Apocalipsis 12

1. Y una gran maravilla apareció en el cielo, una mujer vestida con el sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas,
2. 2. Y estando preñada gritaba, en labor de parto, y con dolores de alumbramiento.
3. Y otra maravilla apareció en el cielo, y he aqui un gran dragón, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y siete coronas sobre sus cabezas.
4. Y su cola extrajo la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra, y el dragón se paró delante de la mujer que estaba a punto de alumbrar, para devorar a su hijo tan pronto como naciera.
5. Y dió a luz a un niño varón, el cual estaba para regir a todas las naciones con vara de hierro, y su hijo fué arrebatado hasta Dios,-hasta- su trono.
6. Y la mujer huyó hasta el yermo, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la puedan alimentar por mil doscientos sesenta días.
7. Y hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatía con sus ángeles,
8. Y no predominaron, ni se halló ya más lugar en el cielo para ellos.
9. Y el gran dragón fue expulsado, aquella vieja serpiente, llamada el Diablo, también Satanás, el cual engaña al mundo entero, fue lanzado hasta la tierra, y sus ángeles fueron expulsados con él.
10. Y oí una voz fuerte en el cielo diciendo, Ya llegó la salvación, la fuerza, el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos está derribado, quien día y noche ante Dios los acusaba.
11. Y ellos lo vencieron por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio, y no amaron sus vidas hasta la muerte.
12. Por eso regocijaos, cielos, y vosotros los que morais en ellos. ¡Ay de los habitantes de la tierra y del mar! Pues el diablo ha bajado hasta vosotros, con una gran ira, porque sabe que le queda muy poquito tiempo.
13. Y cuando el dragón vió que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que -había- dado a luz al -niño- varón.
14. Y dos alas de una gran águila le fueron dadas a la mujer, para poder volar de la faz de la serpiente hasta el yermo, a su lugar, donde es nutrida por un tiempo, tiempos, y medio tiempo.
15. Y la serpiente expulsó de su boca como una inundación de aguas tras de la mujer, para que ella fuera arrastrada por la inundación.
16. Y la tierra auxilió a la mujer, -pues- abrió su boca y se tragó la inundación que el dragón -había- expulsado de su boca.
17. Y el dragón se airó con la mujer, y se fue a hacer guerra contra el remanente de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo.

Apocalipsis 11

1. Y me fue dada una caña con semejanza de vara, y el ángel de pie, dijo, Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
2. Pero el patio que está fuera del templo déja-lo-, y no lo midas, pues está dado a los Gentiles, y pisotearán -y- humillarán la ciudad santa cuarenta -y- dos meses.
3. Y -le- daré -poder- a mis dos testigos, y profetizarán mil doscientos sesenta días vestidos de cilicio.
4. Estos son los dos árboles de olivo, y los dos candelabros que están de pie delante del Dios de la tierra.
5. Y si algún hombre desea hacerles año, procede fuego de sus bocas, y devora a sus enemigos, y si algún hombre desea hacerles daño, debe morir de esta misma manera.
6. Estos tienen poder para cerrar el cielo, de forma que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para volverlas en sangre, y para herir la tierra con cualquier plaga, tan frecuentemente como quieran.
7. Y cuando hayan finalizado su testimonio, la bestia que asciende del abismo sin fondo hará guerra contra ellos, los vencerá, y los matará.
8. Y sus cuerpos muertos -yacerán- en la calle de la gran ciudad, la que llaman espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
9. Y los de las gentes, familias, lenguas y naciones verán sus cuerpos muertos por tres días y medio, y no dejarán que sus cuerpos muertos sean puestos en sepulcros.
10. Y los que moran sobre la tierra se regocijarán sobre ellos, y celebrarán, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaban a los que moraban en la tierra.
11. Y después de tres días y medio el Espíritu de vida de Dios entró en ellos, y ellos se pusieron de pie, y cayó un gran temor sobre los que los vieron a ellos.
12. Y oyeron una potente voz del cielo diciéndoles, Venid acá. Y ascendieron al cielo en una nube, mientras sus enemigos los observaban.
13. Y la misma hora hubo un gran terremoto, y cayó la décima parte de la ciudad, siete mil hombre fueron muertos por el terremoto, y el remanente se atemorizó y le dió la gloria al Dios del cielo.
14. Pasó el segundo ay, -y- mirad que el tercer ay viene de repente.
15. Y los venticuatro hermanos mayores, que estaban en sus asientos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
17. Diciendo, Te damos gracias, Oh Señor Dios Todopoderoso, que eres, -que- fuiste, y -que- vas a venir, porque has tomado gran poder, y has reinado.
18. Las naciones se airaron, y tu ira ha llegado, junto con el tiempo para que los muertos puedan ser juzgados, y puedas recompensar a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, grandes y pequeños, y puedas destruir a quienes destruyen la tierra.
19. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y se vió en su templo el arca de su testamento, y hubo rayos, voces, truenos, un terremoto, y granizo gigante.

Apocalipsis 10

1. Y ví a otro ángel poderoso bajar del cielo, vestido de una nube, y -había- un arco iris sobre su cabeza, su rostro -era- como si fuese el sol, y sus pies como pilares de fuego,
2. Tenía en su mano un librito abierto, fijó su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra,
3. Y clamó a toda voz, como -cuando- un león ruge, y cuando hubo clamado, siete truenos publicaron sus voces.
4. Y cuando los siete truenos hubieron publicado sus voces, -y- yo estaba a punto de escribir, oí una voz del cielo diciéndome, Sella aquellas cosas que los siete truenos publicaron, y no las escribas.
5. Y el ángel que vi pararse sobre el mar y la tierra levantó su mano al cielo,
6. Y juró por el que vive para siempre jamás, el cual creó el cielo, y las cosas que en él hay, la tierra y las cosas que en ella hay, y el mar y las cosas que en él hay, que no irá a haber más tiempo,
7. Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar, el misterio de Dios ha de finalizar, tal como lo ha declarado a sus siervos los profetas.
8. Y la voz que oí del cielo de nuevo me habló, y dijo, Ve -y- toma el librito abierto que está en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
9. Y fui hasta donde el ángel, y le dije, Dame el librito. Y me dijo, Tóma-lo-, y cómetelo, y amargará tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
10. Tomé entonces el librito de la mano del ángel, y me lo comí, y fue dulce en mi boca como la miel, luego tan pronto lo hube comido, mi vientre se encontró amargo.
11. Y él me dijo, Debes profetizar de nuevo ante muchas gentes, naciones, lenguas, y reyes.

Apocalipsis 9

1. Y el quinto ángel tocó, y vi caer a una estrella del cielo a la tierra, y a él le fue dada la llave del abismo sin fondo.
2. Y él abrió el abismo sin fondo, y se levantó humo del abismo, como el humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del abismo.
3. Y del humo salieron langostas hacia la tierra, y a ellas se les dió poder, como el que tienen los escorpiones de la tierra.
4. Y se les mandó que no debían hacerle daño a la hierba de la tierra, ni a cosa verde o a árbol alguno, sino sólo a aquellos hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.
5. Y a ellos se les dió -orden- de que no debían matarlos, sino que debían ser atormentados por cinco meses, y su tormento -era- como el tormento de un escorpión cuando aflige al hombre.
6. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la encontrarán, y desearán morir, y la muerte huirá de ellos.
7. Y las langostas tenían forma de caballos preparados para la batalla, sobre sus cabezas -había- como coronas doradas, y sus rostros -eran- como rostros de hombre.
8. Tenían cabello como el de las mujeres, y sus dientes eran como -los- de un león.
9. Tenían corazas, como si fueran de hierro, y el sonido de sus alas -era- como el sonido de carruajes de muchos caballos corriendo hacia la batalla.
10. Tenían colas como de escorpiones, y habían aguijones en sus colas, con poder de hacerle daño a los hombres durante cinco meses.
11. Y tenían un rey sobre ellas, al ángel del abismo sin fondo, cuyo nombre en lengua Hebrea -es- Abadón, pero en lengua Griega él se llama Apolión.
12. Pasó un ay; -y- mirad que vienen después dos ays más.
13. Y el sexto ángel tocó, y oí una voz -que salía- desde los cuatro cuernos del altar de oro que está delante de Dios,
14. Diciéndo-le- al sexto ángel que portaba la trompeta, Libera los cuatro ángeles que están apresados en el gran río Éufrates.
15. Y los cuatro ángeles fueron liberados, los cuales estaban preparados para matar a la tercera parte de los hombres a cierta hora de cierto día, de cierto mes, y de cierto año.
16. Y el número del ejército de los jinetes -era- de doscientos mil millares, y yo oí el número de ellos.
17. Y así fue como vi a los caballos en la visión, y a los que se sentaban en ellos: tenían corazas de fuego, de jacinto y azufre, las cabezas de los caballos -eran- como cabezas de leones, y de sus bocas brotaban fuego, humo y azufre.
18. Por estos tres fue muerta la tercera parte de los hombres, por el fuego, por el humo, y por el azufre que brotaba de sus bocas.
19. Pues su poder está en la boca, y en la cola, ya que sus colas -eran- como serpientes, que tenían cabezas, y con ellas hacen daño.
20. Y el resto de los hombres que no murieron por estas plagas todavía no se arrepintieron de las obras de sus manos, para no ir a adorar a diablos, a ídolos de oro, de plata, de bronce, piedra, y madera, que no pueden ver, ni oír ni andar,
21. Ni ampoco se arrepintieron de sus asesinatos, ni de sus brujerías, ni de sus fornicaciónes, ni de sus robos.

Apocalipsis 8

1. Y cuando hubo abierto el séptimo sello, ocurrió silencio en el cielo por espacio de una media hora.
2. Y vi a los siete ángeles que se pararon delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.
3. Y otro ángel llegó y se paró ante el altar, portando un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso, que podía ofrecer con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, el cual estaba delante del trono.
5. Y el ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar, y -lo- arrojó hasta la tierra, y hubo voces, truenos, rayos, y un terremoto.
6. Y los siete ángeles que portaban las siete trompetas se prepararon para tocar-las-.
7. El primer ángel tocó, y -le- siguió granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados a la tierra, y fue quemada la tercera parte de los árboles.
8. Y el segundo ángel tocó, y como una gran montaña ardiendo con fuego fue arrojada al mar; y la tercera parte del mar se volvió sangre;
9. Y la tercera parte de las criaturas que estaban con vida en el mar, murió, y la tercera parte de las naves fue destruida.
10. Y el tercer ángel tocó, y una gran estrella del cielo se descolgó, ardiendo como si fuera una lámpara, y cayendo sobre la tercera parte de los ríos, y de las fuentes de las aguas,
11. Y el nombre de la estrella es llamado Ajenjo, y la tercera parte de las aguas se volvieron ajenjo, y muchos hombres murieron a causa de las aguas que se volvieron amargas.
12. Y el cuarto ángel tocó, y la tercera parte del sol fue castigada, junto con la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, tanto así que la tercera parte de ellos fue oscurecida, y el día dejó de brillar una tercera parte de él, y de igual manera la noche.
13. Y observé, y oí a un ángel volando en medio del cielo, diciendo a viva voz, Ay, ay, ay, de los habitantes de la tierra por los otros toques de trompeta de los tres ángeles que están aún por sonar!

Apocalipsis 7

1. Y después de estas cosas vi a cuatro ángeles parados en las cuatro esquinas de la tierra, reteniendo a los cuatro vientos de la tierra, para que no soplaran sobre ella, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno.
2. Y vi a otro ángel ascendiendo del oriente, portando el sello del Dios vivo, y gritó a viva voz a los cuatro ángeles, a quienes les fue dado hacerle daño a la tierra y al mar,
3. Diciendo, No le hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.
4. Y oí el número de los que fueron sellados, -y habían- ciento cuarenta -y- cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.
5. De la tribu de Judá -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Rubén -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Gad -fueron- sellados doce mil.
6. De la tribu de Aser -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Neftalí -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Manasés -fueron- sellados doce mil.
7. De la tribu de Simeón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Leví -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Isacar -fueron- sellados doce mil.
8. De la tribu de Zabulón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de José -fueron- sellados doce mil. -Y- de la tribu de Benjamín -fueron- sellados doce mil.
9. Después de esto observé, y, he aquí, una gran multitud, la cual ningún hombre podía contar, de todas las naciones, y familias, y pueblos, y lenguas, parados delante del trono y delante el Cordero, vestidos con túnicas blancas, y -con- palmas en sus manos,
10. Y gritaron a toda voz, diciendo, La salvación -le pertenece- a nuestro Dios que se sienta en el trono, y al Cordero.
11. Y todos los ángeles se pararon alrededor del trono, -de- los hermanos mayores, y -de- las cuatro bestias, y se postraron ante el trono sobre sus rostros, y adoraron Dios,
12. Diciendo, Amén; La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la grandeza -son- para nuestro Dios por siempre jamás. Amén.
13. Y uno de los hermanos mayores respondió, diciéndome, ¿Quienes son estos ataviados con túnicas blancas? ¿Y de dónde vinieron?
14. Y le dije, Señor, tú sabes. Y él me dijo, Estos son los que salieron de -la- gran tribulación, que han lavado sus túnicas, y las han vuelto blancas en la sangre del Cordero.
15. Por eso están ante el trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que se sienta en el trono morará entre ellos .
16. No van a padecer -ya- más hambre ni sed, ni el sol ni calor alguno se posarán en ellos.
17. Pues el Cordero que está en medio del trono los alimentará, y los conducirá a fuentes vivas de aguas, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Apocalipsis 6

1. Y vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí, como si fuera el ruido de -un- trueno, a una de las cuatro bestias decir, Ven a ver.
2. Y vi, y he aquí un caballo blanco, y el que se sentaba en él tenía un arco, y una corona le fue dada, y salió conquistando, a conquistar.
3. Y cuando hubo abierto el segundo sello, oí a la segunda bestia decir, Ven a ver.
4. Y salió otro caballo rojo, a quien le fue dado -poder- para quitar la paz de la tierra, y para poderse matar los unos a los otros, y le fue dada una gran espada.
5. Y cuando hubo abierto el tercer sello, oí a la tercera bestia decir, Ven a ver. Y observé, y he aquí un caballo negro, y el que se sentaba en él tenía un par de balanzas en su mano.
6. Y oí a una voz en medio de las cuatro bestias decir, Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de centeno por un denario, y no dañes el aceite ni el vino.
7. Y cuando hubo abierto el cuarto sello, oí a la voz de la cuarta bestia decir, Ven a ver.
8. Y miré, y he aquí un caballo -amarillo- pálido, y el nombre del que se sentaba en él era La Muerte, y el Infierno proseguía detrás de él. Y a ellos les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para que mataran con espada, con hambre, con -cosas- mortíferas, y con las bestias de la tierra.
9. Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar a las almas de los que fueron muertos por -causa- de la palabra de Dios, y del testimonio que dieron,
10. Y clamaban a viva voz, diciendo, ¿Hasta cuándo más, Oh Señor, santo y verdadero, dejas de juzgar y de vengar nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?
11. Y a cada uno de ellos les fueron dadas túnicas blancas, y se les dijo, que aún debían esperar un rato, hasta que también -el número de- sus siervos compañeros y hermanos que debían ser muertos tal como ellos, pudiera completarse.
12. Y cuando hubo abierto el sexto sello miré, y he aquí que ocurrió un gran terremoto, y el sol se puso negro así como cilicio de pelo -de cabra-, y la luna se volvió así como sangre;
13. Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, así como un higuera lanza sus higos prematuros, cuando es sacudida por un fuerte viento.
14. Y el cielo se retiró como un rollo que a una se enrolla, y todas -las- montañas y -las- islas fueron movidas de sus sitios.
15. Y los reyes de la tierra, los hombres importantes, los hombres ricos, los capitanes principales, los hombres fuertes, todos los esclavos y todos los hombres libres, se escondieron en las madrigueras y en las rocas de las montañas,
16. Y les dijeron a las montañas y a las rocas, Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro del que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero,
17. Porque el gran día de su ira está por venir, ¿Y quién será capaz de sostenerse?

Apocalipsis 5

1. Y vi en la mano derecha del que se sentó en el trono un libro escrito por dentro y en su espaldar, sellado con siete sellos.
2. Y vi a un angel fuerte proclamando en alta voz, ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar los sellos en él?
3. Y ningún hombre -ni- en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, era capaz de abrir el libro, ni de mirar en él.
4. Y lloré mucho, porque ningún hombre fué encontrado digno de abrir el libro, ni de mirar en él.
5. Y uno de los hermanos mayores me dice, No llores; mira que el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha prevalecido para -poder- abrir el libro, y desatar los siete sellos en él.
6. Y observé, y he aquí, en medio del trono y de las cuatro bestias, y en medio de los hermanos mayores, se irguió un cordero, como si hubiera sido muerto, teniendo siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7. Y vino y tomó el libro de la mano derecha del que se sentaba en el trono.
8. Y cuando hubo tomado el libro, las cuatro bestias -y los- venticuatro hermanos mayores se postraron delante del Cordero, cada uno de ellos teniendo arpas, y copas de oro llenas de fragancias, las cuales son las oraciones de los santos.
9. Y cantaron una nueva canción, diciendo, Eres digno de tomar el libro, y de abrir los sellos en él, porque fuiste muerto, y nos has redimido para Dios por tu sangre de toda familia, lengua, pueblo, y nación;
10. Y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y vamos a reinar en la tierra.
11. Y observé, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de las bestias y de los hermanos mayores, y el número de ellos era diez mil veces diez mil millares de millares;
12. Diciendo en voz alta, Digno es el Cordero que fue muerto de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la bendición.
13. Y a todas las criaturas que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, como las que están en el mar, y a todas las que están en ellos, les oí decir, La bendición, el honor, la gloria, y el poder, -son- para el que se sienta en el trono y para el Cordero por siempre jamás.
14. Y las cuatro bestias dijeron, Amén. Y los venticuatro hermanos mayores se postraron y adoraron al que vive por siempre jamás.

Apocalipsis 4

1. Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí como si fuera una trompeta hablándome, dijo, Sube acá, y te daré a conocer las cosas que deben aparecer de aquí en adelante.
2. E inmediatamente me encontré en el espíritu, y, he aquí, un trono estaba establecido en el cielo, y -uno- sentado en el trono.
3. Y el que se sentaba se parecía a una piedra de jaspe y de cornalina, y -había- un aco iris alrededor del trono, -que- se veía como una esmeralda.
4. Y alrededor del trono -había- venticuatro asientos, y en los asientos ví sentados venticuatro hermanos mayores vestidos con atavíos blancos, y tenían en sus cabezas coronas de oro.
5. Y del trono procedían rayos, truenos y voces, y -había- siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios.
6. Y delante del trono -había también- un mar de vidrio como el cristal; y alrededor del trono, -había- cuatro bestias atestadas de ojos por delante y por detrás.
7. Y la primera bestia se parecía a un león, la segunda a un ternero, la tercera tenía un rostro como de hombre, y la cuarta se parecía a un águila volando.
8. Y las cuatro bestias tenían cada una de ellas seis alas alrededor -de sus cuerpos-, y -estaban- atestadas de ojos por dentro. Y no descansan ni de día ni de noche, diciendo, Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, quien fuiste, -quien- eres, y -quien- vas a llegar.
9. Y cuando esas bestias le dan la gloria el honor y las gracias al que se sentó en el trono, quien vivee por siempre jamás,
10. Los venticuatro hermano mayores se postran delante del que se sentó en el trono, adoran al que vive por siempre jamás, y arrojan sus coronas delante del trono, diciendo,
11. Tú eres digno, Oh Señor, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque has creado todas las cosas, y por tu agrado existen y fueron creadas.

Apocalipsis 3

1. Y al ángel de la congregación de Sardis escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
2. Estad alerta, y fortalece las cosas que quedan, -y- que están prestas a morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de Dios.
3. Recuerda por tanto cómo recibiste y oíste, y aférrate firmemente arrepintiéndote. Si no vigilas por tanto, llegaré a tí como un ladrón, y no sabrás a qué horas vendré sobre tí.
4. Sin embargo tienes unos cuantos nombres en Sardis que no han contaminado sus prendas, y van a andar conmigo de blanco, porque son dignos.
5. Al mismo que venza, lo vestirán con atavíos blancos, y su nombre no lo borraré del libro de la vida, sino que lo confesaré delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6. El que preste oído que oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
7. Y al ángel de la congregación de Filadelfia escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice aquel que es santo, que es verdadero, que tiene la llave de David, que abre y ningún hombre cierra, y que cierra y ningún hombre abre:
8. Yo conozco tus obras, mira que he colocado delante tuyo una puerta abierta, y ningún hombre la puede cerrar, pues tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
9. Mira que haré de los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser Judíos, y no lo son, sino que mienten, mira que haré que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado.
10. Debido a que has guardado la palabra de mi paciencia, también te guardaré de la hora de la tentación, que vendrá sobre todo el mundo, para probar a los que moran sobre la tierra.
11. Fíjate que yo vengo de repente; agarra aquello que tienes con firmeza, para que ningún hombre atrape tu corona.
12. Al que venza -lo- haré un pilar en el templo de mi Dios, y no saldrá más, y en él escribiré el nombre de mi Dios, y de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que llega del cielo de mi Dios, y -también escribiré en él- mi nuevo nombre.
13. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
14. Y al ángel de la congregación de los Laodiceanos escríbe-le- -lo siguiente-: Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el comienzo de la creación de Dios:
15. Yo conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente; quisiera que fueras frío o caliente.
16. Por eso entonces como eres tibio, y ni frío ni caliente, de mi boca te vomitaré.
17. Debido a que dices, Soy rico, y -estoy- lleno de bienes, y no tengo necesidad de nada, sin saber que eres un desdichado, un pobre, un miserable, un ciego y un desarropado.
18. Te aconsejo que me compres oro tratado en el fuego, para poder hacerte rico, y un atavío blanco, para que te puedas vestir, y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y unjas tus ojos con colirio, para que puedas ver.
19. A cuantos amo, reprendo y castigo; sé por ello cuidadoso y arrepiéntete.
20. Mira que estoy de pie a la puerta, y toco, si algún hombre oye mi voz, y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo.
21. Al que venza le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como también yo vencí, y me he establecido con mi Padre en su trono.
22. El que preste oído oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.