En el año que el rey Uzías murió también vi al SEÑOR sentado sobre un trono, alto y enaltecido, y su séquito llenaba el templo.
2. Por encima permanecían los serafines, cada uno tenía seis alas; con dos él cubría su rostro, con dos cubría sus pies, y con dos volaba.
3. Y el uno clamaba al otro, diciendo, Santo, santo, santo -es- el SEÑOR de las huestes; la tierra entera -está- llena de su gloria.
4. los postes de la puerta se movían a la voz del que clamaba, y la casa se llenaba de humo.
5. + Entonces dije, ¡Ay de mi! Pues soy imperfecto; ya que -soy- un hombre de labios sucios, y moro en medio de un pueblo de labios sucios, porque mis ojos han visto al Rey, el SEÑOR de las huestes.
6. Entonces voló uno de los serafines hasta mí, teniendo un carbón vivo en su mano -que- había tomado con unas tenazas del altar,
7. Y lo colocó sobre mi boca, diciendo, Mira que he tocado tus labios, tu iniquidad se ha retirado, y tu pecado -ha sido- purgado.
8. También oí la voz del SEÑOR, que decía, ¿A quién voy a enviar, y quién irá por nosotros? Entonces dije, Aquí estoy yo, envíame.
9. + Y él dijo, Vé, y dile a éste pueblo, Oíd vosotros de verdad, pero no entendais; y ved de verdad, pero no percibais.
10. Engruesa el corazón de éste pueblo, haz pesados sus oídos, y cierra sus ojos, no sea que vean con ellos, oigan con sus oídos, entiendan en su corazón, se conviertan y sean sanados.
11. Entonces dije, Señor, ¿Hasta cuándo más? Y él respondió, Hasta que las ciudades sean desechadas y sin habitantes, las casas sin hombre -alguno-, y la tierra sea totalmente desolada,
12. Y el SEÑOR haya removido muy lejos a los hombres, y -haya- un gran abandono en medio de la tierra.
13. Pero en ella -habrá- una décima parte y -esta- retornará, y comida será; como el árbol de tilo, o el roble cuya riqueza en ellos -está- cuando echan -sus hojas-, -así también- la simiente santa su riqueza -será-.