De David, cuando los Zifeos vinieron a decirle a Saúl, ¿No está escondido David con nosotros?
1. Sálvame, Oh Dios por tu nombre, y júzgame por -medio- tu fuerza.
2. Oye mi oración, Oh Dios; presta oídos a las palabras de mi boca.
3. Pues los extranjeros se han levantado en mi contra, y los opresores buscan -y andan- detrás de mi alma; a Dios no han puesto delante de sí.
4. Mirad que Dios -es- mi auxiliador; el SEÑOR -está- con los que sostienen mi alma.
5. Con mal le pagará a mis enemigos: apártalos de un tajo con tu verdad.
6. Libremente te sacrificaré, alabaré tu nombre, Oh SEÑOR, pues -esto es- bueno.
7. Ya que de todo apuro me ha librado, y mi ojo ha visto -su deseo- sobre mis enemigos.