1. Y apareció una gran maravilla en el cielo, una mujer vestida con el sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas,
2. Y estando preñada gritaba, laborando en parto, y adolorida por el alumbramiento.
3. Y apareció otra maravilla en el cielo, y he aqui un gran dragón rojo, teniendo siete cabezas y diez cuernos, y siete coronas sobre sus cabezas.
4. Y su cola atrajo la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra, y el dragón se paró delante de la mujer la cual estaba pronta a alumbrar, para devorar su niño tan pronto naciera.
5. Y ella dió a luz a un niño varón, quien iba a regir a todas las naciones con una vara de hierro, y su hijo fué arrebatado para Dios y -para- su trono.
6. Y la mujer huyó hasta el yermo, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la alimenten por mil doscientos sesenta días.
7. Y hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban contra el dragón, y el dragón peleaba y sus ángeles,
8. Y no predominaron, ni su lugar se halló ya más en el cielo.
9. Y el gran dragón fue expulsado, aquella vieja serpiente, llamada el Diablo, y Satanás, el cual engaña al mundo entero, fue expulsado a la tierra, y sus ángeles fueron expulsados con él.
10. Y oí una voz fuerte en el cielo decir, Ha venido ya la salvación, la fuerza, el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos está derribado, el cual día y noche ante Dios los acusaba.
11. Y ellos lo vencieron por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio, y no amaron sus vidas hasta la -misma- muerte.
12. Por tanto regocijaos, cielos, y vosotros los que morais en ellos. ¡Ay de los habitantes de la tierra y del mar! Pues el diablo ha bajado a vosotros, con una gran ira, porque sabe que sólo tiene poco tiempo.
13. Y cuando el dragón vio que era arrojado a la tierra, persiguió a la mujer la cual dio a luz al -niño- varón.
14. Y dos alas de una gran águila le fueron dadas a la mujer, para que pudiera volar desde la faz de la serpiente hasta el yermo, a su lugar, donde es nutrida por un tiempo, tiempos, y medio tiempo.
15. Y la serpiente expulsó de su boca como una inundación de aguas tras la mujer, para poder causar que ella fuera arrastrada por la inundación.
16. Y la tierra auxilió a la mujer, y la tierra abrió su boca y se tragó la inundación la cual el dragón -había- expulsado de su boca.
17. Y el dragón se airó con la mujer, y se fue a hacer guerra contra el remanente de la simiente de ella, el cual guarda los mandamientos de Dios, y tiene el testimonio de Jesucristo.
Apocalipsis 11
1. Y me fue dada una caña como una vara, y el ángel se paró, diciendo, Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que en él adoran.
2. Pero deja al patio que está fuera del templo, y no lo midas, porque es dado a los Gentiles, y pisotearán la santa ciudad cuarenta -y- dos meses.
3. Y daré -poder- a mis dos testigos, y profetizarán mil doscientos sesenta días vestidos de cilicio.
4. Estos son los dos árboles de olivo, y los dos candelabros que están de pie delante del Dios de la tierra.
5. Y si algún hombre desea hacerles daño, fuego procede de sus bocas, y devora a sus enemigos, y si algún hombre desea hacerles daño, de esta misma manera debe ser muerto.
6. Estos tienen poder de cerrar el cielo, para que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para volverlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, tantas veces como quieran.
7. Y cuando hayan finalizado su testimonio, la bestia que asciende del abismo sin fondo hará guerra contra ellos, los vencerá, y los matará.
8. Y sus cuerpos muertos -yacerán- en la calle de la gran ciudad, la cual espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
9. Y los de las gentes, familias, lenguas y naciones verán sus cuerpos muertos -por- tres días y medio, y no dejarán que sus cuerpos muertos sean puestos en sepulcros.
10. Y los que moran en la tierra, por ellos se regocijarán, y celebrarán, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaban a los que moraban en la tierra.
11. Y después de tres días y medio el Espíritu de vida de Dios entró en ellos, y ellos se pusieron de pie, y gran temor cayó sobre aquellos que los vieron.
12. Y oyeron una potente voz desde el cielo diciéndoles, Subid acá. Y ascendieron al cielo en una nube, mientras sus enemigos los observaban.
13. Y a la misma hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó, siete mil hombres fueron muertos en el terremoto, y el remanente tuvo miedo y al Dios del cielo le dió la gloria.
14. Ha pasado el segundo ay, -y- mirad que el tercer ay de repente viene.
15. Y el séptimo ángel tocó -la trompeta- y hubo grandes voces en el cielo diciendo, Los reinos de este este mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre jamás.
16. Y los venticuatro -hermanos- mayores, que se sentaban elante de Dios en sus asientos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
17. Diciendo, Te damos gracias, Oh Señor Dios Todopoderoso, el cual eres, eras, y estás por venir, porque has tomado para ti tu gran poder, y has reinado.
18. Las naciones se enojaron, y tu ira ha llegado, y el tiempo de los muertos para que sean juzgados, y para que -le- des el pago a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, grandes y pequeños, y destruyas a aquellos que destruyen la tierra.
19. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y se vió en su templo el arca de su testamento, y hubo rayos, voces, truenos, un terremoto, y granizo gigante.
Apocalipsis 10
1. Y ví otro ángel poderoso bajar del cielo, vestido con una nube, y -había- un arco iris sobre su cabeza, su rostro -era- como si fuese el sol, y sus pies como pilares de fuego,
2. Tenía en su mano un librito abierto, fijó su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra,
3. Y clamó a viva voz, como -cuando- un león ruge, y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
4. Y cuando los siete truenos habían publicado sus voces, estaba a punto de escribir, y oí una voz desde el cielo decirme, Sella esas cosas las cuales los siete truenos emitieron, y no las escribas.
5. Y el ángel que vi pararse sobre el mar y la tierra levantó su mano al cielo,
6. Y juró por el que vive para siempre jamás, quien creó el cielo, y las cosas que en él hay, la tierra y las cosas que en ella hay, y el mar y las cosas que en él hay, que no ha de haber más tiempo,
7. Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar, el misterio de Dios se ha de finalizar, tal como -lo- ha declarado a sus siervos los profetas.
8. Y la voz la cual oí del cielo, me habló de nuevo, y dijo, Ve -y- toma el librito el cual está abierto que está en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
9. Y fui hasta el ángel, y le dije, Dame el librito. Y me dijo, Tóma-lo-, y cómelo, y hará amargo tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
10. Tomé entonces el librito de la mano del ángel, y lo comí, y fue dulce en mi boca como la miel, luego tan pronto como lo hube comido, mi vientre se amargó.
11. Y me dijo, Debes profetizar de nuevo ante muchas gentes, naciones, lenguas, y reyes.
Apocalipsis 9
1. Y el quinto ángel tocó, y vi caer del cielo a la tierra una estrella, y a él le fue dada la llave del abismo sin fondo.
2. Y él abrió el abismo sin fondo, y humo se levantó del abismo, como el humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por razón del humo del abismo.
3. Y del humo salieron langostas hacia la tierra, y a ellas les fue dado poder, como el que tienen los escorpiones de la tierra.
4. Y se les mandó que no hicieran daño a la hierba de la tierra, ni a cosa verde o a árbol alguno, sino sólo a aquellos hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.
5. Y les fue dado que no los mataran, sino que fueran atormentados por cinco meses, y su tormento -era- como el tormento de un escorpión cuando ataca a un hombre.
6. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán, y desearán morir, y la muerte de ellos huirá.
7. Y las langostas tenían forma como de caballos preparados para la batalla, y en sus cabezas -había- como si fueran coronas como de oro, y sus rostros -eran- como rostros de hombres.
8. Tenían cabello como el cabello de las mujeres, y sus dientes eran como de leones.
9. Tenían corazas, como si fueran corazas de hierro, y el sonido de sus alas -era- como el sonido de carruajes de muchos caballos corriendo hacia la batalla.
10. Tenían colas como de escorpiones, y había aguijones en sus colas, y su poder -estaba- para herir a los hombres por cinco meses.
11. Y tenían un rey sobre ellas, el cual es el ángel del abismo sin fondo, cuyo nombre en lengua Hebrea -es- Abadón, pero en lengua Griega tiene por nombre Apolión.
12. Ha pasado un ay; -y- mirad que vienen dos ays más de aquí en adelante.
13. Y el sexto ángel tocó, y oí una voz desde los cuatro cuernos del altar de oro el cual está delante de Dios,
14. Diciéndo-le- al sexto ángel el cual tenía la trompeta, Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates.
15. Y los cuatro ángeles fueron desatados, los cuales estaban preparados para matar a la tercera parte de los hombres a cierta hora, día, mes, y año.
16. Y el número del ejército de los jinetes -era- de doscientos mil millares, y oí el número de ellos.
17. Y así vi a los caballos en la visión, y a los que se sentaban en ellos: tenían corazas de fuego, de jacinto y azufre, las cabezas de los caballos -eran- como cabezas de leones, y de sus bocas brotaba fuego, humo y azufre.
18. Por estos tres fue muerta la tercera parte de los hombres, por el fuego, por el humo, y por el azufre que brotaba de sus bocas.
19. Pues su poder está en la boca, y en las colas, ya que sus colas -eran- como serpientes, que tenían cabezas, y con ellas hacen daño.
20. Y el resto de los hombres que no murieron por estas plagas todavía no se arrepintieron de las obras de sus manos, para no adorar a diablos, a ídolos de oro, de plata, de bronce, piedra, y madera, los cuales no pueden ver, ni oír ni andar,
21. Ni Tampoco se arrepintieron de sus asesinatos, ni de sus brujerías, ni de sus robos, ni de su fornicación.
Apocalipsis 8
1. Y cuando hubo abierto el séptimo sello, hubo silencio en el cielo por espacio de una media hora.
2. Y vi los siete ángeles que se paraban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.
3. Y otro ángel llegó y se paró ante el altar, teniendo un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso, para que -lo- ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, el cual estaba delante del trono.
4. Y el humo del incienso, -el cual venía- con las oraciones de los santos, ascendía delante de Dios saliendo de la mano del ángel.
5. Y el ángel tomó el incensario, lo llenó con fuego del altar, y -lo- arrojó hasta la tierra, y hubo voces, truenos, rayos, y un terremoto.
6. Y los siete ángeles los cuales tenían las siete trompetas se prepararon para tocar-las-.
7. El primer ángel tocó, y -le- siguió granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron lanzados a la tierra, y fue quemada la tercera parte de los árboles, y toda la hierba verde se quemó.
8. Y el segundo ángel tocó, y como una gran montaña ardiendo con fuego fue arrojada al mar; y la tercera parte del mar vino a ser sangre;
9. Y la tercera parte de las criaturas que estaban en el mar y tenían vida, murió, y la tercera parte de las naves fue destruida.
10. Y el tercer ángel tocó, y una gran estrella del cielo cayó, ardiendo como si fuera una lámpara, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas,
11. Y el nombre de la estrella es llamado Ajenjo, y la tercera parte de las aguas se volvió ajenjo, y muchos hombres murieron por las aguas porque se hicieron amargas.
12. Y el cuarto ángel tocó, y la tercera parte del sol fue lastimada, junto con la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, tanto así que la tercera parte de ellos fue oscurecida, y el día dejó de brillar una tercera parte de él, y de igual forma la noche.
13. Y observé, y oí a un ángel volar en medio del cielo, diciendo a viva voz, Ay, ay, ay, de los habitantes de la tierra por razón de los otros toques de trompeta de los tres ángeles los cuales aún están por sonar!
Apocalipsis 7
1. Y después de estas cosas vi cuatro ángeles parados en las cuatro esquinas de la tierra, sosteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que el viento no soplara en la tierra, ni en el mar, ni a ningún árbol.
2. Y vi a otro ángel ascendiendo del oriente, teniendo el sello del Dios vivo, y gritó a viva voz a los cuatro ángeles, a quienes les fue dado hacer daño a la tierra y al mar,
3. Diciendo, No le hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.
4. Y oí el número de los que fueron sellados, -y fueron- sellados ciento cuarenta -y- cuatro mil de todas las tribus de los hijos de Israel.
5. De la tribu de Judá -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Rubén -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Gad -fueron- sellados doce mil.
6. De la tribu de Aser -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Neftalí -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Manasés -fueron- sellados doce mil.
7. De la tribu de Simeón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Leví -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Isacar -fueron- sellados doce mil.
8. De la tribu de Zabulón -fueron- sellados doce mil. De la tribu de José -fueron- sellados doce mil. De la tribu de Benjamín -fueron- sellados doce mil.
9. Después de esto observé, y, he aquí, una gran multitud, la cual ningún hombre podía numerar, de todas las naciones, y familias, y pueblos, y lenguas, parados delante del trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas, y palmas en sus manos,
10. Y clamaban a viva voz, diciendo, Salvación para nuestro Dios el cual se sienta en el trono, y para el Cordero.
11. Y todos los ángeles se paraban alrededor del trono, -de- los -hermanos- mayores, y -de- las cuatro bestias, y se postraban delante el trono sobre sus rostros, y adoraban a Dios,
12. Diciendo, Amén; Bendición, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza para nuestro Dios por siempre jamás. Amén.
13. Y uno de los -hermanos- mayores respondió, diciéndome, ¿Quienes son estos ataviados con túnicas blancas? ¿Y de dónde vinieron?
14. Y yo le dije, Señor, tú sabes. Y él me dijo, Estos son los que salieron de -la- gran tribulación, han lavado sus túnicas, y las han hecho blancas en la sangre del Cordero.
15. Por tanto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que se sienta en el trono morará entre ellos .
16. No padecerán más hambre ni ya más sed, tampoco el sol ni calor alguno sobre ellos se posará.
17. Pues el Cordero que está en medio del trono los alimentará, y los conducirá a fuentes vivas de agua, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Apocalipsis 6
1. Y vi cuando el Cordero abría uno de los sellos, y oí, como si fuera el ruido de -un- trueno, a una de las cuatro bestias decir, Ven a ver.
2. Y vi, y he aquí un caballo blanco, y el que se sentaba en él tenía un arco, y una corona le fue dada, y salió conquistando,y para conquistar.
3. Y cuando él hubo abierto el segundo sello, oí a la segunda bestia decir, Ven a ver.
4. Y salió otro caballo rojo, y le fue dado -poder- al que se sentaba en él para quitar la paz de la tierra, y para que se mataran los unos a los otros, y a él le fue dada una gran espada.
5. Y cuando hubo abierto el tercer sello, oí a la tercera bestia decir, Ven a ver. Y observé, y he aquí un caballo negro, y el que se sentaba en él tenía un par de balanzas en su mano.
6. Y oí a una voz en medio de las cuatro bestias decir, Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario, y no dañes el aceite ni el vino.
7. Y cuando hubo abierto el cuarto sello, oí la voz de la cuarta bestia decir, Ven a ver.
8. Y miré, y he aquí un caballo pálido, y el nombre del que se sentaba en él era La Muerte, y el Infierno proseguía tras él. Y a ellos les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con la muerte, y con las bestias de la tierra.
9. Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que fueron muertos por la palabra de Dios, y por el testimonio que sostenían,
10. Y clamaban a viva voz, diciendo, ¿Cuánto más, Oh Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre a los que moran en la tierra?
11. Y túnicas blancas les fueron dadas a cada uno de ellos, y se les dijo, que reposaran todavía por un rato, hasta que también -el número de- sus siervos compañeros y hermanos que debían ser muertos tal como ellos, se completara.
12. Y cuando hubo abierto el sexto sello miré, y he aquí que hubo un gran terremoto, y el sol vino a ser negro, así como cilicio de pelo -de cabra-, y la luna vino a ser como sangre;
13. Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, así como un higuera lanza sus higos prematuros, cuando es sacudida por un fuerte viento.
14. Y el cielo se apartó como un rollo cuando enrollado es, y todas las montaña e islas fueron mudadas de su lugar.
15. Y los reyes de la tierra, los grandes hombres, los hombres ricos, los capitanes jefes, los hombres fuertes, todo hombre esclavo y todo hombre libre, se escondían en las madrigueras y en las rocas de las montañas,
16. Y le decían a las rocas y a las montañas, Caed sobre nosotros, y ocultdnos del rostro del que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero,
17. Porque el gran día de su ira está por venir, ¿Y quién podrá sostenerse?
Apocalipsis 5
1. Y vi en la mano derecha del que se sentó en el trono un libro escrito por dentro y por su espaldar, sellado con siete sellos.
2. Y vi a un fuerte angel proclamando a alta voz, ¿Quién es digno de abrir el libro, y de soltar sus sellos?
3. Y ningún hombre -ni- en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, era capaz de abrir el libro, ni de mirar en él.
4. Y yo lloré mucho, porque ningún hombre se halló digno de abrir y leer el libro, ni de mirar en él.
5. Y uno de los -hermanos- mayores me dice, No llores; mira que el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha prevalecido para abrir el libro, y despegar los siete sellos de él.
6. Y observé, y he aquí, en medio del trono y de las cuatro bestias, y en medio de los -hermanos- mayores, se paró un cordero, como si hubiera sido muerto, teniendo siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7. Y llegó y tomó el libro de la mano derecha del que se sentaba en el trono.
8. Y cuando hubo tomado el libro, las cuatro bestias -y los- venticuatro -hermanos- mayores se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno de ellos arpas, y frascos de oro llenos de fragancias, los cuales son las oraciones de los santos.
9. Y cantaron una nueva canción, diciendo, Eres digno de tomar el libro, y abrir sus sellos, porque fuiste muerto, y nos has redimido para Dios por tu sangre de toda familia, lengua, pueblo, y nación;
10. Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y vamos a reinar en la tierra.
11. Y observé, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de las bestias y de los -hermanos- mayores, y el número de ellos era diez mil veces diez mil millares de millares;
12. Diciendo a alta voz, Digno es el Cordero que fue muerto de recibir poder, riquezas, sabiduría, fuerza, honor, gloria y bendición.
13. Y a cada criatura que está en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, como a las que están en el mar, y a todas las que están en ellos, -les- oí decir, Bendición, honor, gloria, y poder, para el que se sienta en el trono y para el Cordero por siempre jamás.
14. Y las cuatro bestias decían, Amén. Y los venticuatro -hermanos- mayores se postraban y adoraban al que vive por siempre jamás.
Apocalipsis 4
1. Después de esto miré, y he aquí una puerta en el cielo abierta, y la primera voz que oí como si fuera de trompeta hablándome, la cual dijo, Sube acá, y te daré a conocer las cosas que deben ser de aquí en adelante.
2. E inmediatamente me encontré en el espíritu, y, he aquí, que un trono en el cielo estaba establecido, y -uno- sentado en el trono.
3. Y el que se sentaba se parecía a una piedra de jaspe y de cornalina, y -había- un arco iris alrededor del trono, -que- se veía como una esmeralda.
4. Y rodeando el trono -había- venticuatro asientos, y en los asientos ví sentados venticuatro -hermanos- mayores vestidos con atavíos blancos, y tenían en sus cabezas coronas de oro.
5. Y del trono procedían rayos, truenos y voces, y -había- siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios.
6. Y delante del trono -había- un mar de vidrio como el cristal; y en medio del trono, y rodeando el trono, -había- cuatro bestias llenas de ojos por delante y por detrás.
7. Y la primera bestia -era- como un león, la segunda bestia como un ternero, la tercera bestia tenía un rostro como el de hombre, y la cuarta -era- como un águila volando.
8. Y cada una de las cuatro bestias tenía seis alas a su alrededor, y -estaban- llenas de ojos por dentro. Y ni de día ni de noche reposan, diciendo, Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, el cual era, es, y está por venir.
9. Y cuando esas bestias le dan la gloria el honor y las gracias al que se sentó en el trono, quien vive por siempre jamás,
10. Los venticuatro -hermanos- mayores se postran delante del que se sentó en el trono, adoran al que vive por siempre jamás, y sus coronas arrojan delante del trono, diciendo,
11. Tú eres digno, Oh Señor, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque has creado todas las cosas, y por tu agrado son y fueron creadas.
Apocalipsis 3
1. Y al ángel de la congregación de Sardis escríbe: Estas cosas dice el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas: Conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
2. Estad alerta, y fortalece las cosas que quedan, que están prontas a morir, pues no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
3. Recuerda por tanto cómo recibiste y oíste, aférrate con firmeza y arrepiéntete. Si no vigilas por tanto, llegaré a ti como un ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre tí.
4. Tú tienes unos cuantos nombres aún en Sardis los cuales no han contaminado sus vestiduras, y andarán conmigo de blanco, porque son dignos.
5. El que venza, este mismo seá vestido con un atavío blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que ante mi Padre y ante sus ángeles confesaré su nombre.
6. El que preste oído que oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
7. Y al ángel de la congregación de Filadelfia escríbe: Estas cosas dice el que es santo, el que es verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ningún hombre cierra, y -si- él cierra ningún hombre abre:
8. Conozco tus obras, mira que he puesto delante de ti una puerta abierta, y ningún hombre puede cerrarla, pues tienes poca fuerza, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
9. Mira que haré de los de la sinagoga de Satanás, los cuales dicen ser Judíos, y no lo son, sino que mienten, mira que haré que ellos vengan y adoren delante de tus pies, y conozcan que yo te he amado.
10. Porue has guardado la palabra de mi paciencia, también te guardaré de la hora de la tentación, la cual vendrá sobre todo el mundo, para probar a los que moran sobre la tierra.
11. Mira que yo vengo de repente; agarra con firmeza aquello que tienes, para que ningún hombre atrape tu corona.
12. Al que venza -lo- haré un pilar en el templo de mi Dios, y no saldrá más, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual llega desde el cielo de mi Dios, y -sobre él escribiré- mi nuevo nombre.
13. El que preste oído que oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.
14. Y al ángel de la congregación de los Laodiceanos escríbe: Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el comienzo de la creación de Dios:
15. Conozco tus obras, que ni frío ni caliente eres; quisiera que fueras -o- frío o caliente.
16. Por eso entonces por ser tibio, y ni frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17. Porque dices, Soy rico, e incrementado en bienes, y de nada tengo necesidad; no sabes que eres desdichado, pobre, miserable, ciego y desarrapado.
18. Te aconsejo que me compres oro tratado en el fuego, para poder ser rico, y un atavío blanco para que puedas ser vestido, y la vergüenza de tu desnudez no aparezca, y unjas tus ojos con colirio, y así ver puedas.
19. A cuantos amo, reprendo y castigo; sé celoso por tanto y arrepiéntete.
20. Mira que me paro a la puerta, y golpeo, si algún hombre oye mi voz, y abre la puerta, a él entraré, cenaré con él, y él conmigo.
21. Al que venza le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como también yo vencí, y con mi Padre en su trono me he establecido.
22. El que preste oído que oiga lo que el Espíritu le dice a las congregaciones.