¡Ay de ti que despojas sin -haber sido- despojado, y que tratas de manera traicionera -a quienes- no te trataron de manera traicionera! Cuando ceses de despojar, serás despojado, -y- cuando dejes de tratar de manera traicionera, ellos te van a tratar de manera traicionera.
2. Oh SEÑOR, sé clemente con nosotros, -que- te hemos aguardado, sé tú el brazo de ellos cada mañana, -y- también nuestra salvación en el momento de los problemas.
3. Ante el ruido del tumulto las gentes huyeron, ante tu levantamiento. las naciones se esparcieron.
4. Y tus despojos serán reunidos -como cuando- se reúnen las orugas, -y- como corren las langostas de aquí para allá, -así- correrá él sobre ellos.
5. El SEÑOR se exalta, porque mora en las alturas; él ha llenado a Sion de juicio y justicia.
6. La sabiduría y el conocimiento serán la fuerza de la salvación -y- la estabilidad de tus tiempos; el temor del SEÑOR -es- su tesoro.
7. He aquí que sus valientes clamarán en las afueras, -y- los embajadores de paz llorarán amargamente.
8. Las carreteras yacen en escombros, cesan los caminantes, -pues- él quebró el convenio, despreció las ciudades, -y- no le importó hombre alguno.
9. La tierra se lamenta -y- languidece, Líbano está avergonzado y talado, Sarón es como un yermo, y Basán y Carmelo sacuden -sus frutos-.
10. Ahora pues me alzaré, dice el SEÑOR, ahora seré exaltado, -y- ahora -mismo me levantaré.
11. Concebiréis paja, daréis a luz rastrojo, -y- vuestro aliento como fuego os devorará.
12. Y el pueblo será -como- cal ardiendo, -y como- espinas cortadas arderán en el incendio.
13. + Oíd, vosotros -de- lejos lo que yo he hecho, -y- vosotros -que estáis- cerca, reconoced mi poder.
14. Los pecadores en Sion tienen miedo, -pues- el temor ha sorprendido a los hipócritas. ¿Quién entre nosotros morará con el fuego devorador? ¿Quién entre nosotros morará con -las- llamas eternas?
15. El que camina con justicia, y habla con rectitud, el que desprecia la ganancia -fruto- de las opresiones, que sacude sus manos -y no- sostiene sobornos, que tapa sus oídos para no oír -sucesos- de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal;
16. Él morará en lo alto, su lugar de defensa -serán- las fortificaciones de las rocas; pan le será dado, -y- sus aguas -serán- seguras.
17. Tus ojos mirarán al rey en su belleza, contemplarán la tierra que está muy lejos.
18. Tu corazón meditará -con- terror: ¿Dónde -está- el escriba? ¿Dónde el contador? ¿Dónde el que contaba las torres?
19. No verás un pueblo fiero, un pueblo que puedas percibir de un habla más profunda, -y- de una lengua tartamuda -que- no -puedes- entender.
20. Mira a Sion, la ciudad de nuestras solemnidades, tus ojos verán a Jerusalén, una habitación tranquila, un tabernáculo -que- no será derribado, ni ninguna de sus estacas será alguna vez removida, tampoco ninguna de sus cuerdas será rota.
21. Sino que allí el glorioso SEÑOR -será- para nosotros un lugar de anchos ríos -y- arroyos, en donde no andará galera -alguna- con remos, ni galantes naves pasarán por allí.
22. Porque el SEÑOR nuestro juez, el SEÑOR nuestro legislador, -y- el SEÑOR nuestro rey, él nos salvará.
23. Se soltaron tus aparejos, no pudieron fortalecer bien sus mástiles, no pudieron extender la vela; se divide entonces el botín de un gran despojo, -y- los cojos toman el botín.
24. Y el habitante no dirá, Estoy enfermo, -porque a- las gentes que moren allí -les serán- perdonadas -sus- iniquidades.