CREDO DEL SOLDADO DE LOS HIJOS DE DAVID

 
Somos soldados. Somos vencedores.
Nuestro llamado es luchar en las guerras de nuestro Señor. Ese es nuestro destino; hacer retroceder a nuestro adversario, vencerlo y propinarle una derrota aplastante.
Somos agresores. Somos atacantes. Somos vencedores. Ese es nuestro llamamiento y nuestra misión.
Tomaremos la iniciativa y le sacaremos ventaja al Enemigo. Libraremos esta guerra lo mejor que podamos.
Nos entregaremos de lleno a ella. Combatiremos con corazón, mente, cuerpo y alma. Ganaremos la guerra. ¡Aprenderemos a pasarla en grande aplastando al Enemigo y rescatando de sus garras a nosotros mismos, a nuestros hermanos y a los perdidos!
¡Nos apoderaremos del mundo en nombre de nuestro Rey, Esposo y Comandante en Jefe! Es nuestra meta, el centro de nuestra atención, la meta por la que prometemos vivir, respirar y luchar cada día.
Haremos que el Enemigo huya despavorido de vuelta al Infierno, porque nos hacemos conductos del pleno poder de Dios al emplear las armas espirituales invencibles que nos ha confiado.
Al enfrentar al Diablo adoptaremos la actitud de soldados experimentados que no se sorprenden, asustan ni desconciertan con las tácticas del Enemigo, han vivido lo peor y salido triunfantes y saben que gracias al poder de las armas espirituales todo ataque culminará en la derrota de nuestro adversario.
Tomaremos medidas para perfeccionarnos en el empleo de las armas del amor y la unidad, que son de las principales que nos ayudarán a ganar discípulos de todas las naciones y conquistar el mundo para Jesús.
Somos un peligro inflexible para el reino de Satanás. Somos una fuerza invasora agresiva que conquista el territorio del Enemigo.
Somos resistentes y poderosos espiritualmente, porque tenemos un Dios resistente y poderoso. Somos fuertes en Él y en el poder de Su fuerza.
Somos los hijos de David y estamos destinados a ser lumbreras en medio de las tinieblas más espesas, aguantar hasta el fin y recibir la corona de vida, a ser hombres y mujeres de fe que obrarán prodigios, a ayudar a predicar el Evangelio en todas las naciones, ante reyes y gobernadores, ante multitudes hambrientas y turbas enojadas, a fin de conducir a muchos a nuestro Esposo y dar un testimonio mayor que el de nadie que haya pasado antes de nosotros. A fin de cumplir nuestra misión en la Tierra.
Nos comprometemos a convertirnos en soldados competentes y expertos en el arte de la guerra espiritual.
Estamos decididos a concentrarnos en hacernos soldados ofensivos.
Preveremos la próxima jugada del Diablo e impediremos que la lleve a cabo.
Estamos decididos a tomar por asalto las puertas de los baluartes de Satanás.
Nos comprometemos a aprender a luchar con eficacia.
Estamos decididos a no dejarnos intimidar ni desanimar por las batallas.
Optamos por gozar del combate y disfrutar de la ocasión de herir al Enemigo donde le duele.
Tomamos la determinación de acostarnos por la noche y levantarnos por la mañana empuñando las armas.
Estamos decididos a estudiar en todo momento nuevas formas de derrotar, sorprender y aplastar al Enemigo.
No vacilaremos en nuestro conocimiento de que somos luchadores avezados y experimentados, de que somos peligrosos para el Enemigo y tenemos el poder para derrotarlo en cada ocasión.
Nos comprometemos a trabar combate con el Enemigo. Estamos decididos a concentrarnos en la victoria.
Estamos decididos a emboscar, aplastar, masacrar, borrar del mapa y hacer pedazos al Diablo.
Estamos decididos a aprender a prever y prevenir los movimientos del Enemigo.
Nos comprometemos a combatir y matar a los diablejos de Satanás donde sea que nos los encontremos. Estamos decididos a emplear todo el poder espiritual que tenemos a nuestra disposición.
Estamos decididos a recibir las batallas con los brazos abiertos, porque son nuestras maestras, nos infunden fortaleza y sabiduría, nos convierten en adversarios más temibles y nos equipan para ser soldados más eficaces.
Nos comprometemos a persistir, empleando la llave de la determinación.
Estamos decididos a no darnos por vencidos hasta ver la victoria, a no descansar hasta que nuestro Enemigo esté aniquilado. Estamos decididos a combatirlo con todo nuestro corazón, alma, cuerpo y fuerzas.
Estamos decididos a ser blancos móviles. Nos comprometemos a avanzar adentrándonos en el territorio del Enemigo‚ atacando primero sin esperar a que nos ataque.
Combatiremos al Enemigo con pasión y fervor y no nos rendiremos hasta ver la victoria. No descansaremos hasta ver derrotado a nuestro Enemigo.
Estamos resueltos a vapulear al Enemigo, asaltarlo, bombardearlo‚ combatirlo, hacerlo pedazos, confundirlo y, finalmente‚ borrarlo del mapa.
Estamos decididos a emplear toda nuestra potencia de fuego y a aplastar por completo sus fuerzas.
Empuñaremos el arma invencible de la alabanza en cada situación, independientemente de lo que sintamos.
Blandiremos nuestra arma del don de profecía y con ella tendremos conocimiento previo de los ataques del Enemigo y trazaremos el plan para la victoria.
¡Emplearemos con destreza el arma de amar íntimamente a nuestro Esposo, hasta que se nos conozca como sus esposas íntimas que vencen en toda batalla!
Empuñaremos el arma de la humildad, aun cuando no tengamos ningún deseo de hacerlo.
Utilizaremos con diligencia el arma de concentrarnos en el poder y anularemos todo intento de nuestro adversario de distraernos y confundirnos.
Arremeteremos con el arma de las llaves, sabiendo que su poder no tiene igual y que tenemos garantizada la victoria.
Blandiremos el arma del amor y la unidad, sabiendo que vence a Satanás.
Dependeremos del arma de la oración. Ejercitaremos y extenderemos nuestra fe en este aspecto invocando los milagros que se nos han prometido.
Dependeremos de que nuestro Esposo nos posea plenamente, porque aunque somos débiles, Él es fuerte en nosotros. Dependeremos del arma de trabajar en unión con nuestros espíritus ayudantes, y gracias a ellos seremos todo lo que nuestro Esposo necesita.
Desataremos el arma de la Palabra contra nuestro adversario, y no descansaremos hasta derrotarlo.
¡Elegimos ir al frente y ser los atacantes, los agresores, los vencedores!
¡Perseveraremos, resistiremos y venceremos!

__________________________________________________________________________

Leave a Reply