En ese tiempo Nerodac-baladán, el hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que había estado enfermo y se había recuperado.
2. Y Ezequías se alegró con ellos, y les mostró la casa con sus objetos preciosos, la plata, el oro, las especies, los valiosos ungüentos, toda la casa de sus armaduras, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo nada de su casa, o de todo su dominio que Ezequías no les -hubiera- mostrado.
3. + Entonces vino Isaías el profeta hasta el rey Ezequías, y le dijo, ¿Qué dijeron éstos hombres? ¿Y de dónde vinieron hasta ti?
Y Ezequías dijo, han venido de un país lejano hasta mí, de la misma Babilonia.
4. Dijo entonces él, ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió, Todo lo que -está- en mi casa vieron. No hay nada de mis tesoros que no les haya mostrado.
5. Entonces dijo Isaías a Ezequías, Oye la palabra del SEÑOR de las huestes:
6. Mira que vienen los días en los que todo lo que -está- en tu casa, y -aquello- que tus padres han atesorado hasta este día, será llevado a Babilonia, -y- nada quedará, dice el SEÑOR.
7. Y a tus hijos que broten de tí, que vayas a engendrar, los van a llevar lejos, y van a ser eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
8. Entonces le dijo Ezequías a Isaías, Buena -es- la palabra que has hablado. Además dijo, Porque habrá paz y verdad en mis días.