Y le mandó al mayordomo de su casa, diciéndole, Llena los sacos de los hombres de comida, tanto como puedan llevar, y pon las monedas de cada hombre en la boca de su saco.
2. Y pon mi copa, la copa de plata, en la boca del saco del menor, junto con sus monedas para el grano.
3. Tan pronto como amaneció, los hombres fueron despedidos junto con sus asnos.
4. Cuando se habían salido de la ciudad, no muy lejos, José le dijo a su mayordomo, Levántate, sigue a los hombres, y cuando los alcances, diles, ¿Por qué habéis devuelto mal por bien?
5. ¿No -es ésta- en la que mi señor bebe, y por la cual por cierto el adivina? Habéis hecho mal al hacerlo así.
6. + Y él los alcanzó, y les habló estas mismas palabras.
7. Y ellos le dijeron, ¿Por qué dice mi señor estas palabras? Dios no permita que tus siervos vayan a hacer tal cosa.
8. Mira que las monedas que encontramos en las bocas de nuestros sacos, las trajimos de nuevo a tí desde la tierra de Canaán: ¿cómo entonces vamos a robar de la casa de tu señor plata u oro?
9. Con quien sea de tus siervos que se encuentre, que muera él y además también seremos esclavos de mi señor.
10. Y él dijo, Ahora pues, -que sea- también de acuerdo a tus palabras: al que se le encuentre será mi criado, y vosotros quedaréis inocentes.
11. Entonces rápidamente cada hombre bajó su saco al suelo, y lo abrió.
12. Y él buscó, comenzando con el mayor y terminando con el menor: y la copa se encontró en el saco de Benjamín.
13. Ellos entonces razgaron sus vestiduras, cada hombre cargó su asno, y retornaron a la ciudad.
14. + Y Judá y sus hermanos llegaron a la casa de José, porque aún -estaba- allí, y se postraron en tierra delante de él.
15. Y José les dijo, ¿Qué cosa habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede adivinar con certeza?
16. Y Judá dijo, ¿Qué vamos a decirle a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿O cómo nos vamos a excusar? Dios ha hallado iniquidad en tus siervos, he aquí que -somos- los criados de mi señor, tanto nosotros como a quien se le halló la copa.
17. Y él dijo, No permita Dios que yo lo vaya a hacer: -más bien- el hombre en cuya mano se encuentre la copa, será mi criado, y acerca de vosotros, levantaos e id en paz hasta donde vuestro padre.
18. + Entonces Judá se le acercó, y dijo, Oh señor mío, te ruego dejes a tu siervo hablar unas palabras a oídos de mi señor, sin que tu ira se encienda contra tu siervo, ya que -eres- incluso como el Faraón.
19. Mi señor le preguntó a los siervos de él diciendo, ¿Tenéis un padre o un hermano?
20. Y dijimos a mi señor, Tenemos un padre anciano, y un hijo de su vejez, un pequeñito, cuyo hermano está muerto, y sólo él le queda de su madre, y su padre lo ama.
21. Y dijiste a tus siervos, Traédmelo para que pueda verlo.
22. Y dijimos a mi señor, El muchacho no puede dejar a su padre, porque -si- lo fuera a dejar, -su padre- moriría.
23. Y tu dijiste a tus siervos, A menos que vuestro hermano menor venga con vosotros, no veréis más mi rostro.
24. Y sucedió que cuando llegamos hasta donde tu siervo mi padre, le contamos las palabras de mi señor,
25. Y nuestro padre dijo, Id de nuevo a comprarnos un poco de comida.
26. Y dijimos, no podemos ir; si nuestro hermano menor está con nosotros, bajaremos entonces, porque puede que no veamos el rostro del hombre, a menos que nuestro hermano menor -esté- con nosotros.
27. Y tu siervo mi padre nos dijo, Sabéis que mi esposa me dió a luz dos,
28. Y el uno se fue de mi, y yo dije, Por cierto que ha sido despedazado; y no lo veo desde entonces;
29. Y si también me arrebatáis a este, y una desgracia le acontece, con dolor bajaréis mis canas al sepulcro.
30. Ahora por tanto cuando yo llegue hasta donde tu siervo mi padre, y el muchacho no -esté- con nosotros viendo que su vida depende de la vida del muchacho,
31. Sucederá que cuando vea que el muchacho no -está-, morirá, y tus siervos llevarán las canas de tu siervo nuestro padre con dolor a la tumba.
32. Pues tu siervo se ofreció como garantía para el muchacho, diciendo, Si no te lo traigo, entonces llevaré la culpa delante de mi padre para siempre.
33. Ahora pues te ruego que dejes que tu siervo permanezca como esclavo delante de mi señor en lugar del muchacho, y dejes ir al muchacho con sus hermanos.
34. Porque ¿cómo subiré hasta donde mi padre sin el muchacho? No sea por ventura que vea el mal que le va a sobrevenir a mi padre.