecho mis manos todas estas cosas?
51. + Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y oídos, siempre resistís al Espíritu Santo; como vuestros padres, así vosotros.
52. ¿A cuál de los profetas no han perseguido vuestros padres? Y han matado a los que se manifestaron antes de la venida del Justo, de quien vosotos ahora habéis sido traidores y asesinos;
53. -Vosotros-, quienes habéis recibido la ley por diposición de ángeles, y no -la- habéis guardado.
54. + Al oír estas cosas, se hirieron profundamente, rechinando por él sus dientes.
55. Pero él, siendo lleno del Espíritu Santo, miró fijo al cielo, y vio la gloria de Dios, y a Jesús parado a la mano derecha de Dios,
56. Y dijo, Mirad que veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre parado a la mano derecha de Dios.
57. Ellos entonces gritaron a viva voz, se taparon los oídos, a una se le abalanzaron,
58. -Lo- echaron de la ciudad y -lo- apedrearon; y los testigos colocaron sus ropas a los pies de un hombre joven, cuyo nombre era Saulo.
59. Y apedrearon a Esteban -que- invocaba a -Dios- y decía, Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60. Se arrodilló, y gritó a viva voz, Señor, no lo pongas a su cargo. Y habiendo dicho esto, cayó dormido.

Hechos 6

1. Y en aquellos días, al multiplicarse el número de discípulos, se levantó una murmuración de los Griegos contra los Hebreos, porque sus viudas eran descuidadas en la atención diaria.
2. Entonces los doce llamaron -a ellos- a la multitud de los discípulos, y dijeron, No hay razón para que dejemos la palabra de Dios por servir a las mesas.
3. Por tanto hermanos, buscad entre vosotros a siete hombres de reporte honesto, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podáis asignar a este negocio.
4. Mas nosotros nos entregaremos de continuo a la oración, y al ministerio de la palabra.
5. + Y lo dicho e complació a la multitud entera, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía;
6. A quienes colocaron delante de los apóstoles, y cuando hubieron orado, les impusieron las manos.
7. Y la palabra de Dios se incrementó, y en Jerusalén el número de discípulos grandemente se multiplicó, y una gran compañía de sacerdotes se hicieron obedientes a la fe.
8. Y Esteban, lleno de fe y de poder, hizo grandes maravillas y milagros entre la gente.
9. + Entonces se levantaron algunos de la sinagoga que se llama de los Libertinos, junto con -algunos- Cirenios, Alejandrinos, de Cilicia y de Asia a disputar con Esteban.
10. Y no podían resistir la sabiduría y el espíritu con el que él hablaba.
11. Entonces sobornaron a hombres que decían, Lo hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y -contra- Dios.
12. E incitaron al pueblo, a los mayores y a los escribas, y se -le- abalanzaron, lo cogieron y -lo- llevaron al consejo,
13. Y levantaron falsos testigos, los cuales dijeron, Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este santo lugar, y -contra- la ley;
14. Porque lo hemos oído decir, que este Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que Moisés nos entregó.
15. Y todos los que se sentaban en el consejo, mirándolo fijamente, veían su rostro como si fuera el rostro de un ángel.

Hechos 5

1. Pero cierto hombre llamado Ananías, vendió una posesión con Safira su esposa.
2. Y guardó -parte- del precio, su esposa también- lo- hizo oculto, trajo cierta parte y -la- puso a los pies de los apóstoles.
3. Pero Pedro -le- dijo, Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo, y guardaras -parte- del precio de la tierra?
4. Mientras esta permaneciera, ¿no era tuya? Y después de que se vendió, no estaba en tu poder? ¿Por qué has concebido esto en tu corazón? A los hombres no les has mentido, sino a Dios.
5. Y Ananías al oír estas palabras cayó. y entregó el espíritu, y un gran temor llegó sobre todos los que oyeron estas cosas.
6. Y los jóvenes se levantaron, lo envolvieron, -lo- cargaron y -lo- enterraron.
7. Y después hubo alrededor de un espacio de tres horas, cuando su esposa sin saber lo que había ocurrido, llegó.
8. Y Pedro le respondió, ¿Cuéntame si vendiste la tierra por tanto? Y ella dijo, Sí, por tanto.
9. Le dijo entonces Pedro, ¿Cómo es que se han puesto de acuerdo juntos para tentar al Espíritu del Señor? Mira que los pies de los que han enterrado a tu esposo -están- a la puerta, y cargada te sacarán.
10. De inmediato entonces ella se cayó a sus pies, y entregó el espíritu; y los jóvenes entraron, la encontraron muerta, y cargándo-la- -la- enterraron al lado de su esposo.
11. Y un gran temor vino sobre toda la congregación, y sobre cuantos oyeron estas cosas.
12. + y por las manos de los apóstoles muchas señales y maravillas se producían entre el pueblo; (y todos ellos se unían en el pórtico de Salomón.
13. Y del resto, ningún hombre se atrevía a unírseles, sin embargo la gente los magnificaba.
14. Y más creyentes se le añadían al Señor, multitudes, tanto de hombres como mujeres.)
15. Tanto así que sacaban a los enfermos a las calles, y -los-colocaban en camas y sofás, para que al menos la sombra de Pedro pasando al lado pudiera cubrir a algunos de ellos.
16. Salió también una multitud de las ciudades de alrededor de Jerusalén, trayendo gente enferma, y a aquellos atfligidos por espíritus inmundos, y se sanaba cada uno de ellos..
17. + Entonces se levantó el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él, (la cual es la secta de los Saduceos,) y se llenaron de indignación,
18. Pusieron sus manos en los apóstoles, y los colocaron en la prisión común.
19. Pero el ángel del Señor por la noche abrió las puertas de la prisión, los sacó y dijo,
20. Id, paraos y hablad al pueblo en el templo todas las palabras de esta vida.
21. Y habiéndolo oído, -siendo- temprano en la mañana entraron en el templo, y enseñaron. Sin embargo el sumo sacerdote vino, -junto- con los que estaban con él, y convocaron al consejo y a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron a la prisión para hacerlos traer.
22. Pero los oficiales al llegar y no encontrarlos en la prisión, retornaron, y dijeron,
23. Así, En verdad que encontramos la prisión cerrada con toda la seguridad, y a los guardias parados afuera delante de las puertas, pero cuando abrimos, a ningún hombre hallamos dentro.
24. Ahora bien cuando el sumo sacerdote, el capitán del templo y los principales sacerdotes oyeron estas cosas, pensaban hasta dónde iría a crecer esto.
25. Vino entonces uno y les dijo así, Mirad que los hombres que pusísteis en prisión están parados en el templo, enseñándole a la gente.
26. Fueron entonces el capitán con los oficiales, y los trajeron sin violencia, pues temían ser apedreados por el pueblo.
27. Y habiéndolos traído, -los- pusieron delante del consejo, y el sumo sacerdote les preguntó,
28. De esta manera, ¿No os mandamos estrictamente que no debíais enseñar en este nombre? Y mirad que habéis llenado a Jerusalén con vuestra doctrina, e intentáis traer la sangre de este hombre sobre nosotros.
29. + Entonces respondieron Pedro y los apóstoles así, Debemos obedecer a Dios más que a los hombres.
30. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús. a quien vosotros matásteis y en un árbol colgásteis.
31. A él Dios con su mano derecha lo ha exaltado -para que sea- Príncipe y Salvador, para darle arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados.
32. Y nosotros somos sus testigos acerca de estas cosas, al igual que el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
33. + Cuando oyeron -esto-, fueron heridos e hicieron consejo para matarlos.
34. Alguien entonces se paró en el consejo, un Fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, -quien- tenía -buena- reputación entre todo el pueblo, y mandó que sacaran a los apóstoles por un momento,
35. Y les dijo, Vosotros hombres de Israel, cuidaos con lo que intentáis hacer en cuanto a tocar a estos hombres.
36. Porque previo a estos días se levantó Teudas, jactándose de ser alguien, a quien cierto número de hombres, alrededor de cuatrocientos, se le unieron, quien fue muerto, y todos cuantos le obedecían fueron esparcidos, y convertidos en nada.
37. Tras este hombre se levantó Judas de Galilea en los días del tributo, y arrastró a mucha gente con él; también él pereció, y se dispersaron todos cuantos le obedecieron.
38. Y ahora os digo, Refrenaos con estos hombres, y dejadlos solos, porque si este consejo o esta obra es de los hombres, abajo se vendrá,
39. Pero si es de Dios, no la podéis derrumbar no sea que de pronto os halléis incluso peleando contra Dios.
40. Y con él estuvieron de acuerdo, y cuando hubieron llamado y golpeado a los apóstoles, les mandaron que no debían hablar en el nombre de Jesús, y los dejaron ir.
41. + Y partieron de la presencia del consejo, regocijándose de haber -sido- contados dignos de sufrir vergüenza por su nombre.
42. Y diariamente en el templo, y en toda casa no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Hechos 4

1. Y mientras le hablaban a la gente, los sacerdotes, los capitanes del templo, y los Saduceos vinieron a ellos,
2. Cntrariados por que enseñaran a la gente, y predicaran por medio de Jesús la resurrección de los muertos.
3. Pusieron las manos en ellos y -los- retuvieron hasta el día siguiente, puesto que ya estaba anocheciendo.
4. Sin embargo muchos de los que oyeron la palabra creyeron, y el número de hombres era alrededor de cinco mil.
5. + Y vino a acontecer en la mañana que sus gobernantes, mayores, y escribas,
6. Anás el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alexander y cuantos eran de los parientes de los sumos sacerdotes, se reunieron en Jerusalén.
7. Y cuando los hubieron puesto en el medio, -les- preguntaron, ¿Por qué poder o por qué nombre habéis hecho esto?
8. Pedro entonces, lleno del Espíritu Santo, les dijo, Vosotros gobernantes del pueblo, y mayores de Israel,
9. Si en este día somos examinados por la buena obra hecha al hombre impotente, -buscando- por qué medio se alivió,
10. Sea conocido por todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificásteis, a quien Dios levantó de los muertos, -sí,- por él este hombre se para aquí delante de vosotros aliviado.
11. Esta es la piedra que fue tenida en nada por vosotros constructores, la cual se ha convertido en la cabeza del ángulo.
12. Ni en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado entre los hombres por el que debamos ser salvos.
13. Ahora pues, cuando vieron el arrojo de Pedro y de Juan, y percibiendo que eran ignorantes e iletrados, se maravillaron, y se dieron cuenta que habían estado con Jesús.
14. Y mirando al hombre que fue curado parado con ellos, nada podían decir en contra de ello.
15. Pero cuando les hubieron mandado que salieran del consejo -mientras- conferenciaban entre ellos,
16. Diciendo, ¿Qué haremos con estos hombres? Porque aquel verdadero y notable milagro -que-ha sido hecho por ellos manifiesto -es- a todos los que moran en Jerusalén, y no -lo- podemos negar.
17. Pero para que no se esparza más lejos entre el pueblo, amenacémoslos estrictamente, que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18. Y los llamaron, y les mandaron no hablar en absoluto ni enseñar en el nombre de Jesús.
19. Pero Pedro y Juan respondieron y les dijeron, Juzgad vosotros si es correcto a la vista de Dios escucharos a vosotros más que a Dios,
20. Porque no podemos sino hablar de las cosas que hemos visto y oído.
21. Así que habiéndolos amenazado más, los dejaron ir, sin encontrar cómo poder castigarlos, a causa del pueblo, porque todos los hombres glorificaban a Dios por aquello que -se- había hecho.
22. Ya que el hombre sobre quien este milagro de curación -se- había manifestado estaba por encima de los cuarenta años de edad.
23. + Y habiendo -sido- dejados -libres-, fueron a su compañía, y reportaron todo lo que los sumos sacerdotes y los mayores les habían dicho.
24. Y cuando ellos oyeron de aquello, levantaron a una su voz a Dios, y dijeron, Señor, tú -eres- Dios, el cual has hecho el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay;
25. Quien por la boca de tu siervo David has dicho, ¿Por qué rabían los paganos, y las gentes imaginan cosas vanas?
26. Los reyes de la tierra se pararon, y los gobernantes se reunieron en contra del Señor, y en contra de su Cristo.
27. Pues en realidad en contra de tu santo hijo Jesús, a quien tú has ungido, tanto Herodes como Poncio Pilatos, con los Gentiles y el pueblo de Israel, se reunieron,
28. Para hacer aquello que tu mano y tu consejo determinaron que se hiciera con anterioridad.
29. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos, que con todo arrojo puedan hablar tu palabra,
30. Extendiendo tu mano para sanar; y que señales y maravillas sean hechas por el nombre de tu santo hijo Jesús.
31. Y cuando hubieron orado, el lugar donde estaban reunidos se estremeció, y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban la palabra de Dios con arrojo.
32. Y la multitud de los que creían era de un alma y de un corazón; tampoco nadie decía que alguna de las cosas que poseyera fuera suya, sino que tenían todas las cosas en común.
33. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y -una- gracia admirable había sobre todos ellos.
34. Tampoco había entre ellos alguno que careciera, pues cuantos eran poseedores de tierras o casas las vendían, y traían el precio de las cosas que se vendían,
35. Y -lo- colocaban a los pies de los apóstoles, haciéndose distribución a cada hombre de acuerdo a su necesidad.
36. Y Josés, a quien los apóstoles habían apodado Barnabás, ( lo cual interpretado es, Hijo de consolación,) un Levita del país de Chipre,
37. Teniendo tierra, -la- vendió, trajo las monedas y -las- puso a los pies de los apóstoles.

Hechos 3

1. Ahora pues Pedro y Juan subieron juntos al templo a la hora de la oración, la novena -hora-.
2. Y cierto hombre cojo desde el vientre de su madre era llevado, a quien colocaban diariamente en el portal del templo el cual se llama La Hermosa, para pedirle limosna a los que entraban al templo.
3. Quien viendo a Pedro y a Juan entrar al templo -les- pidió -una- limosna.
4. Pedro, fijando con Juan sus ojos en él, dijo, Míranos.
5. Y él les hizo caso, esperando recibir algo de ellos.
6. Entonces Pedro, -le- dijo, Oro y plata no tengo, mas cuanto tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret levántate y anda.
7. Y lo tomó levantándo-lo- de la mano derecha, e inmediatamente recibieron fuerza sus pies y -los- huesos del tobillo.
8. Y él de un salto se paró, caminó, y entró con ellos al templo, andando, saltando y alabando a Dios.
9. Y toda la gente lo vio andando y alabando a Dios;
10. Y sabían que era el que se sentaba -pidiendo- limosna en el portal La Hermosa del templo, y se llenaron de asombro ante lo que le había pasado a él.
11. Y mientras el hombre cojo que fue curado agarraba a Pedro y a Juan, toda la gente corrió a unírseles en el pórtico que se llama de Salomón, maravillándose grandemente.
12. +Y cuando Pedro vio -esto-, le respondió a la gente, Vosotros hombres de Israel, ¿por qué os maravilláis ante esto? ¿o por qué nos miráis con tanto asombro, como si por nuestro poder o santidad hubiéramos hecho caminar a este hombre?
13. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros Padres ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregásteis, y lo negásteis en la presencia de Pilato, cuando él estaba determinado a dejar-lo- ir.
14. Pero vosotros negásteis al Santo al Justo, y deseásteis que se os concediera un asesino.
15. Y matásteis al Príncipe de la vida, a quien Dios ha levantado de los muertos, de lo cual sois testigos.
16. Y su nombre por medio de la fe en su nombre, ha hecho fuerte a este hombre, a quien veis y conocéis; sí, la fe que es por él le ha dado perfecta sanidad en la presencia de todos vosotros.
17. Y ahora, hermanos, sé que por ignorancia -lo- hicísteis, al igual también que vuestros gobernantes.
18. Pero aquellas cosas que Dios antes había indicado por la boca de todos sus profetas, que Cristo debía sufrir, de igual forma -las- ha cumplido.
19. + Arrepentíos por tanto y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, cuando vengan los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,
20. Y a Jesucristo enviará, el cual antes se os predicó.
21. A quien el cielo debe recibir hasta los tiempos de la restitución de todas las cosas, de los que Dios ha hablado por boca de todos sus santos profetas desde que comenzó el mundo.
22. Porque Moisés de veras le dijo a los padres, Un profeta el Señor vuestro Dios os levantará de vuestros hermanos, como yo; a él lo oiréis en todas las cosas lo que sea que os diga.
23. Y vendrá acontecer -que- toda alma que no oiga a aquel profeta, de entre la gente será destruida.
24. Sí, y todos los profetas desde Samuel y aquellos que siguen después, cuantos han hablado han predicho de igual manera estos días.
25. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del convenio que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham, Y en tu simiente todas las familias de la tierra serán benditas.
26. A vosotros primero, Dios habiendo levantado a su Hijo Jesús, lo envió a bendeciros, al alejaros cada uno de vosotros de sus iniquidades.

Hechos 2

1. Y cuando el día de Pentecostés llegó en su totalidad, todos ellos estaban de común acuerdo en un lugar.
2. Y de repente llegó un sonido del cielo como de una fuerte ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban sentados.
3. Y se les aparecieron como -unas- lenguas divididas de fuego que se posaron sobre cada -uno- de ellos.
4. Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otros idiomas, tal como el Espíritu les daba palabras.
5. Y habían morando en Jerusalén Judíos, hombres devotos de toda nación debajo del cielo.
6. Ahora pues, cuando este ruido se escuchó por todos lados, se reunió una multitud que estaba confundida, porque cada hombre los oía hablar en su propio idioma.
7. Y todos estaban asombrados y maravillados, diciéndose, Fíjate, ¿No son todos estos que -están- hablan-do- Galileos?
8. ¿Y cómo todos nosotros –los- oímos -hablar- en nuestro propio idioma nativo?
9. Partos, Medos, Elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, de Ponto, de Asia,
10. De Frigia, de Panfilia, de Egipto, de las partes de Libia alrededor de Cirene, extrangeros de Roma, Judíos y prosélitos,
11. Cretensess y Árabes los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillosas obras de Dios.
12. Y todos estaban asombrados y con dudas, diciendo entre sí, ¿Qué significa esto?
13. Otros en broma decían, Estos hombres están llenos de vino nuevo.
14. + Pero Pedro, parándose con los once, levantó su voz, y les dijo, Vosotros hombres de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, que esto se conozca por vosotoros, y escuchad mis palabras:
15. Porque estos no están borrachos, como suponéis, viendo que -no- es -sino- la tercera hora del día.
16. Sino que esto es aquello que fue hablado por el profeta Joel,
17. Y vendrá a suceder en los últimos días, dice Dios, -que- derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, vuestros viejos tendrán sueños,
18. Y sobre mis criados y criadas derramaré en aquellos días de mi Espíritu, y profetizarán;
19. Y daré a conocer maravillas arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra; sangre, fuego y vapor de humo;
20. El sol se tornará en oscuridad, y la luna en sangre, antes de aquel grande y notable día en el que el Señor venga;
21. Y vendrá a acontecer -que- quienquiera que invoque el nombre del Señor será salvado.
22. Vosotros hombres de Israel, oíd estas palabras, Jesús de Nazaret, un hombre aprobado por Dios con milagros, maravillas y señales, los cuales Dios realizó por él en medio de vosotros, como vosotros mismos también sabéis;
23. A él, habiendo sido entregado por el consejo determinado y el conocimiento previo de Dios, vosotros -lo- tomasteis, y por -medio de- manos malvadas -lo- crucificasteis y matasteis;
24. A quien Dios ha levantado, habiéndolo liberado de los dolores de la muerte, porque no fue posible que ella lo pudiera retener.
25. Porque David habla concerniente a él, Delante de mi rostro preví siempre al Señor, pues a mi mano derecha está, para que yo no sea movido;
26. Por tanto mi corazón se regocija, y se alegró mi lengua; más aín mi carne con esperanza descansará;
27. Porque en el infierno no dejarás mi alma, ni dejarás que tu Santo vea corrupción.
28. Los caminos de la vida me has hecho saber; me saciarás de gozo con tu semblante.
29. Hombres -y- hermanos, dejadme hablaros libremente del patriarca David, que está tanto muerto como enterrado, y su sepulcro con nosotros hasta este mismo día está.
30. Por tanto siendo profeta, y conociendo que Dios, con juramento le había asegurado que del fruto de sus lomos, de acuerdo a la carne, levantaría a Cristo para sentarse en su trono;
31. Al ver esto con anterioridad habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción.
32. Dios ha levantado a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33. Por consiguiente siendo exaltado a la mano derecha de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, él ha derramado esto, que ahora véis y oís.
34. Porque David no ha ascendido a los cielos, sino que él mismo dice, Le dijo el SEÑOR a mi Señor, Siéntate a mi mano derecha,
35. Hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.
36. Por tanto que toda la casa de Israel sepa con certeza, que Dios ha hecho a ese mismo Jesús, a quien habéis crucificado, tanto Señor como Cristo.
37. Ahora pues, cuando oyeron -esto-, fueron punzados en sus corazones, y le dijeron a Pedro y al resto de los apóstoles, Hombres -y- hermanos, ¿Qué haremos?
38. Entonces Pedro les dijo, Arrepentíos, y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo por la remisión de -vuestros- pecados, y recibiréis el regalo del Espíritu Santo.
39. Pues la promesa es para vosotros, para vuestros hijos, y para todos los que estén lejos de cuantos el Señor nuestro Dios vaya a llamar.
40. Y con muchas otras palabras -les- testificaba y exhortaba, diciendo, Preservaos de esta adversa generación.
41. Entonces los que recibieron con alegría esta palabra fueron sumergidos. Y ese mismo día se -les- añadieron alrededor de tres mil almas.
42. Y continuaban con constancia en la doctrina de los apóstoles, en el compañerismo, en el partimiento del pan, y en las oraciones.
43. Y a todas las almas -les- llegó temor, y muchas maravillas y señales fueron hechas por los apóstoles.
44. Y todos Los que creyeron se juntaron, y en común tuvieron todas Las cosas.
45. Y vendieron sus bienes y posesiones, y los repartieron a todos, conforme a la necesidad de cada hombre.
46. Y continuamente cada día, de común acuerdo en el templo, y partiendo el pan de casa en casa, consumían su comida con alegría y unidad de corazón,
47. Alabando a Dios, y obteniendo el favor de todo el pueblo. Y diariamente el Señor añadía a la congregación aquellos que se iban a salvar.

Hechos 1

1. Hice el tratado anterior, Oh Teófilo, de todo lo que Jesús comenzó tanto a hacer como a enseñar,
2. Hasta el día en el cual él fue llevado arriba, después de que por medio del Espíritu Santo le hubiera dado mandamientos a los apóstoles que había escogido,
3. A quienes también se dio a conocer vivo después de su pasión con muchas pruebas fehacientes, -y- fue visto por ellos -durante- cuarenta días, hablándoles de los asuntos pertenecientes al reino de Dios;
4. Y estando reunido con -ellos- les mandó que no se alejaran de Jerusalén, sino que aguardaran la promesa del Padre, la cual, -él dice – habéis oído de mí.
5. Porque Juan en verdad bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo de aquí a no muchos días.
6. Por tanto cuando vinieron -y- se juntaron, le preguntaron, diciendo, Señor, ¿restaurarás de nuevo en este tiempo el reino a Israel?
7. Y él les dijo, No es para vosotros conocer los tiempos ni las ocasiones, los cuales el Padre ha puesto en su poder.
8. Pero recibiréis poder después de que el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y seréis mis testigos tanto en Jerusalén, como en Judea, en Samaria, y hasta la parte más extrema de la tierra.
9. Y cuando hubo hablado estas cosas, -y- mientras ellos observaban, él fue llevado hacia arriba, y una nube lo recibió sacándolo de la vista de ellos.
10. Y mientras miraban atentamente hacia el cielo -viéndo-lo subir, he aquí que dos hombres ataviados de blanco se pararon a su lado,
11. Los cuales además dijeron, Hombres de Galilea, ¿Porqué estáis parados observando arriba al cielo? Este mismo Jesús, que fue tomado de vosotros y subido hasta el cielo, de la misma manera vendrá como lo habéis visto entrar al cielo.
12. Retornaron entonces a Jerusalén del monte llamado los Olivos, el cual está de Jerusalén a un día sabat de viaje.
13. Y cuando hubieron entrado -a Jerusalén-, subieron a una habitación alta, donde posaban Pedro, Santiago, Juan y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago -el hijo- de Alfeo y Simón Zelote, y Judas -el hermano- de Santiago.
14. Todos estos continuaban de -común- acuerdo en la oración y -en- la súplica con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos -de Jesús-.
15. + Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los discípulos, y dijo, (la cantidad de nombres reunidos era alrededor de ciento veinte,)
16. Hombres -y- hermanos, esta escritura por cierto debe haberse cumplido, en la que el Espíritu Santo por la boca de David habló antes concerniente a Judas, el cual fue el guía de los que se llevaron a Jesús.
17. Porque él se contaba con nosotros, y había obtenido parte en este ministerio.
18. Ahora bien este hombre compró un campo con el pago de la iniquidad, y cayendo de cabeza estalló en pedazos en medio -de él-, saliendo todas sus entrañas.
19. Y fue conocido por todos los moradores de Jerusalén de manera tal que ese campo se llamó en su propio idioma Acéldama, que es para decir, El campo de sangre.
20. Pues está escrito en el libro de los Salmos, Que su habitación quede desolada, y que ningún hombre more allí, y que su obispado otro lo tome.
21. Por tanto de estos hombres que nos han acompañado todo el tiempo -desde- que Jesús entró hasta -que- salió de entre nosotros,
22. Comenzando desde el bautismo de Juan hasta el mismo día en el que fue tomado de nosotros hacia arriba, se debe ordenar uno, para que sea testigo de su resurrección -junto- con nosotros.
23. Y asignaron a dos, a José llamado Barsabás, a quien apodaban Justo, y a Matías.
24. Y oraron, y dijeron, Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, indica a quién de estos dos hombres has escogido.
25. Para que haga parte de este ministerio y apostolado. el cual Judas por -su- transgresión perdió, para poder ir a su lugar.
26. Y entregaron sus suertes, y la suerte cayó en Matías. y fue contado con los doce apóstoles.