Isaías 41

Guardad silencio delante de mí, Oh islas, y dejad que las gentes renueven -sus- fuerzas, que se acerquen, -y- luego hablen, reunámonos para -hacer un- juico.
2. ¿Quién alzó al justo del oriente, lo llamó a -ponerse- en pie, puso las naciones delante de él, y -lo- hizo gobernar sobre reyes? -Los- dio como polvo para su espada, -y- como rastrojo conducido hasta su arco.
3. Él los persiguió -y- pasó con seguridad, -aún- por el camino -por el que- no habían andado sus pies.
4. ¿Quién lo produjo y -lo- hizo, de llamar a las generaciones desde el comienzo? Yo el SEÑOR, -estoy con- la primera, y con la última, yo soy aquel.
5. Las islas -lo- vieron y temieron; los confines de la tierra tuvieron miedo, se acercaron y vinieron.
6. Cada uno ayudó a su vecino, y le dijo a su hermano, Ánimo.
7. Entonces el carpintero animó al orfebre, -y- el que ablanda con el martillo dijo al que golpea el yunque, -Está- listo para la soldadura, y lo fijó con clavos, -para que- no se pudiera mover.
8. Pero tú, Israel, -eres- mi siervo, Jacob a quien escogí, la simiente de Abraham mi amigo.
9. -Tú- a quien tomé de los confines de la tierra, te llamé de -entre- sus líderes, y te dije, -Eres- mi siervo; yo te he elegido, y no te he desechado.
10. + No temas, porque yo -estoy- contigo, no desmayes, porque yo -soy- tu Dios; yo te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, -y- con la mano derecha de mi justicia te sostendré.
11. He aquí que los que se indignaron contra ti se van a avergonzar y a confundir, -y- se tornarán en nada; los que peleen contigo perecerán.
12. Los buscarás, y no los encontrarás, a los que contendieron contigo; los que te hacen la guerra se tornarán en nada, -y- desaparecerán.
13. Porque yo el SEÑOR tu Dios -de- tu mano derecha -te- sostendré, diciéndote, No temas, te ayudaré.
14. No temas, -mi- gusano Jacob, -y- vosotros los hombres de Israel, -que- yo te ayudaré, dice el SEÑOR, tu redentor, el Santo de Israel.
15. Mira que voy a hacer de ti una nueva y filuda trilladora de dientes; vas a trillar las montañas, haciéndo-las- pequeñas, y a las colinas las volverás como bagazo.
16. Las aventarás, y el viento se las llevará, el torbellino las esparcirá, y tú te regocijarás en el SEÑOR, -y- te gloriarás en el Santo de Israel.
17. Los pobres y necesitados buscan agua, y nada -encuentran, y- su lengua desfallece de sed, yo el SEÑOR los oiré, -yo- el Dios de Israel no los desampararé.
18. Abriré ríos en los lugares altos, y fuentes en medio de los valles, haré del yermo un estanque de agua, y manantiales de agua -de- la tierra árida.
19. Plantaré cedros en el yermo, espinas de invierno, mirtos y olivos; colocaré en el desierto higos y pinos, junto con bojes,
20. Para que reunidos puedan ver, saber, considerar y entender que la mano del SEÑOR lo ha hecho, y -que- el Santo de Israel lo ha creado.
21. Armad -y exponed- vuestra causa, dice el SEÑOR; exponed vuestras fuertes -razones-, dice el Rey de Jacob.
22. Dejad que -las- saquen -a la luz-, y nos manifiesten -lo- que va a pasar; que muestren -también- los asuntos antiguos, -y- lo que -son ahora-, para que podamos considerarlos, y conocer el final de éstos, o declaradnos los asuntos que están por venir.
23. Dad a conocer las cosas que están por venir de aquí en adelante, para que podamos saber que vosotros -sois- dioses; sí, haced bien, o haced mal, para que podamos asustarnos contemplándo-lo- juntos.
24. Mirad que vosotros -sois traídos- de la nada, vuestra obra es inútil, -y quien- os escoge -comete- una abominación.
25. He erigido a -uno- del norte, y él vendrá; desde el nacimiento del sol invocará mi nombre, y vendrá sobre los príncipes como -pisando- argamasa, y como el alfarero pisando el barro.
26. ¿Quién -lo- declaró desde el comienzo, para que -lo- podamos conocer? ¿y -lo declaró- de antemano, para que podamos decir, -Él es- justo? Sí, nadie -hay- que muestre, sí, nadie -hay- que declare, sí, nadie -hay- que oiga vuestras palabras.
27. El primero -le dirá- a Sion, Mira -y- obsérvalos, y le daré a Jerusalén uno que traiga buenas nuevas.
28. Pues observé, y no -había- hombre -alguno-; aún entre ellos, y no -había- consejero que cuando yo les preguntara, pudiera responder palabra alguna.
29. Mirad que -son- todos -una- vanidad; sus obras -son- nada, y sus imágenes derretidas -son- viento y confusión.